Comentarios sobre el Instrumentum Laboris (II)
Segunda parte de la serie sobre el “Instrumentum laboris”. Vuelvo a recordar que el texto es más una descripción de la realidad que un manual de soluciones. Cuando me sea posible, citaré párrafos más cortos. Al indicar el número, cualquiera puede ir y leerlo entero.
El Capítulo III tiene como título “Evangelio de la familia y ley natural".
20. En el contexto de la acogida de la enseñanza de la Iglesia sobre matrimonio y familia es necesario tener presente el tema de la ley natural… La perplejidad acerca del concepto de ley natural —que hoy existe a gran escala— suele repercutir de modo problemático en algunos elementos de la doctrina cristiana sobre el tema.
21. …para la gran mayoría de las respuestas y observaciones, en los distintos contextos culturales, hoy el concepto de “ley natural” resulta ser, como tal, bastante problemático, incluso incomprensible. Se trata de una expresión que se entiende de modos diferentes o sencillamente no se entiende.
Difícilmente se puede aceptar aquello que no se entiende. La falta de conocimiento de lo que es la ley natural es prácticamente total fuera de la Iglesia, pero las cosas no están mucho mejor dentro de ella. A los fieles no se les explica en qué consiste. En Corazones.org leemos esta definición: “Distinta a la ley revelada, la ley natural es lo que los seres humanos podemos conocer, por medio de la razón. Es lo que está al alcance de la razón sin recurso a la fe. La ley natural es `La participación de la criatura racional en la ley eterna´” Ç(Sto. Tomás de Aquino; Summa Theologica, 1a, 2ae, quest. 91, art.2.)
El problema es que la razón, desde la caída de Adán, no pasa por buenos momentos, por decirlo suavamente. San Pablo lo explica de forma bastante contundente: “Os digo, pues, y os exhorto en el Señor a que no viváis ya como viven los gentiles, en la vanidad de sus pensamientos, oscurecida su razón, ajenos a la vida de Dios por su ignorancia y la ceguera de su corazón” (Ef 4,17-18). En Romanos 1,19-32 el apóstol explica el por qué de ese “oscurecimiento” y las consecuencias del mismo. Si leemos dichas consecuencias nos daremos cuenta de que muchas, por no decir todas, las tenemos hoy delante de nuestros ojos en medio de la sociedad.
Ahora bien, que los no creyentes no entiendan o rechacen la ley natural es lógico. El drama viene cuando ocurre lo mismo con alguien que se supone que está iluminado por la fe, de tal manera que su razón puede captar más fácilmente dicha ley. Cabe preguntarse si dicha persona tiene una fe viva o la tiene ahogada por el pecado y la influencia del mundo.
22. Asimismo, de las respuestas y observaciones resulta que el adjetivo “natural” suele ser interpretado según un matiz subjetivo de “espontáneo”. Las personas son orientadas a valorar el sentimiento y la emotividad; dimensiones consideradas “auténticas” y “originales” y, por tanto, que “naturalmente” hay que seguir.
La ley natural, en cuanto ley, tiene unas normas bien concretas. No depende de lo que a cada cual le parezca en un momento dado. Tampoco está sujeta a los vaivenes de una sociedad o de unas urnas. La gente actúa por “lo que me dicta el corazón” -o conciencia- sin dejar que el mismo sea moldeado por la ley divina. Pero como dice el profeta Jeremías, “Tortuoso es el corazón sobre todo y perverso. ¿Quién puede conocerle?” (Jer 17,9).
23. También la noción de “derechos humanos” se ve generalmente como una referencia a la autodeterminación del sujeto, no anclada en la idea de ley natural.
Quizás, sugiero, algo habría que hacer para que se hablara no solo de los derechos humanos sino de las obligaciones o deberes. Que, créanme, existen (Gaudium et spes, 26)
23.. muchos observan que los sistemas legislativos de numerosos países se encuentran con que tienen que reglamentar situaciones contrarias al dictado tradicional de la ley natural (por ejemplo, la fecundación in vitro, las uniones homosexuales, la manipulación de embriones humanos, el aborto, etc.). En este contexto, se sitúa la creciente generalización de la ideología denominada gender theory, según la cual el gender de cada individuo resulta ser sólo el producto de condicionamientos y necesidades sociales, dejando de este modo de tener plena correspondencia con la sexualidad biológica.
Si se siembre la semilla de leyes que chocan de frente con la ley natural, ¿qué cosecha podemos obtener? Cuando esa semilla es plantada con el conocimiento y la aquiescencia, vía urnas, de la mayor parte de la sociedad, ¿qué futuro le espera a esa civilización? El rechazo de la ley natural implica necesariamente la imposición de la cultura de la muerte, en la que el ser humano pasa a ser “cosificado", listo para ser arrojado al cubo de la basura. El hombre deja de ser una criatura hecha a imagen y semejanza de Dios para ser un objeto hecho a imagen y semejanza de estudios demoscópicos y teorías aberrantes.
24. Además se señala ampliamente que lo que establece la ley civil —basándose en el positivismo jurídico, cada vez más dominante— se convierte también en moralmente aceptable en la mentalidad común. Lo que es “natural” lo suelen definir solamente el individuo y la sociedad, que se han convertido en los únicos jueces para las decisiones éticas.
Dice San Pablo que “la Ley fue nuestro pedagogo para llevarnos a Cristo, para que fuéramos justificados por la fe” (Gal 3,24). De igual manera que la ley mosaica cumplió su papel benefactor, cumplen su papel aniquilador las leyes de ingeniería social que se han impuesto en las últimas décadas en muchos países, y que se están extendiendo por otros cual chapapote petolífero asesino de la fauna espiritual.
Lo peor de todo es que multitud de fieles acaban aceptando la maldad de esas leyes. Por ejemplo, según una encuesta de Metroscopia de la que dio cuenta ayer El País, el 36% de los católicos practicantes en España creen que la actual ley del aborto, que considera el mismo un derecho de la madre, es mejor que la que propone el gobierno, que ya de por sí es claramente pro-abortista. No sé si la encuesta está bien hecha y si ese porcentaje es el real. Pero también sé que hay muchos católicos de misa dominical pro-abortistas e incluso pro-eutanasia. El post “Enfermos así necesitan a veces una ayudita para poder terminar” del P. Jorge González está lejos de ser una excepción.
24. La relativización del concepto de “naturaleza” se refleja también en el concepto de “duración” estable en relación a la unión matrimonial. Hoy, un amor se considera “para siempre” sólo en relación a cuánto puede durar efectivamente.
El amor es sentimiento, pero no solo sentimiento. La caridad (amor), según San Pablo “es paciente, es benigna; no es envidiosa, no es jactanciosa, no se hincha; no es descortés, no es interesada, no se irrita, no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia, se complace en la verdad; todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera” (1ª Cor 13,4-7). Cuando esos ingredientes no están presentes en una relación matrimonial, acaba saltando en pedazos. Llaman amor a lo que no es amor y por tanto se separan cuando ese amor falso desaparece.
26. En las respuestas se pone de manifiesto la convicción generalizada del hecho que la distinción de los sexos posee un fundamento natural en la existencia humana. Existe, por tanto, gracias a la fuerza de la tradición, de la cultura y de la intuición, el deseo de mantener la unión entre el hombre y la mujer. La ley natural, pues, es universalmente aceptada “de hecho” por los fieles, aunque no se vea la necesidad de justificarla teóricamente.
Me temo que es demasiado optimista afirmar que los “fieles” aceptan universalmente la ley natural. Quizás sí en la cuestión de los géneros sexuales, pero me temo que el avance de la ideología de género hará estragos, si es que no los está haciendo ya.
Los puntos 26 al 29 reflejan las consecuencias de ese alejamiento de la ley natural: Divorcio, contracepción, procedimientos artificiales de procreación, uniones homosexuales, familias con hijos de diferentes padres y madres, matrimonios que no quieren tener hijos, familias monoparentales, aumento estratosférico de la edad en la que se accede al matrimonio, etc.
30. La exigencia subyacente al uso tradicional de la expresión “ley natural” impulsa a mejorar el lenguaje y el marco conceptual de referencia, a fin de comunicar los valores del Evangelio de modo comprensible al hombre de hoy. En particular, de la gran mayoría de las respuestas y, todavía más, de las observaciones, emerge la necesidad de hacer mayor hincapié, decididamente, en el papel de la Palabra de Dios como instrumento privilegiado en la concepción de la vida conyugal y familiar.
Lo de mejorar el lenguaje no sé bien en qué puede consistir, porque creo que el problema no es el cómo se transmite sino más bien que aquello que se transmite es rechazado por la sociedad. Es decir, por muy bien que expliquemos lo que es la ley natural, seguirán negándola y/o rechazándola. Aun así, bienvenido todo esfuerzo que se haga para explicarla en un lenguaje que puedan entender.
Me alegro mucho que las respuestas aboguen por reforzar el papel de la Palabra de Dios para entender lo que es el matrimonio. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, “toda la Escritura es divinamente inspirada y útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia” (2 Tim 3,16). Y bien haríamos en recuperar a los Padres de la Iglesia, que son los grandes olvidados en cuanto a la enseñanza sobre el matrimonio natural y el cristiano. Puede que muchas sus propuestas partan de realidades sociales que tienen poco que ver con la que vivimos hoy en día, y por ello pueden resultar altamente chocantes incluso para el cristiano de hoy, pero los principios que plantearon son genuinos y basados en la Revelación. Pueden y deben ser leídos a la luz del magisterio actual de la Iglesia.
Luis Fernando Pérez Bustamante
19 comentarios
Aunque siendo la capacidad del hombre limitada, no se puede esperar que la Ley Natural, querida por Dios, sea captada por aquél de forma completa.
Entiendo que está la rima y la musicalidad… ¡pero la verdad tiene que estar por delante!
Si hablamos de “nuestra familia” es una manera tácita de reconocer que hay “otras familias” (que no nos agradan pero que llamamos “familias”).
Y si la familia está integrada por “un papá y una mamá… desde la noche de los tiempos”, si no aclaramos que se trata esa “noche de los tiempos” no es una cuestión de costumbre, o de tradición, si no que hay fundamentos naturales o tradición adámica o cualquier otra fuente que apele a una revelación, estamos fritos.
Es necesario que el católico de a pie pueda defender los principios no negociables desde la ley natural. No se puede ir por la vida vegetando.
Por supuesto que el objetivo final es la evangelización, y no un medio para hacer valer la ley natural, pero a veces lo planteamos de modo tan global y abarcante que parece que queremos evangelizar en medio del predominio del relativismo, cosa realmente imposible.
Saludos cordiales.
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LF:
Tal cual.
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LF:
No es el único. No es infalible. Pero es el mejor. Y el Concilio Vaticano II declara que la teología debe estudiarse "magistro Sancti Thomae".
Luego de tres o cuatro generaciones, nos hemos acostumbrado a creer que "si es legal es bueno", confundiendo la ley civil -sin moral-, con la ley de Dios -totalmente moral-.
Al principio no era así. Al principio las leyes civiles reflejaban su origen moral: se condena el asesinato, el robo, la mentira ("perjurio" o "estafa"). Pero en la medida que las leyes civiles fueron aumentando y ganando valor, dejó de condenarse lo malo. No se condena civilmente la defensa propia, el robo insignificante o bien escondido, el ocultamiento de la verdad.
Hoy día las leyes civiles carecen totalmente de moralidad y la gente -incluso los creyentes- las aceptan como si la tuviera. Se acepta el fraude electoral si se hizo legalmente. Se acepta la evasión de impuestos si se aprovecha un vacío en la ley, se permiten las relaciones sexuales libres "si no le hacen daño a nadie".
Si queremos verlo positivamente, hemos llegado a un punto de ruptura interesante entre César y Dios. Ya no es necesario seguirse preguntando si es correcto obedecer las leyes civiles. Para un creyente esas leyes pueden considerarse como inexistentes mientras dejen en paz al pueblo de Dios. El siguiente paso vendrá cuando la sociedad civil se interponga entre Dios y el hombre. Allí se verá si seguimos obedeciendo a Dios o a César.
Propondría una especie de youcat, catecismo o doctrina que compendíe el magisterio válido hoy en día.
Dos encíclicas que podrían compendiarse podrían ser la Veritatis Splendor y Evangelium Vitae.
Haría falta hacer una Doctrina de la Vida, Familia y Matrimonio de la Iglesia, parecido a la Doctrina Social de la Iglesia.
En ese dialogo quedo claro que hay problemas basicos de lenguaje. El mismo termino "ley natural", para la inmensa mayoria de la gente que no está familiarizada con la filosofia escolastica, no significa lo mismo que para la Iglesia Catolica, y no por entender "natural" como "espontáneo", como dice el documento, sino por entenderlo como "biológico". Lo cual da lugar a respuestas como: "Si el macho alfa de un clan de chimpancés cree que una hembra del clan se apareó con otro macho, va a matar a su bebé y se lo va a comer. El mayor peligro para la vida de un cachorro de oso es que lo mate un oso macho adulto. ¿De qué ley natural me hablan?"
Por lo tanto, HAY un problema básico de lenguaje, o mas bien de terminologia. Es esencial aclarar desde el principio que "natural" en "ley natural" quiere decir que esa ley:
- puede ser conocida a través de la razón, que es una facultad propia de la naturaleza humana, o sea no se necesita para conocerla una revelación sobrenatural, y
- está orientada al bien total de la naturaleza humana, que no es puramente biológica. De hecho, si tenemos razón es porque tenemos un alma espiritual.
Esto lo dice el Catecismo en el punto 1955:
"Esta ley se llama natural no por referencia a la naturaleza de los seres irracionales, sino porque la razón que la proclama pertenece propiamente a la naturaleza humana."
Por otro lado, el elemento de la doctrina catolica sobre el matrimonio y la familia que más depende de la ley natural es la prohibición de la anticoncepción. Porque temas como relaciones prematrimoniales, divorcio, aborto, etc. están cubiertos perfectamente por la ley revelada. Pero el episodio de Onán, bien entendido, no es base suficiente para prohibir la anticoncepción. De hecho, Humanae Vitae dice expresamente en sus secciones 4 y 11 que el fundamento de la doctrina católica sobre la anticoncepción es la ley natural:
"4. Estas cuestiones exigían del Magisterio de la Iglesia una nueva y profunda reflexión acerca de los principios de la doctrina moral del matrimonio, doctrina fundada sobre la ley natural, iluminada y enriquecida por la Revelación divina.
Ningún fiel querrá negar que corresponda al Magisterio de la Iglesia el interpretar también la ley moral natural. Es, en efecto, incontrovertible —como tantas veces han declarado nuestros predecesores (1)— que Jesucristo, al comunicar a Pedro y a los Apóstoles su autoridad divina y al enviarlos a enseñar a todas las gentes sus mandamientos (2), los constituía en custodios y en intérpretes auténticos de toda ley moral, es decir, no sólo de la ley evangélica, sino también de la natural, expresión de la voluntad de Dios, cuyo cumplimiento fiel es igualmente necesario para
salvarse (3)."
"La Iglesia, sin embargo, al exigir que los hombres observen las normas de la ley natural interpretada por su constante doctrina, enseña que es necesario que cada acto matrimonial quede en sí mismo destinado a la procreación de la vida humana (quilibet matrimonii usus ad vitam humanam procreandam per se destinatus permaneat) (12)."
Finalmente, la poca o nula utilidad del concepto de "ley natural" en el dialogo con ateos queda clara a partir de algo que el Catecismo dice en el mismo punto 1955: "La ley natural ... tiene por raíz la aspiración y la sumisión a Dios, fuente y juez de todo bien, así como el sentido del prójimo en cuanto igual a sí mismo." No tiene sentido hablar de ley si no hay Legislador y Juez.
¿Por qué saben en el fondo que es algo malo (aunque luego lo justifiquen apelando no sé a qué argumentos)? La única razón de que lo sepan -aunque no quieran ser coherentes con ese conocimiento- es que hay una ley moral inserta en el ser íntimo de la persona -de todas las personas, ley universal por tanto- que fija una serie de reglas esenciales sobre el bien y el mal. Y matar a un inocente es una de ellas, la más rotunda.
Que la excusa para violar la ley natural sea -como en los pueblos primitivos- los ancestrales temores del hombre que llevaban a sacrificios rituales-, -o en nuestro tiempo- el narcisismo egotista que reivindica derechos obviando las obligaciones, es lo de menos: lo importante es el hecho de que se viola, y más aún, de que quien viola esa ley sabe perfectamente que está violando una ley perenne de la condición humana.
Y por otro lado la ley natural es más fuerte que las excusas para violarla: la ley es rocosa, las excusas son volátiles. La ley es verdad, las excusas son sencillamente mentiras. ¿Prueba de ello? Si no existiera ley natural no existiría algo como la frecuentísima depresión -con resultado a veces suicidas- en la que caen las mujeres que se someten a la carnicería de un aborto.
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LF:
Sí, algo anda mal, sin duda. Pero anda mal para los que siguen las indicaciones de una falsa profetisa que se emperró en lo del sábado. Y para los que son incapaces de ver que Dios mandó construir imágenes -concretamente dos querubines- para su uso litúrgico, lo cual demuestra que la prohibición de las imágenes no era absoluta.
La sección de adventistas del séptimo día está según se sale a mano derecha. Este es un post solo para católicos.
Gracias por los ánimos, pero el resto del comentario no tiene nada que ver con el post.
Claro que hay que saber de ella... pero hombre!, la Buena Nueva a la que nos mandó Cristo no es esa.
Evangelizar es evangelizar, no dar clases de Ley Natural ni buscar en ella la solución última a los problemas.
"Sin mí nada podéis! "
No tengo ni idea de lo que será la ideología de géneros, pero en nombre de ella no se puede negar la realidad de que alguien es sexualmente un varón o una mujer o un hermafrodita, les guste o no y se comporten como se comporten.
Ahora bien menos aún hay que achacar a ideología de género la protesta de que ser mujer implique por naturaleza que tenga que llevar burka -o quedarse con la pata quebrada en casa, o considerarse persona o ciudadana limitada a priori por los que tienen unos determinados prejuicios sobre lo que una mujer puede o debe hacer.
En fin, que ya está bien que unos y otros se refugien detrás de la ideología de género para justificar sus propias manías personales, novedosas o ancestrales, que lo mismo me da.
Por supuesto que se es varón o mujer -o hermafrodita, en algún caso- físicamente y con determinadas implicaciones.
Pero más por supuesto aún, que se es persona, persona varón o persona mujer, y que nadie tiene por qué limitar sus derechos a las personas por ser varón o mujer o por ser alto o bajito o por ser asiático o africano.
Que hay mucho deseo de negar la realidad de la naturaleza por un lado, sí, pero por el otro de imponer los propios prejuicios sobre la naturaleza, con los añadidos que a uno le convienen.
Y respecto a la ley natural, mi perplejidad está en el hecho de que se supone que la naturaleza debería estar sometida a la ley natural y en ese caso sería natural todo lo que se da en la naturaleza, y sin embargo no lo es.
Saludos cordiales
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LF:
Digo lo mismo que con el comentario de catholicus. Al que le guste lo dicho por último, bien. Al que no, también bien. Nada de debates.
Pero sigue siendo poco claro lo que dice la razón sobre muchas cuestiones y en qué se basa el magisterio para considerar algo de ley natural o no. El tema de los anticonceptivos, precisamente, se puede acatar porque la Iglesia lo mande, pero no salta a la vista precisamente que sea de ley natural.
Por Ley Natural sabemos que las sociedades se fundan sobre el matrimonio de un hombre y una mujer para formar una familia.
Por la "ley de la naturaleza" sabemos que los varones, como les den cancha (otras mujeres), ni una mujer, ni para toda la vida, ni probablemente tampoco los propios hijos.
La Ley Natural sigue siendo don de Dios.Requiere virtud y se basa en ella.
La "ley de la naturaleza", como es naturaleza caída, suele ser el imperio de los vicios e instintos más bajos.
No confundamos ambas.
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