(388) Injerto y mutación
28.- El injerto.— La escuela personalista pretende la introducción del concepto moderno de persona en el pensamiento católico. Y dado que la esencia de la Modernidad es el subjetivismo, con el concepto inserido se inserta su tuétano. Es imposible, tras el injerto, que la nueva médula no ingiera su caldo.
Los personalistas no lo quieren directamente, sino sazonado de catolicismo. La idea es injertarlo en el cuerpo conceptual católico para que, cual fragmento de tejido vivo, repare la supuesta lesión causada por el mundo moderno y protestante. Y a esta reparación estética denominar actualización.
29.- La metamorfosis.— La introducción es ideológica y por tanto sus resultados también. La fe será sometida a opinión, degenerando en fiducia. En esta clave hay que entender la empatización eclesial actual con el protestantismo.
Las nuevas nociones y principios envolverán la doctrina tradicional en una crisálida fenomenológica, en una pupa axiológica, en una suspensión teleológica, como diría Kierkegaard, de la que emergerá un nuevo logos humanista católico.
Una nueva mente que se pretende mejor que el numen moderno, que no es católico; y mejor que el numen católico tradicional, que no es moderno. Será un tercer grado medio de catolicismo, como diagnosticarán cabalmente Julio Meinvielle, Rafael Gambra y Leopoldo Eulogio Palacios, un camino de medias tintas a hechura del liberalismo de tercer grado.
30.- ¿Catolicismo mutante?— La transformación conceptual requiere dejar en suspenso lo inmóvil, lo inmutable, el orden de la estabilidad, con su certeza firmísima. La puesta entre paréntesis del viejo acervo sumergirá la mente católica en puro movimiento, la trastornará con su espíritu de injerto y mutación. Pero como todo cambio doctrinal es prueba de error, habrá negar que exista cambio y afirmar que no hay error, sino pluralidad y misterio.
La verdad es sinfónica, dirá Hans Urs Von Balthasar, no hay que preocuparse, pues siendo incognoscible el Misterio, no son disonantes las contradicciones, se dice, no son cacofónicas las divergencias doctrinales, todo cabe ante lo informulable. Se abre la caja de Pandora. Los vientos de doctrina procedentes del Maelstrom sacuden la Casa del Dios vivo, columna y fundamento de la verdad (1 Tim 3, 15).
La mente católica comenzará a sufrir mutaciones, y a pedir a gritos, por pura supervivencia, el reposo de la verdad, la restauración de lo tradicional, la perspectiva clásica inmutable, perfecta y quieta, que aporta la Cruz.
La Iglesia en el Maelstrom, I: Contracorriente
La Iglesia en el Maelstrom, II: Sol faciado
La Iglesia en el Maelstrom, III: Apego insensato
La Iglesia en el Maelstrom, IV: Cruz en el Maelstrom
La Iglesia en el Maelstrom, V: Contra las aguas corruptas
La Iglesia en el Maelstrom, VI: Desde lo alto siempre
La Iglesia en el Maelstrom, VII: Doctrina escamondada
La Iglesia en el Maelstrom, VIII: Injerto y mutación
14 comentarios
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A.G.:
Hablarán las piedras. Sí que hablarán, Juan Andrés. Una Iglesia modernizada es imposible. Sólo a base de ambigüedad, de ser católico y de ser moderno a la vez, o ahora una cosa y luego otra, se puede armonizar el espíritu de independencia subjetivista y el espíritu del cristianismo.
Yo ya no veré en la Iglesia "la restauración de lo tradicional". El conservadurismo se opone a ello, y lo de la hermenéutica de la continuidad va a seguir dando mucho impulso al conservadurismo. Quizás los católicos más jóvenes logren verlo, y así lo deseo por mis hijos y nietos, cuando termine esta especie de destierro en Babilonia que sufrimos. Aquello me parece que duró setenta años, y quienes añoramos la tradición llevamos cincuenta y tantos sintiéndonos cada vez más extraños en nuestra propia Casa. Artículos como el tuyo te explican por qué, y se agradece.
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A.G.:
El conservadurismo conserva las mutaciones causadas por el progresismo. Los tradicionales no somos, desde luego, conservadores. La restauración de lo tradicional es cada día más urgente.
El conservadurismo conserva las mutaciones causadas por el progresismo.
Llevo 7 horas riéndome, estoy en urgencias hospitalarias, los medicos no saben ya qué hacer, plantean ahora mismo un coma inducido de semanas o meses... porque esta afirmación es verdad, hemos vivido quizás 30 años con la mentira política de que hay dos ideologías confrontadas, cuando sólo lo que existe es un único pantalón con las dos piernas de diferente color, rojo y azul falsetes, la izquierda y la derecha de la Logia, con reparto de papeles: la pata roja da un paso, la pata azul sólo medio paso, hasta quedarse a la altura de la pata roja, en posición de firme y quieto-parados. Quizás es un pantalón para ciempiés, pues está la masonería eclesiástica...
Eso se ha visto con Rajoy del PP y su mayoría absoluta después de Zapatero del PSOE, a los efectos prácticos, no tocó, o lo hizo con la mínima-mente: ni las leyes del aborto, matrimonio homosexual, educación afectivo-reproductiva, reproducción asistida, memoria histórica, reforma educativa y universitaria, o incluso reformar el código penal para prever el golpe de Estado catalán...
Adiós, han decidido el coma inducido, hasta un año...
"La transformación conceptual requiere dejar en suspenso lo inmóvil, lo inmutable, el orden de la estabilidad, con su certeza firmísima. La puesta entre paréntesis del viejo acervo sumergirá la mente católica en puro movimiento, la trastornará con su espíritu de injerto y mutación"
Cómo se puede llevar a la práctica estos principios estables y firmes en campos tan complejos como la educación o la política?
Echo en falta en sus post el tema de la praxis.
Santo Tomás habló sobre ello e incluso sobre la tolerancia del mal.
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A.G.
Mediante el ejercicio de la virtud de la prudencia, bien entendida.
Como puede verse, la tolerancia –en este sentido suyo más específico– se remite directamente al problema moral del mal menor. El deber de reprimir el mal no es una norma última y absoluta de acción, sino que es un deber subordinado a normas más altas y generales, que en algunas circunstancias permiten –o incluso exigen– no impedir que otros actúen mal, para así evitar males más graves.
En este sentido parecería que Santo Tomás también quisiera poner entre paréntesis los principios estables firmisimos.
Bajo mi punto de vista esto no es así, lo que Santo Tomás propone es la aplicación de una lógica que busca jerarquizarlos.
Santo Tomás sabía que la aplicación de la Ley Natural no era algo sencillo, a modo de teorema matemático. Dicha aplicación requiere de nuestra inmersión en la Vida Trinitaria, solo así es posible el desarrollo de una eminente creatividad que sea capaz de afrontar con responsabilidad nuestra vocación personal.
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A.G.:
Se trata de la virtud de la prudencia, en sus distintos ámbitos de aplicación.
No de creatividad, término que mueve a errores, porque el ser humano no puede crear la ley moral ni el derecho sino leerlo en la naturaleza de las cosas y aplicarlo.
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A.G.:
Verdad, necesitamos sacudirnos la colonización conceptual francesa, necesitamos nuestro dos de mayo. Menos personalismo, más tradición local hispánica. Más que una revolución contra la revolución, una reinstauración del orden tradicional en el campo de las ideas.
"Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros".
Este texto evangélico sería un ejemplo clarísimo de eminente creatividad. Otro ejemplo lo tenemos en San Maximiliano Kolbe.
No es lo mismo seguir las instrucciones para montar un mueble que educar un hijo.
No es lo mismo producir un objeto que escribir el Quijote.
No es lo mismo copiar un dictado que hacer una redacción.
La educación y el arte son actos que requieren creatividad.
La creatividad humana humana es más que mera adecuación formal; esa creatividad tampoco consiste en hacer lo que me dé la gana. La auténtica creatividad está ob-ligada a principios y normas. En última instancia está ob-ligada al Bien, la Verdad, la Belleza y la Justicia. Está ob-ligada a Dios.
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A.G.:
Hablando con rigor ni siquiera el artista es un creador, sino un artífice. No me parece que crear sea distintivo de la causa segunda, salvo hablando impropiamente.
1.Persona que cultiva las bellas artes.
2.Persona que ejecuta una obra con habilidad o destreza.
3. Persona que es causa de algo.
4.Persona que tiene arte para conseguir lo que desea.
Me parece que usted la emplea en el tercer sentido, el más abstracto, pero el que tiene menos riqueza
expresiva.
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A,G.:
Usé la palabra artífice para reflejar mejor que "creador" la tarea del artista
Santo Tomás, por ejemplo, señaló que es propio del sabio legislador permitir transgresiones menores para evitar las mayores. Los que gobiernan, toleran razonablemente algunos males para que no sean impedidos otros bienes importantes, o para evitar males mayores.
Dudo que Santo Tomás dijera esto en el sentido de que la ley permitiera el aborto, la eutanasia, la eugenesia-aborto en la reproducción asistida, la pornografía, la prostitución, los juegos de azar sin restricción, el matrimonio homosexual, el poliamor... son actos morales intrinsece malum per se semper et pro semper in omnibus locis... es pecado personal y pecado social gravísimos... no, así no debe de entendetse a Aquino...
cuando hablamos de creatividad, tan solo nos deberíamos referir a Dios.
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A.G.:
Claro que tiene capacidad creativa, la de artífices. Por eso Velázquez o El Greco o cualquier gran artífice del Siglo de Oro atribuiría sus dotes creativas a Dios, y no a sí solos.
El artífice maneja formas y materiales que no inventa ni crea, sino recibe. Sólo así entendemos la creatividad. Fíjese cómo San Juan Pablo II en su carta a los artistas parte de la distinción creador/artífice para explicar lo que propiamente es la capacidad creativa del artista.
Por eso convendría profundizar filosófica y teológicamente en el misterio de esa creatividad que hemos recibido de Dios como un don maravilloso.
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A.G.:
Me alegra mucho.
Porque conceptualmente, no veo una definición firme de persona a lo largo de la historia, incluso el mismo término de persona al principio algunos la entendían de forma herética (como máscara, como algo no real, significando originalmente persona una máscara).
Luego, viendo los debates cristológicos y trinitarios, como aparecen conceptos como substancia, hypóstasis, ousia, naturaleza, a menudo traducidos unos por otros, definiendo a veces persona como subsancialidad y demases, ¿el qué dejamos el término persona?
Porque al menos, en como se me ha presentado a mi desde ambientes filosóficos personalistas, que no rechazan aportaciones de Mounier & Co. He visto siempre una perspectiva tradicional, citando mucho a santo Tomás, insistiendo mucho en persona como ser relacional, etc. Presentación que en mi caso ha sido sobre todo a través del Instituto Juan Pablo II que tan mal lo está pasando en estos últimos días.
Gracias, Alonso.
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A.G.:
La respuesta es fácil. Hay que recuperar la sana escolástica, mejor dicho, el concepto tradicional, clásico, aristotélico tomista. En la escuela hispánica encontrará muchas referencias, por ejemplo en Fray Luis de Granada. Y más reciente, Leopoldo Eulogio Palacios, Meinvielle, etc., que la exponen con potencia y claridad.
Agradeceré una orientación.
Saludos y gracias.
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A.G.:
Por lo que he leído del tema, es una bioética bienintencionada que pretende defender la ley natural y la doctrina de la Iglesia. El problema es que parece fundamentarse en la antroplogía personalista, con todos los defectos que tiene, y que llevo tiempo exponiendo en este blog.
Los que creemos que todo lo que es bello viene de Dios estamos más dispuestos a aceptar que no tengamos ciertas capacidades porque Él no nos las ha concedido y no hay nada que hacer. Aceptar la mediocridad es una forma de humildad que ayuda mucho a la paz, lo mismo que no enterrar los talentos sí concedidos, y para eso hay que preguntar a Dios: "¿Señor, para qué soy bueno?". A unos se les concede 10 y a otros 1 pero dependerá del uso que se dé a esos talentos más que de la cantidad. Los que tienen un talento muy sobresaliente puede que no vean otros de menor entidad, los que no tienen ninguno sobresaliente puede que inviertan todos sus pequeños talentos.
Velázquez fue sobresaliente porque le fue concedida una gran capacidad para expresar la belleza, a San Juan de Dios se le concedió una enorme capacidad para el Bien (Caridad), si lo segundo viene de Dios ¿por qué no lo primero? Ambos nombres han quedado en la mente de todos por sus virtudes estéticas o caritativas pero Dios se sirvió de ambos, al menos en el pensamiento católico.
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A.G.:
Muchas gracias Palas Atenea por tan iluminador comentario.
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