Dennis Barton, La tradición clementina del Evangelio -5
Dennis Barton, La tradición clementina del Evangelio, edición de 2017
Capítulo 1. Redescubrimiento de la tradición clementina del Evangelio
Capítulo 2. El zigzag sinóptico y los dobletes
Capítulo 3. El origen del Evangelio de Marcos
Capítulo 4. El Evangelio de Marcos y Lucas-Hechos
Capítulo 5. Antijudaísmo en Mateo
El Evangelio de Mateo exhibe mucho más antagonismo hacia los líderes judíos que el de Marcos. Esto ha sido explicado tradicionalmente como debido a que el cristianismo nació y fue perseguido en el escenario judío de la Tierra Santa. Mateo escribió poco después de la crucifixión y resurrección de Cristo, y por lo tanto reflejó este ambiente. Marcos escribió muchos años después en Roma, donde la población y la autoridad civil era gentil [no judía]. En Roma, el antagonismo judío hacia los cristianos no era tan intenso. Los Evangelios de Mateo y de Marcos hacen eco a estos dos períodos.
Empero, según la historia marcana, los judíos y los cristianos tuvieron buenas relaciones hasta el 85 DC. En ese año los líderes judíos, en un concilio en Jamnia, escribieron una oración que contenía una maldición anticristiana. Cuando fue introducida en los servicios [religiosos] y los cristianos se rehusaron a decirla, ellos fueron expulsados de la sinagoga. Este acto anticristiano de parte de los judíos fue un punto de inflexión importante y explica por qué el Evangelio de Mateo tiene un tono anti-judío.
¿Cuál historia es correcta? Estos períodos han sido estudiados en detalle tanto por judíos como por cristianos. El rabino Phillip Segal, talmudista, y otros académicos judíos han señalado que, si bien Jamnia era un centro de aprendizaje judío, no hay registro de que el concilio se haya celebrado allí. La hipótesis del tal concilio fue presentada por primera vez en 1871 por Heinrich Graetz. Él escribió la primera historia del judaísmo y, aunque es una obra pionera digna de elogio, no es confiable. Una maldición contra los cristianos fue escrita en Jamnia por un número pequeño de judíos, pero no fue un gran evento ni fue introducida en todas las sinagogas.
Otra investigación judía fue publicada en Jewish and Christian Self-Definition (Autodefinición judía y cristiana) por E. P. Sanders en 1981. William Horbury, la principal autoridad cristiana en la materia, avaló los descubrimientos del libro. El arzobispo anglicano John Robinson comentó sobre él: “(La oración) no refleja una línea divisoria entre judíos y cristianos en los primeros siglos de nuestra era. Aparentemente nunca hubo un solo edicto que causó la así llamada separación irreparable entre el judaísmo y el cristianismo. La separación fue más bien el resultado de un largo proceso dependiente de situaciones locales y en última instancia del poder político de la Iglesia.”
Acerca de un período posterior, él escribió: “Hay evidencia abundante de fuentes patrísticas de que los cristianos frecuentaban las sinagogas bastante a menudo. En verdad hay una evidencia extensa de que fue el liderazgo eclesiástico el que se esforzó para mantener a los cristianos lejos de la sinagoga y no de que los judíos eran los que estaban excluyéndolos. Tal protesta de los Padres de la Iglesia demuestra la receptividad de las sinagogas hacia los cristianos. Esta situación es muy improbable si la liturgia de la sinagoga contenía una maldición diaria contra los cristianos.”
Y de nuevo: “No hay evidencia que demuestre que la gente era excomulgada [en el judaísmo] sobre la base de albergar creencias no ortodoxas… Mientras que para los cristianos la herejía implicaba principalmente el disenso doctrinal, en el judaísmo el disenso doctrinal no convertía a un judío en un hereje. El desviacionismo era evaluado [en el judaísmo] sobre bases de práctica y disciplina más que de doctrina.” (JATRP 75-77).
La historia cristiana muestra que había razones muy fuertes para que los cristianos fueran críticos del liderazgo judío de los primeros tiempos del cristianismo. Mientras Cristo estaba vivo, sus seguidores temían ser expulsados de las sinagogas (Juan 12:42), y cuando estaban escondidos en la habitación superior después de la crucifixión, ellos vivían con miedo (Juan 20:19). Después del descenso del Espíritu Santo, emergieron para proclamar la Resurrección, realizar milagros y atraer conversos.
Los saduceos y el sumo sacerdote trajeron a los cristianos ante el Sanedrín, ordenando que fueran azotados y que cesaran de predicar. Esteban, un diácono muy elocuente, fue juzgado por el Sanedrín y lapidado hasta la muerte (Hechos 7:59).
Más tarde el gobernador romano visitó Cesarea y dejó al Sumo Sacerdote gobernar Jerusalén. El Sumo Sacerdote aprovechó esta oportunidad para lanzar una persecución contra los cristianos que consistió en búsquedas, arrestos, encarcelamientos y ejecuciones (Hechos 8:1). Luego envío a Saulo a Antioquía y otras ciudades para traer de regreso a los cristianos fugitivos para su juicio y muerte (Hechos 26:11). Fue durante un viaje a Damasco que Saulo se convirtió y tomó el nombre de Pablo (Hechos 13:9). Los Apóstoles tuvieron que esconderse hasta el retorno del gobernador romano.
Cuando Claudio se convirtió en emperador en el 40 DC, nombró al judío Herodes Agripa como rey de Palestina. Necesitando consolidar su influencia en el Sumo Sacerdote, Herodes decapitó al Apóstol Santiago el Mayor y, “al ver que esto agradaba a los judíos", arrestó a Pedro (Hechos 12:1-11). Cuando el Rey Herodes murió, su hijo era demasiado joven para gobernar, así que fue nombrado un gobernador romano y bajo él la Iglesia fue dejada en paz.
En el 58 DC, Pablo decidió volver a Jerusalén desde Asia pero, habiendo oído que algunos judíos estaban conspirando para matarlo, viajó por una ruta indirecta (Hechos 20:3). Para mantener las tradiciones de su pueblo, Pablo visitó el Templo para las ceremonias de purificación pero, cuando fue reconocido, fue arrastrado fuera del Templo y se hizo un intento de matarlo (Hechos 21:30-31).
Afortunadamente las tropas romanas de un cuartel cercano intervinieron y, deseando conocer el motivo del disturbio, pidieron al Sanedrín que celebrara un juicio. Los fariseos querían absolver a Pablo, pero los romanos tuvieron que intervenir de nuevo para protegerlo de los saduceos (Hechos 23:10).
Al día siguiente él fue enviado a Félix, el gobernador romano de Judea, que ahora vivía en Cesarea. Al oír que cuarenta judíos habían hecho un juramento aprobado por el Sumo Sacerdote de matar a Pablo, Félix suministró una gran escolta de tropas (Hechos 23:21-25). Aunque rechazó las acusaciones de los líderes judíos, Félix concedió a Pablo sólo una libertad limitada.
Dos años después, Festo reemplazó a Félix. Deseando ganar popularidad, el nuevo gobernador estuvo dispuesto a acceder a la exigencia de los líderes judíos de que Pablo fuera juzgado por el Sanedrín. Pablo evitó esto reclamando su derecho como ciudadano romano a ser juzgado en Roma. Pero, antes de que Pablo pudiera ser enviado a Roma, Festo murió y Albino fue nombrado para reemplazarlo.
Pasaron algunas semanas mientras Albino se preparaba para su viaje a Palestina para tomar posesión de su cargo. En su ausencia el Sumo Sacerdote y el Sanedrín estuvieron libres del control romano. La ciudad estaría abarrotada durante la Pascua y los judíos principales temieron que los cristianos aprovecharan la oportunidad para predicar más abiertamente. En ese momento se sabía que un hombre santo pasaba largos períodos de oración diaria en el Templo. Así que las autoridades lo colocaron en un ala del edificio y le dijeron que advirtiera a las multitudes contra la predicación cristiana.
No sabían que él era el Apóstol Santiago [el Menor], ahora obispo de la ciudad. Tan pronto como se puso de pie en el ala, él predicó abiertamente a Cristo. Los sacerdotes y los fariseos se dieron cuenta de su error y lo derribaron. Después de ser apedreado, él fue golpeado hasta la muerte con un garrote. Después de este incidente en el 62 DC, otros cristianos fueron asesinados (EH 2:23 y BC 118-121).
Albino, que todavía estaba en Alejandría, envió una carta airada privando a Anás del sumo sacerdocio. Esto puso al Sanedrín bajo control y puso fin a las matanzas, pero los saduceos prohibieron a los cristianos adorar en el Templo (BC 121). Dentro de cuatro años Palestina fue devastada por la guerra, por lo que los cristianos se mudaron a la ciudad gentil de Pella, 130 kilómetros (~81 millas) al norte.
Estos eventos explican claramente por qué Mateo veía a muchos de los líderes judíos como enemigos.
En el 64 DC Nerón lanzó una persecución mucho peor que cualquiera intentada por los judíos. Si el autor del Evangelio de Mateo escribió mucho después, ¿por qué los romanos son presentados de un modo tan favorable? Si un concilio en Jamnia indignó tanto a los cristianos que súbitamente ellos se volvieron anti-judaicos, ¿por qué no hay indicios de ello, o de la maldición, en la literatura cristiana y herética?
Copyright ©; Estate of Dennis Barton & Mark Alder 2017.
Traducido del inglés al español por Daniel Iglesias Grèzes con autorización de Mark Alder.
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