(399) La ofensiva marxista y conservadora
56.- El neomodernismo tiene su propia norma próxima de fe.— Que no es el magisterio antimoderno, sino sus propios autores de culto, sobre todo los fundacionales. Lo ha expuesto certeramente el Padre Julio Meinvielle:
«Para caracterizar el fenómeno progresista dentro de la Iglesia, vamos a utilizar los artículos que la revista Le Monde et la Vie publica en su número de diciembre de 1962, y que lleva el título: “¿Adónde va la Iglesia de Francia?” Allí leemos en la página 63: “Sobre el plano doctrinal, el Papa Pío XII, había, el 13 de julio de 1949, castigado con excomunión a los comunistas y a sus cómplices. Tres meses más tarde Mounier comentando esta condenación, emitía la hipótesis de que era un error histórico macizo, lo que permitía el 15 de agosto de 1958 decir a un digno Padre Capellán a sus estudiantes, en presencia del Obispo de Nancy: “Vuestros maestros no son ya ni el Papa ni los Obispos, sino Emmanuel Mounier y Péguy". En esta palabra, por lo demás Péguy no era citado sino bajo su forma socialista y proletaria.» (Julio MEINVIELLE, El progresismo cristiano, Cruz y Fierro Editores, Argentina, 1983, pág.13)
57.- El neomodernismo hibrida el marxismo con el conservadurismo liberal.— No es una mezcla extraña, sino coherente con el nuevo orden mundial producido tras la Segunda Guerra Mundial. Los neomodernistas apelan al socialismo idealizado, informal y “piadoso” de los personalistas, representado por Mounier, Maritain o Péguy; y se consideran “de izquierdas” en lo social y económico; pero conservadores en lo moral, mas no a la manera tradicional, demasiado “objetivista"; sino al modo ilustrado: con ese nuevo concepto moderno de libertad de autodeterminación heredado del nominalismo, tal y como lo ha sistematizado la filosofía moderna, sobre todo Hegel o Kant.
Humanismo de derechas y humanismo de izquierdas se combinan en humanista solución. La utopía de la Nueva Humanidad necesita un concepto informalista de esperanza, para el que se acude tópicamente, por ejemplo, a Péguy. Poesía, arte y cultura se ponen al servicio de una mezcla homogénea de socialismo y liberalismo en un sólo bloque ideológico.
58.- El neomodernismo combate el tomismo.— Los neomodernistas, medio progresistas y medio conservadores, se burlan de Aristóteles, cantan las glorias de Platón, sin conocerlo; pero a Santo Tomás, por su autoridad, prefieren reinterpretarlo y recontextualizarlo, quejándose de su objetivismo, falseándolo subrepticiamente, como hacen de Lubac o Rahner; disolviendo su principios en el pluralismo doctrinal, como hace Hans Urs von Balthasar; y refundiéndolo con la doctrina kantiana. Siendo la doctrina tomista el enemigo principal del mundo conceptual hegeliano-kantiano, es combatido por cosista, y refundido en el existencialismo heideggeriano y la fenomenología husserliana. Combatir la doctrina aristotélico-tomista es combatir, como pretende Guardini, la dictadura del cosismo. Combatir la sagrada escolástica es defender, como quiere Odo Casel, una doctrina extendida de los sacramentos, en clave misteriosista. En definitiva, el ataque al tomismo es en realidad una revisión de la mente católica, despreciada en cuanto clásica y tradicional, y puesta en oposición esencial con la mente moderna.
El P. Meinvielle, cabalmente, recalca que:
«En primer lugar, hay en los progresistas, sobre todo seminaristas y sacerdotes, un desprecio bien marcado de la filosofía y de la teología de Santo Tomás. Sabido es que para la Iglesia, Santo Tomás de Aquino es el primer Doctor que ha logrado una síntesis hasta ahora insuperada de las enseñanzas cristianas y las ha expuesto en un cuerpo de doctrina que forman toda una arquitectura. Pues bien, los clérigos progresistas desprecian la filosofía y teología tomista, arguyendo que toda ella está en dependencia de una ciencia arcaica y superada ya definitivamente. Luego, así como esa ciencia ha caducado, también caduca la metafísica y la teología de Santo Tomás. No es difícil advertir el error de estos clérigos progresistas.» (Ibid., pág. 15).
Serán los conservadores los que, aplicando la dialéctica hegeliana y el normativismo kantiano al pensamiento tomista, pretendan pasar por tomistas siendo, en realidad, católicos actualizados, esto es, modernos antitomistas.
59.- Los neomodernistas combaten el tomismo porque es incompatible con el proyecto de un marxismo-conservadurismo católico.— Para catolizar el numen moderno, rindiendo moderadamente culto al hombre según la máxima del ilustrado Conde de Volney: «el hombre, ser supremo para el hombre»—, deben rechazar la doctrina tomista porque es incompatible con dicho principio.
Miguel Poradowski ha resumido con precisión por qué el progresismo católico persigue la doctrina tomista. Primero expone un hecho evidente y generalizado:
«Somos testigos que desde hace varios años en la Iglesia Católica se combate al tomismo: se lo elimina de los programas de los estudios en los Seminarios y en las Universidades Católicas; desaparece la filosofía tomista en las revistas católicas de filosofía, teología y cultura general; cada año disminuyen las publicaciones de los estudios tomistas, mientras que se da cada año más la preferencia a las filosofías contrarias al tomismo, a las publicaciones que lo atacan o ridiculizan y se pretende reemplazarlo con el marxismo.» (Miguel PORADOWSKI, ¿Por que el marxismo combate el tomismo?, Revista Verbo, n.126-127, 1974, pág. 828.)
Segundo, expone un dramático estado de cosas, cuya problematicidad sobrepasa con mucho la mera diferencia conceptual:
«Es sabido que a medida que se acentua la penetración del pensamiento marxista en la Iglesia Católica también crece dentro de ella la lucha contra el tomismo. Se podría pensar que es un proceso lógico: dos filosofías completamente antagónicas no pueden coexistir dentro de la misma comunidad espiritual. Sí, hoy por hoy, muchísimos católicos, especialmente los sacerdotes, asimilan el marxismo y piensan con las categorías marxistas, y es lógico que ellos también combatan al tomismo. Pero el extraordinario celo con el cual, desde hace más o menos diez años, se combate el tomismo en el ambiente católico y especialmente el fanatismo que demuestran los que ridiculizan a Santo Tomás y quieren eliminarlo completamente de las Universidades Católicas y de los Seminarios, no se explica solamente por la incompatibilidad de estas dos filosofías antagónicas.» (Pág. 828)
Tercero, da en la diana del asunto: el marxismo eclesiástico (y el neoconservadurismo liberal, cada cual a su manera), combaten el tomismo (reinterpretándolo) para impedir el acceso a la teología tradicional y favorecer la expansión de la Nueva Teología del personalismo:
«La lucha en contra del pensamiento de Santo Tomás, que hoy día con tanto celo conducen los marxistas y los cripto-marxistas en la Iglesia, está dirigida no solamente contra el tomismo, sino, indirectamente contra la teología como tal. Eliminando el tomismo de las Universidades Católicas y de los Seminarios y, en general, de toda la preparación y formación de los candidatos a sacerdotes y diáconos (casados), se ataca y destruye a la teología como tal, pues ninguna obra teológica de la teología tradicional (y no existe ni puede existir otra teología cristiana) es hoy accesible y comprensible sin previo estudio del tomismo. Solamente a medida que alguien se adentra en la filosofía tomista, puede también adentrarse en la teología. Es evidente que uno de los propósitos del actual antitomismo es impedir el estudio de la teología. Parece que los antitomistas de esta manera quieren efectuar un tipo de “lavado del cerebro” de la futura generación de sacerdotes.» (Págs. 830-831)
El P. Meinvielle, de nuevo, lo sintetiza magistralmente:
«Rechazar a Santo Tomás, es rechazar la filosofía del ser, y caer por lo mismo en una filosofía de la idea, de la vida, del devenir, de la existencia. Por ese camino se hace imposible alcanzar el ser y por lo mismo, poner en contacto racional al hombre con Dios, su Creador. Por ese camino el hombre cierra el camino de su inteligencia hacia Dios y se hace incapaz de levantar una teología que respete los fundamentos naturales y racionales, sobre los cuales se ha de apoyar luego la Revelación y la teología. En los progresistas de que estamos hablando, hay una tendencia a revisar también todos los tratados de la teología escolástica y tomista, con el pretexto de que se debe tomar contacto con las fuentes, a saber, con la Biblia y la enseñanza de los Padres.» (Julio MEINVIELLE, Op. cit., pág. 15-16)
La Iglesia en el Maelstrom, XI, Subjetivismo pastoral, XII: Domesticar la Revolución, XIII: Sin Cruz y sin justicia, XIV: Titanismo y caída, XV: La ofensiva marxista y conservadora
37 comentarios
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A.G.:
El neoconservador quiere reformar la doctrina católica en base al pensamiento moderno pero sin dejar de ser católico, por eso habla de reformar en la continuidad, por eso a menudo profesa la ambigüedad.
El tradicional quiere conservar la doctrina católica íntegramente sin contaminarla de pensamiento moderno.
No me figuraba tanta ruina.
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A.G.:
La ruina es grande, sobre todo en el lado conservador, porque pretende una posición ambigua.
Cosa curiosa, por otra parte, en gente tan amiga del "progreso", y que sin embargo aquí se volvía arqueologizante y primitivista.
Es que todo sirve, según el caso, obviamente.
Saludos cordiales.
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A.G.:
Muy cierto. Todos estos neomodernistas son muy agustinianos en ese falso sentido que mencionas. Odian además a Aristóteles por supuesto racionalista. Les parece además que Santo Tomás se dio cuenta al final mediante la visión que tuvo de que su obra no es nada, por intelectualista.
Saludos cordiales.
Saludos.
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A.G.:
No se deben plantear falsas disyuntivas, como suele hacer la Nueva Teología. La filosofía aristotélica, debidamente purgada y corregida por Santo Tomás, es un apoyo al Evangelio, porque lo prepara, y a la doctrina de Jesucristo, porque le aporta un sustento intelectual de valor perenne y universal.
No sé si lo he comprendidos de forma correcta, si es así, se lograría vincular razón y vida y se acabarían todos nuestros problemas, habríamos conseguido conocer la realidad de una forma muy parecida a Dios mismo (al menos en las cadenas de causas y efectos)
No creí que se ofendiesen con mi observación como para perturbarles la paz. No soy trol, aclaro; sólo me gusta participar y aprender en foros de Infocatólica.
Disfruten la temporada de cumpleaños de Jesús.
El intelecto humano, como todo intelecto creado, es una participación en el Intelecto divino, que es obviamente el primer "lugar" del conocimiento y de la verdad, de modo que ninguna creatura puede conocer verdad alguna si no es participando de algún modo, por débil que sea, en la Fuente que es Dios mismo, Verdad Primera.
Y ciertamente, que en toda verdad universal y necesaria que podamos conocer hay algo de absoluto que debería sorprendernos si nos pusiésemos a reflexionar sobre ello, aunque sea la más humilde de estas verdades, como que el triángulo tiene tres lados o que el círculo cuadrado es imposible.
La idea del ente, por su parte, tiene de especial el hecho de que abarca absolutamente todo, porque "ente" es "aquello que es (o puede ser)" y por tanto, el no ente tiene la no existencia asegurada por definición: todo es ente.
Por eso la Metafísica, que es la ciencia del ente como tal, es el centro de la Filosofía, y sin ella no se puede tampoco hacer Teología.
Saludos cordiales.
¡Feliz Natividad a todos!
Se me ocurren las siguientes preguntas sobre la abstracción que realiza el intelecto, actualizando el concepto universal que está en potencia en el dato sensible:
Esa actualización es inmediata temporalmente, es decir instantánea?
Está sujeta a diversos niveles de grados de actualización, es decir cabe diferentes grados de profundización?
Afecta a esa actualización los diferentes rasgos de subjetividad humana: temperamento, situaciones vitales, sentimientos?
Es una actualización meramente intelectual?
La verdad de que un triángulo tiene tres lados es una verdad necesaria, universal, no afectada por el tiempo.
Qué tipo de ser es una promesa? Por una parte es una realidad de validez absoluta para los que la contraen, pero por otra, está situada en el tiempo.
Los seres temporales del estilo de las obligaciones surgidas a raíz de una promesa, duran, entre su origen y su término, igual que existen, más allá del tiempo, inmutables, las verdades matemáticas.
Es decir una promesa sería un ser temporal y eterno a la vez.
Así se acostumbra en mi familia decir de la Navidad:
El cumpleaños del Señor, el cumpleaños de Jesús.
Me retiro para no volver a perturbar la paz de ustedes en estas fiestas.
Felicidades a todos.
Sí, la abstracción de cada concepto es instantánea. Entre la potencia y el acto no hay intermedio.
Distintas inteligencias pueden tener distinto poder de abstracción, y pueden tener distinta capacidad de explicitar lo que hay implícito en el concepto abstracto, pero el lado objetivo del concepto es siempre el mismo.
La subjetividad humana interviene en el concepto solamente para marcar el modo universal y abstracto en que conocemos, y eso no afecta la verdad de lo conocido, o para alterar nuestra captación del contenido objetivo del concepto, llevando así al error.
Se trata de una actualización meramente intelectual. La que conoce es la inteligencia. La voluntad quiere, y la sensibilidad siente, ninguna de ellas conoce.
Cuando hago una promesa, quedo obligado a cumplirla, salvo que prometa algo inmoral, y eso es en virtud de una norma moral que en principio es tan inmutable y eterna como las verdades geométricas, aunque es cierto que hay algunas normas morales que dependen en cierto modo de las circunstancias.
La promesa como hecho histórico, si hablamos de una promesa humana, es algo que tiene un comienzo y suponemos que al cumplirse con lo prometido, tiene un fin.
Saludos cordiales.
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A.G.:
Maritain, de Lubac, Rahner...
Espero poder hacer en breve un "post" acerca del discurso del Card. Lercaro, en el Concilio Vaticano II, diciendo que para ser Iglesia de los pobres había que desprenderse también de algunas riquezas culturales, entre ellas, la filosofía escolástica...Aquellos lodos.
De Lubac cae de lleno en esa categoría. Maritain, algo menos, porque el problema de Maritain es que quiere torcer la filosofía escolástica, por ejemplo, con su seguimiento de las tesis de Marín - Solá O.P. sobre la predestinación. Además, de Maritain hay épocas diversas y libros diversos, en algunos casos es muy buen maestro de tomismo, en otros, para nada. Rahner también entra tangencialmente ahí, no porque no rechace la Escolástica, sino porque no es claro que siempre quiera o le preocupe ser ortodoxo.
Von Balthasar me parece totalmente adecuado para esa categoría, por ejemplo.
Saludos cordiales.
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A.G.:
Muy de acuerdo. Añado además que el conservador profesa el liberalismo de tercer grado, y sobre todo, pretende conciliar la filosofía moderna y la ortodoxia católica. Maritain como apologeta de la democracia tercergradista es conservador, aunque también progresista.
Cuando dice que la abstracción de cada concepto es instantánea me imagino que se refiere al caso de la realidad "co'sica", es decir a los meros objetos.
Cuando la realidad es una obra de arte o, más aún, un ser personal esa instantaneidad no se da; me explicó, una cosa es conocer que estoy en frente de un ser humano y otra es conocer la interioridad de ese ser humano. Algo parecido pasa con la comprensión de una teoría física o la captación de la belleza de una obra de arte. En el caso de los seres personales o artísticos creo que cobra una gran importancia la capacidad ontológica de expresión de dichos seres, al tener una dimensión de profundidad entitativa se necesita tiempo para dar alcance a toda su riqueza.
Con respecto a lo que dice de la voluntad y la sensibilidad estoy de acuerdo con usted en que no mediatizan la actualización del conocimiento pero si lo "mediacionan", es decir sirven de medio para su actualización.
Es claro que siendo la misma noción de "ente" analógica, es decir, que se realiza en formas esencialmente distintas entre sí, pero que siempre guardan alguna semejanza, también "cosa" es analógico y se aplica en sentidos en parte iguales en parte distintos en los distintos casos.
También, por tanto, con esa salvedad, a las personas.
En cuanto a "objeto", significa "aquello que es conocido", y por tanto, se aplica también a todo lo que cae bajo nuestro conocimiento. También a las personas.
Un concepto determinado, por ejemplo, el de "persona", se tiene o no se tiene, no se puede obtener en forma gradual, porque con una sola de sus notas constitutivas que le falte, ya es otro concepto diferente.
Por eso su actualización tiene que ser instantánea.
Lo que pasa es que de la misma cosa podemos tener muchos conceptos distintos, por ejemplo, mi amigo Pedro es cuerpo, viviente, animal, mamífero y hombre.
Y un mismo concepto puede encerrar virtualmente muchos otros, como cuando por la definición de "hombre" obtenemos "animal racional".
Ahí es posible el progreso gradual del conocimiento, en la medida que o se abstraen nuevos conceptos de la cosa, o se explicitan más conceptos incluidos en los que ya se ha abstraído.
Además, los conceptos se unen formando juicios, como "El hombre es animal", y con los juicios se puede hacer razonamientos, que nos llevan a nuevos conocimientos, ahí también se progresa.
Y ese progreso, considerado globalmente, es claro que no es instantáneo.
Por otra parte, en el conocimiento de las personas humanas que conocemos personalmente, valga la redundancia, y de las obras de arte, entra un componente sensible, no solamente intelectual, porque nuestro intelecto no capta lo singular como tal más que en su sola existencia, para el resto, en tanto que individual, nos tenemos que valer de los sentidos.
Los conceptos nos hacen conocer al individuo existente o posible, no en tanto que individuo singular, sino en lo que tiene en común con otros individuos existentes o posibles.
Por eso no podemos caracterizar a alguien que conocemos mediante solos conceptos, de modo que esa caracterización no pueda aplicarse igualmente a una infinidad de otros individuos posibles.
En cuanto a la voluntad y la sensibilidad y su rol en la formación de los conceptos, la sensibilidad, entendida como los sentidos externos e internos, sí que conoce, pero no conceptualmente; además, es el punto de partida de donde se abstrae el concepto, con el cual se conoce intelectualmente.
Entendida como el ámbito de los sentimientos, la sensibilidad no tiene un rol directo en el conocimiento. Indirectamente puede ser que algún tipo de conmoción afectiva mueva a alguien a investigar algo y así conocerlo con la inteligencia.
En cuanto a la voluntad, mueve a algunas de las otras potencias a sus actos propios, es decir, está en nuestra voluntad ejecutar o no el acto de algunas de nuestras facultades (no el acto de la digestión, por ejemplo).
Por eso se le puede pedir a la gente que ponga atención: la atención es un acto de la inteligencia, pero la voluntad puede mover a la inteligencia a realizar ese acto.
Pero la que realiza el acto es la inteligencia, y ella sola. La voluntad aquí es como la mano que apunta la linterna encendida en una dirección determinada: la que ilumina es solamente la linterna.
Saludos cordiales.
"Los conceptos nos hacen conocer al individuo existente o posible, no en tanto que individuo singular, sino en lo que tiene en común con otros individuos existentes o posibles
Por eso no podemos caracterizar a alguien que conocemos mediante solos conceptos, de modo que esa caracterización no pueda aplicarse igualmente a una infinidad de otros individuos posibles".
Da la impresión que la intimidad personal fuera predicable de muchos individuos.
Yo entiendo que el fondo personal es irreductible a la conceptualización universal, se adentra en el misterio Divino:
"Ay, ay de mí, por qué grados fui descendiendo hasta las profundidades del abismo, lleno de fatiga y devorado por la falta de verdad! Y todo, Dios mío -…-, todo por buscarte no con el intelecto -…- sino con los sentidos de la carne, porque tú estabas dentro de mí, más interior que lo más íntimo mío y más elevado que lo más sumo mío‘.
(San Agustín, Confesiones III, 6, 11)
Saludos cordiales
Es exactamente lo contrario. Lo que es predicable de muchos individuos es lo que esos individuos tienen en común entre sí, no lo que distingue a cada individuo de todos los demás.
Todos los conceptos universales nos dan a conocer a los individuos, porque los individuos son lo único que existe, pero nos los dan a conocer en lo que tienen en común entre sí, no en lo propio de cada uno, que nosotros, humanos, sólo podemos alcanzar por los sentidos, cuando tenemos la ocasión, obviamente.
Nuestro intelecto capta del singular solamente su existencia, para conocer su naturaleza ya debemos acudir a conceptos que son siempre universales.
En nuestro conocimiento de nosotros mismos interviene el intelecto y también intervienen los sentidos, externos e internos, por los cuales hacemos experiencia de nosotros mismos.
Saludos cordiales.
La pregunta que me surge entonces es cómo podrían abordarse, desde el tomismo, temas como la intersubjetividad humana o la expresividad de las obras de arte ya que no se pueden emplear los conceptos universales.
Muchas gracias por su paciencia
Saludos cordiales
¡FEliz Navidad a todos los que hacen posible Infovaticana y que el Niño Dios les bendiga y bendiga sus proyectos por ser los Suyos!
Por otra parte, nadie pretende hacer un tratado de GerardoGomezlogía, por ejemplo.
En el tema de las obras de arte, sin duda que puede haber críticos de arte, por ejemplo, que lógicamente escribirán libros sobre las obras de arte, llenos de conceptos universales, y esos libros podrán ser, o no, según el caso, una ayuda muy buena para que el se detenga delante de un cuadro, por ejemplo, y haga eso que ningún libro puede hacer por él: mirar el cuadro, que para eso al final el cuadro fue pintado.
Saludos cordiales.
Creo que aún no se va evaluado adecuadamente está época, en sentido amplio, con sus guerras mundiales y las filosofías y teologías que las acompañaron. Como ideas terribles ayudaron a fermentar dichas guerras y como la sociedad destrozada que quedó dió para muchos más desmanes, más aún con el auge del comunismo y las consiguientes catástrofes que fueron sucediéndose Europa en el mundo. Con sucesos "peculiares" como la pelagiana euforia por el hombre y su progreso a pocos (realmente poquísimos) años de una guerra que amenazó con acabar con todos. Es complejo relacionar los "movimientos" con su contexto en épocas tan convulsas como estas, pero daría para mucho.
Cambiando de tema, hace tiempo que vengo pensando en la conveniencia de formarme en el Tomismo, pero actualmente no dispongo de tiempo para hacerlo adecuadamente, habría algún libro recomendable para acceder de forma "sencilla" a principios básicos de dicha teología. En su momento empecé con la suma, e iba entendiendo cosas, pero ahora no me es posible meterme en materia muy densa, aunque tampoco quiero algo tan aguado que quede en nada, claro.
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A.G.:
Lo mejor es formarse con los libros del P Royo Marín, que exponen la doctrina católica según la tradición tomista. Para la doctrina jurídica tomista, Vallet de Goytisolo, Álvaro d´Ors. Puede ampliar con las obras de Eudaldo Forment, Francisco Canals, Victorino Rodríguez, Abelardo Lobato. Sobre la gracia, tiene buenas cosas Garrigou-Lagrange.
En Infocatólica puede leer los posteos de Eudaldo Forment, Néstor Martínez y de un servidor.
Me da la impresión que usted interpreta mis palabras en un sentido de "mismidad solipsista".
Nada más lejos de la realidad.
Para encontrarnos a nosotros mismos tenemos que vaciarnos de nuestro ego para llenarnos de Dios.
Mis preguntas a Néstor van en el sentido de cómo tematizar esa búsqueda más allá de la abstracción del universal por los sentidos, por eso me fijo en los seres personales (que están hechos a imagen y semejanza de Dios) y en la producción artística de calidad (el hombre no es propiamente creador pero si artífice coloborador de la obra divina).
Feliz Navidad!
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A.G.:
Los Pontífices son Pontífices. Yo sólo hablo de autores privados.
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A.G.:
Los libros de José Miguel Gambra, por supuesto.
En esas 24 tesis se resume lo esencial del tomismo desde el punto de vista filosófico, y con un buen comentario, está ya la base, pienso, para entender a Santo Tomás.
Lo esencial, en definitiva, es un buen manual de Metafísica, que es el centro de la Filosofía. La "Ontología" de Grenet es buena, aunque un poco dura. El libro de Alvira es más accesible y muy claro y completo, pero no profundiza mucho. Sería muy bueno poder traducir al castellano el manual del P. Dezza, S.J.
En Lógica sigo sin encontrar algo más completo que "El orden de los conceptos" de Maritain. No sabía del de Gambra, lo voy a leer en cuanto pueda.
Por supuesto, de Garrigou - Lagrange todo sirve. "El sentido común", por ejemplo.
Saludos cordiales.
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A.G.:
Gracias, me alegran sus palabras. El P.Meinvielle supo ver con claridad la naturaleza de algunos graves males que se cernían sobre la Iglesia. Por eso su obra es de enorme valor para el análisis de los errores que aquejan a la mente católica.
Ello se basa en una gran confusión entre el plano de la ciencia y el plano de la existencia personal. En realidad, todo es ente, todo, en el sentido explicado, es cosa, y es objetivo.
Si quiero tener una doctrina sobre la subjetividad y sobre la intersubjetividad, va a tener que ser objetiva, es decir, verdadera, como toda doctrina debe serlo.
Porque va a tener que ser independiente en su validez de mi subjetividad individual como tal, de lo contrario, sólo tendrá valor para mí mismo y no tendrá sentido querer comunicársela a otro.
Es decir, va a tener que ser universal.
Lo que nadie podrá comunicar jamás a nadie es su experiencia personal en cuanto tal - otra cosa es en cuanto a sus rasgos universales y abstractos.
En la forma de pensar muy extendida hoy día lo que hay en realidad es un mal intelectualismo inconsciente, porque no se aceptan los límites propios del conocimiento humano y se quiere fundir en una sola cosa la experiencia personal como tal con la ciencia filosófica y teológica.
El mismo falso intelectualismo que quiere que la voluntad conozca, en vez de hacer lo propio suyo, que es querer.
No tenemos otra forma de conocer lo que las cosas son si no es mediante los conceptos abstractos, eso es parte de la condición humana y debería ser parte también de una espiritualidad verdaderamente "encarnada".
Saludos cordiales.
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A.G.:
Muy de acuerdo con todo. Vengo exponiendo todo ello en este blog desde hace varios años.
Si lo empleamos en el primer sentido (propio del sujeto), está subjetividad se puede describir con un utillaje conceptual que sirva para saturar de sentido los procesos espirituales del individuo.
Resultan muy valiosas las aportaciones de Kierkegaard en este sentido a la hora de enfrentarse al idealismo de Hegel.
Es más, esa subjetividad fuerte de Kierkegaard aporta un realismo que recuerda a labor realizada siglos antes por Tomás de Aquino.
El mismo Castellani elogió la impugnación de Kierkegaard al idealismo omnisciente hegeliano.
Pero no para la inteligencia humana, que accede a lo inteligible sólo abstrayendo de lo sensible y por tanto, prescindiendo, justamente, de lo individual.
La tesis de la comprensión del individuo como tal por parte de la inteligencia humana en esta vida es de Escoto, no de Santo Tomás.
Y es errónea, a la luz de los principios tomistas, que son verdaderos, por lo que no hay ninguna razón para ponerla como ideal para el tomismo.
Además, el tomismo no es que no haya abordado el tema de lo singular, lo ha hecho, con la conclusión que todos conocemos. Y no es tampoco que declare incognoscible al singular sin más, como ya dije, todo lo que sabemos lo sabemos en definitiva acerca de los individuos, que son lo único que existe, pero nuestro intelecto conoce a los individuos solamente en lo que tienen en común con otros individuos, con excepción de su mera existencia.
Saludos cordiales.
Extraígo como consecuencia del anterior comentario que la posible belleza o bondad de los singulares no sería propiamente tal, sería una belleza o bondad del universal extraído de los propios singulares.
El singular tan solo existe y ya está.
Y sin duda que la Inteligencia divina, y también la angélica, que no es abstractiva, pueden contemplar esa bondad y belleza del singular en tanto que singular.
Nuestros sentidos, por su parte, también pueden captar, a su modo, obviamente, la bondad y belleza del singular como tal.
Por lo que tiene que ver con nuestro intelecto, también las capta, pero sólo en forma universal y abstracta.
Saludos cordiales.
Saludos cordiales.
La belleza de la novena sinfonía de Beethoven se patentiza cuando se interpreta.
Pero la belleza de esta sinfonía es distinta según la interpretación. De igual manera, no es igual la belleza de la novena que la belleza de la quinta.
La belleza de la quinta sinfonía no la descubro a través de los sonidos sensibles que me facilita una determinada interpretación, como si la belleza estuviera detrás de ellos, se me revela en ellos, porque en ellos se patentiza.
Y en efecto, es un problema determinar cuál es superior, la quinta o la novena sinfonía. Son diferentes, obviamente. ¡Y para complicar las cosas, está también la séptima! :)
Saludos cordiales.
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