(406) Falsas doctrinas redivivas
66.- La heterodoxia fundamental del siglo.— En la carta encíclica de Pío XII Humani generis, dada el 2 de agosto de 1950, el Pontífice advierte contra «falsas opiniones» acerca de los fundamentos de la doctrina católica. Es significativo el matiz. No se trata sólo de espurios pareceres, sino de un ataque a los fundamentos de la doctrina católica.
Va a reflexionar sobre la heterodoxia fundamental que pone al católico en peligro «de apartarse poco a poco e insensiblemente de la verdad revelada y arrastrar también a los demás hacia el error» (n. 6).
Va a reflexionar sobre «el celo imprudente» de muchos que pretenden «combatir en unión de fuerzas al arrollador ateísmo» y «reconciliar las opiniones contrarias aun en el campo dogmático» (n. 7).
67.- Irenismo pluralista.— El Pontífice quiere dar la voz de alarma contra un tipo imprudente de “evangelización” que se aparta poco a poco y casi sin darse cuenta de la verdad revelada, y que, con una propuesta de reconciliación doctrinal, pretende luchar contra el pensamiento ateo.
El Pontífice previene contra un nuevo celo apostólico irresponsable y antitradicional, que ambiciona difundir el mensaje cristiano «entre los hombres todos, cualquiera que sea su civilización o su opinión religiosa», «abrasados por un imprudente irenismo» (n. 7), defendiendo para ello temerariamente un pluralismo dogmático capaz de producir una conciliación entre el pensamiento moderno y el católico.
68.- La reformulación del dogma.— En el capítulo I, Pío XII realiza una exhaustiva enumeración de las «doctrinas erróneas» que surgen de dicho irenismo. El propósito de dichas doctrinas será «que el dogma pueda ser formulado con las categorías de la filosofía moderna» (n. 9). Y son, entre otras, el inmanentismo, el idealismo, el existencialismo y el relativismo dogmático. Estas falsas opiniones son peligrosas, ante todo, por hacerse falsamente católicas, por su ambición de servir contra el ateísmo como si fueran católicas. Son peligrosas, ante todo, por ser imprudentemente reformadoras.
69.- En un contexto modernista.— El contexto conceptual en que el Pontífice expone las dichas desviaciones filosóficas y teológicas deja claro el sentido modernista que éstas tienen: la indiferenciación entre materia y espíritu (n. 20), la desvirtuación del carácter gratuito del orden sobrenatural (n. 20), la destrucción del concepto de pecado original y personal; el rechazo de la satisfacción de Cristo, de la transubstanciación, del concepto de sustancia (n. 20); la desidentificación de la Iglesia de Cristo con la Iglesia Católica; la irracionalización de los signos de credibilidad de la fe (n. 21), etc. El Pontífice expone estas viejas ensoñaciones modernistas como un preocupante trasfondo ideológico, por debajo del cual se montan doctrinas con apariencia de virtud, y a menudo buena intención, pero de nefasta idiosincrasia y numen.
70.- La anfisbena rediviva.— La advertencia de Pío XII resuena aún, vivamente, entre los muros de la Iglesia de Cristo. Nos advierte de un celo evangelizador imprudente que pretende conciliar los principios de la filosofía moderna con la fe católica, para acercar ésta al mundo de hoy. Nos avisa implícitamente de los muchos peligros del método de inmanencia, del pensamiento existencial, del pluralismo doctrinal, del hegelianismo teológico, del existencialismo ético y fenomenólogico.
Y es que los viejos presupuestos del modernismo reviven en estas falsas doctrinas. Con diferentes matices y gradaciones, serán asumidas y recontextualizadas por el Personalismo y la Nueva Teología.
David González Alonso Gracián
11 comentarios
La libertad religiosa, se entienda como se entienda, en todo caso no da un derecho a abrazar el error sino a buscar con seriedad y honestidad la verdad y adherirse a ella.
Por otro lado es obvio que segun la filosofía que se use, la verdad católica se ilumina o se oscurece. Con el idealismo, el marxismo o el existencialismo la doctrina cristiana cae en numerosísimos errores. Con la filosofía segura de Santo Tomás la verdad católica, hasta donde pueda depender de la razón humana, se expresa con una solidez y profundidad nunca superada.
Es un hecho onomatopéyico el tronar del mundo moderno con su "progreso" asombroso que arguye por sí mismo frente a las endebles construcciones empíricas que ofrecen los reductos cristianos de la escolástica y las argucias sutiles de las almas pías recogidas en oraciones y soledades. ¿Qué pueden significar las construcciones del milenio medioeval, sino jeroglíficos oscurantistas escritos en las Sumas y elevados en las piedras de las Catedrales?. Se ha abierto un abismo entre la cristiandad y el mundo moderno, una cuña hendida por el demonio que ha demolido las inteligencias para corromper a continuación las voluntades. Pero, la astucia del padre de la mentira ha creado un segundo abismo que le resguarda en sus intentos subversivos, ha oscurecido en el alma de la Iglesia la devoción a la Virgen, por lo que ignoran sus Pastores, teólogos y exégetas, la naturaleza apocalíptica del tiempo que vivimos. Así, minimizan la gravedad escatológica, final y decisiva de la crisis que nos afecta como Iglesia y como humanidad. Y al desconocer la naturaleza de los tiempos actuales, creen que con sus intentos personales sólo humanos, pueden contener la avanzada del infierno. Si no comprenden que el anticristo prepara activamente, demoliendo la Iglesia, su entrada triunfal en ella, que requieren del auxilio de la Virgen para aniquilar a este enemigo y a sus secuaces, sus esfuerzos no se sumarán a las fuerzas victoriosas que operan bajo la Conducción de María.
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A.G.:
En efecto, amigo, hay un abismo entre el cristianismo y la Modernidad. Por eso los cristianos debemos anunciar a Cristo y no anunciar la Modernidad. La conciliación es imposible porque afecta a núcleos esenciales.
A Santo Tomás le acusaban al principio de hereje.
La modernidad, lejos de ser hijo del cristianismo, es su más feroz enemigo.
Y su más astuto enemigo, pues se "acristiana" a efectos de colarse, cosa que ha conseguido.
La semilla que lleva en su sangre es la del Anticristo.
Con razon les indica el camino el principe de la maldad.
Miente y engaña , de tal manera , que si no es por la gracia del Señor, no podriamos distinguirlo como el mal.
Rezando y sin miedo,
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