Dennis Barton, La tradición clementina del Evangelio -6
Dennis Barton, La tradición clementina del Evangelio, edición de 2017
Capítulo 1. Redescubrimiento de la tradición clementina del Evangelio
Capítulo 2. El zigzag sinóptico y los dobletes
Capítulo 3. El origen del Evangelio de Marcos
Capítulo 4. El Evangelio de Marcos y Lucas-Hechos
Capítulo 5. Antijudaísmo en Mateo
Capítulo 6. La evidencia histórica temprana
Sería muy sorprendente que todos los pergaminos producidos por los primeros escritores cristianos hubieran sobrevivido intactos durante 2.000 años. Sin embargo, sí tenemos extractos largos de sus obras tal como fueron reproducidos por historiadores tempranos confiables como Eusebio y otros.
Papías (c. 60-139) fue el obispo de Hierápolis. Eusebio informa que Papías escribió cinco libros y menciona sus comentarios sobre los Evangelios de Mateo y Juan. La literatura armenia antigua registra a Papías escribiendo comentarios sobre Lucas y Juan (RO 171). Papías había estudiado cuidadosamente al menos tres de los Evangelios. Hierápolis estaba cerca de los centros cristianos en Colosas y Laodicea y a alrededor de 150 kilómetros (~93 millas) de Éfeso a lo largo de un buen camino asfaltado, por lo que el contacto con el Apóstol Juan habría sido fácil. Sin duda Juan se interesó mucho en Papías, dado que lo entrenó para ser un obispo y después le dio buenos consejos. La duración de su vida se superpuso con la de Juan por 30-40 años y Papías habla de “El Presbítero", que tradicionalmente ha sido identificado como el Apóstol Juan. Un extracto del cuarto libro de Papías tal como fue preservado por Eusebio dice: “Y esto es lo que el Presbítero solía decir: ‘Marcos, siendo el registrador de Pedro, escribió exactamente pero no en orden todo lo que él [Pedro] recordaba de las cosas dichas o hechas por el Señor; porque él [Marcos] no había oído al Señor ni lo había seguido, pero más tarde, como dije, Pedro, que solía enseñar según las cheias [un tipo especial de anécdota] pero no haciendo como si fuera una composición sistemática de los dichos del Señor; así que Marcos no se equivocó en absoluto cuando escribió ciertas cosas justo como él [Pedro] las había recordado. Porque él [Marcos] no tenía sino una intención, no dejar de lado nada de lo que había oído, ni falsificar nada en ellas’. Esto es lo que fue relatado por Papías sobre Marcos. Pero sobre el de Mateo dijo esto: ‘Porque Mateo compuso los logia [dichos] en estilo hebreo; pero cada uno los registró como pudo’.” (EH 3:39,8 y RO 166r).
Aquí tenemos a Papías citando las palabras del Apóstol Juan en defensa del estilo del Evangelio de Marcos. El “griego pobre” de Marcos no fue notado por primera vez en el siglo XIX sino que ya se había notado a fines del siglo I. El extracto “el Presbítero solía decir", al estar en plural, muestra que algunos aspectos del Evangelio de Marcos deben de haber tenido que ser defendidos repetidamente por el Apóstol Juan contra las críticas.
Justino Mártir (c. 100-165) nació en Palestina y, después de sus estudios de los sistemas filosóficos, se hizo cristiano alrededor del 130 DC. Unos ocho años después Justino se mudó a Roma y se estableció como un maestro de filosofía cristiana. Se convirtió en un líder público en defensa de las creencias cristianas contra el paganismo, los judíos y las enseñanzas heréticas de Marción. En su obra él tenía que ser cuidadoso para usar argumentos sólidos. Entre sus escritos poseemos doce citas directas de los Evangelios. Luego Justino se mudó a Éfeso, donde murió. Los miembros ancianos de la comunidad de Éfeso [aún] recordarían a los Apóstoles que habían vivido en la ciudad o la habían visitado.
En su Diálogo con Trifón, publicado entre 161 y 165, Justino presenta citas de Mateo y Lucas, refiriéndose a ellos como “los maestros que han registrado todo lo concerniente a nuestro Salvador Jesucristo" (JMD). Él escribe sobre “las memorias compuestas por los apóstoles que son llamadas Evangelios” (JMD). También atribuye específicamente el Apocalipsis al Apóstol Juan.
Él conocía bien la Septuaginta [La Biblia de los LXX] y usaba la misma versión que había sido usada por Mateo. Justino, en su Diálogo con Trifón, usa con frecuencia la frase “las memorias de los apóstoles [nótese el plural] y de otros que los siguieron” como la fuente de sus citas (JMD 98-107 y RO 122). Justino aceptó que los apóstoles habían escrito al menos dos de los Evangelios. También se refiere a Marcos 3:16-17 como parte de las memorias de Pedro: “Y cuando se dice que él [Jesús] cambió el nombre de uno de los apóstoles por Pedro, y cuando se escribe en sus memorias [las de Pedro] que esto sucedió, así como que él apodó a otros dos hermanos, que eran hijos de Zebedeo, con el nombre de Boanerges, que significa Hijos del Trueno, esto fue un significado de que fue Él [JHWH] por quien Jacob fue llamado Israel” (JMD 106.9-10 y RO 125).
Ireneo nació en torno al 120 DC cerca de Esmirna. Después de viajar a través del mundo romano, obteniendo un amplio conocimiento de la vida y la historia cristianas, él fue nombrado obispo de Lyon y martirizado alrededor del 180 DC. De joven él frecuentaba la casa del Obispo Policarpo en Esmirna. En una carta a Florino, él escribió acerca de su infancia: “Puedo incluso describir el lugar donde el bendito Policarpo solía sentarse y hablar -también sus salidas y sus entradas-, su modo de vida general y su apariencia personal, junto con los discursos que pronunció al pueblo, también cómo hablaba de su relación familiar con Juan y con el resto de aquellos que habían visto al Señor, y cómo él recordaba sus palabras. Todo lo que había aprendido de ellos con respecto al Señor, tanto sobre sus milagros como sobre sus enseñanzas, habiendo así recibido Policarpo [información] de los testigos oculares de la Palabra de Vida, lo relataría todo en armonía con las Escrituras” (Véase el sitio web newadvent.org, Fathers: Irenaeus: Fragments from lost writings of Irenaeus, ítem 2 e IJK 540).
En el primer capítulo de su tercer libro de la serie conocida como Adversus haereses, Ireneo registra que los Apóstoles de Cristo predicaron el Evangelio verbalmente. Luego él continúa: “Así que Mateo también publicó un Evangelio escrito entre los judíos en su propia lengua, cuando Pedro y Pablo estaban predicando el Evangelio en Roma y fundando la Iglesia. Pero después de su muerte, el mismo Marcos, el discípulo y registrador de Pedro, también nos ha transmitido por escrito lo que había sido proclamado por Pedro. Y también Lucas, el seguidor de Pablo, depositó en un libro el Evangelio que estaba siendo predicado por él. Más tarde también Juan, el discípulo del Señor, que incluso se había recostado sobre su pecho, también publicó un Evangelio mientras habitaba en Éfeso de Asia” (RO 128-129; IAH 3.1,1; EH 5:8,2).
Esta cita es de la traducción latina de su obra, pero también poseemos el mismo pasaje en el original griego tal como fue citado por Eusebio. Esto confirma que la traducción latina es exacta. La versión latina puede implicar que Ireneo pensaba que Marcos y Lucas escribieron después de la muerte de Pedro. Sin embargo, el tiempo presente usado en la versión griega vuelve claro, según Orchard, que esto no es así. Ireneo estaba diciendo meramente que los Evangelios de Marcos y Lucas han comunicado las tradiciones enseñadas por Pedro y Pablo cuando ellos todavía estaban vivos (RO 163). “Lengua” puede ser también traducida como “lenguaje” o “dialecto". La palabra para “muerte” también era usada por los griegos para denotar “partida". Las palabras “También Mateo” también pueden ser traducidas como “Así que Mateo".
Ireneo dice que el Evangelio de Mateo fue compuesto por uno de los Apóstoles de Cristo que ya había proclamado el evangelio verbalmente. Dado que Pedro huyó a Roma alrededor del 41 DC y Pablo fue martirizado en el 67 DC, Mateo debe de haber escrito entre esas fechas.
Cuando, en sus libros tercero y cuarto, Ireneo presenta su argumento contra tres herejías, cita los Evangelios en el orden de Mateo-Lucas-Marcos-Juan. En su libro tercero, en 3:9,1-3, cita principalmente a Mateo. Luego, en 3:10,1-4 a Lucas. A continuación, en 3:10,5 a Marcos y en 3:11,1-6 a Juan. En la segunda controversia, Ireneo dice que los ebionitas usan sólo a Mateo, Marción mutila a Lucas, los docetistas adaptan a Marcos y Valentino usa mal a Juan (3:11,7). En la tercera instancia, cita la Escritura para mostrar que Dios era el Padre de Jesús y luego escribe “Mateo ha establecido, y también Lucas, y Marcos…” (4:6,1). (IJK 220, 234, 320).
Por lo tanto, la secuencia más familiar para Ireneo era la de Lucas antecediendo a Marcos. Esto fue señalado por primera vez en 1972 por Hans von Campenhausen (HVC 195, nota 243).
El Fragmento o Canon Muratoriano fue descubierto en 1740. Su autoría es desconocida pero se piensa que fue escrito por Hipólito (MFGR). Está en un latín bárbaro y no siempre correcto. Menciona al Papa Pío I, que reinó en 141-158 DC, y a tres herejes como contemporáneos, por lo que normalmente es fechado en torno al 150 (RO 138). El extracto que sobrevive del comienzo indica que Marcos estuvo presente en un evento específico: “En el que, sin embargo, él estuvo presente y así lo relató. En tercer lugar [tenemos] el libro del Evangelio según Lucas. Este Lucas, un médico, después de la Ascensión de Cristo, cuando Pablo lo había tomado, como un estudioso del Derecho, [para ser su seguidor] a petición suya [en su propio nombre] escribió desde lo informado, dado que él mismo, sin embargo, no había visto al Señor en la carne. No obstante, hasta donde él pudo comprobar, así en verdad comenzó a relatar, comenzando en el nacimiento de Juan. El cuarto de los Evangelios es el de Juan, uno de los Discípulos. Ante la insistencia de sus compañeros discípulos y obispos él dijo: hoy y durante tres días ayunen conmigo y lo que será revelado a cada uno de nosotros, relatémoslo el uno al otro. Esa misma noche fue revelado a Andrés, uno de los Apóstoles, que todo lo que viniera a las mentes de todos ellos, Juan en su propio nombre debería ponerlo todo por escrito… Por lo tanto, ¿qué hay para maravillarse si Juan tan constantemente pronuncia afirmaciones en verdad en sus Epístolas diciendo a partir de su propia experiencia: lo que he visto con nuestros ojos y oído con nuestros oídos y lo que nuestras manos han tocado, estas cosas hemos escrito para ustedes? Porque así declara que él no sólo es un testigo ocular y un oyente, sino el escritor de todas las maravillas del Señor en orden. Sin embargo, los Hechos de los Apóstoles fueron escritos en un libro. Al excelente Teófilo, Lucas dedica [los Hechos], algunos de cuyos eventos ocurrieron en su presencia, tal como él lo declara claramente, aunque con la omisión de la Pasión de Pedro y del viaje de Pablo desde Roma hacia España.” (MFGR y RO 139-140).
Teófilo, el sexto Obispo de Antioquía, escribiendo alrededor del 179, nombró a Juan como el autor divinamente inspirado de un Evangelio (CCHS 776b).
Polícrates, Obispo de Éfeso, defendió en 189 la autenticidad de los cuatro Evangelios apelando a la autoridad de los Apóstoles Felipe y Juan. Él también se apoyó en el testimonio de siete parientes que habían sido obispos en Asia antes que él [para afirmar] que “El que se apoyó sobre el pecho de nuestro Señor escribió el Evangelio de Juan” (CCHS 776b).
Clemente de Alejandría (c. 150-215) fue un alumno de Panteno, el primer gran maestro cristiano en Alejandría de Egipto. Clemente registra que él mismo había viajado mucho, encontrando y escuchando a “hombres verdaderamente notables” de todo el Imperio Romano (EH 5,11). Mientras que Roma era el corazón administrativo de la Iglesia, su centro intelectual estaba en Alejandría. La ciudad poseía desde hacía mucho una famosa universidad pagana. La presencia anterior de Filón la había convertido en el centro de los estudios judíos, y fue allí que se había hecho la Septuaginta, la traducción del Antiguo Testamento [al griego].
En sus Adumbrationes in Epistolas Canonicas, Clemente comentó 1 Pedro 5,13. Dado que Eusebio no copió la cita completa, usamos aquí la traducción latina de Casiodoro: “Marcos, el seguidor de Pedro, mientras Pedro estaba predicando públicamente el Evangelio en Roma delante de algunos de los caballeros del César y presentando muchos testimonios acerca de Cristo, al rogarle ellos que debían ser capaces de registrar lo que decía, escribió el Evangelio que es llamado el Evangelio de Marcos, a partir de las cosas dichas por Pedro -al igual que Lucas es reconocido como la pluma que escribió los Hechos de los Apóstoles y como el traductor de la Carta de Pablo a los Hebreos.” (RDCA, RO 166r).
Las palabras “caballeros del César” traen a la mente una de las cartas de Pablo: “ante todo el pretorio y ante todos los demás ha quedado patente que me encuentro encadenado por Cristo". Y “También os saludan todos los santos, en especial los de la casa del César” (Filipenses 1:13 y 4:22).
También poseemos citas muy importantes hechas por Eusebio del libro de Clemente Las hipotiposis [descripciones vivas y eficaces]: “A tal [grado] la llama de la piedad verdadera iluminó las mentes de los oyentes de Pedro que, no estando adecuadamente satisfechos con tener sólo una audiencia, [es decir] con la enseñanza no escrita de la proclamación divina, con todo tipo de súplicas rogaron a Marcos -de quien tiene fama de ser el Evangelio [ese], siendo el seguidor de Pedro- que les legara también por escrito el registro de las enseñanzas que les fueron transmitidas de palabra [oral], ni se detuvieron antes de convencerlo; y por este medio se convirtieron en la causa del Evangelio escrito que se dice que es ’según Marcos’.
Y dicen que cuando el Apóstol se enteró de lo que había pasado, a través de la revelación de que el Espíritu estaba complacido con el entusiasmo de los hombres, él autorizó el escrito para su lectura en las iglesias.
Clemente, en el libro sexto de Las hipostasis, relata la historia y el obispo de Hierápolis, de nombre Papías, da un testimonio conjunto a este [suyo], porque Pedro menciona a Marcos en [su] primera carta; la que él también dice que fue compuesta en la misma Roma, y que él indica esto hablando figurativamente de la ciudad como Babilonia con estas palabras: ‘Os saluda la Iglesia de Babilonia -elegida como vosotros- y, en particular, Marcos, mi hijo’ [1 Pedro 5,13]. Ellos dicen también que este Marcos fue el primero en viajar a Egipto a predicar el Evangelio que él mismo había puesto por escrito, y el primero en establecer iglesias en la misma Alejandría (EH 2.15,1-2, 2.16,1 y RO 166r).
Y, de nuevo en los mismos libros, Clemente afirma una tradición de los primeros presbíteros acerca del orden de los evangelios; y tiene esta forma. Él solía decir que los evangelios que fueron escritos primero eran los que tienen las genealogías. Pero el que es según Marcos había tenido esta formación. Habiendo Pedro predicado la Palabra públicamente en Roma y proclamado el Evangelio por el Espíritu, los muchos que habían estado presentes rogaron a Marcos, como uno que lo había seguido durante mucho tiempo y había recordado todo lo que se había dicho, que registrara lo que él había dicho; y él lo hizo así, transmitiendo el Evangelio a los que lo habían pedido. Y cuando Pedro se enteró de esto, no ejerció presión para prohibirlo ni para promoverlo.” (EH 6:14,5-7 y RO 166r) [Énfasis agregado].
Clemente afirma claramente que Mateo y Lucas escribieron primero. Él fue el único historiador temprano en especificar la secuencia en que [esos] dos de los Evangelios fueron escritos. Dijo que estaba citando a los primeros presbíteros [nótese el plural]. Como un maestro profesional, empleado por la diócesis fundada por Marcos, él tenía acceso a sus registros y tradiciones.
Tertuliano (c. 155-220) vivió principalmente en África y fue un contemporáneo de Clemente de Alejandría. Durante un tiempo ejerció como abogado en Roma. Al ser abogado, él habría tenido mucha experiencia en el examen cuidadoso de las evidencias. Entre 207 y 212, escribió Adversus Marcionem [Tratado contra Marción]. Al ser una obra de disputa, habría sido compilada con gran cuidado para asegurar que no estuviera abierta a impugnaciones. “Dejo sentado para comenzar que los documentos de los evangelios tienen a los Apóstoles como sus autores, y que esta tarea de promulgar el evangelio les fue impuesta a ellos por el Señor mismo. Si [bien] ellos tienen también como sus autores a hombres apostólicos, no obstante estos no están solos sino como compañeros de los apóstoles, porque la predicación de discípulos podría ser sospechosa del deseo de vanagloria, a menos que la respaldara la autoridad de sus maestros, o mejor dicho la autoridad de Cristo, que hizo maestros a los Apóstoles. En resumen, de entre los Apóstoles, Juan y Mateo implantan en nosotros la Fe, mientas que entre los hombres apostólicos Lucas y Marcos la reafirman.” (TE 4:2,1-2 y RO 133-4).
Tertuliano colocó el nombre de Lucas antes del de Marcos. Más adelante él escribió: “Esa misma autoridad de las iglesias apostólicas se erigirá como un testigo también para otros evangelios, que no menos [que el de Lucas] poseemos por su accionar y de acuerdo con su texto; me refiero al de Juan y al de Mateo, aunque se dice que el que Marcos produjo es el de Pedro, cuyo intérprete era Marcos. La narración de Lucas también es usualmente atribuida a Pablo.” (TE 4:5,3 y RO 135).
Orígenes (c. 185-253) fue el sucesor de Clemente de Alejandría como el maestro principal en Alejandría. Eusebio cita a Orígenes afirmando que por tradición: “El primero que se escribió fue aquel según el que una vez fue recolector de impuestos pero luego apóstol de Jesucristo, Mateo, quien lo publicó para los creyentes provenientes del judaísmo, compuesto en caracteres hebreos. El segundo fue aquel según Marcos, compuesto bajo la guía de Pedro… El tercero fue aquel según Lucas, el evangelio elogiado por Pablo, compuesto para aquellos provenientes de los gentiles, y el último fue aquel según Juan.” (EH 6:25,4-6 y RO 169).
A primera vista, esto parece apoyar la tradición de Jerónimo. Es muy improbable que Orígenes intentara disputar la declaración clara y específica hecha por su predecesor, Clemente de Alejandría. Las palabras de Orígenes posiblemente podrían explicarse notando que él dice que está citando “la tradición". Orígenes dice que Mateo escribió primero y en caracteres hebreos. Por lo tanto, para los marcanos Orígenes es una fuente muy poco confiable. Lógicamente ellos no tienen ninguna base para usar sus escritos en apoyo de su teoría.
Los Prólogos Antimarcionitas son una colección de introducciones a los Evangelios de los siglos II, III y IV que llegaron hasta nosotros tanto en latín como en griego. Acerca de Marcos, leemos: “Marcos también era llamado Dedo Corto, porque tenía dedos más cortos con respecto a las otras dimensiones de su cuerpo. Él había sido el discípulo y registrador de Pedro, a quien siguió, tal como lo había oído relatar. Habiendo sido solicitado por los hermanos en Roma, él escribió este Evangelio corto en las regiones de Italia; cuando Pedro oyó acerca de él, lo aprobó y lo autorizó para ser leído a la iglesia con [su propia] autoridad.” (AMM y RO 148).
Acerca de Juan, leemos: “El Apóstol Juan, a quien el Señor amó sobremanera, el último de todos, escribió este Evangelio a pedido de los obispos de Asia contra Cerinto y otros herejes, y especialmente contra las enseñanzas de los ebionitas que entonces surgían… Pero se dice también que hubo otra razón para escribir este Evangelio, porque después de leer los volúmenes de Mateo, Marcos y Lucas sobre el evangelio, él [Juan] por supuesto aprobó el texto de sus narraciones y confirmó la verdad de lo que ellos habían dicho, pero [percibió] que ellos habían suministrado la narración de un año solamente, en el que él [Jesús] sufrió después del encarcelamiento de Juan [Bautista]. Omitiendo por lo tanto el año cuyos sucesos fueron registrados por los tres [evangelios sinópticos], él [Juan Evangelista] relató los eventos que habían ocurrido en un período anterior, antes de que Juan [Bautista] fuera encerrado en prisión, como podrá quedar claro a los que hayan leído cuidadosamente los libros de los cuatro Evangelios. El Evangelio, por consiguiente escrito después del Apocalipsis, fue dado también a las iglesias de Asia por Juan mientras todavía vivía en la carne, como el obispo de Hierápolis, de nombre Papías, un discípulo querido de Juan, ha relatado en sus cinco libros ‘exotéricos’, es decir [sus] últimos, quien escribió este Evangelio, dictado a él por Juan.” (AMJ y RO 151).
Eusebio Panfilio (c. 260-340) emergió como un gran académico de la Iglesia mientras Ella estaba emergiendo a la libertad cultural y política. Como obispo de Cesarea, él tenía una biblioteca con 30.000 pergaminos y códices (CTJ 74). Esta biblioteca incluía la colección más completa de documentos cristianos jamás reunida.
Él fue el heredero literario de Panfilio, que había heredado la biblioteca de Orígenes, así como la correspondencia de Dionisio de Alejandría, que había muerto en 264. Como teólogo y estudioso de la Biblia, él jugó un rol en el Concilio de Nicea en 325. Entre 303 y 325 él escribió su historia de la Iglesia en diez volúmenes, que resumió el conocimiento histórico acumulado del mundo de los primeros cristianos. Eusebio poseía libros que desde entonces se han perdido, y los citaba.
Por fortuna, normalmente él citaba con exactitud lo que historiadores anteriores, tales como Papías, Ireneo, Clemente de Alejandría y los otros, habían escrito, en vez de hacer paráfrasis.
Algunos autores modernos afirman que Eusebio copió a Clemente, y que Clemente obtuvo toda su información de Papías. Ellos dicen que si Papías estaba equivocado, Clemente y Eusebio también lo estarían. Pero esto no es correcto. Como mencioné antes, Eusebio sabía que Clemente “había viajado mucho y escuchado a hombres verdaderamente notables [nótese el plural] de todo el Imperio Romano". Eusebio vio a Clemente como un testigo muy confiable de la visión de consenso de las autoridades cristianas más educadas.
Él trata a Papías como a una fuente separada confirmatoria. Por ejemplo, si releemos las palabras de Clemente más arriba, vemos que Eusebio, cuando cita información de Clemente de Alejandría, lo consideraba como una fuente independiente. Acerca de Pedro y Marcos, Eusebio dice que Papías “también da testimonio de ello.” (EH 2:15,2 y RO 166) [Énfasis agregado].
Eusebio explicó que al principio los Apóstoles no escribieron sobre sus experiencias, sino que se apoyaron sobre las pruebas del Espíritu. Pero Mateo y Juan eventualmente escribieron “forzosamente". Mateo escribió porque él estaba por partir de Palestina, así que dejó algo para compensar parcialmente su ausencia. Lucas se enfrentó con la circulación de narraciones no ortodoxas (Lucas 1:14). Juan escribió porque los evangelios existentes se limitaban a un solo año de la predicación de Cristo, así que él agregó los eventos de los otros años (EH 3:24,1-15).
Jerónimo (c. 331-420) es el segundo escritor más voluminoso de la cristiandad latina después de Agustín de Hipona. Mucha gente supone que los evangelios, como están impresos hoy en nuestras Biblias, están en el orden en el que siempre fueron enumerados, pero esto no es correcto. Al final del siglo IV el Papa Dámaso I se preocupó de que las traducciones defectuosas y los errores de copia estuvieran arrastrándose en los textos latinos usados ampliamente en Europa Occidental. Él encomendó a Jerónimo preparar una traducción fresca y exacta al latín del original griego [del Nuevo Testamento y del original hebreo del Antiguo Testamento]. Fue conocida como “la Vulgata” y su uso se convirtió en un estándar en Occidente.
En su carta Epistula ad Damasum, dirigida al Papa, adjuntando su texto final, Jerónimo explicó por qué él había adoptado el orden Mateo-Marcos-Lucas-Juan. Esto indica que en ese momento [ese orden] no era muy usado en Occidente (WRFN 27).
Cuando Jerónimo escribió su Prologus Quattuor Evangeliorum (Prólogo a los Cuatro Evangelios) él no especificó si el orden que había adoptado estaba basado en el orden de su composición o de su publicación.
En su carta Ad Hebidiam, Jerónimo escribió: “Pedro también tuvo a Marcos, cuyo Evangelio fue compuesto con la narración de Pedro y su escritura [la de Marcos].”
Durante los mismos años, Jerónimo compiló De Viris Illustribus (Sobre hombres ilustres). Él lo hace en el orden clementino de Mateo (capítulo 3), Lucas (7), Marcos (8) y Juan (9). En su capítulo 8, él dice que el filósofo judío Filón escribió que Marcos era “culto". Podemos observar que es improbable que un hombre “culto” haya escrito en un “griego pobre” y no haya corregido sus errores (WRFN 26 y DVI).
Ambrosiaster es el nombre dado a un autor anónimo de fines del siglo IV. Un pasaje en sus escritos implica que su copia del Nuevo Testamento estaba arreglada en el orden Mateo-Lucas-Marcos-Juan. Él escribió: “El evangelio está organizado de acuerdo con el orden [de sus contenidos] más que en orden cronológico. Por consiguiente, Mateo es puesto en el primer lugar porque él comienza desde la promesa, es decir, desde Abraham, a quien fue hecha la promesa de la encarnación de nuestro Señor Jesucristo. A continuación viene Lucas, porque él relata cómo tuvo lugar esta encarnación. Tercero viene Marcos, que atestigua que el evangelio predicado por Cristo ha sido prometido en la Ley. En cuarto lugar, Juan…” (AS y RO 201-202).
Agustín de Hipona (354-430) es uno de los escritores más leídos de toda la cristiandad. En vida de Jerónimo, Agustín escribió De Consensu Evangelistarum. En su primer volumen, escribió que el orden recibido era Mateo-Marcos-Lucas-Juan, pero que el orden de dignidad era Mateo-Juan-Marcos-Lucas (AH1 1:1-3).
Dado que él mencionó a Mateo-Marcos-Lucas, a menudo este [orden] es referido como “la tradición agustiniana". Pero éste es un nombre inapropiado porque, en su cuarto volumen, Agustín sostiene que Marcos desarrolló sus pensamientos teológicos tanto desde Mateo como desde Lucas. Agustín escribió: “Marcos… o aparece más bien como uno que acompaña a Mateo porque, juntos con ellos, él relata un gran número de cosas respecto a la figura real… o, más probablemente, él va al paso con ambos. Porque aunque está de acuerdo con Mateo en muchas cosas, sin embargo en algunas cosas concuerda con Lucas, por lo que por este mismo hecho se puede mostrar que él comparte el simbolismo del León y del Toro (porque Cristo es un Hombre), simbolismo que Marcos posee dado que él comparte ambos aspectos.” (AH4 4:10.11 y RO 211-214).
David Peabody ha examinado esta cita en detalle (WRFN 37-64).
El Prólogo Monarquiano al Evangelio de Marcos fue escrito probablemente por Prisciliano, que murió en 386. Él escribió que Marcos había visto el Evangelio de Lucas. Su Prólogo dice: “Para emprender la obra perfecta del Evangelio y comenzar a predicar a Dios desde el bautismo del Señor, él no se molestó con la historia del nacimiento, que él había visto relatada en el anterior [Evangelio].” (RO 208-209 y WRFN 22-23).
Las primeras traducciones del griego al latín continuaron circulando después de la publicación de la Vulgata de Jerónimo. Han sobrevivido muchas copias, enteras o parciales. La mayoría tienen los Evangelios en el orden Mateo-Juan-Lucas-Marcos (BMM y RO 126). Es probable que este orden fuera adoptado para honrar a los dos Apóstoles colocándolos primeros. Sin embargo, vale la pena notar que si el nombre de Juan es devuelto al final, tenemos la secuencia clementina.
Las liturgias de las Iglesias ortodoxas griega y rusa no han cambiado tanto como las del Occidente latino. Aparte de unos pocos días de fiesta, Mateo es leído cada domingo desde Pentecostés, Lucas lo sigue y Marcos comienza durante la cuaresma. Juan es leído después del período de Pascua. La iglesia melquita, que se remonta a Antioquía, usa un orden similar, como lo hacen las iglesias bizantinas. Esto muestra una antigua familiaridad litúrgica con el uso de Lucas antes de Marcos (por mayores detalles véase el Capítulo 7).
En resumen, los primeros historiadores están unidos al informar que Mateo, uno de los Apóstoles testigos oculares, escribió el primer Evangelio, y que Juan, otro Apóstol, escribió el último Evangelio. Ellos concuerdan en que Lucas y Marcos escribieron los otros dos. Una tradición clara es que Lucas escribió antes que Marcos.
Copyright ©; Estate of Dennis Barton & Mark Alder 2017.
Traducido del inglés al español por Daniel Iglesias Grèzes con autorización de Mark Alder.
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