Es preciso que entre vosotros haya disensiones

El Señor Jesucristo ama la unidad de la Iglesia. La desea. Es más, rezó al Padre por ella. “Que todos sean uno” (Jn 17,21).

Los apóstoles también pidieron unidad:

Por lo demás, hermanos, alegraos, perfeccionaos, anímaos, tened un mismo sentir, vivid en paz, y el Dios de la caridad y de la paz será con vosotros.

2ª Cor 13,11

Así, pues, os exhorto yo, el prisionero en el Señor, a andar de una manera digna de la vocación con que fuisteis llamados,  con toda humildad, mansedumbre y longanimidad, soportándoos los unos a los otros con caridad,  solícitos de conservar la unidad del espíritu mediante el vínculo de la paz.
Sólo hay un Cuerpo y un Espíritu, como también una sola esperanza, la de vuestra vocación.  Sólo un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.
Efe 4,1-6

Os ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos habléis igualmente, y no haya entre vosotros cismas, antes seáis concordes en el mismo pensar y en el mismo sentir.

1ª Cor 1,10

Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables…

1ª Ped 3,8

Ahora bien, en ocasiones las divisiones no solo son inevitables, sino incluso “convenientes". El propio apóstol San Pablo lo dice:

Pues primeramente oigo que, al reuniros, hay entre vosotros cismas, y en parte lo creo, pues es preciso que entre vosotros haya disensiones, a fin de que se destaquen los de probada virtud entre vosotros.

1ª Cor 11,18-19

Es, por tanto, altamente conveniente saber quién es quién en la Iglesia. El propio apóstol dice en otra de sus epístolas:

Os recomiendo, hermanos, que tengáis los ojos sobre los que producen divisiones y escándalos en contra de la doctrina que habéis aprendido, y que os apartéis de ellos, porque ésos no sirven a nuestro Señor Cristo, sino a su vientre, y con discursos suaves y engañosos seducen los corazones de los incautos.

Rom 16,17-18

Como podéis comprobar, si algunos, muchos o pocos, se apartan de la doctrina que hemos recibido y lo hace con palabras “suaves y engañosas", hay que apartarse de ellos. Pero claro, es necesario que se sepa qué dice cada cual para poder discernir quién anda en conformidad con la doctrina de Cristo y quién no

En Gálatas leemos:

Me maravillo de que tan pronto, abandonando al que os llamó a la gracia de Cristo, os paséis a otro evangelio. No es que haya otro; lo que hay es que algunos os turban y pretenden pervertir el Evangelio de Cristo. Pero aunque nosotros o un ángel del cielo os anunciase otro evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema. Os lo hemos dicho antes, y ahora de nuevo os lo digo: Si alguno os predica otro evangelio distinto del que habéis recibido, sea anatema.

Gal 1,6-9

San Pablo dice que si él, siendo apóstol, anuncia otro evangelio, debe ser anatematizado. Es decir, no hay nadie en la Iglesia, literalmente nadie, que tenga autoridad para pervertir las enseñanzas de Cristo

Eso es algo que varios cardenales están recordando en los últimos meses. Entre otros Müller, Burke, Pell, Ruini, Napier, De Paolis, Sarah, Ouellet, Renato Martino, Dolan y Caffarra. Probablemente más, pero de esos tenemos constancia en InfoCatólica.

Todos ellos aceptan, acatan y defienden sin discusión una enseñanzas de la Iglesia que emanan del evangelio y el Nuevo Testamento, que Trento definió así:

Canon XI sobre la Eucaristía.

Si alguno dijere, que sola la fe es preparación suficiente para recibir el sacramento de la santísima Eucaristía; sea excomulgado. Y para que no se reciba indignamente tan grande Sacramento, y por consecuencia cause muerte y condenación; establece y declara el mismo santo Concilio, que los que se sienten gravados con conciencia de pecado mortal, por contritos que se crean, deben para recibirlo, anticipar necesariamente la confesión sacramental, habiendo confesor. Y si alguno presumiere enseñar, predicar o afirmar con pertinacia lo contrario, o también defenderlo en disputas públicas, quede por el mismo caso excomulgado.

Canon VII sobre el sacramento del matrimonio.

Si alguno dijere, que la Iglesia yerra cuando ha enseñado y enseña, según la doctrina del Evangelio y de los Apóstoles, que no se puede disolver el vínculo del Matrimonio por el adulterio de uno de los dos consortes; y cuando enseña que ninguno de los dos, ni aun el inocente que no dio motivo al adulterio, puede contraer otro Matrimonio viviendo el otro consorte; y que cae en fornicación el que se casare con otra dejada la primera por adúltera, o la que, dejando al adúltero, se casare con otro; sea excomulgado.

Y mucho más recientemente, San Juan Pablo II, Papa, lo explicó de la siguiente manera:

La Iglesia, no obstante, fundándose en la Sagrada Escritura reafirma su práxis de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se casan otra vez. Son ellos los que no pueden ser admitidos, dado que su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía. Hay además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio.

Exhortación apostólica Familiaris consortio 84

Estimados hermanos, cualquiera que os anuncie algo distinto a eso, aunque fuera un apóstol resucitado, es anatema. Cualquiera que cause escándalo contra esa doctrina que hemos recibido, aunque sea por medio de “discursos suaves y engañosos", debe ser rechazado.

En estos momentos contemplamos ante nuestros propios ojos la necesidad de tener en cuenta esos pasajes de la Escritura, que podrían ser completados con infinidad de citas de padres y doctores de la Iglesia, santos y Papas.

Aunque nos cause gran dolor y gran confusión todo lo que está ocurriendo, debemos saber que Dios lo permite para que salgan a la luz tanto aquellos que defienden la verdad como los que la combaten. Y también los tibios, que no hacen ni una cosa ni la contraria. Y dado que Cristo ha prometido que las Puertas del Hades no prevalecerán contra su Iglesia, es nuestro deber confiar en su palabra y rezar para que se cumpla la voluntad divina, a ser posible pronto.

Hoy toca hacer caso a estas exhortaciones:

Estad alerta y velad, que vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda rondando y busca a quién devorar, al cual resistiréis firmes en la fe.

1ª Ped 5,8-9

Y:

Carísimos, deseando vivamente escribiros acerca de nuestra común salud, he sentido la necesidad de hacerlo, exhortándoos a combatir por la fe, que, una vez para siempre, ha sido dada a los santos. Porque disimuladamente se han introducido algunos impíos, ya desde antiguo señalados para esta condenación, que convierten en lascivia la gracia de nuestro Dios y niegan al único Dueño y Señor nuestro, Jesucristo.

Judas 3-4

Que el Señor, por la intercesión de Santa María Virgen, Madre de Dios, nos conceda la gracia de, con Pedro y bajo Pedro, ser fieles a su Palabra, de ser buenos soldados de Cristo.

Luis Fernando Pérez Bustamante

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