17.10.15

La democracia española pisotea tu patria potestad y mata a tu nieto

Era cuestión de tiempo que ocurriera algo así. Una joven adolescente se queda embarazada y decide que quiere matar al hijo que lleva dentro. Los padres se oponen. Llega la “justicia” y pisotea tanto el derecho del no nacido, que ya ha sido ejecutado, como el de los padres. Acaba de ocurrir en Vigo, Galicia.

Se apela a que la familia estaba desestructurada. No conozco en detalle la situación, pero dado que los padres eran cristianos evangélicos, me cuesta mucho, muchísimo, creer que la desestructuración fuera más allá del hecho de que ellos no querían que se matara a su nieto y la hija sí. De momento la muchacha, que ya ha logrado el amparo para el crimen -moral, que no legal- que deseaba, está en un centro de acogida de menores. Y los servicios sociales, que sin la menor duda van camino de convertirse en este país en un instrumento de totalitarismo facistoide que atenta contra el derecho de los padres cuando estos son cristianos, dicen que van a mediar.

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16.10.15

Arrendará la viña a otros labradores

Son muchos los cristianos que se preguntan por qué permite Dios el mal en el mundo. Aun son más, probablemente, los que se preguntan por qué lo permite en el seno de su Iglesia. Sin ir más lejos, en este sínodo, al igual que en el del año anterior, el humo de Satanás ha contaminado el aire de la sana doctrina que la Iglesia tiene el deber de proclamar, salvo que quiera fornicar y adulterar con un mundo entregado a Satanás que anda ansioso por cobrarse esa pieza.

Ni que decir tiene que no tengo todas las respuestas a esas preguntas. Pero sí creo que los siguientes versículos nos dan algunas pistas:

Todo lo ha hecho el Señor para su fin, incluso al malvado para el día aciago.
Prov 16,4

No hay ningún mal que Dios no permita para un fin. Su soberanía es absoluta. Él crea al santo y al impío. Pero mientras que es autor de la santidad del santo, en ninguna manera es autor de la impiedad del impío. Simplemente, la consiente.

Y si nuestra injusticia sirve para mostrar la justicia de Dios, ¿qué vamos a decir? ¿Que Dios es injusto cuando descarga su ira? (estoy expresándome en términos humanos).
Rom 3,5

San Pablo está hablando de la infidelidad del pueblo de Israel -¿creemos que el pueblo de la Iglesia no puede caer en lo mismo?-, que sirve para mostrar la justicia de Dios cuando decide juzgar y castigar a dicho pueblo. Ahora bien, eso no significa que haya que obrar mal para que la justicia de Dios brille. Dice el apóstol inmediatamente:

Ahora bien, si la verdad de Dios queda resaltada con mi mentira y ello contribuye a su gloria, ¿por qué se me sigue juzgando como pecador? Y ¿por qué no hacer el mal para que venga el bien? Esto es lo que algunos afirman calumniosamente que nosotros decimos. Estos tales tienen bien merecida su condena.
Rom 3,7-8

El mal que Dios permite no solo es instrumento para mostrar su gloria y su justicia cuando lo juzga y castiga. También es permitido para ser instrumento de su gloria y misericordia:

… pues bien: Dios nos demostró su amor en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros. ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvados del castigo! Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvados por su vida!
Rom 5,8-10

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13.10.15

Gracias, cardenal

En medio de tanta confusión, jaleo, noticias confirmadas, desmentidas, medio aclaradas; en medio de tanto ataque a la fe de la Iglesia, ha surgido la voz de un hombre a quien el Señor ha puesto como pastor de su pueblo. Se trata del arzobispo de Nueva York, cardenal Timothy Dolan.

El cardenal estadounidense ha publicado una preciosa carta en la que llama a la Iglesia a proteger, acoger y ayudar a una nueva minoría. La de aquellos que, por pura gracia, quieren vivir en fidelidad a Dios a pesar de las dificultades. Así los describe el cardenal:

Acuden a mi mente aquellos que, confiando en la gracia y misericordia de Dios, se esfuerzan por vivir en la virtud y la fidelidad: Parejas que -dado el hecho de que, al menos en Norteamérica, solo la mitad de las parejas acceden al sacramento del matrimonio- se acercan a la Iglesia para el sacramento; Parejas que, inspiradas por la enseñanza de la Iglesia que afirma que el matrimonio es para siempre, ha perseverado en duras pruebas; parejas que reciben el regalo divino de tener varios hijos; un hombre y una mujer jóvenes que han escogido no vivir juntos hasta el matrimonio; un gay o una lesbiana que quieren vivir en castidad; una pareja que ha decidido que la mujer va a sacrificar una prometedora carrera profesional por quedarse en casa y criar a sus hijos – esta maravillosa gente se sienten a menudo como una minoría en su entorno cultural, pero a veces, ¡incluso dentro de la Iglesia! Creo que hay muchas más personas así de las que creemos, pero, dada la gran presión de esta época, a menudo se sienten excluidos.

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Si me hubieran dado una acreditación ante la Santa Sede, ya no la tendría


El P. Nicholas Gregoris es uno de tantos católicos, él sacerdote, a los que no nos hace ni pizca de gracia que se debata sobre la fe la Iglesia que está fundada “en la Santa Escritura” (San Juan Pablo II dixit) y que ha sido definida dogmáticamente por el concilio de Trento. Es como si nos planteáramos si tenemos que bautizar a los niños o esperar a que tengan uso de razón para que decidan ellos, o si somos justificados por la sola fe, o si el Papa es el Sucesor de Pedro y Vicario de Cristo. La mera discusión de lo que pertenece al depósito de la fe, una vez ha sido expuesto con autoridad por la Iglesia, es un escándalo para muchos. Sí, confiamos en que no cambiará de lo que no puede cambiar, pero entonces, ¿qué sentido tiene debatir sobre si se cambia o no?

Cuando el otro día el arzobispo canadiense Paul-André Duchorer fue preguntado si la cuestión de los divorciados vueltos a casar era pastoral o doctrinal, él dijo que precisamente eso era lo que se estaba debatiendo. Y añadió una ocurrencia muy “graciosa": “Si quiere doctrina, lea a Denzinger“.

Denzinger, por si algún lector no lo sabe, fue un teólogo católico alemán y el autor del Enchiridion symbolorum, definitionum et declarationum de rebus fidei et morum (Manual de los símbolos, definiciones y declaraciones en materia de fe y moral), libro conocido simplemente como “Denzinger” o el “Magisterio de la Iglesia". En otras palabras, el Denzinger lleva impresa la fe católica en sus páginas. 

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12.10.15

¿Quién restablece el buen nombre del profesor del colegio del Opus en Bilbao?

Cuando el diario El Mundo publicó el caso de un supuesto delito de abusos a un alumno por parte de un profesor de un colegio del Opus Dei en Bilbao, me puse inmediatamente a investigar el tema. Consulté con quien tenía que consultar y desde un primer momento me dijeron: no hay caso.

Lo primero de todo, se sabía que la justicia española había investigado el tema. Conclusión: no había tema. Resulta que la Iglesia también había tomado la iniciativa de investigar las acusaciones. Conclusión: no había nada cierto. Aun así, los padres del joven supuestamente abusado le fueron con la “historia” a Mons. Juan José Omella, obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, quien seguramente tuvo mucho que ver con lo que sucedió a continuación: carta al Papa y el Santo Padre ordena una nueva investigación. La misma ha tenido lugar con los mismos resultados. 

La Congregación para la Doctrina de la Fe ha determinado que los hechos denunciados «no han sido probados y, en consecuencia, se debe restablecer el buen nombre y la fama del acusado, sin que proceda adoptar, ulteriormente, ninguna otra medida en relación a la citada persona»… A esta conclusió se llega después de una amplia investigación -con las correspondientes pericias- que incluye «un minucioso análisis super actis, valorando los numerosos documentos públicos y privados».

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