Dennis Barton, La tradición clementina del Evangelio -1
Dennis Barton, La tradición clementina del Evangelio, edición de 2017
Capítulo 1. Redescubrimiento de la tradición clementina del Evangelio
En general se conviene en que se llevaron a cabo préstamos entre los autores de Mateo, Lucas y Marcos. También hay acuerdo en que el Evangelio de Marcos tiene una gramática pobre en comparación con los otros dos. Los partidarios de la teoría de la prioridad de Marcos afirman que sería inconcebible que Marcos hubiera cambiado el griego bien construido por un griego pobre. Él debe haber escrito antes que los otros. Suena lógico pero contradice a todos los historiadores antiguos que registran que Mateo escribió primero.
Los adversarios de la prioridad de Marcos han basado su posición en la evidencia de los historiadores. Pero, hasta hace poco, no han podido dar una razón para el griego pobre de Marcos. También han tratado de sostener el orden de escritura Mateo-Marcos-Lucas, usado por Jerónimo.
No obstante, B. H. Streeter, el principal promotor de la prioridad de Marcos en Inglaterra durante los comienzos del siglo XX, se acercó a resolver parcialmente el problema. Acerca de la diferencia entre el estilo de Marcos y los otros dos, escribió: “Es la diferencia que siempre existe entre la lengua hablada y la escrita. Marcos se lee como una versión taquigráfica de una historia contada por un orador espontáneo –con todas las repeticiones, redundancias y digresiones que son características del habla viva. Y me parece lo más probable que su Evangelio, como las Epístolas de Pablo, haya sido la transcripción de un dictado rápido de tipo oral.” (BHSG 163)
Streeter supuso que Marcos había transcrito las palabras en privado, mientras actuaba como un secretario personal. Por lo tanto Streeter no se desvió de la defensa de la prioridad de Marcos. Pero fue en los años ‘80 que Bernard Orchard consideró significativa la observación de Streeter. Orchard se interesó particularmente en los versículos de Marcos en los que la Escritura es citada incorrectamente y sin embargo no es corregida.
Orchard especuló que, como Lucas no había sido un testigo ocular de la vida de Cristo, Pablo pidió a Pedro que avalara la narración de Lucas. Además especuló que Pedro había respondido a la solicitud de Pablo dando charlas públicas, citando a Mateo y Lucas y agregando comentarios por su cuenta. Orchard sugirió que el Evangelio de Marcos era una transcripción exacta de estas charlas en griego común (koiné), no en griego clásico. Esto haría que el orden de escritura fuera Mateo-Lucas-Marcos.
En 1991 E. R. Richards estableció, con base en datos nuevos, que la taquigrafía griega estaba en uso antes del año 52 AC. Él explicó: “hacía mucho tiempo que era una costumbre para los hombres públicos hacer que sus discursos fueran registrados por taquígrafos competentes.” (BOO 13)
Esto convirtió la especulación de Orchard en una hipótesis. Él la publicó en 1993 como The Fourfold Gospel Hypothesis [La hipótesis del Evangelio cuádruple] (BOF 1). Dado que Marcos transcribió las charlas públicas literalmente en taquigrafía, ellas contenían defectos que se encuentran en el discurso común no editado. Orchard explicó: “Nuestra tesis, que Pedro iba a restringir su testimonio a lo que él podía garantizar por sus propios recuerdos personales del Ministerio [público de Jesús], es apoyada por su omisión de las narraciones de Lucas sobre el nacimiento, de su sección central y de sus historias de la Resurrección y su omisión de todo lo que el mismo Lucas dejó afuera de los seis discursos compuestos de Mateo.
Él [Pedro] reinstala la Gran Omisión de Lucas (Mateo 14:22-16:12), y además reintroduce unas cuantas historias de Mateo omitidas por Lucas, tales como la perícopa acerca del divorcio (Mateo 19:3-9), y agrega unas cuantas historias por su cuenta. Esto nos lleva a formular la siguiente hipótesis acerca del manejo de Lucas por parte de Pedro:
La meta principal de Pedro era autenticar el texto de Lucas; y él decidió usar la ocasión para agregar comentarios individuales por su cuenta, provocados por sus propios recuerdos personales y su conocimiento íntimo del Evangelio de Mateo, que había estado circulando en la Iglesia durante al menos veinte años como una guía. Por consiguiente él se concentra en seguir a Lucas en orden, perícopa por perícopa, tan estrechamente como sus propios recuerdos personales se lo permitan. Él mantiene abierto el rollo de Lucas, pero también el rollo de Mateo está dentro de su alcance, aunque él puede citarlo palabra por palabra de memoria siempre que quiere hacerlo.
Y así, mientras sigue constantemente el orden de Lucas, él se siente enteramente libre de variar las palabras de Lucas en favor del texto de Mateo o de introducir su propia variante de Mateo, en virtud de que él es el testigo ocular de los eventos que está describiendo. Al mismo tiempo él no tiene problema para aceptar seguir el arreglo alternativo de Lucas de las historias de Mateo 3:1-13:58, ni necesita, por regla general, referirse al rollo de Mateo mientras sigue libremente a Lucas e incluso lo fusiona con Mateo.” (BOA 388-389)
Harold Riley, el socio cercano de Orchard, enfatizó la naturaleza continua de esta fusión. El Evangelio de Marcos continúa avanzando mientras toma prestado de los otros dos. Él nunca vuelve sobre sus pasos haciendo rodar sus rollos hacia atrás. De este modo las historias del siervo del centurión y los mensajeros del Bautista son omitidas. Para encontrarlas, Pedro tendría que haber hecho rodar el rollo hacia atrás (RO 11).
En un solo lugar hay un cambio en el orden, y es significativo que esto ocurre en Lucas 6:12-19. Aquí las líneas de Mateo y Lucas están tan cercanas entre sí que Pedro podía verlas al mismo tiempo. No era necesario desenrollar hacia atrás.
Los marcanos [los partidarios de la teoría de la prioridad de Marcos] argumentan que si Marcos hubiera escrito después de Mateo y Lucas no habría prescindido de las narraciones de la infancia, de la Oración del Señor, de las Bienaventuranzas y de la Resurrección. Ellos argumentan que sería más probable que Marcos haya escrito primero y que Mateo y Lucas las agregaran.
Ahora bien, esto sería lógico si todos ellos hubieran escrito sin conocerse el uno al otro y en privado, pero no tenemos ninguna evidencia para suponer esto. La omisión de esos ítems no causa un problema cuando aceptamos que Marcos estaba registrando la voz de Pedro fusionando a los otros dos. Él fusionó sólo lo que era paralelo y conveniente.
Para citar otra vez a Orchard: “Desde el principio el orador decidió limitarse a sí mismo a las perícopas donde Mateo y Lucas tienen en su mayor parte material común y están generalmente en paralelo, es decir, entre [Mateo] 3:1 (=Lucas 3:1) y Mateo 28:10 (=Lucas 24:12). Así Marcos omitió las narraciones del nacimiento y la resurrección, la totalidad de la sección central de Lucas, y los dos grandes sermones… Pero sí adoptó la versión resumida de Lucas de los discursos de Mateo sobre la misión, la comunidad, las parábolas y la escatología.” (RO 268)
El Padre Nuestro y las Bienaventuranzas estaban incluidos en los dos grandes sermones o en la sección central de Lucas, por lo que no estaban en los segmentos fusionados. El examen de los Evangelios a la luz de lo antedicho produce perspectivas interesantes, para las cuales tenemos espacio sólo para algunos ejemplos.
Nótese cuán a menudo ‘Y’ es usado para enlazar frases y cláusulas. Ésta es una señal reveladora de un hablante de griego no instruido e improvisado. Todos hemos oído a oradores, especialmente si están trabajando a partir de notas frente a ellos, usar repetidamente ‘y’ o ‘entonces’ o incluso ‘eh’. En una composición privada, Pedro y Marcos habrían adoptado un formato más pulido.
Las palabras del capítulo 1 versículos 2 y 3 carecen de un verbo principal, por lo que no forman frases completas. Mientras Marcos omite aspectos importantes de la vida de Cristo que fueron reportados por Mateo y Lucas, él agrega detalles triviales. Éstos son un rompecabezas para los marcanos. Si aceptamos la tradición clementina tal como fue desarrollada por Orchard, el rompecabezas está resuelto. Pedro estaba omitiendo secciones de los otros Evangelios cuando era difícil fusionarlas mientras añadía recuerdos personales breves. Estas adiciones serían muy humanas para un orador.
Pedro habría estado muy familiarizado con el Evangelio de Mateo, pero el de Lucas le habría traído de vuelta recuerdos semi-olvidados. Mientras Pedro leía Lucas 8:22-56 recordó la escena y mencionó espontáneamente la posición del almohadón (Marcos 4:38). Mateo en 14:19 habla de las multitudes sentadas sobre el pasto, y Lucas en 9:14 dice que ellas lo hicieron en grupos. Marcos en 6:39 fusiona las dos narraciones hablando tanto del pasto como de los grupos. Pero esto debe de haber traído la escena a la mente [de Pedro] y él recuerda algo que en el momento había captado su atención –el pasto era verde en esa área árida.
La digresión de advertencia, “con persecuciones” (Marcos 10:30), fue lanzada como una ocurrencia tardía durante una presentación apasionada. En Marcos 12:41-44 el orador se da cuenta de que su audiencia no ha entendido qué quiso decir por “dos leptós”, así que él explica que son el equivalente de la moneda romana más pequeña. En Marcos 3:30, él se siente obligado a reafirmar la razón para la condena del versículo previo (3:29). En Marcos 7:20, cuando Pedro está enseñando acerca de un tabú judío sobre alimentos, interrumpe su flujo con una explicación para los no judíos presentes.
La inserción de “el padre de Alejandro y de Rufo” (Marcos 15:21) en un momento tan triste indica que el comentario tenía alguna relevancia personal para la audiencia de Pedro. Trae el recuerdo de que un Rufo estuvo presente en Roma (Romanos 16:13). En Marcos 16:4, Pedro interpone el comentario exuberante “porque era muy grande”. Esto es conocido por los gramáticos como un ‘intensificador’ usado para crear un sentido de asombro. Un escritor de griego entrenado no lo habría usado mientras estaba sentado en su escritorio. Son tales interjecciones las que dan a este evangelio su estilo fresco y vívido.
Las cláusulas redundantes (dobletes) se encuentran a menudo en transcripciones cuando un orador ha sido guiado por dos documentos similares. Éstas son un problema para los marcanos; sin embargo deben ser esperadas de un pescador, tomando citas de dos documentos, mientras habla en un idioma extranjero.
Como escribió Orchard: “El Evangelio de Marcos no es en modo alguno el producto liso de un autor competente sentado en su escritorio, sino que tiene toda la viveza, las inconsistencias y los giros retóricos peculiares que uno encuentra en las transcripciones reales de discursos en vivo, por ejemplo, interrupciones súbitas, digresiones, anacolutos [incoherencias dentro de una frase], etcétera.” (RO 273)
Dos alusiones escriturísticas de Marcos son significativas. La primera está en el capítulo 1. Pedro inicia su charla con un título. Dice que va a citar a Isaías, pero cita Malaquías 3:1. Mientras las palabras salen de sus labios se da cuenta de su error por lo que continúa con Isaías. Ocurre en un momento, pero el secretario taquígrafo ha registrado el desliz de la lengua para la posteridad.
El segundo error está en el versículo 2:26, donde Abiatar es mencionado como el sumo sacerdote que dio a David y sus compañeros el Pan de la Presencia para comer (1 Samuel 21:1-6). Ajimélec, el padre de Abiatar, era el sumo sacerdote en ese momento. De nuevo, el registro taquigráfico ha captado el desliz. Un escritor en la tranquilidad de su habitación o tomando un dictado privado habría hecho correcciones, pero si lo vemos como el registro literal no editado de una charla no surgen problemas.
El Evangelio de Mateo tiene 18.293 palabras y el de Lucas 19.376, las que son justo las longitudes correctas para llenar un rollo de papiro estándar. Marcos, con 11.025 palabras, deja casi la mitad de su rollo sin usar. Esto es una indicación de que Mateo y Lucas planearon cuidadosamente sus composiciones, mientras que la publicación de Marcos no había sido planeada.
Los exegetas han notado la forma en que Marcos termina tan abruptamente en 16:8 sin reportar ninguna de las apariciones del Resucitado. Orchard sugiere que las dos narraciones existentes de las apariciones de Cristo resucitado, como [las de] su infancia, eran demasiado distintas para ser fusionadas fácilmente (RO 271-2). La narración del Evangelio de Marcos se detiene exactamente en el punto donde Mateo y Lucas ya no pueden ser fusionados (BOM 112). Además, Pablo era capaz de suministrar su propio testimonio de Cristo viniendo a él (1 Corintios 15:18), por lo que él mismo podía avalar esta parte del Evangelio de Lucas.
Cuando comparamos la hipótesis de Orchard con los registros históricos tempranos (véase el Capítulo 9), encontramos un acuerdo completo. Es instructivo leer a Papías donde él defiende la redacción sin editar de Marcos, a Justino que menciona las memorias de Pedro, a la afirmación de Ireneo de que Marcos registró a Pedro, a Clemente informando sobre la realización de las charlas y las solicitudes de la audiencia, al Prólogo anti-marcionita agregando detalles extra, y a Eusebio haciendo un resumen de los registros.
El primer capítulo de muchos libros modernos admite que la prioridad de Marcos no es más que una teoría, pero el autor la trata como un hecho en sus restantes capítulos. Después de los libros de Chapman, Butler, Riley, Farmer, Orchard, Robinson, Peabody y otros, muchos aceptan que ahora la evidencia a favor de la prioridad de Marcos ha cesado de ser convincente. Pero la inercia es ahora un gran aliado de la teoría.
Dennis Nineham en los años ‘70 escribió que él se adhería a la prioridad de Marcos “no porque haya argumentos realmente buenos a su favor, sino porque no parece haber argumentos mejores a favor de cualquier otra posición.” (SNTW 362)
La teoría de Orchard puede ser resumida así: Mateo escribió para los judíos de Palestina alrededor del año 45 DC. Lucas, usando a Mateo y sus propias investigaciones, escribió para los gentiles alrededor del año 60 DC. Entonces, a pedido de Pablo, Pedro dio cinco charlas para mostrar su aprobación del Evangelio de Lucas. Luego Juan aclaró y complementó los tres evangelios, de modo que los cuatro evangelios presentan el único Evangelio de Jesucristo.
Durante su desarrollo moderno, este enfoque ha aparecido bajo una variedad de nombres: la hipótesis de Owen, la teoría de Griesbach, la hipótesis de los dos evangelios y la hipótesis del evangelio cuádruple de Orchard. Para evitar confusiones, y en reconocimiento de que Clemente de Alejandría fue el primero en escribir sobre la secuencia Mateo-Lucas-Marcos, nos referimos a este enfoque como la tradición clementina del Evangelio.
(Traducido del inglés al español por Daniel Iglesias Grèzes).
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5 comentarios
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DIG: Muchas gracias, África. ¡Felices Pascuas!
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