(398) Titanismo y caída
52.- El neomodernista honra al ser humano más de la cuenta.— El titanismo le caracteriza. Venera en más al hombre, adora en menos a Dios. Por eso el Creador le fustiga con impaciencias, le deja endurecerse, le hace penar por su indebido amor. Irritado, Dios le permite envanecerse, cual pavo real, hasta la apostasía y la fruición de sí solo; se retira de su casa para que entre Satanás, con su humo de rendijas; encadena a algunos pastores a pecados nefastos y nefandos, por su manierismo cultor del hombre.
53.- La Religión del Nuevo Adán contra la religión del viejo Adán.— La primera es la religión del amor de Dios, la segunda, la religión del amor (caído) del hombre. La primera es teocéntrica: Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo; Dios Uno y Trino es el centro. La segunda es antopocéntrica: el homo homo homo, (Carolus Bovillus) tres veces hombre, del Renacimiento.
54.- El viejo humanismo redivivo.— Los descendientes del viejo Adán que no aceptaron la herencia del Nuevo, que es Jesucristo, rebelándose contra la gracia del nuevo nacimiento, proclamaron la necesidad de un novedoso humanismo; más éste no era original, sino que venía de tiempo atrás, de cuando el hombre occidental renunciaba al Espíritu de Cristiandad, y se abrazaba, ciego de titanismo, al Espiritu de Humanidad caída, la que aún permanecía en estado de enemistad, la del mundo pagano, la del mundo oriental, la del mundo obstinado en su caída. Los ideales del hombre uno y trino renacentista resurgieron, y el católico modernizante quiso fundar una nueva religión que dejara a salvo al viejo Adán. Nace entonces el catolicismo autodeterminado, la religión de los titanes, el cristianismo adamizante que no es para Dios sino para la humanidad.
55.- El liberalismo católico es el titanismo en religión, el hombre nominalista, el que pretende poder ordenarse tanto al bien como al mal, indistintamente; que quiere contar con la ayuda instrumental de la gracia para sus proyectos de autodeterminación; que tiene a Dios plegado sobre sí, como si fuera espectador de una criatura autónoma que es causa prima y no segunda; que tiene como libertad una potencia absoluta para la religión o la irreligión; y que siempre prefiere el amor humano, porque siempre, en clave titanista, considera que lo humano es divino (aun estando caído). El titanismo católico es la religión del viejo Adán contrapuesto al Nuevo. El titanismo “católico” es la religión del hombre que quiere permanecer caído, para ser más “libre".
4 comentarios
La fraternidad católica es la del hombre nuevo, la de los hijos de Dios adoptados por el Padre y redimidos por el Hijo. Sin bautismo no hay fe, no hay luz, no hay gracia, no hay hijos de Dios, no hay un Padre nuestro ni fraternidad posible.
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A.G.:
Así es Pedro, como bien dices la fraternidad caída es la de la Revolución, la que pretende salvación sin Dios. La del falso derecho a pecar, la del falso concepto de libertad, que tantas veces hemos comentado.
Por el santo bautismo sin embargo el hombre nace a la caridad y la paz de Cristo en el reino de Cristo se hace posible.
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