21.04.25

Amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – Acogidos al corazón de Dios

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

PRESENTACIÓN

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena –Acogidos al corazón de Dios

La Providencia repara las averías humanas con piezas tan imprevistas que deberíamos estar siempre de rodillas para la gratitud.” (Beato Lolo, de su libro El sillón de ruedas)

Ya en el Evangelio de San Mateo, el Hijo de Dios les dice a sus Apóstoles (los enviaba al mundo a predicar) que no debían llevar “ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento.” Y esto lo decía porque estaba más que seguro que Dios iba a proveer por las necesidades de sus trabajadores porque ellos laboraban en Su mies.

Lo que decimos es que la Providencia de Dios no iba a abandonar a los que lo habían dejado todo por el Reino del Todopoderoso. Y eso es lo que, exactamente, pasó como ellos mismos narrarían a su regreso de la predicación a la que habían sido enviados.

Pues eso de lo que habla Lolo en este texto de su libro El sillón de ruedas en el que, con pocas palabras, dice todo lo que se puede decir en tan corto espacio de letras acerca de cómo es Dios con sus hijos.

Todo lo que aquí dice Manuel Lozano Garrido es cierto del todo porque,

1º- Existe la Providencia de Dios,

2º- El ser humano, nosotros mismos, muchas veces sufrimos averías y, por fin,

3º - Es voluntad de Dios corregir tales averías de la forma como quiera Quien todo lo ha hecho y mantiene.

No es poco creer en que Dios tiene Providencia o, lo que lo mismo, que su santísima Voluntad, por ella, todo lo hace según conviene a los intereses de sus hijos aunque muchas veces sus hijos no estén de acuerdo con tal forma divina de ver las cosas por egoísmos propios del hombre…

De todas formas, que Dios provee es algo que está más que demostrado. Y no sólo a lo largo de la historia de la salvación o, mejor, no sólo hasta ahora sino ahora mismo y, seguro, mañana y pasado mañana. Dios provee porque para eso todo lo ha creado y nunca dejado atrás en el olvido o en el pasado. Para el Padre Eterno todo es presente y nosotros estamos en tal presente y por eso provee y su Providencia es tan importante para nosotros que siempre estamos averiados de muchas formas.

Sigamos con este comentario porque es más que evidente que solemos estar “averiados” (como dice Lolo) muchas veces y por las más diversas causas. Y entonces es cuando necesitamos que Alguien (así con mayúsculas) intervenga para echarnos una mano… o las dos porque muchas veces necesitamos las dos…

Averiados, pues, estamos.

¿Y ante nuestras averías, qué hace Dios que todo lo puede?

Sabemos que los caminos de Dios son insondables o, mejor, para atenernos a las palabras bíblicas, “¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos!” (Rm 11, 33) Y eso quiere decir que nosotros estamos seguros de la existencia de Dios pero de aquello que Dios decide… vamos, que hasta ahí no llegamos. Y a eso se refiere el Beato Lolo (Linares, Jaén, España)

Siendo lo de arriba más que cierto, no es poco saber que Dios tiene remedio para todos nuestros males y que es más que probable (casi seguro del todo) que no sabemos cómo nos va a echar una mano o las dos con esas “piezas ten imprevistas” de las que habla Lolo. Ahora bien, también estamos más que seguros que sean cuales sean tales piezas las mismas estarán puestas para componer nuestras averías y poder seguir adelante como si nada o casi nada hubiera pasado.

Pero hay algo más. Y es algo más que importante.

Tal es nuestra situación y dependencia de la Providencia de Dios que debemos mantener una actitud tal como nos recomienda nuestro amigo Lolo: estar siempre de rodillas para agradecer a Dios tan grandes cables que nos echa a través de su Providencia. Y Lolo, aunque no pudiera ponerse físicamente de rodillas, estamos más que seguros que su corazón sí se arrodillaba para así acogerse al de Dios.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (112)

Naturaleza: Sociedad anónima, con capital de plantas, minerales y animales, bajo la gerencia del hombre.

……………………………

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

20.04.25

La Palabra del Domingo – Domingo, 20 de abril de 2025

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Jn 20, 1-9


“El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: ‘Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.’ Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos.”

COMENTARIO

¡Resucitó!

No resulta demasiado difícil imaginar la situación en la que, en aquel primer domingo después de la muerte de Jesús, se encontraban sus discípulos más allegados e, incluso, su Madre María.

Lo que había sucedido apenas unos días antes debía ser insoportable para ellos: habían visto entrar en gloria al Maestro en Jerusalén y apenas unos días después lo vieron maltrecho, colgado en una cruz como si se tratase de un malhechor y, para acabarlo de arreglar, muerto sin solución posible…

Eso era lo que pensarían muchos de ellos. Sin embargo, también podemos imaginar que otros creían en lo que les había dicho. Y lo creían porque se había cumplido todo lo que les dijo: lo apresarían y lo condenarían a muerte. ¿Había, pues, alguna razón para que, como les había dicho, no regresara del mundo de los muertos a los tres días?

Y así estarían con su congoja: unos pensando que todo estaba perdido; otros esperanzados.

Pero María de Magdala acudió al sepulcro para ver, quizá, al Maestro o, también, para acabar de arreglar su cuerpo porque es posible que pensara que, con las prisas del viernes, no había sido bien preparado. El caso es que aquella mujer, que tanto amaba al Maestro por lo que había hecho por ella, acude al sepulcro.

Si es fácil imaginar la situación por la que pasaban los discípulos en aquellos días, aun es más fácil el terror que debió sufrir María Magdalena cuando, primero, ve que la piedra estaba quitada y que la tumba estaba al descubierto; luego, al mirar dentro del sepulcro vio ¡qué allí no estaba Jesús!

Casi la podemos ver corriendo rauda para avisar a sus amigos. Deben saber que el cuerpo de Jesús no está donde debía estar.

En este texto del evangelio de san Juan no se nos dice pero sabemos que, en un principio, no creyeron lo que decía. En realidad, debían pensar que esta, ella, muy afectada por todo lo que había pasado. Pero ¿y si sí?

Por si aquello era cierto los dos discípulos más significativos de entre los que lo eran salen corriendo. Pedro y Juan corren pero, como es de imaginar el más joven de ellos, Juan, llega el primero.

De todas formas, Juan no iba a entrar primero. Y no lo iba a hacer porque no podía hacer eso ante quien debía respeto. Por eso cuando llega Pedro entra el primero.

Juan 20, 2-8: El Otro Discípulo… él también vio y creyó – Boosco.org

Pedro no duda lo más mínimo en entrar. Ya lo había pasado bastante mal negando al Maestro tres veces habiéndole dicho el mismo que, en efecto, eso iba a pasar, y ahora no se iba a quedar en la puerta. Y lo ve todo allí… dejado como bien puesto. No parecía que se hubieran llevado el cuerpo del Maestro, que lo hubieran robado. Y no lo parecía porque estaba todo demasiado ordenado.

Y entonces aquel discípulo, él mismo se llama el amado en este su evangelio, entra y lo ve todo. Y, como si se le hubiesen abierto los ojos, no sólo ve aquello sino que, entonces, cree.

Podemos suponer que a Pedro le pasó algo parecido porque el texto, quizá con mucha bondad por parte de su autor, atribuye a todos la creencia a partir de tal momento. Luego se podría ver que aun no lo tenían todo tan claro como ahora parecía. Por eso nos dice san Juan que “según la Escritura” Jesús debía resucitar al tercer día.

Y es que, en definitiva, todo estaba escrito y bien escrito. Sólo hacía falta saber leerlo y entenderlo y ellos, la gran mayoría, eran algo cortos de entendederas, tardos en comprender y, en fin, alejados muchas veces de las palabras del Maestro.

Pero ahora, justamente ahora, se colocaron bien todas las piezas del puzzle espiritual de aquellos discípulos que escogió Cristo y que tanto enseñó y amó. Todo, pues, estaba claro. Bueno, al menos en principio porque ya sabemos qué pasará cuando se aparezca por primera vez a los que, por miedo a los judíos, se habían escondido…

PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no creen en la Resurrección de Cristo.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que sólo creen cuando ven.

Roguemos al Señor.

 

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a creer sin ver, a saber con total certeza que eres el Mesías resucitado.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Debía resucitar Cristo y resucitó.

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

14.04.25

Amigo de Lolo – Lolo, mártir

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).PRESENTACIÓN

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. 

Lolo mártir

Estamos más que seguros que algún lector estará pensando, nomás ver el título del artículo, que sin duda nos hemos equivocado. Y es que nuestro amigo común, el Beato Manuel Lozano Garrido, a la sazón Lolo, no murió producto de haber sido martirizado ni nada por estilo sino que lo que le pasó fue que, luego de padecer mucho a lo largo de los años Dios quiso llevárselo a su Casa donde seguros estamos de que está.

Y eso es más que cierto pero…

Cualquier creyente católico sabe que la palabra mártir quiere decir, en general, “testigo”. Y es que se entiende que da testimonio de una fe acendrada y bien asentada en el corazón quien, encontrándose ante una situación en la que su vida pende menos que de un hilo, es capaz de perdonar a quien corta ese hilo…

Y esto también es verdad pero…

Por otra parte, es seguro que siempre se tenga en la mente y en el corazón que los mártires, a lo largo de los siglos, han dado, literalmente, su sangre por la fe que tenían (pues haciendo lo que hacían demostraban que la tenían)

Y también eso es verdad pero…

Como vemos, tenemos unos cuantos “peros” que suelen ser los que abonan el campo de las ideas para sembrar otras posibilidades que van más allá de lo que hay antes de los “peros”.

Esto lo decimos porque nosotros creemos que Lolo fue un mártir en el sentido esencial de lo que eso significa y que, como decimos arriba, tiene no poco sino todo que ver con la palabra “testigo”.

En efecto, Manuel Lozano Garrido fue testigo (y, por tanto, mártir no tan incruento como se pueda pensar…)

- Dando testimonio de la creencia en Dios Todopoderoso,

- Dando testimonio del Amor que Dios quiere para sus hijos y entre ellos,

- Dando testimonio de una devoción especial por todo lo religioso católico,

- Dando testimonio de cómo es posible soportar, por fe, el sufrimiento,

- Dando testimonio de la bondad de Dios al entregarle una serie de dones que hizo rendir al, y más, del 100% como dice la Parábola del Sembrador,

- Dando testimonio, y siendo ejemplo perfecto, de hasta dónde se puede llegar aceptando lo que a uno le viene en la vida,

- Dando testimonio de ser capaz de sobrenaturalizar el sufrimiento,

- Dando testimonio de una perfecta unidad de vida,

- Dando testimonio…

En fin… como vemos, es posible seguir con esta relación de realidades como una catedral de grandes, acerca de que nuestro Lolo seguramente no dio su vida como los mártires, digamos, ordinarios (con ser extraordinarios) pero lo hizo a su modo y es un modo que, además, nos puede servir de buen ejemplo a seguir. Y eso, se diga lo que se diga, es algo más que provechoso para su prójimo.

Pero es que, incluso en lo dar su “sangre” también Lolo se distinguió pues ¿es que no es dar la sangre que uno tiene, la vida que le corre por las venas, la entrega a su prójimo con todas sus consecuencias entre las cuales se encuentra el dolor y el sufrimiento?

Pues eso, que el Beato Lolo, creemos nosotros humildemente y aquí lo decimos, fue mártir y, por tanto, testigo de Dios en el mundo. Y es otra razón más para dar gracias al Creador por ser capaz de suscitar entre sus hijos a los que muestran las amplias posibilidades que hay de dar testimonio de la fe que se tiene.

Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (111)

El de las estrellas es uno de los muchos idiomas que Dios utiliza para entenderse con los hombres. Por eso las pone tan altas para que así digan cosas a todos, sin distinción”

……………………………

Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

13.04.25

La Palabra para el Domingo –  Domingo, 13 de abril de 2025

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Domingo de Ramos 

Lc 23, 1-49

Y levantándose todos ellos, le llevaron ante Pilato. Comenzaron a acusarle diciendo: ‘Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey.’ Pilato le preguntó: ‘¿Eres tú el Rey de los judíos?’ El le respondió: ‘Sí, tú lo dices.’ Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: ‘Ningún delito encuentro en este hombre.’ Pero ellos insistían diciendo: ‘Solivianta al pueblo, enseñando por toda Judea, desde Galilea, donde comenzó, hasta aquí.’ Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo. Y, al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que por aquellos días estaba también en Jerusalén. Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle, por las cosas que oía de él, y esperaba presenciar alguna señal que él hiciera. Le preguntó con mucha palabrería, pero él no respondió nada. Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándole con insistencia. Pero Herodes, con su guardia, después de despreciarle y burlarse de él, le puso un espléndido vestido y le remitió a Pilato. Aquel día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes estaban enemistados. Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo y les dijo: ‘Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los delitos de que le acusáis. Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte. Así que le castigaré y le soltaré.’ Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: ‘¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!’ Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato. Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús, pero ellos seguían gritando: ‘¡Crucifícale, crucifícale!’ Por tercera vez les dijo: ‘Pero ¿qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré.’ Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos eran cada vez más fuertes. Pilato sentenció que se cumpliera su demanda. Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por motín y asesinato, y a Jesús se lo entregó a su voluntad. Cuando le llevaban, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevará detrás de Jesús. Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él.

Jesús, volviéndose a ellas, dijo: ‘Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron! Entonces se pondrán a decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Cubridnos! Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?’ Llevaban además otros dos malhechores para ejecutarlos con él. Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: ‘Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.’ Se repartieron sus vestidos, echando a suertes. Estaba el pueblo mirando; los magistrados hacían muecas diciendo: ‘A otros salvó; que se salve a sí mismo si él es el Cristo de Dios, el Elegido.’ También los soldados se burlaban de él y, acercándose, le ofrecían vinagre y le decían: ‘Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!’ Había encima de él una inscripción: ‘Este es el Rey de los judíos.’ Uno de los malhechores colgados le insultaba: ‘¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!’ Pero el otro le respondió diciendo: ‘¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho.’ Y decía: ‘Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino.’ Jesús le dijo: ‘Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.’ Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. El velo del Santuario se rasgó por medio y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: ‘Padre,’ en tus manos pongo mi espíritu y, dicho esto, expiró. Al ver el centurión lo sucedido, glorificaba a Dios diciendo: ‘Ciertamente este hombre era justo.’ Y todas las gentes que habían acudido a aquel espectáculo, al ver lo que pasaba, se volvieron golpeándose el pecho. Estaban a distancia, viendo estas cosas, todos sus conocidos y las mujeres que le habían seguido desde Galilea.”

COMENTARIO

Pasión de Cristo; una eterna Pasión

Es evidente que, aunque sea con humildad, corresponde, al que esto escribe, hacer, siquiera, mención de lo que al fin y al cabo supone esta semana que hoy, por decirlo así, comienza. La llamamos grande porque, para el cristiano, el tiempo que discurre entre la entrada gloriosa de Jesús en Jerusalén, hoy mismo, hasta que fuera encausado de forma inicua, acusado, cumplida la sentencia de muerte en cruz y ocurrida su Resurrección es, en esencia, lo más importante que nos ha ocurrido como creyentes. Es más, somos creyentes al aceptar todo eso…

Es, por eso mismo, una Pasión eterna, una Eterna Pasión.

Muy a pesar de lo que pueda pensarse, 
Jesús no encuentra en Dios a un Padre que lo abandonaDecía el, entonces, Cardenal Joseph Ratzinger (1) que “Jesús no constata la ausencia de Dios, sino que la transforma en oración”. Y aquí radica la fuerza que podemos obtener también nosotros para cargar con nuestra cruz. Él lo hizo, el primero, con la suya.

Entonces bien podemos preguntarnos por qué hablamos de una Pasión que es eterna, la razón por la cual el camino que recorrió Jesucristo en aquellos escasos días es, exactamente, la misma senda que cada cual caminamos hasta que, en el Reino de su Padre, podamos reencontrarnos con el Amor de forma definitiva y, claro, eterna.

¿Cuántas veces no entramos triunfales por los quehaceres de nuestra vida y, a pesar de lo malo que pueda sucedernos nos sentimos algo más felices? Sin embargo, como dice S. Josemaría (2): “El cristiano no debe esperar, para iniciar o sostener esta contienda, manifestaciones exteriores o sentimientos favorables”. Por tanto, la interioridad de nuestra fe, muy a pesar del decir y entender del mundo ha de prevalecer por sobre el siglo.

Eres tú el rey de los judíos? | La Banda Diario

Por tal causa padecemos, como lo hizo Cristo. Sin embargo, bien sabemos, como dijo el naví Ezequiel (3) (y bien podemos poner estas palabras en la boca santa de Cristo) “Yo mismo apacentará mis ovejas. Yo mismo las llevaré a la majada. Buscaré la oveja perdida, traeré la extraviada, vendaré a la que esté herida, curaré a las enfermas… Habitarán en su tierra en seguridad, y sabrán que yo soy Yavé, cuando rompa las coyundas de su yugo y las arranque de las manos de los que las esclavizaron”

He aquí, pues, remedio a nuestra pasión (pequeña frente a la Pasión de Cristo) porque ¿Cuántas veces no nos extraviamos por el mundo y sus llamadas y nos alejamos de Dios? Entonces enfermamos de fe, perdemos la savia que antes nos vivificaba, somos ovejas sin pastor, extraviados del redil del Padre.

Sin embargo, a sabiendas de ser atacados por causa de nuestra fe (hemos de ser, por eso, dichosos por bienaventurados), acusados de ser lo más retrógrado que en el mundo hay; 
habiendo visto zaherido a Dios, insultado a Cristo, hermano nuestro y Dios mismo; rememoradas las persecuciones antiguas con los métodos modernos; poniendo en lugar inmerecido al sucesor del depositario de las llaves de la Iglesia y viéndonos, esto hay que decirlo, caricaturizados como algo risible cuando no deplorable, “hoy, como ayer, del cristiano se espera heroísmo /…/ Cuando se pelea de continuo, con Amor y de este modo que parece insignificante, el Señor está siempre al lado de sus hijos, como pastor amoroso” (4).

Por eso, el hoy que vivimos, también es (aunque no sólo) semana de Pasión.

Sin embargo, al igual que siguieron a las palabras de Jesús en la cruz (últimos momentos de su vida de hombre) a aquel “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (5) Lo que, al fin y al cabo, siguió lo que tenía el destino mismo de su decir y sentir:

“Los confines de la tierra lo recordarán, y volverán al Señor” Contará su justicia al pueblo que ha de nacer: ¡Todo lo que hizo el Señor!” (6)

Y, como muy bien dice José Bortolini “la imagen más hermosa de Dios en este Salmo es, por tanto, la de Dios que escucha el clamor del pobre que padece injusticia y lo libera, haciéndole cantar himnos de alabanza…”(7).

De aquí que en la pasión nuestra, también eterna porque va con el ser humano, hemos de buscar consuelo en Dios, en la oración, en su cercanía; pensar, al fin y al cabo, “El Señor, en su misericordia, nos ha elegido, nos ha perdonado, nos ha abrazado una y otra vez. Ha cargado con todos nuestros pecados, hemos sido ya perdonados” (8). Con estas palabras, Luigi Guissani, quien fuera fundador de Comunión y Liberación, consuela nuestro corazón.

Vivimos, pues, en una eterna pasión pero, en consonancia con ella, tenemos una esperanza que nos vivifica. Cristo dará, dio, su vida por nosotros y gracias a él estamos, somos, salvados.

Y el Domingo de Resurrección también nosotros, en cierto modo, volvemos a la vida; dentro de una semana, pues.

Nunca hemos de olvidar la causa de tal realidad espiritual ni lo que supone que Cristo hoy entre en gloria y bendiciones en Jerusalém y en una semana cambien tanto las cosas y las circunstancias como para que acabe como acabó…

Tampoco el para qué debemos olvidar.

Notas:

1. En “Via Crucis”, de Editorial Encuentro. Introducción
2. En “Es Cristo que pasa”. Concretamente, en la homilía titulada “La lucha interior”, del Domingo de Ramos de 1971. Editorial Rialp, p. 176.
3. Ez. XXXIV, 15-17; 27.
4. S. Josemaría, ob.cit., p. 191.
5. Salmo 22.
6. Ídem anterior.
7. En “Conocer y rezar los Salmos” (Comentario popular para nuestros días). Editorial San Pablo, p. 120.
8. “Via Crucis”, ob.cit., p. 58.

Eleuterio Fernández Guzmán

PRECES

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no tienen en cuenta en su vida este domingo tan especial.

 

Roguemos al Señor.

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no saben comprender la Semana Santa.

 

Roguemos al Señor. 

 

ORACIÓN

 

Padre Dios; ayúdanos a agradecer todo el bien que Cristo nos ha hecho.

  

Gracias, Señor, por poder transmitir esto. 

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán 

                                                                                                                       

……………………..

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Un domingo donde todo empezó para no terminar nunca.

……………………………


Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

7.04.25

Amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – Una buena pista para amar al prójimo

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

PRESENTACIÓN

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena –Una buena pista para amar al prójimo

Pienso que lo que da grandeza a un hombre no es la altura de su pedestal, sino todas esas líneas que se le tienden desde el corazón y lo unen a las demás criaturas con una retícula de cordialidad.” (Beato Lolo, de su libro Las estrellas se ven de noche)

Es cierto y verdad que los cristianos tenemos, por encima de cualquier norma espiritual o, digamos, sobre cualquier creencia, dos de ellas que se ponen en primer lugar y que el mismo Jesucristo, en alguna que otra ocasión, puso sobre la mesa: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos.

También es cierto y verdad que no en pocas ocasiones solemos hacer caso omiso tanto al Primer Mandamiento como al otro y eso, como es de esperar, nos debería pesar mucho en el alma.

Pues bien, sabemos de primera mano (por sus conocidos y, en fin, por lo que fue su vida) que Manuel Lozano Garrido, Lolo, atendió muy bien en su vida lo dicho arriba y, sí, amó a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo.

Nosotros, hoy, nos vamos a dedicar a hablar (aunque sea en escritura) del segundo de los Mandamientos, digamos que a nivel general, y como dijera Cristo, definen a la Ley y a los Profetas: el amor al prójimo.

Pues bien. Podemos imaginar a Lolo en uno de sus días, digamos, ordinarios. El hombre, que tenía muchas cosas que hacer y que, con la ayuda, por ejemplo, de su hermana Lucy andaba dictando alguno de sus artículos o de parte de alguno de sus libros, escucha el timbre de su casa y sabe, de inmediato, que alguien va a visitarlo.

El caso es que se trata de un amigo, pongamos Antonio, que tiene quiere que Lolo le ayude en determinado tema porque no sabe por dónde tirar. Y Lolo, estamos tan seguros de eso como si lo estuviéramos viendo ahora mismo, deja todo lo que está haciendo y trata de echar una mano a su amigo que, está seguro, necesita su ayuda.

Algo como eso debió pasarle muchas veces porque Lolo era una persona a la que acudían otras muchas en busca de consejo y auxilio (espiritual o no podemos suponer pero con preeminencia del primero) y, por eso, no es de extrañar que cuando murió su fama de santidad se hubiera acrecentado partiendo de ser “el vecino enfermo” hasta el “buen consejero, amigo y más que amigo”.

Ciertamente, Lolo entendió más que bien eso de amar al prójimo como a sí mismo e, incluso creemos, que amaba más al prójimo que a sí mismo pues, de otra manera, de haber sido lo contrario, en no pocas ocasiones hubiera despachado a sus visitas con alguna que otra excusa. Sin embargo, lo que no podemos imaginar es a Lolo haciendo, precisamente, eso sino justamente al contrario: recibiendo ¡con una sonrisa! (dadas sus circunstancias dice mucho de su amor al prójimo) y poniéndose a la labor, primero, de escuchar y, luego, de hablar…

Amar al prójimo no es, siempre, dar, digamos, limosna o echar una mano en asuntos económicos. También lo es, claro, pero el amor al prójimo de Lolo no podía ser de tal clase sino de otra que es bastante más importante: el de acudir al alma y restañar alguna herida o dar salida a determinada duda o tantas y tantas cosas a las que alguien como Manuel Lozano Garrido (experto en sufrimiento y en gozo) podía dar salida.

Amar al prójimo, para Lolo, creemos que tenía el pleno sentido de comprender lo que significa que el prójimo haya necesidad de auxilio porque puede sentirse atormentado por algo que le pasa o busca consejo de alguien que sabe que, por su experiencia de vida, es capaz de ofrecérselo y, quien lo pide, seguirlo. Y por eso nuestro amigo era experto en el amor a quien iba a visitarlo e, incluso, en aquella persona que se dirigía a la suya mediante la carta cuando aún se escribían misivas en papel… Y es de eso, precisamente, uno de sus libros de título “Cartas con la señal de la Cruz” habla y habla mucho y bien. Amor al prójimo a distancia, podríamos decir…

Lolo y el sentido que tenía Manuel Lozano Garrido del amor al prójimo es, verdaderamente, un ejemplo sano y gozoso de saber qué es lo que quiere Dios de sus hijos y qué es lo que alguno de ellos como el Beato de Linares (Jaén, España) supo hacer a lo largo de su vida.

Podemos decir, por eso mismo dicho arriba, que cuando Lolo diceesas líneas que se le tienden desde el corazón y lo unen a las demás criaturas con una retícula de cordialidad” es porque las conocía más que bien y muchas veces las seguía hasta el corazón de su prójimo y, ahora mismo, hasta el de sus muchos amigos.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (110)

¿Qué es lo que, a juicio del hombre, menos valor tiene?:¿un grano de arena?, ¿una pella de barro?, ¿un copo de nieve? Pues venga a decir un sabio que los contempla cada día a través del microscopio, si no guardan dentro todo un maravilloso mundo de vida, gracia y armonía

……………………………

Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

6.04.25

La Palabra del Domingo – Domingo, 6 de abril de 2025

Resultado de imagen de SAnta Biblia

V Domingo de Cuaresma

Jn 8, 1-11         
 
 

1       Mas Jesús se fue al monte de los Olivos.

2       Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles.

3       Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio

4       y le dicen: ‘Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.

5       Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?’

6       Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra.

7       Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: ‘Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.’

8       E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra.

9       Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio.

10     Incorporándose Jesús le dijo: ‘Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?’

11     Ella respondió: ‘Nadie, Señor.’ Jesús le dijo: ‘Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.’”

 

COMENTARIO

 

Una lección de amor y justicia de parte de Cristo

 

Hay que reconocer que el Mal es perseverante. Es decir que las intenciones que tiene de provocar en los hijos de Dios daño que sea irreparable no cesan con nada. Siempre está al acecho para ver si nos hace caer en sus trampas y, así, atraernos a su redil. 

A Jesús, como podemos imaginar, le tenía mucha inquina el Maligno. Y se adueñaba de los corazones de aquellos que no lo querían nada de nada. Y si eso no era suficiente, les ponía en bandeja casos como, por ejemplo, el de aquella mujer sorprendida en adulterio. 

Aquí no se nos dice que Jesús diga que aquella mujer no fuera adúltera. No. La realidad era la que era pero, por encima de la misma, había algo más: Dios, su misericordia, el amor y el perdón. Y todo eso era, seguramente, demasiado para según qué tercos y duros corazones. 

De todas formas, podemos imaginar los pensamientos de aquellos que habían llevado ante el Maestro a la mujer a la que había cogido, por decirlo así, in fraganti, cometiendo adulterio. En su mente sólo había una acción: apedreamiento. Y es que no lo decían por ellos sino que otro, Moisés, ya había establecido tal pena para tal acción. Y ellos, ¡hala!, a aplicar la ley y aquí paz y allá gloria. 

 ¡Qué obtusos eran!, debió pensar Jesucristo. Aunque, a lo mejor, bastaría con mostrarles sus propios corazones. No como ellos se veían sino como, en realidad, eran. Sí, eso debía bastar para solventar una situación que era verdaderamente difícil de sacar adelante. 

Todo lo que pasa a continuación es muestra de hasta dónde es capaz Jesús de entender la situación por la que está pasando aquella mujer. A ellos, a sus acusadores, debía hacerles ver que no era la realidad como ellos la pintaban: sí la de la adúltera por el pecado cometido pero no con respecto a ellos mismos. 

Jesús misericordioso. Jesús defiende a una mujer acusada por… | by Mario  Fernández | Medium

Ellos tenían piedras. A punto de ser lanzadas sobre aquella mujer. Pero Jesús consiguió que se las lanzasen, interiormente, contra ellos mismos. Y es que es más que cierto que ellos, que tan íntegros se tenían como para acusar a aquella mujer de cometer un grave pecado, parecía no darse cuenta de aquellos en los que ellos míos caían, a lo mejor, diariamente. Y cuando se dan cuenta, cuando Jesús les dice aquello de tirar la primera piedra quien no tenga pecado, pasa lo más sorprendente: todo se van. 

Sin embargo, no queda ahí la cosa. Se van primero los más viejos porque era más que seguro que hubieran tenido más años para pecar… ¡y lo hubiera hecho! 

Entonces, quedaron solos la mujer y Cristo. 

Podemos imaginar que aquella mujer que acababa de librarse una muerte segura estaría muy agradecida a Jesús. Pero no iba a desaprovechar Cristo la ocasión para dejar de enseñar. 

Muchas veces se dice que, en efecto, Jesús perdonó a la pecadora. Y ahí queda la cosa. Lo que pasa es que no quedó ahí sino que hubo algo más, mucho más. 

Jesús, sí, la perdona, pero le dice que no peque más. Es decir, no es suficiente, con ser importante, con perdonarla sino que le encomienda que no siga por aquel camino y, en general, por el que lo es del pecado. Le dice que todo queda perdonado pero que “en adelante” no debe pecar.

No podemos negar que si alguno de los allí presentes miró hacia atrás tras irse y vio cómo se alejaba aquella mujer debió pensar que aquello había sido una buena lección de amor y justicia de parte de Cristo.

  

PRECES

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que se creen mejores que los demás.

 

Roguemos al Señor.

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no son capaces de perdonar.

 

Roguemos al Señor. 

 

ORACIÓN

 

Padre Dios; ayúdanos a saber perdonar a quien nos haya ofendido.

 

  

ORACIÓN

 

Padre Dios; ayúdanos a no alejarnos nunca de Ti. 

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto. 

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán 

                                                                                                                       

……………………..

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Es seguro que no podemos tirar piedra alguna…

…………………………….


Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

31.03.25

Amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – Esfuerzo y perseverancia por el Cielo

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

PRESENTACIÓN

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena –Esfuerzo y perseverancia por el Cielo

El destino tendrá que ser la obra personal de cada hombre o el fruto de sus esfuerzos, porque ¿qué sabor dulce puede tener una conquista, si es de regalo?” (Beato Lolo, de su libro Reportajes desde la cumbre)

No debemos engañarnos con esto: el Cielo no es gratis, así de simple.

Es casi seguro que hay muchas personas creyentes que tienen por verdad (porque lo es) que es Dios es Bueno y Misericordioso. Sin embargo, a lo mejor les conviene olvidar que también es justo y eso, se diga lo que se diga, es posible que no sea plato que guste siempre…

También es verdad que a nadie le amargaría el dulce de alcanzar el Cielo, el definitivo Reino de Dios, si el Todopoderoso se lo regalara sin más esfuerzo por su parte. Y, sin embargo, como aquí nos dice el Beato Lolo (Linares, Jaén, España) las cosas no van por ahí precisamente.

De todas formas nos conviene y muy mucho que nos conviene tener todo esto muy claro porque, de otra forma, es seguro que metemos la pata hasta donde no deberíamos meterla en lo referido a nuestra salvación personal. Y aquí está Manuel Lozano Garrido para que no nos perdamos por el camino hacia el Cielo.

Antes de proseguir debemos decir que aquí entendemos que Dios (que es quien, al fin al cabo, habla desde “la cumbre”) se refiere a nuestro destino final o, lo que es lo mismo, al Cielo pues otra cosa no creemos que tenga por destino la vida de un hijo de Dios: un puerto donde llevar la barca de la vida que nos conduce hasta allí.

Bueno, pues una vez sentada la premisa mayor en todo esto (nuestro destino celestial) está bien decir algo sobre lo que nosotros debemos hacer que, como podemos imaginar, no será poca cosa.

Y aunque esto pueda parecer autobombo, está bien referir ahora mismo un extracto del libro publicado por el que esto escribe de título “El Bien, Jesucristo, el Cielo” (aquí está https://www.lulu.com/spotlight/eleuterio63) pues, al fin y al cabo las cosas del espíritu están relacionadas unas con otras y nos viene la mar de bien para abundar en esto de nuestro destino personal y particular…

A este respecto, tenemos, pues, una pista: al Cielo se va teniendo un corazón tierno, de carne y haciendo real aquello dicho por Dios acerca de que (Ez 11, 19-20):

Yo les daré un solo corazón y pondré en ellos un espíritu nuevo: quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne, para que caminen según mis preceptos observen mis normas y las pongan en práctica, y así sean mi pueblo y yo sea su Dios.”

Aquí lo vemos todo con bastante claridad: quiere Dios que el hombre camine según su Ley, según sus normas y, no sólo eso, sino que las practique y no las guarde debajo de ningún celemín. Es más, sólo así, los hijos de Dios que eso hagan podrán ser considerados parte del pueblo del Creador y, en fin, podrán alcanzar su Casa, el Cielo.

Nuestro hacer o, lo que es lo mismo, nuestro ser o cómo somos, es lo que determinará, tras nuestro Juicio particular, si somos merecedores, si hemos merecido, que se nos abran las puertas del Cielo o, por el contrario, sean las del Infierno o las del Purgatorio-Purificatorio las que prevalezcan. Y para nosotros, los hijos de Dios conscientes de serlo, sólo pueden haber unas puertas que nos interesen: las del Cielo, al que se va, según decimos, por hacer y no por no hacer.

También es cierto que, como dijo Jesucristo (Jn 17, 14: “Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo”) nosotros, aunque estemos en el mundo, no somos del mundo. Pero eso, sostener eso y, acto seguido, nada hacer a la hora de poner en práctica nuestra fe católica y la Ley de Dios, es hacernos no un flaco favor sino un flaquísimo y nigérrimo favor que sólo puede terminar en algo más que malo para nosotros.

Debemos, pues, hacer. Por ejemplo:

1. Mirar a Dios con todo amor para ver qué quiere de nosotros.

2. Tener por bueno y mejor lo dicho por Jesucristo y recogido en las Sagradas Escrituras.

3. No despreciar al Padre y a sus santos Mandamientos.

4. No olvidar nunca que debemos creer: “El que crea y sea bautizado, se salvará” (Mc 16, 16).

5. Buscar siempre la limpieza de nuestra alma.

6. Acumular para la vida eterna y no hacer lo propio para este mundo que perecerá para nosotros.

7. No olvidar nunca esto recogido por San Pablo en la Epístola a los Gálatas (6,7):

No os engañéis; de Dios nadie se burla. Pues lo que uno siembre, eso cosechará”.

En realidad, unas palabras tan escasas (en cuanto a número no son un gran discurso, podríamos decir) deberíamos clavarlas a sangre y fuego (la de Cristo y el del Espíritu Santo) en nuestro corazón. Y tal es así porque resumen más que bien todo esto de lo que aquí hablamos al enmarcar dos principios espirituales de primer orden:

1º Dios todo lo sabe de nosotros y de nuestros quehaceres o no quehaceres.

2º Nunca se va a recoger lo que no se haya sembrado.

Esto segundo, lo dicho en segundo lugar de esta muy escueta relación, tiene una importancia tal que nadie debería llevarse a engaño si, llegado su particular Juicio: quien no siembre-haga-actúe-entienda-sea piadoso-de de sí mismo, etc. que no espere recoger nada. Ni aquí ni, lo que es peor, en el Cielo donde, a lo mejor, tarda mucho tiempo en llegar en caso de que tenga que hacer una parada en el Purgatorio-Purificatorio. Imaginemos qué le pasará si donde le ha llevado su falta de actuar-sembrar-hacer-actuar-entender-no ser piadoso, etc., es el Infierno.

Hagamos, pues; actuemos, pues, según quiere Dios de nosotros, sus hijos que es lo que hizo Lolo, ni más ni menos porque, como aquí nos dice nuestro amigo Manuel el destino, el nuestro, ha de seguir, sólo puede seguir, nuestros pasos. Y, además, ya sabemos eso de “A Dios rogando…” Pues eso.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (109)

Las estrellas y planetas jamás cometen una falta de tráfico

……………………………

Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

30.03.25

La Palabra del Domingo – Domingo, 30 de marzo de 2025

Resultado de imagen de SAnta Biblia

IV DOMINGO DE CUARESMA

 

Lc 15, 1-3. 11-32
 

1Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle, 2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: ‘Este acoge a los pecadores y come con ellos.’3 Entonces les dijo esta parábola.11         Dijo: ‘Un hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de ellos dijo al padre: “Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.” Y él les repartió  la hacienda. 13 Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. 14 ‘Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. 15 Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. 16 Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba.17 Y entrando en sí mismo, dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me  muero de hambre! 18 Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti.

 19 Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros.” 20 Y, levantándose, partió hacia su padre. ‘Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. 21 El hijo le dijo: “Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo.” 22 Pero el padre dijo a sus siervos: “Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas  sandalias en los pies. 23 Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, 24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado.” Y comenzaron la fiesta. 25’Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas;26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27 El le dijo: “Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano.” 28 El se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. 29 Pero él replicó a su padre: “Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca  me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; 30 y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo  cebado!” 31 ‘Pero él le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; 32 pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba  perdido, y ha sido hallado.’”

 

 

COMENTARIO

 

El exacto amor de Dios

 

Sabemos que Jesús, cuando predicaba y hacía uso de las parábolas, lo hacía porque sabía que era una forma muy conocida de explicar aquello que podía resultar más difícil de entender y porque sabía, además, que muchas veces era la única forma de mínimamente entendido. 

El caso es que  podemos decir que las compañías de Jesús, aquellos con los que hablaba y con los que tenía una relación muy cercana, no eran, según determinadas conciencias, lo mejor de cada casa (y entiéndase esto, por favor). Y es que si había venido a salvar lo que estaba perdido ¡qué mejor que estar con lo que está perdido! 

Queremos decir que Cristo Jesús se juntaba con personas que, a tenor del pensamiento de los sabios oficiales, no eran muy recomendables: pobres, publicanos, ciegos, paralíticos, enfermos en general o, en fin, leprosos o mujeres y niños… 

Todo aquello había que le tuviesen cierta inquina los que eran considerados conductores del pueblo judío o, lo que es lo mismo, fariseos et alii. 

Pero Jesús sabía cuál era la misión que tenía encomendada y la cumplía a rajatabla y sin pararse en comportamientos políticamente correctos o pegados al qué dirán o respeto humano. Es más, algunos de los considerados sabios le dijeron en una ocasión (que sepamos) que sabían que era así. 

Pues bien, Jesús se ve en la obligación de explicar con toda claridad cómo es Dios. Lo hace a través de la muy conocida parábola del hijo pródigo que bien podríamos titularla “La parábola del amor de Dios por sus hijos perdidos”. 

Lo que cuenta Jesús es más que conocido: un hijo se va de la casa del padre con el dinero procedente de la parte de la herencia que le corresponde; su hermano se queda con el padre y vive allí todo el tiempo que su hermano pequeño pasa por ahí malgastando el dinero hasta que llega un momento en el que, sin una sola moneda, se ve en la obligación de volver a su casa paterna y pedir perdón. 

Evangelio del día: «Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco  ser llamado hijo tuyo» - Mi vida en Xto

Aquí hay varias actitudes que están más que bien definidas. Y es que siendo una parábola, todo aquello encerrada una enseñanza o muchas.

Son varios, pues, los personajes aquí: el padre que espera siempre la vuelta de su hijo.  Este hombre bien puede representar a Dios que siempre espera, en efecto, el regreso de sus díscolos hijos. 

Pero aquí hay dos hermanos. En realidad, lo que hay son dos actitudes antes la vida y ante la fe. 

Un hermano, el que se va, lo hace porque ama más al mundo que a su padre. Pero cuando se da cuenta del error cometido (y del hambre que tiene) decide volver de donde nunca se debía haber marchado. Lo hace, ciertamente, por egoísmo, pero no escondiendo el arrepentimiento que se muestra en este texto. 

El otro hermano, el mayor, se queda con el padre. Suponemos que llevando sus negocios y trabajando en la tierra, cuidando el ganado, etc. Se cree mejor que quien se ha ido a dilapidar, con prostitutas, el dinero de la herencia. Y odia. Tiene un odio grande por aquel que, ahora que vuelve, recoge el amor nunca perdido de su padre. No sabe, al parecer, que su hermano ha sido recuperado para el bien porque había sido tomado por el Mal. Pero él se siente fuerte en su situación porque se ha quedado con el padre pero, como podemos ver, con menos amor y demasiado materialismo… 

Y luego nos queda el padre que había esperado pero no había perdido la esperanza. Por eso hacía lo que hacía cada día… 

Aquel hombre amaba a sus dos hijos. Eso no se puede negar. Sin embargo, como es de esperar, añora a quien se ha ido porque a quien tiene a su lado lo tiene a su lado. Por eso podemos imaginar al buen hombre salir de su casa cada tarde a mirar si veía, a lo lejos, la figura de aquel hijo que se había marchado de su lado. Y no nos extraña, para nada que, cuando lo ve venir, se alegre mucho y goce mucho con aquel momento. Él esperaba el regreso de quien se había ido y, cuando lo ve volver, no puede hacer otra cosa que manifestar alegría. Y lo agasaja con lo mejor que tiene. 

Ha vuelto un hijo que parecía estar muerto. Y hay mucha alegría en el Cielo por eso. 

 

PRECES

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren darse cuenta de lo que importa no alejarse de Dios. 

Roguemos al Señor.

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que son capaces de reconocer sus pecados. 

Roguemos al Señor.

  

ORACIÓN

 

Padre Dios; ayúdanos a no alejarnos nunca de Ti. 

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto. 

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán 

                                                                                                                       

……………………..

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Palabra de Dios; la Palabra.

……………………………


Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

24.03.25

Amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – Ser templos de Dios

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).PRESENTACIÓN


Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.
El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.


Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena –Ser templos de Dios

Os voy a decir algo importante, sin ningún regateo: vuestro corazón es el niño privilegiado de la Obra del Universo, porque verdaderamente ha nacido para ser relicario del mío” (Beato Lolo, de su libro Reportajes desde la cumbre)

No exageramos si decimos que las palabras que Manuel Lozano Garrido pone en boca de Dios Padre son verdaderamente iluminadoras y nos llevan por el buen camino hacia su definitivo Reino. Y es lo que pasa en este su libro de título “Reportajes desde la cumbre” que no es otra, seguro, que el Cielo mismo.

Como tantas otras veces hemos hecho al traer textos de este luminoso libro del Beato de Linares (Jaén, España) no es poco cierto que nos vienen la mar de bien porque nos hacen comprender aspectos bien determinados de nuestra fe católica. Y el de hoy es, exactamente, eso lo que nos hace comprender mejor si es que podríamos albergar alguna duda sobre el tema que toca.

Sobre el mismo podemos decir que desde nuestra creencia cristiana tenemos muy claro que cuando decimos que somos templo del Espíritu Santo es que creemos que lo somos y, para empezar, deberíamos cuidar muy mucho nuestro sólo, y nada más y nada menos, que por eso.

Pero por si no tenemos muy claro lo que eso supone para nosotros aquí pone Lolo palabras de Dios que, desde su cumbre, pone blanco sobre negro para todo se vea más que bien.

Ya sabemos que cuando Dios creó al hombre lo hizo a su imagen y semejanza. Por eso podemos estar seguros que tal creación fue a la que más cercana se sentía Quien la creó pues no es lo mismo ser semejanza Suya que no serlo…

Esto lo decimos porque cuando el linarense universal atribuye a Dios eso de que nuestro “corazón es el niño privilegiado de la Obra del Universo” es porque, ciertamente, lo es. Pero no lo por algo que no sea razonable ni nada por el estilo sino, justamente, por lo contrario: es, de suyo, lo que ha de ser y nada más.

Es lo que sigue algo de lo más importante que aquí hemos traído. Y es que Dios mismo nos dice para qué ha nacido nuestro corazón. Y sí, ya sabemos que tiene una función orgánica sin la cual, sencillamente, no podríamos vivir. Pero si hablamos de lo espiritual, de lo que eso supone en la vida del creyente, es tan cierto como que hay vida y hay muerte, que tiene una función primordial, básica, radical.

Nosotros o, mejor, nuestro corazón, es un relicario.

Ya sabemos, ciertamente, qué es un relicario y no ha lugar a dudas que es un espacio más que importante porque alberga aquello que podemos considerar crucial para nuestra fe y que nos sirve de apoyo espiritual.

Nuestro corazón, en definitiva, es relicario del corazón de Dios. Esto, por decirlo pronto, ha de querer decir que albergamos una parte de nuestro Creador que es fundamental para nosotros y que, por eso mismo, debemos cuidarlo lo mejor posible para que no de la impresión de que despreciamos que sea, en efecto, nuestro corazón relicario del del de Dios mismo. Y es que, como nos dice el Todopoderoso, ha nacido precisamente para eso. Ni más ni menos.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (108)

El orden y la belleza son pistas con que rastrear el paso firme del autor del Universo

……………………………

Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

23.03.25

La Palabra del Domingo – Domingo, 23 de marzo de 2025

Resultado de imagen de SAnta BibliaIII Domingo de Cuaresma
 
Lc 13, 1-9

En aquel mismo momento llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: ‘Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo.’  Les dijo esta parábola: ‘Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo  encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?’ Pero él le respondió: ‘Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas.’”

 

COMENTARIO         

 

La importancia de la conversión

Dios tiene mucha paciencia con sus hijos, los hombres. Queremos decir que por mucho que caigamos en las tentaciones que nos pone el Maligno siempre espera que regresemos a Su seno y, así, nos perdona.

A este respecto, es bien cierto que en tiempos de Cristo, cuando vino por primera vez al mundo el Hijo de Dios, la visión que se tenía de determinadas realidades espirituales era propia de aquel pueblo en el que el Creador depositó su esperanza.

Cierto es que las cosas estaban así. Por eso Jesús se ve en la obligación de poner las cartas sobre la mesa. No dulcifica la situación por la que pasaban sus hermanos los hombres sino que les dice, con toda claridad, lo que tienen que hacer.

Los ejemplos que, primero, le ponen los demás y, luego, los que Él mismo les pone, son los apropiados para que comprendan algo en lo que andaban equivocados: hay algo más que relación entre el presunto pecado y lo que le pasa al hombre.

Es cierto que podía parecer que aquellos galileos que Pilato mató y aquellos sobre los que se desplomo la torre de Siloé, que serían pecadores, habían pagado por sus pecados con aquellas terribles muertes. Y así lo pensaban muchos estableciendo una relación directa entre lo que se comete contra Dios y el castigo divino del Todopoderoso.

Los frutos de la higuera

Lo que Jesús les dice es que aquellos que así murieron no eran más pecadores que el resto de galileos sino que, por lo general, también lo eran los otros, los que no habían muerto en aquellas circunstancias.  Es que el Hijo de Dios quería hacerles ver que una cosa es lo que se hace y otra, las consecuencias de lo que se hace.

De todas formas, lo que le importaba a Jesús  era que comprendiesen algo muy importante y que era crucial para su vida eterna. Nos referimos a la necesidad de conversión.

Para no endulzar la situación de cada cual, Jesucristo pone en el mismo plano dos realidades espirituales: no conversión y perecimiento.

En efecto, quien no se convierta y venga a ser una persona nueva con un corazón nuevo y quien no se aleje del hombre viejo con corazón de piedra… no se salvará.

¡No se salvará! No es que Cristo les diga que, bueno, se podrá salvar aunque sea más tarde. No. Aquí no hay posibilidad, siquiera, de Purgatorio o Purificatorio, no, sino que, quien no se convierta perecerá…

Cristo utiliza una palabra terrible por el significado que tiene: perecer. Y es terrible no porque suponga, así dicho, la muerte terrena sino porque supone la peor de todas las muertes: la eterna. Y es que es más que cierto que si sólo supusiera la muerte terrena pero luego cupiese la vida eterna… ¡qué problema había en no cambiar el corazón! Pero no, Cristo dice claramente que quien no se convierta morirá… a la vida eterna.

Cabe, sin embargo, ser persevante. Es decir, no basta con creer que no es posible cambiar el corazón porque muchas veces caigamos en las tentaciones que se nos tienden. No. Y es que como aquel hombre que quiso que la higuera diese fruto y le dio una oportunidad más, lo mismo hace Dios con nosotros: nos da muchas oportunidades para que cambiemos el corazón… a cambio de que no abandonemos en tal intención.

PRECES

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren escuchar a Cristo.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren cambiar el corazón.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a mudar nuestro corazón por uno de carne y misericordioso.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán 

                                                                                                                       

……………………..

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

La confesión de fe es siempre necesaria.

…………………………….


Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.