LXXIX. La resurrección y los discípulos
La certeza de la resurrección[1]
Los dos siguientes artículos, el tercero y cuarto, de la cuestión de la Suma teológica, dedicada a la manifestación de la resurrección de Cristo, se ocupan de las apariciones a sus discípulos. En el primero de ellos se pregunta por qué no fue conveniente que los discípulos le vieran resucitar.
Es innegable que no la presenciaron, ya que: ««se dice en San Marcos: «Habiendo resucitado el Señor por la mañana, el día primero después del sábado, apareció primero a María Magdalena. Pero María Magdalena no le vio resucitar, sino que, buscándolo, en el sepulcro, oyó del ángel: «El Señor resucitó, no está aquí»; luego ninguno le vio resucitar»[2].