(408) Burocratismo teológico

74.- Del nominalismo de Ockham viene la idea de que la naturaleza del hombre, la vida humana en general, el bien, la belleza, la religión, la verdad, y toda noción universal, no tienen derechos, y que por tanto los individuos, en que existen las realidades universales y supraindividuales, no tienen deberes para con ellas, sino sólo derechos individuales.

El neomodernista no mira este deber para con las realidades universales sino los derechos que reclaman y contrarreclaman los individuos, como si éstos, en su subjetividad pretenciosamente única e irrepetible, no portaran realidades universales. Pero lo común obliga.

 

75.- La doctrina moderna de los derechos personales, para desvincularlos de las nociones universales, expulsa a Dios de su fundamento, que mal sustenta en la dignidad subjetiva del hombre. Serán los personalistas y neoteólogos los encargados de introducir en la mente católica esta reducción al vacío de los principios tradicionales, que quedarán privados de contenido trascendente y común. Es la secularización y pulverización de la función docente de la Iglesia en general, contemplada como una especie de actividad reguladora del “poder doctrinal” institucional al modo liberal.

 

76.- Soberanía, para Bodino, es poder originario, no delegado, y supremo, no sometido a leyes. El neomodernista entiende la autoridad política al modo de Bodino, y esto contamina su visión de la autoridad eclesiástica. No cabe, en esta concepción, la realeza social de Cristo, porque ésta enfatiza que toda potestad humana es delegada de la única potestad de Cristo; ni el ordenamiento de la autoridad al bien común y a las realidades universales, porque la obediencia es entendida, bajo esta perspectiva, como lealtad arbitraria, como compromiso subjetivo a un ordenamiento administrativo al servicio de las individualidades; como “fidelidad creativa” a un ordenamiento en que las leyes son meramente penales, convencionales, no morales, sino orientativas, no universales, sino meramente generales.

En la cosmovisión neomodernista, el papel de policía doctrinal lo pretenden ejercer los neofilósofos y neoteólogos, ambiciosos aspirantes a asesores oficiales de la Iglesia docente. Rahner, de Lubac, Maritain, Congar, von Balthasar, Mounier y compañía se han convertido en medida de la ortodoxia. Y es que una contradicción pelagiana fundamental del Estado moderno, procedente de El espíritu de las leyes, es la idea de que para evitar el abuso de poder, el poder debe usarse, también, para controlar el poder, y esta idea está latente, y muy presente, en el concepto neomodernista de autoridad, sin referente alguno a un orden inmutable recibido por tradición.

Los neoteólogos ostentarán, en el pensamiento neomodernista, esta función reguladora de la Iglesia docente, como si constituyeran el poder teológico oficial que controlara al poder eclesiástico. Serán considerados algo así como los administradores funcionarios de la Iglesia docente, cuya preponderancia exagerada convertirá en “magisterio” sus cavilaciones y reflexiones, al servicio de la administración institucional de la doctrina.

 

77.- Contra el “administrativismo teológico” del pensamiento neomodernista, debe recuperarse un concepto más estricto de acto docente, para que no todo acto de la Iglesia docente sea considerado acto docente, de forma parecida, y a otro nivel, a como no todo acto de la Administración es acto administrativo. Reflexiones, cavilaciones, propuestas pastorales subjetivas, discursos personales deberán salir fuera del ámbito tradicionalmente otorgado a la docencia eclesiástica jerárquica, y dejar de ser justificados como una utópica “tradición” viviente.

A la manera en que el acto administrativo crea o cambia una relación jurídica, el neomodernista cree que el acto docente puede crear o cambiar funcionalmente la relación teológica entre creyente y doctrina. Por eso mal entiende el acto docente como acto hiperadministrativo. Esto causa una especie de positivismo de la fe, y un burocratismo de la función docente de la Iglesia, que vicia el catolicismo de liberalismo.

El neomodernista administrativiza la teología moral para modernizar la Iglesia, y supuestamente liberarla del medievalismo constantiniano, para armonizarla con el centralismo revolucionario, con ese pluralismo homogeneizante que defienden los evolucionistas sociales liberales, como Spencer.

Ante este panorama, no sólo es urgente poner restricciones al concepto de acto docente, sino encauzarlo y subordinarlo a las realidades universales de la tradición, y a un sano concepto de autoridad, liberando la mente católica de la tiranía funcionarial de los especialistas.

 
David González Alonso Gracián
 

La Iglesia en el Maelstrom, XI, Subjetivismo pastoral, XII: Domesticar la RevoluciónXIII: Sin Cruz y sin justiciaXIV: Titanismo y caídaXV: La ofensiva marxista y conservadoraXVI: Conservadurismo neomodernista, XVII: Falsas doctrinas redivivas, XVIII: Metástasis del Leviatán, XIX: Burocrativismo teológico

 

12 comentarios

  
Luis Fernando
Magnífica descripción del neoconismo oficialista que ansía recuperar el poder perdido bajo este pontificado y que es tan anticatólico como el modernismo descarnado que hoy detenta dicho poder.

Y con el diagnóstico, la medicina.

Gran post.
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A.G.
Sí, es que el liberalismo neoconservador está creando una enorme confusión, más aún que el liberalismo progresista.
16/02/20 12:53 PM
  
Scintila
Opino lo mismo que Luis Fernando. Desde lo tacaño que soy con el elogio.
El rejonazo a Montesquieu es tan verdadero como simple, y por eso en estos tiempos pasa desapercibido incluso a las "grandes mentes". No es de extrañar que fuera un gran calumniador de la obra evangelizadora de España y que eso no nos ponga siempre sobre aviso sobre lo que viene de él. Que no por criticarlo debe implicar admitir el mangoneo de un ámbito funcional del poder sobre otro. Creo que fue Schmitt quien ya advirtió lo que tenía de teológico la trinitaria división de poderes. O sea, de remedo de teología, o de teologización de la política.
Creo asimismo, don Alonso, que lo que expone permite explicar muy bien la estupidez rampante que ha cogido a nuestra burocracia teológica y eclesiástica con el ecologismo. Han encontrado en esa causa ecos de la universalidad que habían tirado por la borda. Pero los imbéciles, en su sentido más literal posible, quieren someterla a la individualidad de nuevo y, con ella, a la Iglesia entera y la Tradición que la constituye. La evolución sinodal de la función docente de la Iglesia que proponen es, sin duda, una carga de profundidad complementaria que la dedicación exclusiva de los sacerdotes y la feminización de la administración para destruir a nuestra Madre.
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A.G.:
Muy acertado Ud. con eso del remedo de la teología. También con lo de la estupidez ecológica. Las perspectivas son oscuras. Por eso, amigo, pongamos luz, y mejor no cansarse.
16/02/20 2:08 PM
  
Andrés
De lo que usted dice se desprende que las realidades Universales son inmutables, estáticas, y de obligado cumplimiento para todos.
La pregunta que le hago es ¿quién obliga y de qué forma a los individuos?
Muchas gracias y saludos cordiales

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A.G.:
¿Obligar a su cuplimiento? No sé de qué habla Ud. No va por ahí la cosa. Estoy hablando de los universales, de lo común, por ejemplo la naturaleza humana. Tambien de aquello que constituye un bien común.
16/02/20 5:35 PM
  
Andrés
No sé si le he comprendido, pero usted dice que "lo común obliga".
Si los individuos no se sienten obligados, cómo podemos hacer para que cumplan con su obligación.
A lo mejor consiste en que dentro de la Iglesia se explicaran con claridad las normas morales y ya está, indicando también las consecuencias de la falta.


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A.G.:
Claro, tenemos obligaciones para con la naturaleza humana, a la cual nos debemos. Lo común obliga, por eso antes se estudiaba una disciplina llamada derecho natural, que leía lo justo de la naturaleza de las cosas. No podemos librarnos de la naturaleza de las cosas, estamos obligados para con el orden del ser, del que nadie puede librarse ni nadie tiene derecho a desvincularse. Lo contrario es lo que defiende, por ejemplo, la ideología de género.
16/02/20 6:52 PM
  
Andrés
Estoy de acuerdo con usted, lo difícil es cambiar la forma de pensar liberal.

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A.G.:
Sí, verdad, es muy difícil.
16/02/20 7:13 PM
  
Egomet
Estimado Alonso, gracias por su reflexión. Es de agradecer. Cuando vaya teniendo tiempo, iré leyendo otras reflexiones suyas, que acabo de descubrir y que me resultan interesantísimas.

Verá: últimamente me siento perdido y viviendo mi fe con desaliento. Bien parece que entre el progresismo eclesial y el neoconismo, como lo llama LF, no nos han dejado un resquicio en la Iglesia para respirar como católicos.

Yo estuve durante mucho tiempo en sectores de la Iglesia más bien progresistas (en concreto, dentro de una orden religiosa). Allí, evidentemente, pasaba por conservador. Cuando salí de ella, me acerqué de nuevo al mundo eclesial de mi diócesis (una diócesis, por cierto, tenida como más bien tradicional); lo hice con ilusión, pensando que iba a sentirme de nuevo en casa después de no pocos desencuentros en mi andadura anterior. Pero lejos de ello, me ha resultado desalentador. Estoy ahora estudiando Ciencias Religiosas en un centro de mi diócesis y cada vez me gusta menos el trasfondo modernista que me transmiten.

Espero seguir leyendo sus entradas y quizá establecer una forma de contacto. Me interesa mucho seguir formándome en la doctrina católica, y ser capaz de poner en cuarentena las adherencias que gran parte del clero y de los "burócratas" docentes nos transmiten. Un saludo.

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A.G.:
En efecto nos movemos entre el liberalismo progre y el liberalismo neoconservador. La solución reside en la tradición.
16/02/20 7:16 PM
  
Oscar de Caracas
Describe lo que que a mi entender algunos llaman cambio de paradigma de poder o político, me refiero al cambio de reglas y doctrinas que van a ser usadas por otros individuos mucho más sagaces pero inmensamente malvados ¿Estamos preparando las condiciones para el anticristo?
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A.G.:
Sin lugar a dudas es un cambio de paradigma.
16/02/20 8:14 PM
  
Ricardo de Argentina
Como yo no soy para nada tacaño en los elogios, diré que me parece luminoso el artículo, agudísima la observación de Luis Fernando y muy profundo y acertado el comentario de Scintila.

Según mi entender, el "Espiritu de las leyes" de Montesquieu es la base teórica del totalitarismo moderno. Porque plantear que sea el mismo gobierno el que deba controlarse a sí mismo es, aparte de una suprema ingenuidad, una cheque en blanco para las tiranías más variopintas.

Como en Occidente y luego de siglos de monarquía tradicional, subsiste un rechazo visceral a las tiranías, ha sido necesario encubrir el totalitarismo liberal partidocrático con figuras políticas antiguas como la democracia y la república. Pero en donde ese maquillaje por la galería no ha sido estimado necesario, se ha impuesto el comunismo sin más.
Las finalidades últimas son idénticas: es el ideario liberal e ilustrado de la Francesada. Por izquierda o por derecha, el liberalismo apunta siempre a lo mismo.
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A.G.:
Totalmente de acuerdo, las finalidades son las mismas, con la diferencia de tempo:los progres quieren una revolución rápida y anárquica y los conservadores una pausada y ordenada.
16/02/20 8:53 PM
  
Rafael
Me parece que más que compararlo con la práctica administrativa habría que hacerlo con la costumbre que acaba convirtiéndose en ley.

Ya advertía Blaise Pascal en sus Cartas Provinciales que esa era la táctica del casuismo jesuítica y su teoría de la probabilidad para introducir todo tipo de aberraciones morales.
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A.G.:
El neomodernismo es ante todo francoalemán, por eso las influencias del normativismo kantiano y el administrativismo francés y alemán.
17/02/20 12:04 AM
  
Oscar Alejandro Campillay Paz
Interesantisimo. Desde que lei obras de H. Küng comencé a vislumbrar el peligro de tanto teólogo suelto que pulula por ciertas regiones. Ahora bien, en la práctica, y gracias a Dios, ninguna encíclica o documento magisterial que sume doctrina ha sido "escrito" por este poder autocefalo, pero en el orden de las obras intelectuales y los desarrollos pastorales su nefasta influencia es inmensa. No cree usted que ciertos institutos y organismos que actúan dentro de la Iglesia como oficiales deben ser los primeros en ser controlados por las autoridades eclesiásticas?
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A.G.:
Creo que se ha concedido a los neoteólogos una autoridad indebida que está pasando factura.
18/02/20 12:03 AM
  
Grego Bagon
No captó lo que quieren decir con lberalismo conservador., Parece contradictorio en una misma frase.
Tampoco me gustan palabras como neocon, porque parece manipulación del lenguaje de quienes se creen con la verdad absoluta y tratan de humillar a aquellos que no piensan al 100% Como ellos, a quienes alejan creando brechas insalvables en la teoría
Cada vez se abren más divisiones construidas por conceptos inventados por aquellos que solo ven la verdad donde ellos se encuentran cómodos y todos los que salen de esos canones están totalmente equivocados y son catalogados con etiquetas que separan y abren brechas incruzables, cuando a lo mejor estamos más cerca que los conceptos mentales construidos, y lo único que consiguen con esa actitud es aumentar más la confusión de los que quieren ser católico de corazón y ya no saben para dónde mirar ni dónde está la verdad con tantas divisiones, opiniones y sobre todo rechazo del que no se atiene a mi manera de concebir lo que es ser un buen católico.
La carta sobre el amor de Juan nos consuele />
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A.G.:
Existe un liberalismo conservador, un catolicismo liberal conservador. Concretamente, lo que León XIII denomina liberalismo de tercer grado. Y está causando un grave daño.
18/02/20 12:12 AM
  
Néstor
En rigor, solamente las personas son sujetos de derechos y deberes, y son siempre realidades concretas, no universales. Otra cosa es que la persona humana, por ejemplo, sea sujeto de derechos y deberes porque tiene la naturaleza humana, pero es que la naturaleza humana incluye el ser personal.

Según enseña Santo Tomás, los universales como tales no existen fuera de la mente, lo que existe fuera de la mente son las realizaciones individuales de esos universales, y ahí está el error del nominalismo, al negar que lo universal se realice del modo que sea fuera de nuestra mente.

Es claro que algo que como tal no existe fuera de nuestra mente, y que por eso mismo, es de orden accidental (accidente metafísico) no puede ser sujeto de derechos ni de deberes.

Nuestros deberes, en definitiva, son la contracara de los derechos de Dios, y Dios no es un universal, sino una realidad concreta.

En un sentido amplio y menos propio, se puede hablar por ejemplo de los derechos de la verdad, pero en rigor, lo que ahí se está diciendo es que tenemos el deber de favorecer y propagar la verdad, etc., porque los demás tienen derecho a recibirla, y en definitiva, porque Dios tiene derecho a ser obedecido también en ese punto.

Saludos cordiales.


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A.G.:
Hay bienes supraindividuales, y realidades materiales o inmateriales, que son y deben ser protegidos por el derecho. Y es en este sentido en que se dice que tienen derechos, es decir, que deben ser tutelados y protegidos como bienes jurídicos, sea la salud, la vida humana, la libertad, la religión, el orden moral, la naturaleza humana, la dignidad moral, el honor, etc etc
18/02/20 12:44 AM

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