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13.01.24

Philip Trower, El alboroto y la verdad -22

El alboroto y la verdad

Las raíces históricas de la crisis moderna en la Iglesia Católica

por Philip Trower

Edición original: Philip Trower, Turmoil & Truth: The Historical Roots of the Modern Crisis in the Catholic Church, Family Publications, Oxford, 2003.

Family Publications ha cesado su actividad comercial. Los derechos de autor volvieron al autor Philip Trower, quien dio permiso para que el libro fuera colocado en el sitio web Christendom Awake.

Fuente: http://www.christendom-awake.org/pages/trower/turmoil&truth.htm

Copyright © Philip Trower 2003, 2011, 2017.

Traducida al español y editada en 2023 por Daniel Iglesias Grèzes con autorización de Mark Alder, responsable del sitio Christendom Awake.

Nota del Editor:Procuré minimizar el trabajo de edición. Añadí aclaraciones breves entre corchetes en algunos lugares.

Capítulos anteriores

Prefacio

Parte I. Una vista aérea

Capítulo 1. Reforma

Capítulo 2. Rebelión

Capítulo 3. El partido reformista - Dos en una sola carne

Capítulo 4. Nombres y etiquetas

Parte II. Una mirada retrospectiva

Capítulo 5. Los pastores

Capítulo 6. La Iglesia docta

Capítulo 7. El rebaño, parte I

Capítulo 8. El rebaño, parte II

PARTE III. LAS NUEVAS ORIENTACIONES

Capítulo 9. La Iglesia: de la sociedad perfecta al Cuerpo Místico

Capítulo 10. Pedro y los Doce

Capítulo 11. El laicado: despertar al gigante dormilón

Capítulo 12. La Iglesia y los otros cristianos

Capítulo 13. La Iglesia y las otras religiones

Capítulo 14. La Iglesia y nuestro trabajo en este mundo

PARTE IV. EL AGGIORNAMENTO Y EL AUGE DEL MODERNISMO

Capítulo 15. Los comienzos

Capítulo 16. Primeros síntomas de problemas

Capítulo 17. Aparece en escena el modernismo

Capítulo 18. Dramatis personae [Los personajes del drama]

Capítulo 19. Creencias e increencias

Capítulo 20. La crisis

Capítulo 21. Tres movimientos relacionados

Capítulo 22. AGGIORNAMENTO [PUESTA AL DÍA] 1918-1958

Aunque la difusión de las ideas modernistas había hecho inevitable una reversión parcial de las políticas de León XIII, fue sólo una reversión temporal. En su primera encíclica, Ad Beatissimi, Benedicto XV, que sucedió a San Pío X en 1914, comenzó a relajar la presión sobre los frenos. Refiriéndose al modernismo como una “herejía manifiesta” y hablando de sus “errores monstruosos", dijo no obstante que “en lo que respecta a cuestiones sobre las cuales la Santa Sede aún no se ha pronunciado… nadie tiene prohibido plantear y defender su opinión".

Incluso cuando la crisis estaba en su apogeo, el aggiornamento [la puesta al día] había continuado. Los académicos católicos ortodoxos habían aplicado el método crítico a la Biblia y a la historia de la Iglesia sin perder ni la fe ni el sentido de la proporción. Entre los ejemplos más notables estaban los PP. jesuitas Jules Lebreton y Léonce de Grandmaison, el P. dominico Marie-Joseph Lagrange, los PP. Battifol, Tixeront y Labriolle, Ludwig von Pastor y Horace Mann.

El P. Henri Pesch estaba desarrollando una ética social basada en el principio de “solidaridad", una idea que posteriormente fue utilizada por los Papas Pío XI y Juan Pablo II. Pierre Duhem, físico teórico e historiador de la ciencia, estaba demostrando que los cimientos de la física moderna fueron sentados a fines de la Edad Media, y no en el renacimiento como se suponía anteriormente, quitando súbitamente todo apoyo a la idea de que los avances de la ciencia moderna estaban de alguna manera conectados con el crecimiento del ateísmo.

Las carreras de Pesch y Duhem muestran que no siempre son los pensadores que hacen más ruido durante sus vidas los que realizan el trabajo más valioso. Sólo recientemente se han convertido en nombres conocidos fuera de sus propios países.

En el campo social, Marius Gonin y Adiodat Boissard fundaron las semaines sociales [semanas sociales] (1904), conferencias anuales para estimular el interés en la doctrina social católica.

Las décadas de 1890 y 1900 también vieron los comienzos del renacimiento literario católico del siglo XX. Péguy estaba en plena carrera y aparecían los primeros libros de Claudel. También Léon Bloy ya estaba ejerciendo influencia. Les seguirían Mauriac y Bernanos una o dos décadas más tarde. Tampoco hay ningún signo de que la condena del modernismo frenara el flujo de destacados literatos conversos a la Iglesia1.

Luego vino la Primera Guerra Mundial, al término de la cual la Iglesia, como todos los demás, se encontró en un mundo nuevo.

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20.03.21

Pensamientos N° 9 - Un discurso muy actual del Papa Pío XII

Cristo Pantocrátor

Pensamientos N° 9 - 15 de marzo de 2021

Bienvenidos a mi boletín electrónico semanal “Pensamientos", en el que comparto mis escritos sobre temas de religión, teología, filosofía, apologética, ciencia, historia, política nacional e internacional, etc.

En el N° 9 de “Pensamientos” presento mi traducción al español de un discurso de fecha 12/10/1952 del Papa Pío XII. Este discurso, dirigido a 150.000 hombres de la Acción Católica Italiana reunidos en la Plaza de San Pedro, debería movernos a hondas reflexiones sobre el estado presente del mundo y de la Iglesia. Al final agrego un comentario sobre la relación de lo dicho por el Papa con tres grandes centenarios que coincidieron en el año 2017.

Les deseo una buena lectura y me despido hasta el próximo lunes. Que Dios los bendiga y los guarde día tras día. Fraternalmente, Daniel Iglesias Grèzes.


Para acceder a Papa Pío XII, Discurso a los hombres de Acción Católica en el 30° aniversario de su unión, presiona este enlace.

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21.01.17

Un discurso muy significativo del Papa Pío XII

Discurso a los hombres de Acción Católica en el 30° aniversario de su unión

Domingo, 12 de octubre de 1952

Papa Pío XII  

Al contemplar esta magnífica reunión de hombres de Acción Católica, la primera palabra que viene a nuestros labios es de agradecimiento a Dios por habernos regalado un espectáculo tan grandioso y devoto; después, de reconocimiento a vosotros, queridos hijos, por haberlo querido realizar ante nuestra mirada exultante.

Nos sabemos bien cuáles nubes amenazantes se espesan sobre el mundo, y sólo el Señor Jesús conoce nuestra continua ansiedad por la suerte de una humanidad de la que Él, Supremo Pastor invisible, quiso que Nos fuésemos visible padre y maestro. Ella mientras tanto procede por un camino que cada día se manifiesta más arduo, mientras parecería que los medios portentosos de la ciencia debiesen, no digamos «cubrirlo de flores», pero al menos disminuir, si no directamente extirpar, el cúmulo de cardos y de espinas que lo obstruyen.

De vez en cuando sin embargo –para confirmarnos en esta preocupada ansiedad– Jesús en su bondad quiere que las nubes se rasguen y aparezca triunfante un rayo de sol; signo de que incluso las nubes más oscuras no destruyen la luz, sino que solamente esconden su fulgor.

Y he aquí ahora un pacífico ejército de hombres militantes en la Acción Católica Italiana; cristianos vivos y vivificantes; pan bueno y a la vez preciosísimo fermento en medio de la masa de los otros hombres; ciento cincuenta mil, la mayor parte padres de familia, que viven su bautismo y se esfuerzan para hacerlo vivir a los otros. No sois todos. Cientos de miles de hombres católicos, retenidos por graves motivos, están aquí presentes con el ardor de su espíritu, de su fe, de su amor. Hombres maduros y de toda condición: gerentes, profesionales, empleados, docentes, obreros, trabajadores del campo, militares: todos hermanos en Cristo, todos unidos como en un solo latido de un solo corazón.

Quisiéramos que también vosotros pudierais admirar la estupenda visión que se ofrece en este momento a nuestros ojos; anhelaríamos que sintieseis en lo profundo del alma con cuánto amor Nos quisiéramos –si fuese posible– descender en medio de vosotros y abrazaros a todos, como si fueseis uno solo.

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