LXXXII. Las señales sensibles de la resurrección
Argumentos sensibles de la resurrección verdadera[1]
En el artículo sexto de la cuestión de la Suma teológica sobre la suficiencia de las pruebas de su resurrección, que manifestó Cristo, además de explicar el testimonio de los ángeles y de las Sagradas Escrituras, ya expuestos, Santo Tomás lo hace con los argumentos o señales sensibles.
Sostiene que: «los argumentos fueron también suficientes para manifestar su resurrección verdadera y asimismo gloriosa». En cuanto que la resurrección: «fuera verdadera, lo probó primeramente por parte del cuerpo».
En cuanto a su cuerpo, Cristo mostró tres cosas. «Primera, que era un cuerpo verdadero y sólido, no fantástico o vaporoso, como lo es el aire. Esto demostró dejándose palpar y diciendo: «Palpad y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo» (Lc 24, 39)».