Entera libertad para defender a la grey
Ahora que ha empezado un Sínodo en el que todos están invitados a decir lo que les parezca oportuno, incluso sobre temas que están sellados bajo la autoridad dogmática de la Iglesia, a la cual están sujetos todos los fieles, es oportuno traer a la luz textos de siervos de Dios, beatos y santos que pueden arrojar luz sobre la necesidad de, como pide la Escritura, “combatir por la fe entregada que, una vez para siempre, ha sido dada a los santos” (Jud 3)
Providencialmente, el texto patrístico del Oficio de Lecturas de la Liturgia de las horas de ayer domingo, y que sin duda leyeron todos los participantes en el Sínodo, incluía el siguiente texto de San Gregorio Magno (negritas mías):
De la Regla pastoral de san Gregorio Magno, papa
(Libro 2, 4: PL 77, 30-31)El pastor debe saber guardar silención con discrección y hablar cuando es útil
El pastor debe saber guardar silencio con discreción y hablar cuando es útil, de tal modo que nunca diga lo que se debe callar ni deje de decir aquello que hay que manifestar. Porque así como el hablar indiscreto lleva al error, así el silencio imprudente deja en su error a quienes pudieran haber sido adoctrinados. Porque con frecuencia acontece que hay algunos prelados poco prudentes, que no se atreven a hablar con libertad por miedo de perder la estima de sus súbditos; con ello, como lo dice la Verdad, no cuidan a su grey con el interés de un verdadero pastor, sino a la manera de un mercenario, pues callar y disimular los defectos es lo mismo que huir cuando se acerca el lobo.
Por eso el Señor reprende a estos prelados, llamándoles, por boca del profeta: Perros mudos, incapaces de ladrar. Y también dice de ellos en otro lugar: No acudieron a la brecha ni levantaron cerco en torno a la casa de Israel, para que resistiera en la batalla, en el día del Señor. Acudir a la brecha significa aquí oponerse a los grandes de este mundo, hablando con entera libertad para defender a la grey; y resistir en la batalla en el día del Señor es lo mismo que luchar por amor a la justicia contra los malos que acechan.
¿Y qué otra cosa significa no atreverse el pastor a predicar la verdad, sino huir, volviendo la espalda, cuando se presenta el enemigo? Porque si el pastor sale en defensa de la grey es como si en realidad levantara cerco en torno a la casa de Israel. Por eso, en otro lugar, se dice al pueblo delincuente: Tus profetas te predicaron cosas falsas y vanas, y no revelaron tu culpa para invitarte a penitencia. Pues hay que tener presente que en la Escritura se da algunas veces el nombre de profeta a aquellos que, al recordar al pueblo cuán caducas son las cosas presentes, le anuncian ya las realidades futuras. Aquellos, en cambio, a quienes la palabra de Dios acusa de predicar cosas falsas y vanas son los que, temiendo denunciar los pecados, halagan a los culpables con falsas seguridades y, en lugar de manifestarles sus culpas, enmudecen ante ellos.
Porque la reprensión es la llave con que se abren semejantes postemas: ella hace que se descubran muchas culpas que desconocen a veces incluso los mismos que las cometieron. Por eso san Pablo dice que el obispo debe ser capaz de exhortar y animar con sana instrucción y rebatir a los contradictores. Y, de manera semejante, afirma Malaquías: De la boca del sacerdote se espera instrucción, en sus labios se busca enseñanza, porque es mensajero del Señor. Y también dice el Señor por boca de Isaías: Grita a voz en cuello, sin cejar, alza la voz como una trompeta.
Quienquiera pues que se llega al sacerdocio recibe el oficio de pregonero, para ir dando voces antes de la venida del riguroso juez que ya se acerca. Pero, si el sacerdote no predica, ¿por ventura no será semejante a un pregonero mudo? Por esta razón el Espíritu Santo quiso asentarse, ya desde el principio, en forma de lenguas sobre los pastores; así daba a entender que de inmediato hacía predicadores de sí mismo a aquellos sobre los cuales había descendido.
Tras leer a un papa santo, reformador y doctor de la Iglesia, repasemos ahora lo que escribió poco antes de su muerte san Josemaría Escrivá de Balaguer sobre un tema que, sin duda, va a ser abordado en el Sínodo (negritas mías):
Persuadíos de que, si procuramos trabajar con esta sinceridad, no nos ganaremos las simpatías de algunos. Sin embargo, no caben ni ambigüedades ni compromisos. Si, por ejemplo, os llamaran reaccionarios porque os atenéis al principio de la indisolubilidad del matrimonio, ¿os abstendríais, por esto, de proclamar la doctrina de Jesucristo sobre este tema, no afirmaríais que el divorcio es un grave error, una herejía?Hijos de mi alma, que ninguno me venga con remilgos y distingos, en estos momentos en que se requiere una firme entereza doctrinal. Abominemos de ese cómodo irenismo de quien imaginara pacificar todo, encasillando unos a la izquierda y acomodando otros a la derecha, para colocar graciosamente en un prudente centro —nada de extremismos, aseguran— el fruto de su juego dialéctico, ajeno a la realidad sobrenatural.
Ellos inventan el juego y deciden la posición de los demás. De estas típicas posturas falaces de ciertos eclesiásticos, que traicionan su vocación, brota como resultado la frívola componenda, la doctrina desvaída, el alejamiento del pueblo de sus pastores, la pérdida de autoridad moral y la entrada en el ámbito de la Iglesia de facciones partidistas. En el fondo, todo se reduce a que han caído en las redes de la dialéctica propia de una filosofía opuesta a la verdad, porque se fundamenta en violencias a la realidad de las cosas. Se descubre, también, que se teme más el juicio de los hombres que el juicio de Dios.
(San Josemaría Escrivá, La tercera campanada)
No es necesario comentar esos textos. Brillan con luz propia. Lo necesario, incluso obligatorio, es rogar a Dios que ilumine a todos los participantes en el Sínodo. Que ilumine al Papa, cabeza del colegio episcopal, a los cardenales y obispos, “obligados a tener por la Iglesia universal aquella solicitud que, aunque no se ejerza por acto de jurisdicción, contribuye, sin embargo, en gran manera al desarrollo de la Iglesia universal” (Lumen Gentium, 23) y al resto de participantes. Que sepamos que Dios ya hace eso, no significa que no debamos pedírselo.
Por último, si me permiten ustedes un consejo, les recomendaría no fiarse demasiado de las informaciones que aparezcan en los medios de comunicación seculares. Su ignorancia sobre la doctrina de la Iglesia suele ser abismal. Les contarán que están a punto de cambiar cosas que no pueden cambiar. Recalcarán las intervenciones más “osadas” del Sínodo. Plantearán todo como una lucha entre prelados conservadores -los malos- y liberales -los buenos-. Aunque fuera el caso, no olviden que aunque los apóstoles siempre llaman a la unidad, a veces, como dice San Pablo “es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados” (1ª Cor,11,9).
Estamos ante un sínodo de la Iglesia. No es tiempo de miedos, inquietudes y dudas, sino de esperanza, fe y confianza en el cuidado providente de Dios sobre su rebaño.
Luis Fernando Pérez Bustamante
15 comentarios
Sin embargo, encuentro serios motivos de duda tras la publicación del nuevo libro de Antonio Socci.
Lo tengo por excelente autor y erudito católico, además de tener un testimonio de vida de Fe muy convincente -su libro sobre el Padre Pio me llegó a las entrañas-, y va y se atreve a poner en duda abiertamente la legitimidad de Francisco, cuando el propio Benedicto XVI salió al paso de estas teorías. Qué está pasando aquí?
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LF:
Está pasando que algunos desconocen la historia de la Iglesia, y concretamente de los papas, y está sacando conclusiones penosa e inaceptables.
Y las elucubraciones sobre la validad de la elección de Francisco ya me parecen cosa de ciencia ficción.
Comenzó el Sínodo...Ora et Labora!
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Viene al pelo aquí 2 Tesalonicenses 2, 9-11: "9 La venida del Impío estará señalada por el influjo de Satanás, con toda clase de milagros, señales, prodigios engañosos,
10 y todo tipo de maldades que seducirán a los que se han de condenar por no haber aceptado el amor de la verdad que les hubiera salvado.
11 Por eso Dios les envía un poder seductor que les hace creer en la mentira,
12 para que sean condenados todos cuantos no creyeron en la verdad y prefirieron la iniquidad."
Y si, rezar, porque en estos eventos lo importante es el Espíritu y no la política, aunque también la hay.
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LF:
En realidad sería para poner en negrita todo, je je.
Cierto, los Obispos deben oponerse a los grandes partidos políticos, aunque pierdan la estima de ellos, cuando éstos esparcen al amparo del poder y de la ley gravísimos pecados como el divorcio, el aborto, el gaymonio, etc. Y asimismo deben reprender, y en su caso castigar, a la grey cuando ésta apoya con su voto la difusión y legalización en la sociedad católica de tan graves pecados.
Lo dicho por San José María se refiere expresamente a los que no defienden la indisolubilidad del matrimonio !Qué diría hoy en día al ver que algunos de sus hijos legalizan no sólo el divorcio sino también el aborto y el gaymonio.
!San Gregorio y San José María benditos, venid con la vara de la reprensión y el justo castigo, os necesitamos¡
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LF:
La reprensión y el justo castigo es cosa de Dios, si así lo considera necesario.
Ahí tenemos sin ir mas lejos a San Pablo y su famosa vara de la reprensión y justo castigo: "No me forzéis a que vaya a vosotros con la vara", "Expulsad al malvado de la comunidad", "Sea entregado su cuerpo a Satanás para que su alma se salve", "Con esos tales ni comer", "El que come y bebe sin discernimiento el cuerpo y la sangre de Cristo está comiendo y bebiendo su propia condenación", etc.
Y el mismo Código de Derecho Canónico es como severa vara de corrección que castiga con diversas penas, incluída la grave pena de la excomunión ipso facto o lateae sententiae, a los que cometen algunos pecados especialmente graves, como el aborto.
Creo que la grey está necesitando, además de sana doctrina, la severa vara de la corrección y el justo castigo por parte de los Pastores.
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LF:
De los pastores sí. De los santos en el cielo, más bien no. ¿O conoces a alguno que haya bajado a la tierra a liarse a mamporrazos con alguien?
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LF:
Eso mismo decían de Pablo VI antes de la Humanae Vitae.
Tengamos paciencia y dejemos que Dios obre.
Tienes razón en que los santos no suelen bajar del cielo a dar mamporrazos. Cuando digo que vengan con la vara es una manera de invocarlos para que inspiren en los Pastores y Prelados que, además de sana y santa doctrina, también usen de la enérgica reprensión y el justo castigo en los casos de pecado gravísimos y que dañan grandemente a la Iglesia, que por desgracia creo que abundan.
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LF:
Vale, aclarado, :D
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LF:
Gracias a ti.
A esto hay que intentar ponerle coto no solo con sana doctrina sino con enérgica reprensión y justo castigo, y los Pastores tienen la sagrada obligación de hacerlo. Usar en situación tan grave sólo de la sana doctrina es hablar a medias, es simplemente tibieza episcopal.
Afortunadamente ya se está produciendo algún cambio gracias a Monseñor Reig Pla y Monseñor Munilla, y espero y deseo que se avance en dicha línea y sean cada vez más los Pastores que hagan uso de la vara paulina, como es su sagrada obligación.
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LF:
Lo tiene fácil. No se ponga pesado. Y deje ya de arrear a los obispos. El límite en este blog lo pongo yo.
¿Como se conjuga eso con el articulo? ¿O no me enseñaron bien?
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LF:
Yo no he dicho que tal o cual persona concreta esté en el infierno. De hecho, la Iglesia nunca dirá: Pepito Pérez se ha condenado.
Pero que el infierno existe y a él van los que mueren en pecado mortal, es dogma de fe. Supongo que se lo habrán enseñado así. Si no, pues le han enseñado mal.
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