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3.09.22

Philip Trower, La Iglesia Católica y la Contra-fe -y 24

La Iglesia Católica y la Contra-fe: Un estudio de las raíces del secularismo moderno, el relativismo y la descristianización

Por Philip Trower

Contenidos

Parte 1. La civilización occidental en los siglos XX y XXI: creencias centrales

Capítulo 1. Por favor use la puerta principal

Capítulo 2. ¿Qué fue la Ilustración?

Capítulo 3. Las denominaciones

Capítulo 4. El progreso perpetuo

Capítulo 5. Los principios de 1789

Capítulo 6. La salvación por la política

Capítulo 7. Los derechos humanos y los males humanos

Parte 2. Influencias secundarias

Capítulo 8. El cambio al sujeto humano en filosofía

Capítulo 9. El existencialismo: Heidegger y Sartre

Capítulo 10. El personalismo: Buber, Marcel y Scheler

Capítulo 11. El personalismo: Maritain y Mounier

Capítulo 12. La idea evolutiva

Capítulo 13. El teilhardismo

Capítulo 14. Mayormente sobre Freud

Capítulo 15. Principalmente acerca de Jung

Capítulo 16. El hombre en plural

Capítulo 17. Las palabras y su significado

Capítulo 18. El encuentro con el protestantismo

Capítulo 19. Barth y la neo-ortodoxia

Parte 3. Impacto dentro de la Iglesia: un teólogo y la liturgia

Capítulo 20. El Gran Hermano

Capítulo 21. El traje del emperador

Capítulo 22. Desnudo pero no avergonzado

Capítulo 23. El cambio litúrgico: el contexto histórico

CAPÍTULO 24. LA NUEVA LITURGIA

Podemos resumir lo que sucedió una vez que Roma decidió dar más o menos rienda suelta a los techniciens [técnicos], bajo tres títulos: Lo que pidió el Concilio; Lo que hizo el Consilium (la comisión para implementarlo); Cómo todo esto fue entendido y aplicado en los niveles nacional y diocesano.

Lo que pidió el Concilio

“La reforma de la liturgia en el espíritu del movimiento litúrgico no era", nos dice Ratzinger, “una prioridad para la mayoría de los Padres", y él incluye entre ellos al Papa Pablo. Muchos, continúa, “ni siquiera la consideraban… La liturgia y su reforma, desde el fin de la Primera Guerra Mundial, se habían convertido en una cuestión apremiante sólo en Francia y Alemania". Tampoco el hecho de que la liturgia “se convirtiera en el primer tema de las discusiones del Concilio” se debió a que los Padres del Concilio estuvieran particularmente interesados en ella. Fue una movida táctica del partido de la reforma para evitar que otros temas fueran discutidos hasta que los borradores de los documentos de esos otros temas hubieran sido reescritos. Ninguno de los Padres, continúa Ratzinger, habría visto el texto que finalmente aprobaron como “una ‘revolución’ que significaba el ‘fin de la Edad Media’, como algunos teólogos sintieron que debían interpretarlo posteriormente”255.

Debido a esto, Sacrosanctum Concilium, el decreto [o la constitución] sobre la liturgia, fue un documento relativamente moderado. Como hemos visto, sólo estableció principios generales, y para la mayoría de los Padres Conciliares que votaron a favor de esos principios, sin duda, nada podría haber sonado más razonable que aumentar la participación de los laicos, simplificar un poco los ritos para hacer más evidente su significado, y permitir un grado de la lengua vernácula. Ellos deben de haber asumido que todo esto se podría realizar de un modo relativamente fácil con algunas modificaciones de los textos existentes y la introducción de cosas como “oraciones de petición", procesiones de ofrendas, lectores laicos para los textos bíblicos no evangélicos y aclamaciones ocasionales de la congregación. Sin embargo, todos estos principios generales eran susceptibles de grados de interpretación.

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