5.09.15

¿No es a los de dentro a quienes juzgáis vosotros?

La idea de que la Iglesia no juzga la situación moral de sus fieles se da de tortas con la Revelación. A menos, claro, que arranquemos de nuestras Biblias todo el siguiente capítulo de 1ª de Corintios:

Se oye decir en todas partes que hay entre vosotros un caso de inmoralidad; y una inmoralidad tal que no se da ni entre los gentiles: uno convive con la mujer de su padre. ¿Y vosotros seguís tan ufanos? Estaría mejor ponerse de luto y expulsar de entre vosotros al que ha hecho eso.

Pues lo que es yo, ausente en el cuerpo, pero presente en espíritu, ya he tomado una decisión como si estuviera presente: reunidos vosotros en el nombre de nuestro Señor Jesús, y yo presente en espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús entregar al que ha hecho eso en manos de Satanás; para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el día del Señor.

Ese orgullo vuestro no tiene razón de ser. ¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa?
Barred la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ácimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo.

Así, pues, celebremos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ácimos de la sinceridad y la verdad.
En la carta que os escribí os decía que no os juntarais con los inmorales. No me refería a los inmorales de este mundo, ni tampoco a los codiciosos, a los estafadores o idólatras; para eso tendríais que salir de este mundo. Lo que de hecho os dije es que no os juntarais con uno que se llama hermano y es inmoral, codicioso, idólatra, difamador, borracho o estafador: con quien sea así, ni compartir la mesa.

¿Acaso me toca a mí juzgar a los de fuera? ¿No es a los de dentro a quienes juzgáis vosotros?

A los de fuera los juzgará Dios. Expulsad al malvado de entre vosotros.

1ª Cor 5

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4.09.15

Breves reflexiones (VIII)

Y un día me sentí velero que navegaba por donde soplaba el Espíritu Santo. Y me dije: “si sigues su rumbo nunca naufragarás, llegarás a buen puerto".

A la Dolorosa no entrego un cuerpo muerto, sino un alma redimida por su Hijo, confiando en su intercesión para mantenerme fiel.

Admira la discrección de San José. Contempla su fidelidad callada. Aprende de él a apreciar y velar el don del Verbo encarnado para tu salvación.

Santo, santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo. Y santo te quiere. Y santidad te concede. Y santidad te reclama. Y santo en su santidad serás si mueres a ti mismo para renacer en Cristo por el Espíritu Santo.

Señor, no tengas en cuenta mis pecados y fortaléceme en la fe de tu Iglesia, pues sin fe despojo soy, sin fe me derrumbo en la duda y el error, sin fe muero irremisiblemente.

Una sola palabra tuya, Señor, bastará para sanarme, para restaurar mi alma, para devolverme la vida que mi pecado enterró, para limpiarme de toda carnalidad que me aleja de ti.

¿Qué sería de mí sin tu misericordia? ¿qué sería de mi sin tu gracia? ¿qué sería de mí sin tu bondad? Mas por tu misericordia, gracia y bondad, me haces digno de entrar en tu presencia y contemplar tu Rostro.

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1.09.15

Don Rafael ha hecho lo correcto

En lo que cada vez está más claro que ha sido una jugada urdida para torcer el brazo de la Iglesia en relación a la cuestión de los transexuales, que es uno de los puntales de la ideología de género, Mons. Rafael Zornoza, obispo de Cádiz, ha actuado con la prudencia y sabiduría necesaria para solucionar lo que llevaba camino de ser un escándalo para muchos fieles católicos y un triunfo del “lobby” LGTB de España… y no solo de España.

Efectivamente, un transexual de San Fernando (Cádiz) solicitó ser padrino del bautismo de su sobrino. En una primera instancia, el párroco donde se iba a celebrar el sacramento, le dijo que no podía atender a esa petición. La diócesis andaluza publicó una nota explicando las razones de la negativa. Y entonces, la izquierda y el lobby gay salieron en tromba a atacar a Mons. Rafael Zornoza, y de paso a la Iglesia. Montaron manifestaciones, sacaron comunicados, amenazaron con denuncias, etc. O sea, lo habitual. El totalitarismo laicista e izquierdista pretende que la Iglesia acepte que sus sacramentos se celebren según las reglas de la ingeniería social que el PSOE impuso y el PP mantiene. Pero no, la Iglesia tiene su propia ley, su propia moral, su propia manera de administrar los sacramentos que el Señor dispuso para nuestra salvación. 

En esas estábamos cuando a don Rafael le empezaron a llegar consejos que le invitaban a reconsiderar su postura y admitir al transexual como padrino del bautismo. Entre ellos, el consejo de algunos de sus colegas del episcopado. No creo necesario contar en detalle lo que, en todo caso, corresponde al obispo de Cádiz relatar públicamente, si es que lo considera apropiado. Pero sí puedo decir que, a pesar de lo que los medios dijeron, -sobre todo un medio que vuelve a tener fuentes majestuosas en Añastro-, Mons. Mario Iceta, obispo de Bilbao y presidente de la subcomisión episcopal para la familia y la vida de la CEE, no estuvo en ningún momento detrás de un posible cambio de decisión en este asunto.

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31.08.15

Breves reflexiones (VII)

No se trata de que el cumplimiento de los preceptos de Dios nos cambie el corazón. Es más bien Dios quien nos cambia el corazón y, por tanto, nos capacita para cumplir sus preceptos, que pasan a ser nuestro deleite.

Si, como dice san Pablo, Cristo no consideró ser igual a Dios como cosa a la cual aferrarse, no oses apelar a tu presunta santidad como algo de lo cual presumir.

No tiene temor de Dios quienes desprecian el más pequeño de sus mandamientos. No aman a la Iglesia quienes la presentan como madastra por guiar a sus hijos por caminos de santidad.

Para quienes niegan la gravedad de los pecados, la ley divina es un estorbo a evitar, superar, transformar o enterrar. Para quienes viven en la gracia, la ley divina es inscrita a fuego, el del Espíritu Santo, en sus corazones.

La misericordia falsa que deja al alma esclavizada a los deseos de la carne es la música de los nuevos flautistas de Hamelín, que secuestran las almas de los niños y débiles en la fe.

Si ves en tu alma el más mínimo rastro de soberbia, implora a Dios que te la arranque, antes de que te consuma y te haga un despojo de cristiano.

No envidies la santidad del hermano. Da gloria a Dios por ella e implora que se te conceda la gracia suficiente para ser tú mismo santo.

Si Dios te concede ser maestro de otros es porque va a regalarte el don de ser su mejor discípulo, lo cual implica que seas humilde, paciente, sabio y piadoso.

La inmensidad redentora del sacrifico de Cristo en la Cruz da testimonio de la medida del poder de la gracia de Dios para transformar a los pecadores en santos.

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29.08.15

Cristo mismo sanará a los débiles en la fe que están siendo dañados

Consciente de su autoridad apostólica y de la necesidad de marcar pautas de comportamiento para el bien espiritual de los redimidos, el apóstol San Pablo dio en sus epístolas una serie de consejos destinados a todos los fieles, pero especialmente a los pastores que reciben el encargo de cuidar del rebaño de Cristo.

Leamos uno de esos consejos:

Os exhortamos, hermanos, a que amonestéis a los indisciplinados, animéis a los apocados, sostengáis a los débiles y seáis pacientes con todos.
1 Tes 5,14

Existe un tipo de debilidad que no es física sino espiritual. Es decir, fieles que, por las circunstancias que sean, sufren con cierta facilidad dudas, confusiones en torno a la fe. Tal cosa puede ocurrir por inmadurez, que se corrige creciendo en gracia, por culpa propia o por causas ajenas.

Hoy estamos siendo testigos directos de como algo externo a los fieles está siendo causa, y grave, de confusión. Lo peor de todo, es que San Juan Pablo II, ya advirtió, siquiera indirectamente, de ello, en la exhortación apostólica Familiaris consortio:

Hay además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio.

FC 84

Ciertamente no se ha admitido a los divorciados vueltos a casar a la Eucaristía. Pero el mero hecho de que se esté debatiendo sobre ese asunto, y además de la forma en que se está haciendo, con cardenales y obispos proponiendo tesis que se dan de tortas con las enseñanzas de la Iglesia en esa materia, está induciendo al error a muchos fieles de forma clara, notable y muy grave.

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