18.04.25

No hay santo sin cruz

Tenemos unas riquezas inmensas, que no nos merecemos, porque las desaprovechamos como niños malcriados. Una de esas riquezas es la maravillosa poesía religiosa en nuestra lengua, que ya quisieran para sí los demás pueblos de la tierra.

Como demostración, hoy, Viernes Santo, traigo al blog este sabio y precioso poema de Lope de Vega, muy poco conocido por los católicos. Vale, sin duda, por un buen sermón sobre la cruz. Y por un centenar de malos sermones, porque, desgraciadamente, se nos habla muy poco de la cruz, a pesar de que, como dice Lope, sin ella no hay gloria ninguna y su ausencia equivale al eterno llanto.

Si vivimos en una época blandita y hemos olvidado muchas cosas esenciales para un cristiano, dejemos que los cristianos de otras épocas nos las recuerden.

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31.03.25

Prohibido prohibir en el Dicasterio para la Doctrina de la Fe

En un artículo publicado hace dos días, Alejandro Bermúdez afirmaba que “el Vaticano abre las puertas al cambio de sexo”. Con ello se refería a que el cardenal Víctor Manuel Fernández intentó recientemente convertir en “doctrina” una “controvertida conferencia que dio en Alemania sobre cambio de sexo”.

Desgraciadamente, el artículo describía lo que en efecto ha sucedido. El cardenal Fernández ha publicado como documento oficial del Dicasterio para la Doctrina de la Fe una conferencia que pronunció en el país germánico, en la que repetía la doctrina de la Iglesia de que las operaciones del llamado “cambio de sexo” no están permitidas moralmente, pero, como novedad, introducía una excepción: el caso de “fuertes disforias que pueden llevar a una existencia insoportable o incluso al suicidio”. Es decir, cambiarse de sexo es inmoral a no ser que lo desees mucho, mucho, mucho de verdad. Puro sentimentalismo. Como si el hecho de que uno desee mucho pecar hiciera que el pecado fuese menos malo o incluso bueno.

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27.03.25

Las primicias del día

El otro día, en uno de los salmos de laudes, el Salmista cantaba, lleno de gozo:

Dichosos los que viven en tu casa
alabándote siempre.

Con estas palabras se nos da una magnífica definición de lo que es un cristiano: el que tiene la gran fortuna de vivir dichoso en la Iglesia, alabando siempre a Dios. Laudes, la oración matinal de la Iglesia, significa en latín precisamente eso: alabanzas, porque estamos llamados a empezar cada día alabando a Dios.

La oración por la mañana, antes de que hagamos ninguna otra cosa, es muy especial y diferente de cualquier otro momento de oración del día. Antes de que salga el sol, antes de que empiecen los trabajos de la jornada, antes de que nos ocupemos de nuestros propios asuntos, nuestros ojos, nuestro corazón y nuestra mente se ponen en Dios, para que así se cumpla el primer mandamiento: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas.

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25.03.25

10.03.25

La popularidad de la ceniza

El otro día leí en algún sitio que un sacerdote se quejaba de la popularidad del Miércoles de Ceniza. Con razón, señalaba que cualquier domingo de Cuaresma es más importante que el Miércoles de Ceniza y se preguntaba por qué iba más gente a recibir la ceniza el miércoles que a Misa esos domingos.

Por supuesto, no es mi intención criticar al sacerdote, que tenía razón y, además, si no recuerdo mal, era ortodoxo y benemérito. Hablando en general, sin embargo, me llama la atención que justo cuando la Iglesia se declaró a sí misma “experta en humanidad” (cf. Populorum progressio, Pablo VI), los clérigos parezcan haber perdido cualquier conocimiento de lo que es la naturaleza humana.

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