La importancia de lo afirmado por el cardenal Baldisseri
Aunque todavía queda tiempo para que se celebre el Sínodo extraordinario de los obispos sobre la familia, se puede decir que las declaraciones que acaba de realizar el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general de dicho sínodo, ayudan mucho a calmar las aguas bravas del río que desembocará en el lago sinodal. Tanto más cuando ese mismo purpurado había realizado tiempo atrás otras declaraciones que no pocos, y no sin razón, agitaron dichas aguas en un sentido ciertamente inquietante para los que creen que la Iglesia debe mantenerse firme, dentro de la caridad, en su fidelidad a la Escritura, la Tradición y su propio Magisterio sobre los sacramentos del matrimonio, la eucaristía y la confesión.
Para todos ellos es muy alentador ver al cardenal italiano citar la Filius Dei, del Concilio Vaticano I, enseñando que “hay que mantener siempre el sentido de los dogmas sagrados que una vez declaró la Santa Madre Iglesia, y no se debe nunca abandonar bajo el pretexto o en nombre de un entendimiento más profundo“. Y es que, aunque también recuerda las palabras de San Juan XXIII en la inauguración del Concilio Vaticano II, señalando que la doctrina de la Iglesia debe ser enseñada hoy “a través de las formas de investigación y de las fórmulas literarias del pensamiento moderno. Una cosa es la substancia de la antigua doctrina, del depositum fidei, y otra la manera de formular su expresión“, lo que queda claro es que no puede enseñarse algo contrario a lo que se ha enseñado siempre.
No voy a comentar acá las tesis del cardenal Kasper, el mismo que ha llegado a decir que si el sínodo no piensa aceptar la comunión de los divorciados vueltos a casar es mejor que no haya sínodo (sic). De eso se está encargando magistralmente Bruno Moreno (*), miembro del consejo editorial de InfoCatólica. Pero no puedo por menos manifestar mi extrañeza y preocupación por el hecho de que en muy poco espacio de tiempo, la Iglesia se haya metido en un debate que, por la propia naturaleza de lo debatido, ya debería estar cerrado.
Dado que todos tenemos muy recientes los papados de San Juan Pablo II y Benedicto XVI, no creo necesario volver citarles. Si retrocedemos algo más en el tiempo, nos encontramos con las siguientes afirmaciones de otros papas del siglo XX. Por ejemplo:
“No queremos silenciar la triste impresión que siempre ha producido el ansia de quienes aspiran a introducir el divorcio en la legislación y en la vida de las naciones, que tienen la suerte de estar inmunes a él, como si fuera desdoro no tener esta institución hoy, índice de una perniciosa decadencia moral, y como si el divorcio fuera el remedio de los males que él, sin embargo, extiende y agrava aún más, favoreciendo el egoísmo, la infidelidad, la discordia, donde debería reinar el amor, la paciencia, la concordia y sacrificando con despiadada frialdad los intereses y los derechos de los hijos, débiles víctimas de legalizados desórdenes domésticos”.
(Discurso de Pablo VI con motivo de la apertura del año judicial de la Rota Romana, año 1967)
Y
“… ninguna autoridad humana, ningún Estado, ninguna comunidad de Estados, cualquiera que sea su carácter religioso, pueden dar un mandato positivo o una positiva autorización de enseñar o hacer lo que sería contrario a la verdad religiosa o al bien moral. Un mandato a una autorización de tal clase no tendría fuerza obligatoria y quedaría sin valor… Ni siquiera Dios podría dar un mandato positivo en contradicción con su absoluta veracidad y santidad".
(Discurso de Pío XII, dirigido a los juristas católicos, el 6-12-1943)
Ya me dirán ustedes si, siendo grave que el divorcio haya llegado a las legislaciones civiles de los estados, ¡qué gravedad no tendría cualquier tipo de legitimación del mismo, siquiera indirecta, en el seno del catolicismo! ¡Tanto más si dicha legitimación viene vía administración de sacramentos! Obviamente Dios no permitirá nunca semejante cosa y por eso nos volvemos a preguntar a cuento de qué se ha de debatir en la Iglesia sobre algo que el Señor dejó cerrado de tal forma que no hay manera de abrirlo.
Si algo bueno nos está deparando toda esta discusión, es que tenemos la oportunidad de traer a la memoria textos que estaban enterrados en el olvido y que hoy brillan con más luz que nunca. Aparte de los ya mencionados, les traigo este de Pío XII:
“Pero si la voluntad de los esposos, cuando ya lo han contraído, no puede desatar el vínculo matrimonial, ¿podrá acaso hacerlo la autoridad, superior a los cónyuges, instituida por Cristo en la vida religiosa de los hombres? El vínculo del matrimonio cristiano es tan fuerte que si ha alcanzado su plena estabilidad con el uso de los derechos conyugales, ningún poder en el mundo, ni aun el nuestro, es decir, el del Vicario de Cristo, es capaz de romperlo".
(Pío XII. Discurso a los recién casados, 22 de abril de 1942)
Como reza el dicho, “lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible". Quizás lo más peligroso de lo ocurrido en los últimos meses es que se están dando unas expectativas a muchos católicos sobre un posible cambio en la doctrina de la Iglesia relacionada con la comunión de los divorciados vueltos a casar que, sencilla y llanamente, jamás se podrán cumplir. Ello, lejos de ayudarles a convertirse para dejar de vivir en pecado, puede llevarles a abandonar de forma definitiva toda relación con la Iglesia. Si Pablo VI lamentó que el humo de Satanás hubiera entrado en la Iglesia, es legítimo preguntarse qué sentido tiene abrir una ventana por la cual dicho humo pueda entrar de nuevo. Alejémonos de la tentación que Satanás pone delante de nosotros para romper la unión matrimonial que Dios quiso para Adán y Eva y Cristo recuperó para el matrimonio cristiano.
Mas “sabemos que Dios hace concurrir todas las cosas para el bien de los que le aman, de los que según sus designios son llamados” (Rom 8,28). De los posibles males que han traído, y puedan traer, estas discusiones, Dios sacará un gran bien para todos sus fieles y para la institución del matrimonio cristiano y católico.
Así sea.
Luis Fernando Pérez Bustamante
(*) Posts de Bruno:
Polémicas matrimoniales (I): la comunión como premio
Polémicas matrimoniales (II): la comunión espiritual
Polémicas matrimoniales (III): Domingo de Pascua
Polémicas matrimoniales (IV): un tema doctrinal
Mis posts sobre esta cuestión:
Mons. Müller deja las cosas muy claras respecto a los divorciados vueltos a casar
La posible comunión de divorciados y el posible cisma en la Iglesia
Ratzinger: “La Iglesia no puede aprobar prácticas pastorales que contradigan el claro mandamiento del Señor”
El cardenal Meisner pone la guinda del pastel con las palabras del Papa
Mons. Müller ejerce de Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe
El Obispo de Chur, la eucaristía y el pecado
Magnífica iniciativa de la Conferencia Episcopal Española… y de Roma
Valiosísima conferencia del cardenal Velasio De Paolis
26 comentarios
el argumento más usado para justificar que la Iglesia acepte el divorcio y que los divorciados vueltos a casar puedan recibir la eucaristía es el de la caridad; los que argumentan así parecen olvidar que la caridad es amar a Dios y al prójimo y que esto entre otras cosas implica buscar el bien del prójimo.
el divorcio y acceder a la eucaristía estando divorciado y vuelto a casar no es ningún bien para la persona, porque está en una situación de ruptura tan fuerte que acceder al sacramento de la COMUNIÓN no le hace bien, le hace daño.
por supuesto que la Iglesia de obrar con caridad con los hermanos que se han divorciado y se han vuelto a casar, pero que puedan acceder al sacramento de la comunión no es caridad, precisamente la Iglesia no les da ese sacramento por caridad, porque la Iglesia los quiere y busca su bien.
espero haberme explicado bien.
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LF:
Bruno desmonta ese eufemismo:
http://infocatolica.com/blog/espadadedoblefilo.php/1405190959-polemicas-matrimoniales-iv-un
"Cuando hay que aclarar y re-aclarar, algo/alguien no funciona debidamente."
Un excelente comentario que resume la verdad esencial del artículo.
Se oyen cosas extrañas, como que LF tenga que recordar a ciertos cardenales cosas tan elementales de primero de teología: qué es un sacramento, qué es el matrimonio, qué es la confesión, qué es la eucaristía...
Como dice el castizo: "Es para flipar, tíos..."
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LF:
Son otros cardenales los que le están recordando a Kasper eso. A mí te aseguro que no me lee, :)
Pues ahora a rezar y dejar de especular, porque es agotador las vueltas y revueltas sobre el tema. Podemos esperar tranquilos el Sínodo, sin temor a cismas ni terremotos. kasper dirá lo que ha dicho siempre, y se le responderá con todo respeto y afecto, lo que la Iglesia ha declarado verdad desde siempre.
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LF:
Corregido. Gracias.
Hacen hablar a este hombre, cardenal y secretario del sínodo -cuyas anteriores declaraciones lo ponían en la vereda de enfrente- para calmar los ánimos de los buenos católicos que no se han doblegado ante la herejía modernista... ¡Que parece que son unos cuántos!...
Pero los veremos volver sobre el tema muchas veces, para tantear las reacciones. Y si la oposición disminuye o se reblandece... avanzarán!
Recemos a Dios y difundamos la buena doctrina. Los tiempos que corren son de una gran confusión. Como diría el Padre Leonardo Castellani, hay tiempos en que lo único que podemos hacer es "resistir". Y si lo hacemos, habremos logrado mucho!
Pero nunca está demás en insistir una y otra vez en la misericordia de Dios que debe llegar a cada cristiano a traves de la Iglesia y facilitar en todo lo posible, que así sea. Y de eso, Dios quiera que nuestros pastoralistas - que los tenemos y muy buenos - encuentren las formas mas eficientes de hacerlo más cercano a los que la necesitan y que la Iglesia gane en credibilidad, porque, tenemos que admitir, no en pocas ocasiones nos quedamos sólo en las letras y no somos consecuentes con lo que decimos ser. No pretendo ser injusto con la grandiosa obra de la Iglesia en el mundo, sólo quiero llamar la atención en esos aspectos.
Lo que si quiero aprovechar es que, en el marco de estas discusiones, proponer que Infocatólica analice las disposiciones del Código Canónico en los temas de nulidad matrimonial y transladarlos al campo de los hechos en vista a que objetivamente, nos encontramos con matrimonios nulos por evidencias de "no fe". Dado que la fe pertenece a la esencia misma del Sacramento del Matrimonio, los resultados serían reveladores en vista a una pastoral que busque sanear lo verdadero de lo falso en este tema.
Es mi humilde propuesta, salvo mejor parecer.
Hoy sin embargo, pienso en Nuestro Amado Señor presente en el Santísimo Sacramento, tratado como convidado de piedra. Que si el derecho de este, que si la necesidad de aquel otro, que si la debilidad de fulano (como si la Santa Iglesia no contara con infinidad de armas para fortalecer en alma y la voluntad, incluso para aquellos que no pueden comulgar) y la misericordia para mengano... ¿Y qué de Él?
Que si los tiempos aquellos y los de ahora, que la democracia o lo que se sea... ¿es que no estamos hablando del Señor y Dueño de la Historia, El Dios Eterno que no cambia, Aquel que dijo "cielo y tierra pasarán... pero Mis Palabras no pasarán"?
Que la Fiesta y el Banquete, que todos tienen derecho a comer, que no se van a quedar mirando... ¡están hablando de una Persona, de Jesucristo, de Dios, Nuestro Dulce y Amante Salvador! ¡que no es pan o pescado, ni un biscocho o el pastel de bodas que a unos le dan y a otros "no porque son mezquinos o elitistas o no son "inclusivos" o discriminan"! (aunque haya incluso curas que así lo traten)
¿Cuál es la relación que tienen con El Señor quienes hablan así? ¿cuánto tiempo pasarán (¡y pasamos¡) de rodillas frente al Sagrario en adoración y dulce compañía con Él, abriéndole su corazón y confiándole sus cosas, amándolo, reparando, pidiéndole luz y auxilio, y perdón por tanto mal y tanta ofensa? Y escuchándolo en silencio, dejándose amar por Él. Porque si este fuera el caso, de cajón que Nuestro Amado Maestro les daría luz para comprender y fuerza para cumplir aquello que Él enseño.
Decía San Pío de Pietralcina que "Mil años de gloria humana no valen lo que una hora en dulce compañía con Jesús en el Santísimo". ¿Lo creemos? y si lo creemos ¿lo vivimos? ¿Por qué entonces Él está solo en tantos Sagrarios, abandonados de sus hijos (consagrados y laicos por igual) esperando...? ¿Por qué ya ni genuflexión hacen?
En el fondo tengo la dolorosa sensación que no les importa nada si Nuestro Señor es ofendido, ni tampoco si no es amado y adorado como debe serlo (por algo han erradicado la Piedad en tantos templos, en conventos se ha reemplazado la oración x televisión, y se aceptan con tanto gusto costumbres mundanas y frívolas, desde vestimentas hasta cancioncillas ajenas a la Liturgia...) si se cometen sacrilegios o se profana el Preciosísimo Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor.
Creo no equivocarme en decir que el más importante en este asunto es Él. Su Derecho a ser amado y adorado, a ser reverenciado y obedecido como Dios, como Salvador y Redentor, y en las condiciones que Él mismo ha establecido.
Todos deberíamos sentirnos interpelados también en este punto. Y todos los que tenemos la dicha-gracia de recibirlo sacramentalmente, deberíamos ser más humildes y agradecido y coherentes (¡y santos!) por tener semejante Gracia, y hacerlo con mayor frecuencia, estableciendo un trato personal e íntimo con Él, para llegar a vivir en Su Presencia. ¿O no decimos que queremos pasar la eternidad junto a Él? y ¿cómo entonces teniéndole en Persona, le ignoramos o tratamos a las apuradas?
Cuántas veces nosotros mismos Lo postergamos a Él por intereses y asuntos mundanos, pudiendo pasar unos minutos a saludarlo en el Sagrario al pasar frente a una Iglesia, o entramos y salimos de la Misa y ni pasamos frente al Sagrario a hablar con Él, a agradecerle tanta Bondad.
Perdón Luis Fernando lo extenso del escrito. Editalo o borralo si te parece. Es que hoy me duele el alma de ver como Se lo ignora y lo poco que lo amamos. Bendiciones.
Por supuesto que la conclusión que hay que sacar de todo esto es que sólo puede calificarse de lamentable la condición doctrinal de nuestra Iglesia. Como si fuera de un adorno que puede modificarse a placer, o como si se tratara del reglamento de un club en manos de sus socios: así tratan muchos el depósito de la fe que nos dejaron los apóstoles y que fue refrendado por el sello de su propia sangre, y la de centenares de mártires nobles y llenos de amor a Dios y al prójimo. ¡Que ellos intercedan por nosotros, y particularmente por el Papa Francisco, en estas horas de incertidumbre y penosa desorientación!
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LF:
Gracias.
En Cursillos de Cristiandad, en la labor de pasillos que hacen los profesores de Cursillos, constatan que un 90% de todos los problemas que tienen los que hacen un cursillo son problemas de bragueta. Problemas de la carne.
Y me asombro ya que el diablo no tiene experiencia personal sobre la carne ya que es espíritu puro. Su experiencia la ha adquirido por observación sobre nosotros al ver el efecto que produce la carne en nosotros.
Por eso agradezco a LF el dibujo, el grabado, que encabeza su post. El drama del Paraíso. Fue un pecado en el que el diablo tenía gran experiencia, ya que era un pecado totalmente de carácter espiritual, como fue el de soberbia, el de vanidad. El querer ser iguales a Dios. Y es que el diablo todavía no tenía experiencia sobre la carne, ya que Adán y Eva todavía no habían pecado.
Si vemos los temas que más comentarios aportan son los temas en donde hay problema de bragueta. Anticonceptivos, preservativo, relaciones prematrimoniales, posibilidad de divorcio y cambiar de pareja, de volverse a casar, matrimonios homosexuales, etc.
Y me pregunto por qué hemos sido tan tontos de haber dado al diablo, con nuestro comportamiento, tal arma, tal experiencia que tanto daño nos causa. Y además, el diablo que es un mal bicho, lo adereza con el pecado espiritual de la soberbia, queriendo convencernos de que tales pecados no son tales, y se puede comulgar y recibir al mismo Dios estando podridos por dentro.
Somos tontos hasta para hacerle el juego al mismísimo diablo.
Eso es lo que esta tarde, recordando foros y foros, he reflexionado.
Señor dame sentido común, que lo necesito mucho. Dame dolor de conciencia y te doy las gracias por los Sacramentos de la Eucaristía y de la Penitencia. Como un día me dijo mi padre por carta: "No dejes la oración y los Sacramentos si quieres llegar a ser un hombre equilibrado".
Bienaventurados los pobres.
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LF:
Eso no funciona así. Conozco casos de nulidad matrimonial en el que las partes no han pagado un euro porque estaban en una situación económica precaria. Pero claro, esos casos no salen en la prensa.
Sólo agregaría que todavía no ha pasado el peligro. Concuerdo con Albert.
Dejo el enlace a un video del P. Santiago Martín donde trata magníficamente el problema actual de la Iglesia y que puede complementar tu escrito:
youtube.com/watch?v=P2D8AagFTsE
Allí dice algo que tu también ya has dicho: si este intento de hacer comulgar a personas en pecado mortal sin arrepentirse ni confesarse avanza... es muy firme la posibilidad real de Cisma en la Iglesia.
Recemos!
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LF:
Quizás simplemente quiere que haya debate.
Pero en 1950 hubiera sido puesto de patitas en la calle ipso facto, mientras que ahora ha recibido apoyos de sectores eclesiales. Aunque algunos interpreten estos hechos como manifestación de una decadencia posconciliar, yo sigo viendo la primavera conciliar, poder hablar de todo sin temor a represalias.
Que gane o pierda Kasper es lo de menos, la cuestion es que no hay unanimidad en lo referente al estatuto juridico de los divorciados.
Algo impensable en 1950.
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LF:
¡Oh! ¡Qué cosa más grave!
En el I Concilio de Constantinopla no había unanimidad episcopal acerca de la divinidad del Espíritu Santo. ¿Y?
De todas formas, no te falta algo de razón. En 1950 Kasper habría sido puesto de patitas en la calle. Pero en realidad, en 1950 no había un solo obispo al que se le pasara por la cabeza las barbaridades de Kasper. Y apenas algún sacerdote. Y escasísimos fieles.
Pero antes de que te alegres mucho, te recordaré que la mayoría de los dogmas han nacido para contrarrestar las posturas heterodoxas contrarios a esos dogmas. A ver si va a resultar que le vamos a tener que agradecer a Kasper sus heterodoxias.
La Iglesia no puede, aunque quisiera, cambiar una coma de la doctrina establecida por Cristo.
En cambio, sí que puede cambiar muchas cosas, al estilo de haz tú las leyes, y déjame a mi los reglamentos.
Por ejemplo, el llamado canon coladero, que alude a la inmadurez de los fieles, depende exclusivamente de la manga ancha de los Tribunales Canónicos.
Y si el Papa dice que manga ancha, que nadie dude que habrá manga ancha.
No se toca la doctrina, incluso puede ser una solución que nos guste humanamente a muchos, pero ¿no sería cambiar la voluntad de Cristo por la puerta de atrás?
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LF:
Mientras no se toque la doctrina, lo cual es imposible, no hay nada que no se pueda deshacer y volver a dejar en su sitio. Y en todo caso, a Dios no se le puede engañar. De nada valdrá en el juicio final una sentencia de nulidad de la mismísima Rota romana si es conseguida por engaños o malas artes. Eso conviene que lo sepan todos.
Ahora, hablando en serio, si el papa quiere debate, y si yo fuera optimista, pensaría que el papa quiere saber, antes de cerrarle la jeta a progres, quién es fiel a la doctrina, y quién no, y su silencio es una forma excelente de que salten.
El simple hecho de plantear la cuestión del acceso a la comunión eucarística cuando se está en pecado ya es dañino, se ha comentado muchas veces por aquí. Yo calificaría a este cardenal de irresponsable.
Claro que el caso de los divorciados vueltos a casar es un problema de pastoral, se han metido en un buen lío por no respetar sus votos matrimoniales. La Iglesia ya da la opción de la separación.
Si me permite le cuento mi historia.
Cuando yo consulté mi deseo de separación con el juez eclesiástico de mi diócesis me remitió a una abogada matrimonialista para que me ayudara. ¡Era una abogada!,... creo que del Opus Dei.
Me desaconsejo la separación y me dio una estampa de la "Virgen de los nudos" aconsejándome que rezara.
Años después recé el rosario durante todo un mes de mayo pidiendo mi conversión a la Santísima Virgen. Volví a la practica sacramental: confesé después de muchos años, volví a comulgar, a rezar ante el Santísimo, a rezar el rosario.
Mi matrimonio no ha cambiado; me cuesta mucho sobrellevarlo pero vivo sereno y feliz confiando en la fuerza de Dios. Cuando pierdo la caridad con mi esposa me arrepiento, confieso y vuelvo a empezar.
Me he acordado de la "Virgen de los nudos" porque el cuadro original está en Alemania (patria de este cardenal) y porque según se publicó al principio de su pontificado era una imagen de devoción del Papa.
Aquella abogada hizo pastoral conmigo y me ayudó a acercarme a Dios. He podido criar a mi hijo.
Se han mentido en un buen lío, el cardenal y los divorciados que no respetaron su compromiso ante Dios, aquel que comenzó en sus vidas una obra buena y en quien se confiaba para que la llevase a buen término.
Si tienen problemas, recen a María, recen el rosario, ya vendrán las fuerzas para arrepentirse y todo quedará en su sitio.
Lo demás es engañar a la gente.
Pax et bonum
P. D.: Si en vez de un problema matrimonial con daños a terceros (hijos...), derechos adquiridos etc. se planteasen situaciones similares en los negocios, p. e. con sociedades mercantiles, empleados, estatus social y negocios ilícitos ¿se plantearía alguien decir que se puede seguir con esos negocios y además seguir comulgando o la cosa quedaría más clara?
También te puede salir aproximadamente por la mitad, si se comprueba que tienes trabajo y tal pero no nadas precisamente en la abundancia.
Y por último, estamos los que nos ha costado casi 4.000 € entre abogado y procurador (2.350€) y tasas del tribunal eclesiástico, prueba pericial psicológica, tasas del tribunal eclesiástico de la diócesis vecina para confirmación del caso, etc.
Pero claro, mejor que sepas que hubo motivo de nulidad, porque si te casaste muy bien muy bien mejor que no te metas en nada porque casado estás quieras o no quieras.
Tomás Bertrán, no le veo nada raro a que la mayoría de las inquietudes de los que se van a casar sean de bragueta. En efecto, los novios, aparte de que ya "llevan" hechos los cursillos, como siempre se ha dicho irónicamente (tan irónica como realistamente, vamos), es normal que pregunten sobre esas cosas en un medio donde saben que tanto tabú hay sobre el tema. Por lo menos tendrán que asegurarse de si "están haciendo trampa".
A Dios no, pero al tribunal si... Y además me temo que se dejan engañar muy gustosos.
Completamente deacuerdo con "eparoff", es lo que van a hacer seguro...
No creo que haya habido mala fe en sus ponencias, se ha equivocado. No por ello hay que dejar de reconocer lo positivo de su labor al frente del ecumenismo católico y su posición firme de defensa de la doctrina católica ante los cuestionamientos recibidos contra ella. No olvidemos sus posturas acerca de las corrientes liberales que asolan al protestantismo histórico (sacerdocio femenino, homosexualidad).
Un hombre con luces y sombras, ya Dios juzgará.
No creo que "gane", pero su postura colabora con un mal para la Iglesia.
¿No es posible "descardenalizar" a un Cardenal?
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LF:
Es posible, pero desde luego este Papa no lo va a hacer.
Me refiero al hablar de problemas sexuales a los que vienen con actitudes pecaminosas, como fornicación, adulterio, masturbación, etc. Y digo que son un 90% los que vienen con estos "problemas".
Teresa, perdona si he sido brusco al referirme al problema sexual. En mis tiempos los Cursillos de Cristiandad se hacían por separado. Cursillos para hombres y Cursillos para mujeres.
Los de hombres solían ser con una terminología digamos más brusca. Aunque los hombres y mujeres tenemos la misma dignidad, creo yo que la psicología es diferente. No era mi intención escandalizar a nadie. Perdón.
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