Excomunión y acceso a la comunión: breve lección a los medios ignorantes y manipuladores
Como cabía esperar, cualquier declaración del Papa sobre la situación de los divorciados vueltos a casar sería interpretada por los medios de comunicación como la puerta abierta al reconocimiento del adulterio -esa es la palabra que Cristo usa para referirse a quienes están en esa situación- y el acceso a la comunión de esas personas. El Papa dijo que los divorciados vueltos a casar no están excomulgados y los medios dan por hecho que les está permitiendo tomar la Eucaristía. Pues bien, no es así.
Doy por hecho que la mayor parte de los medios de comunicación seculares ignoran que existe una diferencia fundamental entre estar excomulgado y no poder comulgar. Luego están los medios de información religiosa perversos y manipuladores, que aun sabiendo la diferencia, hacen como si no existiera para torcer así el sentido de las palabras del Santo Padre.
Ciertamente todos los excomulgados no pueden comulgar, pero muchos de los que no pueden comulgar, sea de forma temporal o de forma “continua", no están excomulgados.
La excomunión supone literalmente la expulsión del bautizado de la Iglesia. Es la pena medicinal más “dura” y se aplica solo a determinados pecados o delitos. Entre ellos, el de la herejía, el cisma, el aborto y otros. El excomulgado queda fuera absolutamente de la vida eclesial, de tal forma que si muere en ese estado, ni siquiera podría recibir las exequias cristianas.
Como bien explica el P. Pedro María Reyes Vizcaíno:
Por lo demás, no sería legítimo afirmar la excomunión no es una institución evangélica: el Señor, en Mt 18, 17, establece la posibilidad de que la Iglesia expulse de su seno a quienes cometen pecados especialmente graves. Los primeros cristianos ya la practicaron. San Pedro, en Hch 8, 21, expulsó de la Iglesia a Simón el Mago, por pretender comprar el poder de administrar el sacramento de la confirmación: cometió el delito de simonía, que por este episodio tiene tal nombre. San Pablo, en I Cor 5, 4-5 también expulsó de la Iglesia a un delincuente, en este caso a un incestuoso. En esta ocasión, además, el texto de la epístola deja claro que la finalidad de la pena es medicinal: a fin de que el espíritu se salve en el día del Señor. Sin rodeos San Pablo exige a los corintios que apliquen la pena: “¡echad de entre vosotros al malvado!” (I Cor 5, 13).
Es doctrina católica, concretamente dogma de fe, que la comisión de un pecado mortal hace que el fiel no pueda recibir el sacramento de la comunión si no se ha confesado y ha sido absuelto del mismo.
¿Qué es el pecado mortal? Cito el Catecismo:
1855 El pecado mortal destruye la caridad en el corazón del hombre por una infracción grave de la ley de Dios; aparta al hombre de Dios, que es su fin último y su bienaventuranza, prefiriendo un bien inferior.
1858 La materia grave es precisada por los Diez mandamientos según la respuesta de Jesús al joven rico: “No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes testimonio falso, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre” (Mc 10, 19). La gravedad de los pecados es mayor o menor: un asesinato es más grave que un robo. La cualidad de las personas lesionadas cuenta también: la violencia ejercida contra los padres es más grave que la ejercida contra un extraño.
1861 El pecado mortal es una posibilidad radical de la libertad humana como lo es también el amor. Entraña la pérdida de la caridad y la privación de la gracia santificante, es decir, del estado de gracia. Si no es rescatado por el arrepentimiento y el perdón de Dios, causa la exclusión del Reino de Cristo y la muerte eterna del infierno…
Y en relación a la recepción de la Eucaristía:
1385 Para responder a esta invitación, debemos prepararnos para este momento tan grande y santo. San Pablo exhorta a un examen de conciencia: “Quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma entonces del pan y beba del cáliz. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo” ( 1 Co 11,27-29). Quien tiene conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar.
¿Es grave comulgar en pecado mortal? Sí, mucho. San Juan Pablo II, Papa, cita a San Juan Cristóstomo en su encíclica Ecclesia de Eucharistia:
San Juan Crisóstomo, con la fuerza de su elocuencia, exhortaba a los fieles: «También yo alzo la voz, suplico, ruego y exhorto encarecidamente a no sentarse a esta sagrada Mesa con una conciencia manchada y corrompida. Hacer esto, en efecto, nunca jamás podrá llamarse comunión, por más que toquemos mil veces el cuerpo del Señor, sino condena, tormento y mayor castigo» (Homilías sobre Isaías 6,2)
Justo tras esa cita, el papa santo polaco recuerda la enseñanza del Catecismo y del Concilio de Trento:
Precisamente en este sentido, el Catecismo de la Iglesia Católica establece: « Quien tiene conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar». Deseo, por tanto, reiterar que está vigente, y lo estará siempre en la Iglesia, la norma con la cual el Concilio de Trento ha concretado la severa exhortación del apóstol Pablo, al afirmar que, para recibir dignamente la Eucaristía, «debe preceder la confesión de los pecados, cuando uno es consciente de pecado mortal».
Si se fijan ustedes, San Juan Pablo II dijo que esa norma está y estará siempre vigente en la Iglesia. La razón es simple. Es lo que enseña la Escritura y no se puede cambiar. Nadie, ni siquiera un papa y/o un concilio ecuménico, puede cambiarla, porque recordemos que el magisterio no está por encima de la Palabra de Dios, sino a su servicio.
Una vez constatado que no se puede comulgar en pecado mortal, toca responder a la pregunta de si el adulterio entra en esa categoría. La respuesta no puede ser otra que afirmativa. El adúltero ha caído de la gracia de Dios y está en grave peligro de condenación eterna. Entre la lista de pecados incompatibles con la salvación que da San Pablo en 1ª Corintios 6,9-10, figura el adulterio.
¿Qué solución tiene el adúltero? Exactamente la misma que la de cualquier otro cristiano que comete un pecado mortal. Dejarse llevar por la gracia de Dios hacia el arrepentimiento, la confesión y la penitencia. Para que la confesión sea válida, es necesario que se den algunas circunstancias. Cito de nuevo el Catecismo:
1451. Entre los actos del penitente, la contrición aparece en primer lugar. Es “un dolor del alma y una detestación del pecado cometido con la resolución de no volver a pecar” (Concilio de Trento: DS 1676).
1456. La confesión de los pecados hecha al sacerdote constituye una parte esencial del sacramento de la Penitencia: “En la confesión, los penitentes deben enumerar todos los pecados mortales de que tienen conciencia tras haberse examinado seriamente, incluso si estos pecados son muy secretos y si han sido cometidos solamente contra los dos últimos mandamientos del Decálogo (cf Ex 20,17; Mt 5,28), pues, a veces, estos pecados hieren más gravemente el alma y son más peligrosos que los que han sido cometidos a la vista de todos” (Concilio de Trento: DS 1680):
«Cuando los fieles de Cristo se esfuerzan por confesar todos los pecados que recuerdan, no se puede dudar que están presentando ante la misericordia divina para su perdón todos los pecados que han cometido. “Quienes actúan de otro modo y callan conscientemente algunos pecados, no están presentando ante la bondad divina nada que pueda ser perdonado por mediación del sacerdote. Porque si el enfermo se avergüenza de descubrir su llaga al médico, la medicina no cura lo que ignora” (Concilio de Trento: DS 1680; cf San Jerónimo,Commentarius in Ecclesiasten 10, 11).
Es fundamental que entendamos la necesidad que tiene el que se confiesa de manifestar su deseo de no volver a pecar. Si nos confesamos de pecados con la intención de seguir cometiéndolos, no vamos a ser perdonados por mucho que el sacerdote nos dé la absolución. Otra cosa es que, por nuestra debilidad carnal, volvamos a pecar una y otra vez en lo mismo durante un tiempo e incluso durante buena parte de nuestras vidas. Pero siempre, SIEMPRE, será imprescindible que deseemos no caer en esos pecados. Y si pedimos ayuda a Dios, su gracia nos irá liberando -poco a poco o a veces de forma instantánea- de pecados que parecían estar enquistados. Esto debería ser predicado constantemente, porque no hay cosa que agrade más al alma que verse libre de aquello que le aleja del Amado, que es Dios.
En relación al pecado del adulterio, no es igual la situación del que ha adulterado ocasionalmente, que puede recibir la absolución mediante el sacramento de la confesión, que la de quien vive en adulterio continuo. Este es el caso de los divorciados vueltos a casar. Mienrtas sigan conviviendo maritalmente, están en pecado mortal continuo. Y si no tienen intención de dejar de convivir como esposos cuando no lo son, no pueden recibir la absolución, por la sencilla razón de que no se cumple la condición de manifestar la “resolución de no volver a pecar”.
¿Significa eso que los adúlteros, divorciados vueltos a casar, están excluidos de la Iglesia? No. La Iglesia no está para lapidar adúlteros. Al contrario, la Iglesia debe de animarles a buscar el rostro de Dios a través de la oración, de la participación en la Misa -aunque no comulguen- y de mil y una maneras que les lleven a no alejarse por completo de la fuente de la salvación. Ahora bien, ni la oración, ni el acudir a Misa, ni nada de lo que puedan hacer dentro de la Iglesia cambia el hecho de que necesitan arrepentirse de su situación de pecado para volver a estar en gracia de Dios. Porque como ya he escrito en alguna ocasión, el drama de los divorciados vueltos a casar no es que no puedan comulgar, sino que si mueren en ese estado, sin arrepentimiento y confesión, están ante las puertas del abismo de la condenación eterna.
Una Iglesia MADRE no se conforma con atender a sus hijos heridos para que vivan cómodos. Se encarga de sanar sus heridas, aunque ese proceso sea difícil y doloroso. Una Iglesia MADRE no rechazará a aquellos de sus hijos que vivan en pecado mortal continuo, pero hará todo lo que está en su mano, y que Dios le ha concedido hacer, para que dejen el pecado y puedan salvarse. Y quien diga otra cosa, hace a Dios mentiroso y de la Iglesia una madrastra o bruja peor que las de los cuentos infantiles. Si Cristo, Cabeza de la Iglesia, prohibió el divorcio y el recasamiento, llamando adúltero a quien así obrara, nadie en la Iglesia puede contradecir su voluntad. Y nadie es nadie.
Por tanto, divorciados vueltos a casar, ¿excomulgados? No. ¿En pecado mortal? Sí. ¿Pueden comulgar si siguen en pecado mortal? No. Esa es la fe de la Iglesia.
Concluyo recordando un párrafo fundamental de la exhortación apostólica Familiaris Consortio de San Juan Pablo II:
La Iglesia, no obstante, fundándose en la Sagrada Escritura reafirma su práxis de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se casan otra vez. Son ellos los que no pueden ser admitidos, dado que su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía. Hay además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio.
El papa Francisco citó ayer esa exhortación de su predecesor. No tiene sentido pensar que nuestro actual papa cita a San Juan Pablo II sin aceptar todo lo que él, en consonancia con la Escritura, la Tradición y el magisterio bimilenario previo, enseñó en ese documento magisterial.
Luis Fernando Pérez Bustamante
40 comentarios
Al divorciado y vuelto a casar no se le expulsará de su Iglesia, se dice. Y valga por quien con su responsable autoridad lo dice.
¿Mas que es peor tener el muerto en casa esperando a que huela; o alejarlo fuera para que no contamine el sano ambiente?.
Que uno poco presiona, pero muchos cuestión de cantidad en detrimento de la calidad, a la vista está que ya casi obligan.
¿Porqué tanto sentir lástima, misericordia y reclamar para aquellos quienes habiéndose divorciado, y vueltos a casar, piden volver a entrar; Mientras que nadie se acuerda del desamparo físico o moral que, antes, estos, dejaron atrás?
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LF:
Lázaro olía y Cristo le resucitó. Es mejor tener los "muertos" espirituales cerca de nosotros mientras están vivos físicamente. Ahora bien, tienen que saber que están muertos.
Gracias a InfoCatólica por darnos más y mejores razones para creer.
Muy divertido la cantidad que se definen como ateos y vomitan los mismo que Dwakins, Hitchens, Fry, etc. Qué hacen comentando una noticia del papa.?
Ya entiendo la paciencia que tenéis muchos blogueros que os habéis forjado en los chats hablando de Cristo.
Defiendes una verdad si te lanza el ateo", el agnóstico, el modernista, el luterano...
Pues sí, ese es y no otro el centro último -y el principal- de esta cuestión. El Señor, el Hijo de Dios, nuestra Salvación cerró cualquier debate sobre este tema.
La cuestión de fondo de esta polémica es otra. ¿Creemos verdaderamente en Jesús? ¿Creemos que Él nos impondría unos deberes que fuésemos incapaces de cumplir?¿Creemos que quien ha muerto por nosotros nos negaría la Gracia para poder hacer su voluntad? Antes de pedir a la Iglesia que admita a la Eucaristía a los divorciados vueltos a casar, convendría que nos respondiéramos a esas cuestiones sin engañarnos a nosotros mismos.
Y al final me da la sensación que muchísimos bautizados han dejado de creer en el Señor. E incluyo a muchísimos consagrados.
Tú lo das por hecho, y en Roma también lo dan por hecho, no van a ser más tontos que nadie. Saben que la gente identifica sin más estar excomulgado con no poder comulgar. Y aprovechando esa ignorancia, que tiene prácticamente todo el mundo, se afirma y se repite dos veces "los divorciados no están excomulgados", seguido de un silencio, para que se asiente bien la idea en la cabeza de los asistentes, que equivalen a todo el orbe (y esto también lo saben).
Si hay algo que queda claro es la intención. Dejad en paz a los medios de comunicación que simplemente hacen de altavoces de esta intención clarísima.
Además, tengo la certeza moral de que estas palabras del Papa eran innecesarias, para los amancebados de buena voluntad que realmente quieren vivir la FE, y que no les hacían ninguna falta. Al contrario estas palabras esta siendo empleadas por los amancebados cristianos que saben que lo que hacen esta mal, pero no quieren dejar de hacerlo, para reafirmarse en su posición de pecado y conozco algún caso.
Me llama la antención de que el Papa se muestre misericordioso con los hijos de las segundas nupcias, como los kasperosos. Pero no le he visto ninguna palabra hacia los hijos de las primeras nuncias, ¿Qué ocurre que esos son crisitianos de segunda y no tienen derecho a la misericordia del Papa? Es, por decirlo bonito y que no tengáis que censurarlo, sorprendente y acongojante.
¿Es consciente el Papa de la injusticia que comete por acción y por omisión contra esos hijos abandonados? ¿Por qué tienen mas derecho los hijos de las segundas nupcias que los de las legítimas para el Pontífice? ¿Se le ha olvidado al Papa lo que dicen los libros sapienciales sobre la descendencia bastarda?
LF es que das en el clavo. Muchos católicos amancebados que no quieren dejar de estarlo van a emplear las palabras de Papa para fornicar de lunes a sábado, y el domingo confieso y comulgo, y a otra cosa y la semana que viene igual.
¿Por qué el Papa no habla claro como tu y añade lo que tu pones a su homilía?.
Y digo yo, si muchos católicos son reafirmados en su pecado por estas palabras, ellos son culpables, pero no del todo.
Doy por hecho que la mayor parte de los medios de comunicación seculares ignoran que existe una diferencia fundamental entre estar excomulgado y no poder comulgar.
pero yo digo:
doy por hecho que la mayor parte de los medios de comunicación secuares actuan con mala intención alevosa para colaborar a hacer todo el mal posible en la sociedad, dado que están en manos de la masonería, y por tanto no es que ignoren, es que quieren ignorar todo lo referente a la doctrina católica, que no es lo mismo.
San Juan Crisóstomo, con la fuerza de su elocuencia, exhortaba a los fieles: «También yo alzo la voz, suplico, ruego y exhorto encarecidamente a no sentarse a esta sagrada Mesa con una conciencia manchada y corrompida. Hacer esto, en efecto, nunca jamás podrá llamarse comunión, por más que toquemos mil veces el cuerpo del Señor, sino condena, tormento y mayor castigo» (Homilías sobre Isaías 6,2)
Ecclesia de Eucharistía, 35Es asi!!!!DE rotundo!!!!Flor de regalito les harían.Espero que haya descansado, con su familia, moderar está excelente página debe ser agotador, para Ud.Saludos a su familia, que paciencia!!!!!!!
Pero que medios de comunicación serios den esta noticia nos dice que la cultura religiosa en España es inexistente, y sin eso...
1 El Papa daba una catequesis popular, no hablaba a teólogos avezados.
2 Dice la frase de la excomunión, y no matiza más. Al ser una catequesis podria haber añadido "pero no pueden comulgar porque etc etc...". Pero no aclaró nada más. (Vuelvo a recordar: catequesis popular).
3 Todo lo que añade no va en dirección de negar la comunión, sino lo contrario: contradice la doctrina pero la Iglesia es madre, hay que discernir casos, etc.
4 La frase de la excomunión sin más aclaración tiene toda la intención. Baje usted a la calle y pregunte si desde ayer los divorciados pueden comulgar o no, según el Papa.
5 Todo eso que escibo yo, que soy un zote, lo sabe y de sobras el Papa, que sabe lo que se hace y a donde quiere ir.
6 Vuelvo al principio y remato: porque no aclaró, en dos lineas, que no pueden comulgar?.
Tesis kasperianas y/o heterodoxas en este blog, no.
Y además el asunto de la cláusula porneia, QUE NO ES INFIDELIDAD, ya lo he explicado una y otra vez en los últimos meses, por no decir años.
Al margen, por ahí me pregunto que sentirán y pensarán católicos casados que se hayan separado (quizá siendo abandonados) que por fidelidad a las enseñanzas de Cristo se esfuercen por gracia de Dios por no tener nueva pareja.
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LF:
Yo también me lo pregunto, pero en todo caso, su fidelidad a Dios no es en vano.
Ahora bien, la ambigüedad del papa cada vez que hace cualquier declaración es cuanto menos preocupante. No se que pensar, y el rollo ese de la manipulación de los medios, cada vez tiene menos fuerza.
Es la realidad.
A las personas que atendía en un lugar de mucho sufriento, en situación limite, lo unico que queda es Dios, siempre les hablaba de la Gracia, desde lurgo no como ustedes.Pero como una fuerza que da Dios, para no Caer, Erán en su mayoria adictos,me hacián caso!!!
Si se habla de u tema asi, hay que predicar, como lo hacen ustedes en distintos post la GRACIA, a Tiempo y Destiempo.En MI PATRIA,lamentablemente, están en el postconcilio en muchos lados, rezo por ellos, y el famoso buenisimo, desde que descubri con la gracia que soy malisimo!!!!!!!Sin la Gracia, estamos en caida libre sin paracaidas, podemos cometer cualquier pecado, de los que nombra San Pablo 1:Capitulo a los Romanos.Los Dones del Espiritu Santo del Padre Philipon, no pasa el espiritu Santo!!QUe hacemos, movernos como ahora apostatando!!!!!NO!!!!!!
Doy gracias a Dios y a la Virgen por el milagro de lograr en un juicio la custodia compartida de mis niños pequeños y les pido fuerza para soportar las consecuencias del pecado (mis niños iran a vivir en breve a la casa de la "pareja" de mi mujer) y que la Virgen proteja a mis niños y que no sean víctimas de escándalo, (recuerdo muy bien lo que dijo el Señor de aquellos que escandalizan a los pequeños...).
Espero seguir cumpliendo mi deber de fidelidad, y mi obligación de amar al prójimo como a mi mismo, especialmente a las mujeres.
Digo todo esto no para mi vana gloria sino para Gloria del Señor, el me hace fuerte en la debilidad.
En cuanto al Santo Padre le respeto como Vicario de Cristo y aunque sufra por su "olvido" de los conyuges abandonados se que los designios del Señor se manifiestan en sus palabras, aunque sólo sea para probarnos en el crisol de la adversidad. Tan sólo me atrevo a pedirle unas palabras de apoyo a los que vivimos el dolor de un divorcio no querido y queremos ser ejemplo abrazando nuestra cruz, algo que no es nada fácil, sólo Dios me sostiene con su Amor absoluto.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Papa le habla al Pueblo de Dios, no a los medios seculares. Si individuos del Pueblo de Dios quieren enterarse de lo que dice el Papa por los medio seculares, el problema es de ellos, no del Papa. No quieran que el Santo Padre adapte su discurso, tomando más cuidado en las tergiversaciones que puede realizar la prensa secular, que en transmitir lo que él quiere transmitir, de la manera que él ve más apropiada transmitir a quienes quieren escucharle a él y no a los medios.
Por lo demás, no juzguemos la situación del alma de quienes están en nueva unión, pues eso sólo corresponde a Dios, sólo él sabe cuánta vida hay en esas almas y a qué huelen, como sólo él sabe lo mismo con respecto a cada uno de nosotros. Y nos conviene rezar como el publicano, que el día del juicio, como dicen por ahí, van a haber grandes sorpresas, sí que las habrán.
Pero ya sabemos que a Francisco le gusta "el lío", lo ha dicho en cantidad de ocasiones. Francamente, flaco favor está haciendo al mundo católico con semejantes afirmaciones, que ya nos eran obvias.
Miedo me da lo que está por venir...
El escándalo, el verdaderamente grande escándalo en la Iglesia, es el mismo que en el tiempo de Jesús, y se lo expresa con una palabrita: fariseísmo. El antídoto: abrirnos para acoger la misericordia de Dios, y ser misericordiosos de igual manera... y que se note.
Lázaro olía y Cristo le resucitó. Es mejor tener los "muertos" espirituales cerca de nosotros mientras están vivos físicamente. Ahora bien, tienen que saber que están muertos.
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Vale por lo de muerto espiritual que como hipócrita vivo sabe estar : Mejor aquello de: -Santidad o Muerte-
No creo que muertos haya que puedan llegar saber que muertos están.
Para Acton muchas gracias, su sacrificio martirial, se une a la Eucaristia,, a la Cruz del Señor, recibo sus beneficios.Muchas Gracias.
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LF:
Antonio, un consejo: como mucho, tres comentarios por post, salvo que tenga que responder a una alusión directa.
Muchos ateos son mas bien ANTI - CATOLICOS que otra cosa.
Por un lado viene a decir que en el acceso a la comunión podrían hacerse excepciones, atendiéndose a no se sabe qué casos concretos (apoyándose, no sé si debidamente incluso en documentos magisteriales de papas precedentes), pero por otro lado afirma rotundo que tal situación contradice el sacramento del matrimonio.
Por supuesto que el papa no ha afirmado nada de la comunión sacramental. Sí parece animar a la generosidad en el tema, al menos eso parece deducirse. Quizá las palabras usadas no son las más adecuadas: Hablando de las restricciones de los recasados, obviamente con el punto de mira en la comunión, habla de la COMUNIÓN eclesial y de que no hay ex COMUNIÓN. La confusión era lógica y esperable.
Finalmente, apuntar la falta de cierta precisión cuando el Santo Padre habla de ruptura irreversible del vínculo matrimonial y luego de ruptura del matrimonio sacramental.
La Misericordia de Dios es abundante e infinita.
Quien puede juzgarla?
Por lo visto hay muchos "..libres de pecado.."
Ciertamente para una confesión es bueno tener contrición, sin embargo, la atrición es suficiente. (Para los no iniciados, muy brevemente, "contrición" es dolor por haber ofendido a Dios que es tan bueno y "atrición" es arrepentimiento por temor al castigo).
Es muy posible que un divorciado vuelto a casar no esté contrito (es decir, no le duele su pecado, ni siquiera llega a entender cómo lo que hace está ofendiendo a Dios) pero sí puede temer el castigo eterno aunque no entienda del todo por qué se lo merece.
De allí que sea -en mi opinión- perfectamente posible que un divorciado vuelto a casar acuda al sacramento de la reconciliación sólo con atrición, por puro temor al infierno, que racionalmente diga que él cree que no está haciendo nada malo y emocionalmente no le duela nada haberse divorciado de su anterior mujer para unirse a esta otra a la que sí quiere.
Por eso, creo yo, los obispos han hablado de un "largo camino penitencial". Es muy probable que la primera confesión del divorciado vuelto a casar sea movida únicamente por atrición, incluso es posible que se siga confesando toda la vida sin llegar a sentir auténtico dolor de sus pecados, pero que el puro miedo al infierno le haga perseverar en la fe e ir creciendo en gracia, envejezca con su nueva familia, eventualmente su primera esposa muera y por fin pueda regularizar su situación como Dios manda. No es fácil, pero es posible. Y no se necesita cambiar ni una coma de la Ley ni la tradición para permitir que esto ocurra.
Me parece mucho más difícil que un divorciado vuelto a casar se despierte mañana con profundo dolor de sus pecados por haber ofendido a Dios, abandone a su segunda esposa y a sus hijos y se vaya a vivir como monje casto haciendo penitencia el resto de su vida. No digo que sea imposible porque se han dado casos, pero me parece más difícil para la mayoría de personas que viven actualmente en esa situación.
Disculpad las molestias.
Y antes de que nadie me pregunte, sí, he retirado de circulación un post sobre el tema de lo de Cádiz. No volveré a decir nada públicamente sobre ese tema. Ni sobre muchos otros, dicho sea de paso. Llega un momento en que la prudencia recomienda el silencio, la oración, la penitencia y la espera en Dios.
La Iglesia nunca ha excomulgado a estas parejas y las puertas siempre las ha mantenido abiertas, y la comunidad debemos recibirlos con respeto y amor por el esfuerzo que hacen, de sabiéndose en pecado, aun así mantenerse cerca de la Madre Iglesia.
Por otra parte y también de toda la vida ha sido claro que:
• El matrimonio es un Sacramento, y es para toda la vida.
• Existen situaciones, válidas o inválidas, que ocasionan que una pareja se divorcie.
• Que un divorciado si se conserva en estado de gracia mediante la Confesión de sus pecados y propósito de enmienda, por supuesto puede acceder a la Comunión.
• Que una de las características del estado de gracia es mantener la Castidad.
• Que si un divorciado se casa nuevamente y tiene relaciones con su nueva pareja, por supuesto no está excomulgado, pero sí en pecado mortal. Y que la manera de superar esa situación es la que aprendimos desde el Catecismo del Padre Ripalda: arrepentimiento, confesión, propósito de enmienda, recibir el perdón de Jesús vía el sacerdote y cumplir la penitencia.
• Esto es que para un divorciado vuelto a casar, que desea su salvación eterna, solamente hay dos opciones: Rompe totalmente con la nueva relación o decide vivir junto con su pareja pero en castidad.
• Otra opción, de alto riesgo, es continuar viviendo en adulterio con la esperanza de que la Misericordia de Dios lo salve a él y su pareja al final de la vida con la muerte de uno de ellos.
Pidamos a Dios ilumine a nuestros pastores en el próximo Sínodo de Octubre 2015, para que siendo fieles a lo que Jesús mismo ha pedido, tengamos misericordia para los divorciados y sobretodo sabiduría y Gracia para evitar los divorcios entre católicos. Un buen discernimiento sobre la Nulidad Matrimonial, justo sin “ofertas rápidas” es deseable.
Que si los Protestantes se sienten soñados con su permisividad, allá ellos, ya Dios juzgará.
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