Dennis Barton, La tradición clementina del Evangelio -21
Dennis Barton, La tradición clementina del Evangelio, edición de 2017
Capítulo 1. Redescubrimiento de la tradición clementina del Evangelio
Capítulo 2. El zigzag sinóptico y los dobletes
Capítulo 3. El origen del Evangelio de Marcos
Capítulo 4. El Evangelio de Marcos y Lucas-Hechos
Capítulo 5. Antijudaísmo en Mateo
Capítulo 6. La evidencia histórica temprana
Capítulo 7. Las liturgias (typicon o ustav) de las Iglesias orientales
Capítulo 8. La fuente Q y las profecías del Templo
Capítulo 11. El mundo judío y la taquigrafía
Capítulo 12. Cronología de 2.000 años
Capítulo 13. Datación de Mateo
Capítulo 16. La narración de la infancia en Lucas
Capítulo 17. El estilo de Lucas
Capítulo 18. Las Epístolas y la seudonimia
Capítulo 19. La Epístola a los Hebreos
Capítulo 20. El Evangelio de Juan: el gnosticismo y la complementación
Capítulo 21. El impacto de la prioridad de Marcos sobre la enseñanza del cristianismo
La teoría de la prioridad de Marcos ha tenido un impacto devastador sobre la confianza pública en la confiabilidad histórica del mensaje cristiano. La teoría se apoya sobre el estudio de los Evangelios sólo como literatura (es decir, evidencia interna). Está basada en el griego “pobre” del evangelio de Marcos. Los registros de los historiadores antiguos (evidencia externa) son ignorados.
A finales del siglo XIX, el gobierno alemán, por razones políticas, impuso la enseñanza exclusiva de la teoría de la prioridad de Marcos en todas las universidades [de Alemania]. Después de echar raíces entre los estudiantes clericales protestantes, se propagó al mundo de habla inglesa.
Con base en la aceptación de la teoría, una progresión lógica del razonamiento podía pretender que los evangelios fueron escritos generaciones después de la vida de Cristo. Por consiguiente no eran registros históricos confiables de lo que él dijo e hizo. En [los Estados Unidos de] América, una reacción protestante condujo al nacimiento del fundamentalismo, basado en una lectura literalista de la Biblia. Otros protestantes aceptaron la teoría, y sus iglesias se desviaron de las posiciones doctrinales firmes.
En 1893, el Papa León XIII dirigió la reacción católica. Él publicó una encíclica condenando cualquier teoría que confiara sólo en el análisis interno e ignorara la evidencia de los historiadores antiguos. Pidió una mayor investigación histórica y lingüística y asignó fondos para ello.