(510) Así estamos. Oculta soberbia, lujuria manifiesta
–Según dicen, el triunfalismo postconciliar fue enorme, y lleno de soberbia.
–Fue indescriptible. Muchos se pusieron en el lugar de Dios: «he aquí que hago nuevas todas las cosas» (Ap 21,5). La soberbia llevó a las herejías, y éstas a la lujuria.
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Imaginen ustedes un cristiano que, siendo homosexual, 1) aspira al sacerdocio y entra al Seminario como zorro en gallinero; 2) recibe el sacramento del Orden sagrado sin problemas de conciencia; 3) consigue el nombramiento de Obispo, a pesar de que se había hecho un experimentado depredador sexual, especializado en seminaristas y sacerdotes jóvenes; y 4) procura y acepta la condición de Cardenal de la Santa Madre Iglesia… ¿Parece increíble, no es cierto? Pues dantur casus.
No voy a tratar en este artículo de esta figura presunta, sino de la situación de una Iglesia que hace posible durante medio siglo casos como éste.
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I)
–Hay que tomar «medidas» contra los abusos sexuales
Actualmente los abusos contra menores (pederastia, efebofilia), o no menores, sobre todo los realizados por sacerdotes e incluso por algunos obispos, están suscitando en los fieles muy fuertes reacciones de indignación, aunque a veces sean sólo por la miseria de su encubrimiento. En realidad, como es obvio, los «abusos sexuales» se dan en muchos modos, edades y ambientes diversos: en centros escolares y universitarios, en asociaciones deportivas, campamentos, etc. Incluso dentro de los mismos matrimonios, por ejemplo, se dan abusos sexuales en la anticoncepción. Pero los realizados por clérigos en menores o en adultos son especialmente graves y causan mayor escándalo: corruptio optimi pessima.
De la indignación surge con frecuencia la proposición y creación de nuevas «medidas» de control, previsión e información, vigilancia, denuncia y sanción, tanto en el mundo cívico como en el de la Iglesia, por medio de las cuales se pretende combatir esos males y reducirlos cuanto sea posible. La necesidad de adoptar nuevas medidas legales, policiales, reglamentarias, informativas, que puedan frenar esos males con mayor eficacia es evidente. Aunque muchas veces sería suficiente «aplicar» fielmente, sin permisividades negligentes, ni encubrimientos cómplices, las mismas normas ya existentes. (N. B.–Las leyes y reglamentaciones aludidas se refieren casi siempre al abuso sexual de menores. Sobre los adultos, apenas hay nada).
Papas y Pastores de la Iglesia han promovido medidas urgentes
Estas medidas se centran en los abusos sexuales de clérigos sobre menores; pero su doctrina y sus normas, mutatis mutandis, valen para todo abuso sexual, sobre todo para los ocasionados por los clérigos homosexuales activos. Recordaré aquí solamente, y como ejemplo, la carta de Benedicto XVI a los católicos de Irlanda (19-III-2010), o la dirigida por el cardenal Levada, Prefecto de la Doctrina de la fe, en la que señala con la autoridad de Benedicto XVI las líneas guía para combatir los abusos sexuales (3-V-2011). Sobre esta cuestión se han producido en los tres últimos pontificados numerosos documentos.
El cardenal Daniel Di Nardo, presidente de la Conferencia Episcopal de EE.UU., el 27-VIII-2018, hizo públicas en relación a cierto informe del Arzobispo Viganò unas enérgicas declaraciones: «Estoy ansioso por una audiencia con el Santo Padre para ganar su apoyo para nuestro plan de acción. Ese plan incluye propuestas más detalladas para: buscar estas respuestas, facilitar el reporte de abusos y mala conducta por parte de los obispos y mejorar los procedimientos para resolver las quejas contra obispos». Junto a éstas, va un buen número de medidas proyectadas no referidas sólo a los obispos.
El mismo empeño en autores privados
No pocos teólogos y pastores, canonistas y psicólogos cristianos, han colalborado en esa larga y noble campaña, proponiendo medidas más rigurosas y eficaces, estudiadas concretamente en relación a los abusos sexuales producidos o encubiertos por clérigos.
Gelsomino del Guercio asegura que «Donde hay medidas de prevención ha disminuido la pedofilia en la Iglesia». Cita las medidas propuestas por el teólogo Hans Zollner (Gregoriana). También las medidas sugeridas por Meter onlus, sociedad fundada por el sacerdote Fortunato Di Noto: «diáconos para la infancia», «Oficinas pastorales pro infancia», etc.
El P. Dominic Legge, profesor dominico, «Limpiando la Iglesia de sacrilegios clericales», propone cinco medidas fundamentales. Carlos Esteban propone «Cuatro medidas para acabar con los abusos sexuales de clérigos» (25-VII-2018).
Todos ofrecen en principio medidas prácticas, justas y eficaces: atención a los víctimas, investigaciones no retardadas, verificación de los hechos y de sus antecedentes, acogida de testigos, ayuda de psiquietras, denuncias rápidas, comunicación interdiocesana de datos, investigación de los cómplices y encubridores, sanciones justas y coherentes no condicionadas por encubrimientos o complicidades, colaboración con las autoridades civiles, y tantas otras normas que, ajustadas a cada caso, puedan sin duda ser benéficas.
El obispo británico Philip Egan, escribe al Papa una carta abierta con sujerencias prácticas en orden a la crisis del clero. La principal es la celebración de un Sínodo. ¿Pero no sería suficiente con revisar el cumplimiento de lo ya enseñado y establecido por la Iglesia en el Vaticano II (Presbyterorum ordinis), en el Sínodo Episcopal de 1971, y en tantos otros documentos pontificios, algunos de extraordinaria calidad, que se han producido en los últimos decenios y que no han tenido la aplicación que los hubiese hecho suficientes? ¿Para qué más Encuentros especiales, que hoy, por cierto, no tendrían fácilmente el nivel teológico y espiritual de sus precedentes?
Las medicinas propuestas indican ya el diagnóstico que se hace de una enfermedad
Aunque los autores citados den apuntes espirituales muy valiosos, creo yo –quizá me equivoque– que predomina en el combate que ellos promueven contra los abusos sexuales los medios condicionantes exteriores: información, asesoría, investigación, asistencia psicológica, mejoras en denuncias, controles, etc.
Pero todas esas medidas, ciertamente buenas y necesarias, serían aplicables al saneamiento de cualquier sociedad o institución que hubiera sufrido una corrupción en alguna parte de su ser. Son medios de mayor o menor eficacia para reducir el desastre, o incluso eliminarlo. Pero como en su mayoría se dan en el orden administrativo-funcional-laboral-policíaco-judicial, no llegan a operar lo suficiente en la mente, voluntad y sensibilidad de las personas. Son buenas y necesarias, pero no bastan, especialmente en el caso de la Iglesia. Disminuirán los robos, quizá, pero no el número de ladrones.
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II)
–Las verdaderas causas de los escándalos sexuales
«El justo vive de la fe» (Rm 1,17); «la fe es por la predicación, y la predicación por la palabra de Cristo» (10,17). Las «medidas» para combatir los pecados sexuales del clero tendrán eficacia no por sí mismas, sino en el grado en que el espíritu que las impulsa sea conocido, asimilado y aplicado por el gremio eclesiástico. Ya sabemos que las normas se aplican y actúan sólo si se dan y se reciben juntamente con el espíritu que las genera. Verdades de la fe negadas o silenciadas durante decenios son las causas principales de las infracciones culpables que puedan darse en el clero, sea en cuestiones sexuales o en cualquier otra materia. El silencio prolongado de una verdad de fe equivale prácticamente a su negación.
Éste es el tema del artículo presente.
–Las inumerables herejías difundidas en los últimos decenios son la causa principal de los escándalos morales recientes que han afligido a la Iglesia. Todas las herejías, muchas en los últimos tiempos, son pura soberbia: dan preferencia al juicio propio o de los afines contra la doctrina de la Iglesia. Y quien por la herejía se atreve a enfrentarse con Dios, no tendrá mayor problema en desobedecer sus mandatos morales, aunque sea con los más graves pecados y perversiones. Soberbia - herejía - pecado persistente.
Juan Pablo II: «Se han esparcido a manos llenas ideas contrastantes con la verdad revelada y enseñada desde siempre. Se han propalado verdaderas y propias herejías en el campo dogmático y moral» (6-II-1981). Cardenal Ratzinger: Se ha producido «un confuso período en el que todo tipo de desviación herética parece agolparse a las puertas de la auténtica fe católica» (Informe sobre la fe (Madrid, 1985, p. 114). Benedicto XVI: En la interpretación del Concilio «la hermenéutica de la discontinuidad corre el riesgo de acabar en una ruptura entre la Iglesia preconciliar y la posconciliar» (22-XII-2005).
–La «tolerancia cero para los crímenes sexuales» es imposible mientras no se intente y consiga suficientemente «la tolerancia cero contra las herejías», objetivo que hoy queda muy lejano de la realidad de la Iglesia. Viniendo a los abusos sexuales de ciertos clérigos, tengamos en cuenta que no pocos de ellos han recibido una formación doctrinal y espiritual falsa, y que no creen propiamente en el pecado, ni menos en sus posibles consecuencias eternas. Aunque cueste admitirlo, es posible que incluso algunos no alcancen a ver la maldad de los abusos sexuales si los cometen. Por esta cuesta abajo el sacramento de la Penitencia ha ido desapareciendo prácticamente en no pocas Iglesias locales.
Recuerden aquello que ya cité de Pablo VI: «Los hombres, en los juicios de hoy, no son considerados pecadores… La palabra pecado no se encuentra jamás… El mundo moderno ha perdido el sentido del pecado» [cf. Pío XII, Juan Pablo II]» (2-XII-1884)… El lenguaje predominante hoy en muchas Iglesias nunca habla de pecados, sino de errores, actitudes equivocadas, situaciones irregulares, acciones desordenadas, ideales no alcanzados todavía, divorciados que viven un segundo matrimonio…
Tengamos en cuenta además que actualmente, eliminando la existencia de lo intrinsece malum, han sido descatalogados muchos pecados, de tal modo que hoy pueden ser cometidos con «buena conciencia»… Con un ejemplo: si los matrimonios pueden practicar –en ciertos casos, es decir siempre– la anticoncepción con buena conciencia, ¿por que la homosexualidad activa del clero o de los laicos ha de ser tan condenada? Es un acto de amor, totalmente consentido por ambas partes.
–La autoridad apostólica debilitada ha sido y es una de la causas principales de los abusos sexuales –en el clero o en cualquier cristiano–. Si la Autoridad de la Iglesia enseña con absoluta firmeza una doctrina (la Humanae vitae, por ejemplo) o establece secularmente una ley muy grave (como el precepto de la Misa dominical), y luego se resigna a que no se crean ni se cumplan, ni apenas intenta que se acepten y cumplan, e incluso promueve al Episcopado no raras veces a sacerdotes que impugnan tal doctrina y tal precepto, va haciéndose de la Iglesia una sociedad engañosa, que no hace lo que dice, ni exige lo que manda. En ese marco, los crímenes sexuales prolongados durante decenios hallan posibilidades insospechadas.
En realidad la débil Autoridad pastoral da por perdidas todas las batallas, renunciando a promover la verdad y reprobar los pecados, porque de este modo entraría en combate y en ciertos casos aplicaría sanciones. Pero ambas acciones son incompatibles con una pastoral liberal y misericordiosa. Por esa causa no se hacen fuertes campañas pro-Misa dominical, ni contra-anticoncepción, ni contra-impudor y fornicación juvenil, ni pro-Orden sacerdotal, ni pro-misiones… Sólo es aceptable el combate por la justicia social –que tampoco se libra apenas, porque ya hace medio siglo se invalidó la acción cristiana en política, al tener ésta que combatir con el mundo para ser realmente cristiana–.
–Devaluación de la Cruz. En este mismo blog desarrollo el tema en los artículos (137) al (158). La doctrina de la Cruz de Cristo ha fundamentado siempre la espiritualidad cristiana. Por eso, su devaluación actual trae consigo como consecuencia necesaria y previsible, los pecados más escandalosos, que hoy espantan a los cristianos de buena voluntad. El más grave de todos los errores –que por supuesto no voy a enumerar– es hoy el horror a la cruz: «no puede ser pecado aquello [por ejemplo, la anticoncepción] que sólo puede ser evitado abrazando la Cruz». Como decía un Cardenal hace un par de años, «los cristianos no están llamados a ser mártires».
Cristo Salvador es un camino claramente trazado. Él nos enseña que la Cruz es el árbol único que da frutos de vida eterna. «Nadie puede ser mi discípulo si no toma su cruz cada día y me sigue» (Mt 16,24). Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, conocía bien el punto más flaco de la Iglesia de los últimos tiempos: el horror a la cruz: la Cruz es algo malo, que hay que evitar como sea. Al mes de su ingreso en el Carmelo, escribía (14-X-1944):
«Los seguidores del Anticristo… deshonran la imagen de la cruz y se esfuerzan todo lo posible para arrancar la cruz del corazón de los cristianos. Y muy frecuentemente lo consiguen. Incluso entre los que, como nosotras [carmelitas], hicieron un día voto de seguir a Cristo cargando con la cruz» (Amor a la Cruz, 14-X-1933). Religiosas y religiosos, sacerdotes y laicos, obispos y cardenales. Cada vez es más raro ver crucifijos en los hogares cristianos, o escuchar predicaciones que enamoren del Crucificado y, a su modo, de su Cruz: «Ave, Crux, spes unica». San Pablo predicaba: «Nunca entre vosotros me precié de saber de cosa alguna, sino de Jesucristo, y éste crucificado» (1Cor 2,2).
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III)
Muchos grandes pecados que hoy son frecuentes en la Iglesia –en laicos y religiosos, sacerdotes, obispos y cardenales– son tolerados por el silenciamiento. Evidentemente, no podrán ser vencidos sino en la medida en que se recuperen –muy especialmente en seminarios, noviciados, facultades– ciertas verdades de la fe que no se han comunicado, o que han sido falsificadas.
+Doxología: la gloria de Dios es la finalidad principal del sacerdocio ministerial. «El fin que los presbíteros persiguen con su ministerio y vida es procurar la gloria de Dios en Cristo» (Presbyterorum ordinis, 4 in fine). Es el PRIMER mandamiento del Decálogo y la pretensión principal de todos los cristianos: «Oh Dios, que todos los pueblos te alaben» (Sal 66,4). Si tantos sacerdotes no viven esta finalidad como una motivación permanente –en la Misa y los sacramentos, en la catequesis y predicación– es porque no tienen su espíritu, ya que «de la abundancia del corazón habla la boca» (Lc 6,45). No conocen la finalidad propia de su vida y ministerio. Es decir, no saben qué son, quiénes son, desconocen su identidad personal y funcional. No han sido formados en esa dirección doxológica, que les libraría de pecados sexuales y de tantos otros. Por eso hay tantos sacerdotes que «vagan sin sentido por el país» (Jer 14,18). No pocos de ellos se dedican a la beneficencia material, siempre necesaria y valiosa. Dios los bendiga y los guarde… Y les abra los ojos del alma.
Esta enorme carencia explica la falta de vocaciones sacerdotales y de evangelización en las misiones. «La Iglesia es para la gloria de Dios».
+Soteriología: salvación / condenación. Si durante medio siglo no se predica casi nunca en una Iglesia local –o incluso se niega– la soteriología evangélica, uno de los centros principales del Evangelio –ya que el Hijo divino baja del cielo «para nuestra salvación», «para el perdón de sus pecados»–, es normal que el sacerdote y obispo formado en esa obscuridad, desconozcan su propia identidad, es decir, que ignoren prácticamente que la re-configuración y la re-consagración que han recibido por el sacramento del Orden, da como fin de su vida «invitar a todos insistentemente a la conversión y la santidad» (Presbyterorum ordinis, 4a). Otros fines –dinero, ciencia, sexo, poder, mundanización, beneficiencia natural gratificante, autopromoción, política, etc., según le dé su temperamento– serán los motivos principales de su vida. Pero es evidente que sin fe en la soteriología cristiana, se apaga el sentido del pecado y de la responsabilidad personal.
Pedimos al Señor en la Liturgia de las Horas, «ayúdanos a trabajar cada día con mayor entrega en la salvación de los hombres» (Nona, martes II). Es una petición repetida en la Liturgia cientos de veces. Pero que hoy será extraña a no pocos de los sacerdotes o laicos que recen las Horas. ¿La salvación de los hombres?… ¿La salvación de qué?…
+Pudor y castidad. No se entiende que hoy tantos cristianos estén perplejos, o incluso abandonen la Iglesia, cuando conocen los enormes escándalos que en ella se dan en el campo de la sexualidad. Pero si desde hace medio siglo no se predican ninguna de los dos virtudes, ni el pudor ni la castidad, si en el caso de que se aludan será para falsificarlas y ridiculizarlas, ¿que de extraño habrá en que el Príncipe de este mundo consiga, también entre los cristianos, impregnarlo todo de lujuria: noviazgos fornicarios, divorcios, adulterios, anticoncepción, modas, espectáculos, costumbres, televisión, internet, publicidad, artes, medios de comunicación? Abusos sexuales también de ciertos eclesiásticos… ¿Y qué se esperaba de tales silencios?
–Misiones y conversiones cesan casi por completo, si la Iglesia se va configurando como una gran ONG internacional, que dialoga con los pueblos, respetando sus tradiciones y culturas, pero que no les predica el Evangelio con fuerza persuasiva, ni les llama a conversión y santidad. Hay incluso «misioneros» que actualmente presumen de no predicar el Evangelio, la fe en Cristo. No lo predican en el Occidente apóstata, ni en las naciones comunistas o islámicas, ni en dictaduras agnósticas. En casi todo el mundo ha logrado su Príncipe que no se predique el Evangelio. Pero si unos sacerdotes, potenciados por Cristo en el sacramento del Orden, son enviados a predicar el Evangelio, y no lo hacen, ni apenas han ocasionado ninguna conversión, viven frustrados, sean o no conscientes de ello, y se exponen a grandes falsificaciones de su vida moral.
–El adulterio. Cuando no se predica lo que enseña la naturaleza humana y la revelación divina sobre el matrimonio monógamo, ya no causa horror el adulterio. Se evita incluso mencionar la misma palabra, sustituyéndola discretamente por eufemismos. Se habla de «los divorciados vueltos a casar», los que viven «un segundo matrimonio», cristianos que pueden estar en gracia de Dios y que en ciertas circunstancias pueden comulgar. Se devalúa entonces la virtud de la castidad, crece el convencimiento de que sólo es posible para algunos héroes, y fácilmente termina el sacerdote pensando que como él no es un héroe, es incapaz de vivir en castidad.
–El sacramento del Orden sacerdotal –lean atentos lo que sigue– es aquel «especial sacramento con el que los presbíteros, por la unción del Espíritu Santo, quedan sellados con un carácter particular, y así se configuran [ontológica-sacramentalmente] con Cristo sacerdote, de suerte que puedan obrar como in persona de Cristo cabeza» (Presbyterorum ordinis 2)… Los presbíteros, por tanto, «son consagrados de manera nueva a Dios (novo modo consecrati) por la recepción del Orden» (12). Son, pues, cristianos bautizados que, por el Orden sagrado, han sido reconfigurados a Cristo y reconsagrados a Él, con una especial potenciación en el Espíritu Santo que los destina a «hacer sacramentalmente presente a Cristo entre los hermanos… proclamando eficamente el Evangelio, reuniendo y guiando la comunidad, perdonando los pecados y sobre todo celebrando la Eucaristía» (Sínodo Episcopal 1971, I p., 4).
A pesar de que ninguna época de la Iglesia ha tenido una colección de documentos pontificios sobre la vida y el ministerio del sacerdote comparable a la que hoy tenemos, cuántos presbíteros y obispos hay, sin embargo, que ignoran su propia identidad personal: se asemejan lo más posible a los laicos, no viven conscientes de su nueva consagración a Cristo –sobre la del Bautismo–, y de su nueva configuración al Señor, a su Cuerpo místico, a su Cuerpo eucarístico. Eso explica sobradamente que no haya vocaciones, y que este sacramento, como el de la Penitencia, tienda a la desaparición.
Dicho lo anterior con otras palabras. La Iglesia siempre ha enseñado que los sacerdotes están llamados por Dios a una santidad precoz y mayor de la común, si de verdad pretenden santificar al pueblo que les ha sido confiado. Por su nueva consagración, por su especial dedicación a la Eucaristía, por las exigencias propias de su ministerio, están «obligados de manera especial a alcanzar la perfección» evangélica (Vat. II, Presbyterorum ordinis 13).
Si ha sido ésta siempre una de las convicciones fundamentales de la formación de los sacerdotes, y a pesar de todo siempre ha habido algunos que ha caído en pecados sexuales, ¿cómo irá su vida actualmente, cuando apenas se les predica la gloria santa del sacerdocio ministerial, pensando que eso traería clericalismo y menosprecio del laicado?…
Por lo demás, afirmar que la causa principal de los abusos sexuales en los sacerdotes es su celibato, viene a ser algo tan estúpido como señalar al matrimonio monógamo con causa principal del adulterio. Efectivamente, sin el matrimonio verdadero no habría adulterios.
–El demonio es señalado en el Evangelio muy claramente como el principal enemigo del Reino de Dios en el hombre (Ef 6,12). Si nunca se predica de él, y más si se niega su existencia, cesa la fe en su realidad, y ya no se le combate, sino que se milita bajo su bandera. Se darán entonces abusos sexuales y todos los males que se tercien. No problem. En todo caso, cesó el combate contra el Príncipe de este mundo. Se aceptó su dominio sobre el mundo como algo normal e inevitable.
–El mundo. Hay que optar, porque no hay un término medio: De Cristo o del mundo –combate o conciliación. Cristo vence los males del mundo, y lo hace combatiéndolos con la espada de la verdad y de la santidad.
Muchos hoy, sin embargo, profesan un cierto buenismo ingenuo y pecaminoso respecto al mundo, como si fuera un gran desarrollo positivo del cristianismo actual. Por él se ha conseguido eliminar en la Iglesia el lenguaje bélico, tan frecuente en el Evangelio: «No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz: no he venido a sembrar paz, sino espada» (Mt 10,34). «Quien pretende ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios» (Sant 4,4). Afirma Cristo: «Yo he vencido al mundo» (Jn 16,33), porque lo ha combatido con fuerzas sobre-humanas. Más aún, nos ha fortalecido a sus discípulos para que con su gracia también nosotros lo venzamos: «ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe» (1Jn ,5,4). Recuerden «la armadura de Dios» que el Apóstol describe (Ef 6,10-18) para poder librar «el buen combate de la fe» (1Tim 6,12).
Aún se mantienen –cada vez menos– expresiones como las del Vaticano II: «Toda la vida humana, la individual y la colectiva, se presenta como una batalla, y por cierto dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas» (Gaudium et spes 13a). «A través de toda la historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas, que, iniciada en los orígenes del mundo, durará, como dice el Señor, hasta el día final» (ib 37b).
Pero hoy no son pocos los sacerdotes, obispos y cardenales que ni siquiera se han enterado de que estamos en guerra. Más aún, reprueban como negativa y antievangélica toda forma de lucha apostólica, y siguiendo un «nuevo paradigma», evitan por todos los medios chocar con el mundo. Por el contrario, meditan satisfechos de su verdad, por ejemplo, en su casa de la playa.
–La carne. Una de las verdades de la fe con más frecuencia ignorada o negada por cristianos es el pecado original . Ya sabemos aquello de Pablo VI: «Los hombres, en los juicios de hoy, no son considerados pecadores». Sin embargo, una de las verdades de la fe más pronto y claramente reveladas es la de el pecado original, en su realidad universal e inexorable. Nos muestra que somos unos pecadores de nacimiento: «pecador me concibió mi madre» (Sal 50,7) y nos descubre sus terribles consecuencias.
Sintetizando Escritura y Santos Padres, enseña Trento que el pecado original llevó al hombre a «la muerte, con que Dios le había amenazado, y con la muerte al cautiverio bajo el poder de aquel que ”tiene el imperio de la muerte, es decir, del diablo” (Heb 2,14), y que toda la persona de Adán [y su descendencia] por aquella ofensa de prevaricación fue mudada en peor, según el cuerpo y el alma» (Trento, 1546: Denz 1511). Recomiendo al lector leer el Decreto entero.
–Los tres enemigos del Reino de Cristo en el hombre: demonio, mundo y carne, actúan siempre juntos, reforzándose mutuamente. Han sido siempre en la Iglesia señalados como los fundamentos negativos de la ascética-mística cristiana. Aquellos cristianos –laicos o sacerdotes, obispos o cardenales– que firman la paz con estos enemigos han tomado un camino de perdición, que puede llevarles a cualquier pecado y perversión. Y cuando esto sucede, no debe extrañarnos nada, porque era perfectamente previsible.
Me limitaré a citar un texto de San Pablo que enlaza los tres enemigos, siempre unidos y co-operantes, inclinando siempre en la misma dirección. Va dirigida la carta a los distinguidos cristianos de la comunidad de Éfeso.
«También vosotros un tiempo estábais muertos por vuestras culpas y pecados, cuando seguíais el proceder de este mundo, según el príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora actúa en los rebeldes contra Dios. Como ellos, también nosotros vivíamos en el pasado siguiendo las tendencias de la carne, obedeciendo los impulsos del instinto y de la imaginación; y, por naturaleza, estábamos destinados a la ira, como los demás. Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, no ha hecho revivir con Cristo –estáis salvador por pura gracia–… Somos, pues, obra suya. Dios nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que de antemano dispuso él que practicásemos» (2,1-10).
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IV)
–Reforma o apostasía
La Iglesia se ve hoy en una situación de crisis crónica, más grave de la que habitualmente sufre mientras está en la tierra, y debemos conocer bien cuáles son las herejías, los silenciamientos, las carencias y contradicciones que han causado esa crisis. Hay muchas más causas negativas de las que he señalado (haberlas haylas), pero no quiero fatigar a mis abnegados lectores. Poco después del Vaticano II (1962-1965) (post hoc, sed non propter hoc) se produjo la proliferación incontrolada de herejías y de abusos litúrgicos, el ausentismo masivo de la Misa dominical, la drástica disminución de las vocaciones sacerdotales y religiosas, la revolución sexual y la generalización de la anticoncepción, la no infrecuente promoción de Obispos que en graves cuestiones, como en la Humanae vitae, se habían pronunciado públicamente contra el Magisterio apostólico, la paralización progresiva de las Misiones
Matthew Schmitz, editor principal de First Things, analizando en el Catholic Herald (16-VIII-2018) la crisis actual de la Iglesia, piensa que la profundización grave de la crisis se produjo a partir sobre todo de 1968:
«En ese año, el Papa Pablo VI reafirmó la famosa enseñanza católica sobre el control de la natalidad en la Humanae Vitae, pero luego se negó a disciplinar a los muchos obispos y sacerdotes que rechazaron esa enseñanza. El resultado fue una tregua incómoda: la enseñanza se mantuvo formalmente, pero no se exigió su obediencia… La misma dinámica se desarrolló en 2005, cuando el Vaticano decidió que los hombres con “tendencias homosexuales profundamente arraigadas” deberían ser excluidos del sacerdocio».
Pues bien, «mantener la enseñanza católica en el papel, pero no en la realidad [p. ej., Misa dominical gravemente obligatoria, Anticoncepción gravemente prohibida] ha llevado a una corrupción generalizada y al desprecio de la autoridad. Preservar la paz ha requerido una cultura de mentiras. Ésta es la cultura que permitió que hombres como McCarrick florecieran. De una manera u otra, debemos barrerla». Ya hemos tenido bastante de ella, y conocemos sus resultados.
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V)
–Jesucristo vive y reina por los siglos de los siglos
También hoy, ciertamente. No se da en la Iglesia y en el mundo un gramo más de mal de lo que Cristo Rey permite, y todos los bienes que florecen en la Iglesia y el mundo están causados por su gracia. Ningún creyente, por tanto, puede autorizarse a sí mismo a la desesperanza, y ni siquiera a la perplejidad. El Salvador hace que «todas las cosas colaboren al bien de los que aman a Dios». Estamos, pues, gravemente obligados a la esperanza, la paz y la alegría propia de los hijos de Dios. Nos prometió Jesucristo estar con nosotros siempre, hasta la consumación del mundo, y aunque hayamos de pasar por valles tenebrosos, nada debemos temer, porque Él va con nosotros. En todas las Iglesias católicas, hasta en aquellas hoy más descristianizadas, hay siempre restos de Yavé, a veces de una calidad sobrehumana, que nos están asegurando que Cristo vive y reina por los siglos de los siglos. También allí.
Ninguno de los futuros previsibles de la Iglesia nos angustia, haciendo temblar la fe, apagando la esperanza y matando la alegría y la paz. En los horrores que con frecuencia abrumadora nos toca hoy sufrir en la Iglesia sólo podemos ver tres posibilidades fundamentales:
–el castigo expiatorio y medicinal que el Padre da a la Iglesia por los pecados de sus hijos. No hay objeción.
Jerusalén-Iglesia, «el Señor la ha castigado por su continua rebeldía… Justo es el Señor, porque yo me rebelé contra sus mandatos» (Lam 1,5.18). Aunque la verdad es que «no nos trata según nuestros pecados, ni nos paga según nuestras culpas» (Sal 102,10).
–que el Padre celestial esté realizando con admirable eficacia una inmensa «poda» del árbol de la Iglesia, para que, permitiendo esos males, se vea liberada por la apostasía de inumerables ramas muertas, y venga a «dar más fruto». Ninguna objeción a esta posible Voluntad divina providente.
«Yo soy la Vid verdadera y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no lleve fruto, lo cortará; y todo el que dé fruto, lo podará, para que dé más fruto» (Jn 15,1-2).
–que estemos viviendo los males enormes que Dios nos ha anunciado como última prueba necesaria de la Iglesia antes de la segunda venida de Cristo (Catecismo 675-677). Tampoco a esta posibilidad ponemos objeción alguna.
«Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas. Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza, porque se acerca vuestra liberación» (Lc 21,25-28).
Nos quejamos de vicio.
San Juan Bautista Vianney decía convencido que «un buen cristiano no se queja jamás». Se refería a la queja-protesta, aunque puede ser lícita la queja-llanto, la que vemos en el Salmista (118,136) o en Jesucristo (Jn 11,33-35). (*)
José María Iraburu, sacerdote
Post post 1º.– (*) Cuántas veces vemos los que dirigimos InfoCatólica que en esta cuestión hay lectores que en las Salas de Comentarios se autorizan a sentir y expresar en público una desesperanza casi total. Pecan así con entusiasmo y buena conciencia, sin que alcancemos a evitarlo del todo… Señor, ten piedad.
Post post 2º.– Santo Tomás: «Ad convincendum superbiam hominum Deus aliquos punit, permittens eos ruere in peccata carnalia, quae, etsi sint minora, tamen manifestiorem turpitudinem continent» (Para mostrar la soberbia de los hombres, castiga Dios a algunos permitiendo que caigan en pecados carnales, que si bien son menores, contienen un género de torpeza más evidente) (STlg. II-II, 162, 6 ad 3). San Buenaventura: «Item Isidorus: “Deus occultam superbiam clericorum vindicat per manifestam luxuriam"… ergo manifesta luxuria est poena superbiae» (También Isidoro: “Dios castiga la soberbia oculta de los clérigos por la lujuria manifiesta"… luego la lujuria manifiesta es castigo de la soberbia). (Quaestio 1. Utrum peccatum sint poena peccati. Rationes principales, 4).
Son frases frecuentes en los Padres y en la escolástica, que se resumen en el refrán italiano nascosta superbia, manifesta lussuria.
70 comentarios
–Según dicen, el triunfalismo postconciliar fue enorme...
Digo:
No fue solo postconciliar. En el discurso de apertura del Concilio leemos:
... ya los hombres, aun por sí solos, están propensos a condenarlos, singularmente aquellas costumbres de vida que desprecian a Dios y a su ley, la excesiva confianza en los progresos de la técnica, el bienestar fundado exclusivamente sobre las comodidades de la vida. Cada día se convencen más de que la dignidad de la persona humana, así como su perfección y las consiguientes obligaciones, es asunto de suma importancia.
Ea, ahí queda eso.
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JMI.-De acuerdo. Pero ese triunfalismo va referido al mundo: "cada día se convencen más"... y es una locura.
Pero yo me refiero más bien al triunfalismo referido a la Iglesia: es AHORA cuando vamos a mejorar la Iglesia en liturgia, doctrina, pastoral, en todo, purificándola de todos sus males, de tal modo que los no-cristianos entrarán en ella en tromba, haciendo tapones humanos en sus puertas.
Hemos olvidado la Doctrina sana y el sentido del pecado, huimos de la Cruz, cuando en ella está toda respuesta al sentido de la vida. Estamos desorientados y perdidos.
Sin embargo, pienso es una oportunidad para la conversión de cada uno de nosotros y la la Iglesia. Todo está delante de nuestras narices, o estás ciego o te ciega la soberbia
Gracias pos el post lo leeré varias veces. Sencillo y profundo a la vez
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JMI.-No estás sola, Soledad.
Bendición +
Nos agarraremos a las promesas de Jesucristo y no protestaremos más, ¡Ven Señor Jesús!
Que Dios le guarde siempre.
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JMI.-Amén.
Bendición +
!San Pablo bendito, vuelve con tu famosa vara de la corrección y el justo castigo, te necesitamos¡
En la carta de Vigano se habla de "celebraciones sacrílegas de la Eucaristia con los mismos clérigos con los que había cometido dichos actos (sodomitas)" . El link preciso a ese parrafo está aqui: https://t.co/NyEJkGIhlj.
Estamos hablando de sacrilegio continuado y organizado. Estamos hablando, si se me permite, de SATANISMO. Y si los hechos de sodomía se conocían, es seguro que los actos de satanismo también.
El hecho de que esto se haya ocultado da una muestra de la degradación de la Jerarquía. Pero el hecho de que después de salir a la luz y se haya pasado por alto por parte de todo el mundo, ¿¿no daría muestra del desprecio de lo sobrenatural en toda la Iglesia. Y digo toda??
Es el abuso de un joven mas grave que el abuso de DIos? Desde luego que no: Pero es que al parecer el sacrilegio contra Nuestro Señor no merece ni siquiera comentarse. Estamos locos?
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JMI.-Creo que no debe hablar Ud. de "toda la Iglesia", ni de la general "degradación de la Jerarquía", porque es una enorme falsedad.
Que Dios le bendiga por la defensa de la Iglesia, de su Magisterio y de su Tradición, queridos y exigidos por Cristo.
Un abrazo.
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JMI.-Los documentos del Sagrado Concilio Vaticano II fueron todos aprobados por una mayoría casi total de los Padres conciliares, incluido Mons. Lefebvre. Poquísimos los votos negativos o las abstenciones.
Además, "Quien suscita públicamente la aversión o el odio de los súbditos contra la Sede Apostólica o el Ordinario, con el motivo de algún acto de potestad o de ministerio eclesiástico, o induce a los súbditos a desobedecerlos, debe ser castigado con entredicho o con otras penas justas" (Ibíd. 1371). Y "Quien recurre al Concilio Ecuménico o al Colegio de los Obispos contra un acto del Romano Pontífice, debe ser castigado con una censura" (Ibíd.1372).
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JMI.-Vaticano II, Lumen Gentium 37:
"Los laicos, al igual que todos los fieles cristianos, tienen el derecho de recibir con abundandia de los sagrados Pastores los auxilios de los bienes espirituales de la Iglesia, en particular la Palabra de Dios y los sacramentos. Y manifiéstenles [a sus Pastores] sus necesidades y sus deseos con aquella libertad y confianza que conviene a los hijos de Dios y a los hermanos en Cristo. Conforma a la ciencia, la competencia y el prestigio que poseen, tienen la facultad, más aún, a veces el deber de exponer su parecer acerca de los asuntos concernientes al bien de la Iglesia. Hágase esto, si las circunstancias lo requieren, a través de instituciones establecidas para ello por la Iglesia, y siempre en veracidad, fortaleza y prudencia, con reverencia y caridad hacia aquellos que por razón de su sagrado ministerio personifican a Cristo".
Código de Derecho Canónico, canon 212,3. Dice casi lo mismo.
Santo Tomás de Aquino. "El Apóstol de los gentiles se enfrentó a San Pedro en cuanto al ejercicio de su autoridad, no en cuento a su autoridad para gobernar... A los superiores se les dio ejemplo de humildad para que acepten las amonestaciones de sus inferiores y súbditos, y asimismo, a los súbditos se les dio ejemplo de celo y libertad para que no tengan temo e corregir a sus superiores, sobre todo cuando la falta por la que les corrige es pública y redunda en peligro para muchos" (Super Epistolam ad Galatas, 77). "La manera de amonestar fue la adecuada, porque fue pública y manifiesta" (ib. 84).
"En caso de peligro próximo para la fe, los inferiores deben reprender a los superiores, incluso públicamente. Así, San Pablo, que estaba sujeto a San Pedro, lo reprendió públicmaente con motivo de un peligro inminente de escándalo en materia de fe. Y como dice San Agustin, 'el propio San Pedro dio ejemplo a los que ejercen autoridad, para que en caso de apartarse del buen camino no rechacen considerándola indebida una corrección hecha por sus súbditos´(ad Gal 2,14)"Suma Tlga II-II, 33, 4 2).
Podría seguir citándole muchas otras sentencias de Padres y Doctores que dicen lo mismo.
Gracias D. José María por su publicación.
Alabado sea El Señor.
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JMI.-Por siempre sea adorado y alabado.
Gracias por recordar el principio moral-espiritual, tan olvidado: SOBERBIA OCULTA LUJURIA manifiesta.....nos hace falta tanta humildad a todos.
Por cierto no nos olvidemos que detras esta el demonio, personaje olvidado, que en palabras de Pablo VI: el demonio es PERVERSO Y PERVERTIDOR....
Coincido con usted en que la relajación de ciertos pecados y del propio Sacramento de la Penitencia están por detrás de esta perversión moral que atenaza la iglesia y a muchos cristianos, entre los que me cuento.
Un abrazo fraterno en el Señor
Antes podían aducir que era por no escandalizar, pero ahora que todo se ha destapado siguen protegiendo a estos sinvergüenzas y castigando a quienes buscan limpiar el Cuerpo de Cristo, el Papa debería sancionar y poner en manos de la justicia a estos abusadores y no refugiar en el Vaticano a los que han sido incluso declarados culpables por las autoridades civiles. Y por supuesto expulsar de la Iglesia a todos los sacerdotes, Obispos y Cardenales a los que se descubra en actos homosexuales o promoviendo la homosexualidad, como por ejemplo Plagia, McCarrick o el mismo asesor Vaticano James Martín, que no duda en proclamar que los homosexuales no deben guardar la castidad.
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JMI.-De acuerdo más o menos con el fondo del mensaje que quiere expresar. Pero lo hace pasándose a veces 5 o 7 pueblos en las expresiones.
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¡Qué gran verdad es ésta, Padre!
La corrupción moral sigue a la doctrinal como si su sombra.
Pero ¡ay!, cuántos que se rasgan las vestiduras frente a la corrupción moral manifiesta, han contribuido por activa o por pasiva a la corrupción doctrinal.
¿Creen que por el sólo hecho de leer documentos de la iglesia el hombre va a amoldar su conducta a los textos? Eso es voluntarismo.
La solucion viene por poner la mirada y el amor en los que más sufren, en buscarlos, escucharlos, consolarlos, acompañarlos.
Eso debe ser promovido y eso practico en todo su sacerdocio el Papa segun innumerables testimonios.
Nunca como en estos ultimos tiempos se ha conocido, escrito y multiplicado el magisterio por infinidad de autores. Y nadie desconoce de entre los consagrados lo que enseña la Iglesia. El catecismo esta al alcance de todos pero lo que no esta claro hoy es la identidad entre Jesús y los necesitados.
Gratias.
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JMI.-Erratas corregidas. Gracias.
¡Quiera Dios que empecemos a tomar verdadera conciencia de lo que estamos haciendo con nuestra vida, si no lo ponemos, en el centro de ella, a nuestro Señor Jesucristo!
Que el Espíritu Santo lo siga iluminando y que nuestra Santísima Madre, la Virgen María, en la fiesta de su nacimiento, lo proteja siempre..
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JMI.-Amén. Bendición +
"El silencio prolongado de una verdad de fe equivale prácticamente a su negación"
comienza con silenciar la verdad, luego desfigurarle el rostro, luego haciéndose prisionero de la mentira hasta se promotor de la herejía y participar en la sodomía. Es que ese demonio del silencio maldiciente, no descansa hasta ver destruida la persona en su totalidad.
El silencio que habla de la maldad, la auspicia, la promueva, la a-cuerpa, es un terror, porque se reconstruye internamente, entre secretos, se dota de poder y de mecanismos externos.
n el fondo (una vocación así- religioso o matrimonial) es un triste y solitario lobo que terminara lanzándose al mar con una pierda atada al cuello, que silenciado quedo sordo aturdido por la maldad....
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Tiene usted razón padre. No sé que estaba pensando. Pero excepto esa exageración, lo demás es así y es terrible. Quizá demasiado terrible como para darse por enterado y eso es lo que pasa. Las peores ficciones de Malachi Martin que insinuaba eran basadas en la realidad y que yo nunca asumí como verdaderas están cobrando verosimilitud. Y ahí creo que no exagero.
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JMI.-Las cosas no son tan simples como Ud. las diagnostica en 1,5 líneas.
Ninguna solución es posible si previamente Francisco no retira toda comunión y confesión de los adúlteros recasados no arrepentidos (Amoris), no para toda comunión de los protestantes casados con católicos (Alemania), y no se desdice de que Lutero fue un verdadero testigo del Evangelio.
Sobre doctrina
Lo he dicho y lo repito: Si alguien os anuncia un evangelio diferente del que recibisteis, ¡sea anatema!
Gal 1,9
Sobre moral
En la carta que os escribí os decía que no os juntarais con los inmorales. No me refería a los inmorales de este mundo, ni tampoco a los codiciosos, a los estafadores o idólatras; para eso tendríais que salir de este mundo.
Lo que de hecho os dije es que no os juntarais con uno que se llama hermano y es inmoral, codicioso, idólatra, difamador, borracho o estafador: con quien sea así, ni compartir la mesa.
1 Cor 5,9-11
Quien crea que la crisis que sufre la Iglesia es solo cosa de este pontificado, no se ha enterado de nada. Literalmente de nada.
Ante un violento huracán es necesario agarrarse a las raices más firmes.
Es curioso cómo se ha extendido el problema de la "identidad": vemos mucha gente que no sabe para qué ha venido al mundo, ni que hace en él; que no sabe lo que es un cristiano, un sacerdote, un religioso, un hijo, un esposo, un padre, un ciudadano, un trabajador...
Y si no sabe lo que es, difícil que se comporte de acuerdo a su dignidad.
De acuerdo con el artículo en que las medidas propuestan no van a la raiz del problema. Pero es lo que pasa en las urgencias de un hospital: cuando llega un herido, lo intentan curar del mejor modo posible. Si no hubiera conducido bebido no se habría accientado. Vale. Habrá que trabajar en esa tarea de prevención, y mucho. Pero no podemos considerar inútil el trabajo de los especialistas de Urgencias: los dos son necesarios, y más existiendo el pecado original, que es "el dogma más evidente".
Es cierto que documentos hay muchos y muy buenos. Pero, como dijo uno de los últimos Papas, el mundo necesita "testigos", que con su vida santa manifiesten lo que creen. El que cada uno de nosotros procure llevar una vida acorde al evangelio, con la ayuda del Espíritu Santo, puede hacer mucho más bien del que nos imaginamos, ante todo tipo de problemas.
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JMI.-Sí, claro, pero según qué y cómo se haga.
Su consulta no es planteable ni contestable en las líneas pocas de un comentario.
"... ni compartir la mesa", uf, uf, uf... pues según esta extraña manera moderna de entender la misericordia, la caridad y el amor, sí a compartir la mesa y seguir siendo consagrados con honores y dignidades...
Por cierto, según tengo entendido, idólatra es aquel que da un valor de Dios al dinero o
a cualquier otra idea o bien de este mundo: estado, raza o etnia, nación, fama, honor, riqueza, cargos, prestigio, amor humano, saber...
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JMI...."coto a ninguno de ellos"...
Entre todos llevamos la culpa en las enfermedades de la Iglesia.
Desde el niño desobediente, pasando por el 80% de los que no van a Misa, etc. etc. etc.
hasta llegar a los Obispos que no cumplen con su misión
¿Puede ser admitido enen una Orden Religiosa alguien con un 30% de discapacidad o con síndrome de Asperger leve?
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JMI.-No sé contestarle. No sé si hay normas de la Iglesia sobre el asunto. Y dependerá también de la determinación que el Instituto religioso concreto siga en estos casos.
tiempo a todo eso, a educarse contra Bergoglio, ordenarse y alcanzar puestos importantes deben ser unos crack.
Hay algo a añadir que siento que es verdad: no sé porqué el demonio consiguió quitar mucho del valor primero de la Misa: el Sacrificio Redentor de Jesucristo (he leído bastante y estoy de acuerdo sobre como varios, entre ellos principalmente el sacerdote masón Bugnini, consiguieron sobre todo eso en el Concilio Vaticano II, pero imagino que habrá más causas y aún anteriores). Pero muchos sacerdotes celebrando con una conciencia y fervor limitados esta misma fuente de la identidad de la Misa y muchos católicos dejando en la práctica de vivirlo, no ofreciéndose con Cristo en la Misa para la actualización de la Redención, me da que es una causa muy pareja en importancia, si no anterior y más grave, que toda la crisis doctrinal y de la Autoridad Apostólica para hacer cumplir dicha doctrina.
Dejar de vivir la Eucaristía, o vivirla muy limitadamente, es causa (aunque también puede ser causada, ahí que no me atrevo a poner a algo como anterior sino más bien a la par) de una tremenda falta de fe. De la falta de fe (clamorosos y esenciales, lleno de razón, los silencios que denunciaba primero, sobre buscar la glorificación de Dios y el absolutamente escandaloso y manifiesto silenciamiento de todo lo "incómodo" de las Verdades escatológicas) viene más pronto que tarde la corrupción y tibieza de la vida cristiana (total, Dios siempre está ahí arriba, no le afecta mucho lo mío y las cosas de aquí abajo son cosa nuestra sobre todo, lo importante es la felicidad terrena que es también lo que quiere Dios, que además qué mas da unos pecados de más o menos con tal de sentirme bien si luego Dios, claro, si es infinitamente misericordioso no me va a castigar y todos vamos al Cielo tarde o temprano), de ello la corrupción moral de la persona, de la corrupción moral de la persona el oscurecimiento de la conciencia, y de todo ello el debilitamiento aún más profundo de la fe y un desprecio del Sacrificio Eucarístico. De modo que si no se va a la raíz en verdad (en general, salvando casos aislados por la Misericordia de Dios) no hay modo de volver a la Voluntad de Dios, a vivir para Su Glorificación y buscando nuestra salvación eterna en el Amor a Dios y a los hermanos.
En cuánto a cuál de las tres "posibilidades" estamos viviendo, viendo los signos de los tiempos y las apariciones recientes de Nuestra Madre, aún sólo las aprobadas por la Iglesia, me inclino por al tercera. El final de los tiempos, si bien no el fin del mundo (aunque agradecería que se me corrigiera si estoy equivocado). El hombre (en general y al menos en el Occidente apóstata) parece haber perdido no sólo el norte en sus actos, no sólo parece con una voluntad debilísima y un criterio totalmente arbitrario y al albur de los acontecimientos, sino que parece que la conciencia sobrenatural y la conciencia natural de la Verdad, el Bien y la Belleza se han oscurecido y debilitado tanto (puede que nunca el sentido común haya sufrido tanto) que por sí mismo no es capaz de reconocer a Dios y volver a Él aún le predicara San Pablo. La Iglesia parece sumida en una crisis enorme que cada vez va a más y que puede acabar perfectamente con que los que realmente sigan al Señor sean perseguidos. Nuestra Madre, como en la Encarnación y en primer Pentecostés, para muchos, entre los que me encuentro, es Quién nos trae de nuevo al Señor y al Espíritu Santo en un Segundo Pentecostés. Y en La Salette, Fátima, Akita, Kihebo... nos ha dicho palabras muy graves y dramáticas que coinciden con lo que está empezando a ocurrir. Pero que serán preludio del Triunfo de Su Inmaculado Corazón después de, según parece, los acontecimientos de los Últimos Tiempos.
Lo trágico, aún manteniendo claro la esperanza fundamental en el Triunfo de Nuestra Madre y de la Iglesia (de la cual María es Figura y Precursora, ahora también) es la gran cantidad de almas que se están perdiendo en las batallas anteriores. Y de las que nadie habla. y ¿cómo no va a pasar ante la gran cantidad de perversiones, encubrimientos, silencios culpables, desprecio de Dios y de las almas... que vemos a todos los niveles de la Iglesia, aún la alta jerarquía...? Siendo algo, como Ella dice, evitable si rezáramos y nos sacrificáramos fervientemente por los que se condenan....Pero claro, volvemos a la gran crisis de fe en la Iglesia.
Muchas gracias padre Iraburu. Que Dios le guarde siempre y pueda ser luz para muchos
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JMI.-Las plegarias eucarísticas del Novus Ordo afirman muchas veces que estamos celebrando "el sacrificio" de Cristo, el único, el del Calvario. Y en los varios documentos de los Papa postconciliares dedicados a la Eucaristía, siempre dejan claro que es un sacrificio. Juan Pablo II afirma que es la realidad más importante de la Misa.
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JMI.-Por siempre sea bendito y alabado.
Esa misma orden aceptó dos frailes homosexuales, que efectivamente no podian ser sacerdotes. Pero tenian que poner en conocimiento de sus hermanos esta debilidad suya, es decir, no llevarlo en secreto para sus hermanos. Pedidles oracion por este asunto y acudir a un grupo de AMS.
Al final estos dos frailes con esa tendencia se salieron de la vida religiosa....
Creo que ninguno de los dos aceptaba en el fondo lo que les requeria el superior: que consideraran su tendencia como un desorden.
Pero vamos, que poderse se puede. No sé si em todas partes.
Esto que Vd dice junto con todos sus comentarios. AYUDAN EN LA FE.
No acusan al CVII. NI A papas SANTOS. Como los últimos que hemos tenido.
El papa actual. Francisco "Gracias" a infocatolica. Cada vez le tengo más aprecio y rezo por el.
ES Pedro. "El dulce Cristo en la tierra " decía santa CATALINA de SIENA. ¿Como puede alguien en su arrogancia, pensar que ayuda a la iglesia y que hace la voluntad de Dios.hablando mal de su vicario y del Cv ll . Que es y ha si un don para la Iglesia para esta época que nos toca vivir en el mundo actual.
La Iglesia tiene que ser para el mundo actual Sal luz y fermento. Sacramento de salvación. Así la define el concilio Vaticano . No podemos volver a Trento . Estamos en otra épica y la Iglesia tiene que dar respuesta al hombre de este tiempo. No al de la edad media.
En cada época el Espíritu Santo ha suscitado en su IGLESIA santos. Movimientos órdenes religiosas etc para iluminar el camino de la salvación y anunciar a Jesucristo como el Salvador.
En este tiempo. Papas santos. Cvll. Movimientos VIVOS. Con matrimonios que tienen hijos. Lis qie Dios quiere darle.Vocaciones . Al sacerdocio. A la vida consagrada. Familias en mision en paises escolarizados. Donde impera la soledad. Que respuesta tiene la Iglesia para esta sociedad. No teorías.que ya no sirven. No críticas al Papa y obispos. Necesita signos ...
De acuerdo en la descripción del tiempo presente, pero dejar a un menor sangrando y aterrado no es un problema teológico, ya que hasta un ateo sabe que eso está mal.
Esos son lobos que no tienen fe y "vienen a robar y a matar".
«...es a todos manifiesto que es vana cualquier obra humana para superar males tan graves, y que son vanos los trabajos e impotentes las fuerzas, si no se ven ayudadas por el auxilio divino de la gracia celeste. Ahora bien, para conseguir esta gracia es imprescindible acudir a la oración..., que cuando está hecha con un corazón contrito y un espíritu humillado, llega al cielo, suaviza la ira divina, aparta las plagas y los azotes, e implora la abundancia de la misericordia divina».
Ayúdanos, Padre nuestro, porque sin ti, todo está perdido. No desoigas las súplicas de nuestra Abogada, María Santísima, nuestra beatísima Madre.
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JMI.-Amén.
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JMI.-"En cierto modo Pablo VI era prisionero de la misma soberbia buenista que había creado". Afirmación falsa. Si fuera verdadera, no habría podido publicar ni Humanaevitae, ni Sacerdotalis caelibatus, ni Mysterium fidei... ni muchos documentos más que a los cristianos mundanizados (dueños de la mayor parte de los medios de comunicación) hacían rechinar de dientes.
Dejar la Tiara, la Silla gestatoria, cambiar el Sto. Oficio por la Congregación de la Fe, etc. fueron opciones oportunas. Que luego no pocos monseñores hicieran mal uso de ellas, con buenismos demagógicos, no se deriva de esas opciones del Bto. Pablo VI.
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JMI.-Un adagio en seis palabras admite evidentemente diversas interpretaciones y aplicaciones según de qué se trate. Por eso, según sea el objeto del que se predique, me parecerá aceptable o rechazable. Por ejemplo, atribuir al Sagrado Concilio Vaticano II los graves males de la Iglesia en el postconcilio, alegando como demostrativo ese principio (post hoc, ergo propter hoc), me parece un grave error.
El fariseísmo utiliza un símbolo de poder, el dinero, para comprar voluntades y silencios con el fin de seguir manteniendo su estatus sin pasar por el arrepentimiento, y la penitencia, justificando tal proceder "para evitar el escándalo". El uso del dinero para la compra y satisfacción de bienes y males espirituales es el primer indicio de esa lacra.
Todos los males que usted menciona son ciertos pero siempre habrá alguien, un reformador o un verdadero hermano, que abra los ojos a quienes cegados por el pecado no sean capaces de arrepentirse. Un fariseo es incapaz de tal cosa porque no se considera pecador y, por eso, levanta su dedo acusador públicamente cuando ya no puede ocultarse el perjuicio.
Por más repulsivos que resulten los actos cometidos sobre niños y adolescentes (cosa que habría que demostrar) el dinero pagado, sin mediar disculpas, resulta aún peor porque deja a la víctima sin la más mínima dignidad. ¿Cuántos de los que han vuelto, estos días, a expresar su dolor por aquellos actos habían sido "indemnizados" anteriormente?
Hablar del fariseísmo, como hacerlo del demonio, resulta fácil e incluso divertido hasta que uno descubre que se trata de ellos. Es otro de los indicios de esa impostura, el anonimato. Nunca se menciona el nombre de un fariseo, excepto el de Pablo, en los Evangelios. Se habla de los fariseos en general, del grupo, de la estructura, de la secta sólo entre ellos conocidos. San Pedro debió llevarse un susto de muerte cuando vio a algunos de los que consideraba buenos (fariseos) sentados aquella noche entre los del sanedrín.
Silenciar al delincuente no significa encubrir pues el silencio es una de las penas impuestas al criminal. Pagar por el silencio de las víctimas sí lo es. Los fariseos se entienden entre ellos a la perfección, los de misa y los de tenida frecuentes, cuando se trata de defender el estatus quo, su estatus quo.
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Cierto pero esa referencia la veo bastante oscurecida en la Plegaria Eucarística II (la más usada con mucha diferencia) al hablar de "memorial". No aparece la palabra "sacrificio".
En todo caso, salvando el que el Concilio pudiese ayudar o no en esto, el cómo se celebra la Misa en un porcentaje muy significativo oscurece tanto el que se tenga conciencia de que es principalmente para Gloria de Dios como su valor único como la celebración del mismo Sacrificio Redentor, que da fruto en cada Misa en la medida en que cada fiel se asocie a Él, ofreciéndose junto con Cristo al Padre. Creo que no hay suficiente conciencia en demasiadas ocasiones que Dios es el Protagonista absoluto.
He visto también poca insistencia en predicaciones, catequesis... en el valor redentor y salvador único de cada Misa que podemos hacer realidad cada uno si nos ofrecemos junto con Cristo al Padre en el Espíritu Santo, en virtud del único Sacrificio pascual.
Y creo que esto tiene gran importancia en lo que hablamos.
Humanamos a Jesús tanto que fue perdiendo el sentido de que es una Persona Divina y los ortodoxos recuerdan continuamente eso en su representación de Jesús en Majestad con dos dedos levantados (Segunda Persona de la Santísima Trinidad). Algunos sólo recuerdan que Jesús es Dios en las representaciones de la Trinidad y por ahí mal vamos.
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JMI.-Se habla (mucho menos de lo debido, más se habla de "valores") de "Jesús", un hombre tan santo y unido a Dios que puede decirse "divino"; pero casi nunca se dice que es Dios (Dios de Dios, antes de todos los siglos, por quien todo fue hecho... al menos lo afirmamos en el Credo).
Predican de "Jesús de Nazaret", rarísima vez de la Santísima Trinidad.
Arrianos y pelagianos.
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JMI.-Con una madre tal, así ya puede.
Demos gracias a Dios.
Yo no había sido consciente de que alguna vez fui pobre hasta que empezó este machaque constante de la Iglesia de los pobres, pero la realidad es que lo fui, incluso ahora para Hacienda sigo siendo pobre.
Sé que en el barrio obrero dónde me crié los padres decían a los hijos constantemente que eran pobres, en mi casa no fue así porque para mi abuela la categoría de pobre seguía siendo bíblica: las viudas y los huérfanos, y como ella tenía un marido que traía su paga a casa, por pequeña que fuera, no se consideraba pobre. Es decir que la pobreza puede ser algo que depende del enfoque que cada uno le dé.
No es lo mismo decirle a un niño: "no te puedo comprar la bicicleta porque somos pobres", como hacían en mi barrio, que decirle: "en este momento mamá tiene cosas más importantes en que gastarse el dinero, lo de la bicicleta tendrá que esperar", como me decían a mi. Si no oyes la palabra pobre no entras dentro de esa categoría. Había llegado a los 74 años ignorando mis años de pobreza y el machaqueo constante de los curas solidarios me ha hecho revisar mi vida: el tener que ponerme a trabajar de adolescente, el no poder ir a la universidad, el tener que vivir en la casa de mis abuelos porque el negocio de mi padre quebró, el tener un padre enfermo y desempleado con 50 años al que le costó encontrar un trabajo mal remunerado, etc...nunca se me ocurrió llamarlo pobreza, pero si insisten puedo decir que la pobre soy yo y que me encanta que Dios y el prójimo me amen más por eso, cuando a mi me parecía que no era para tanto, pero si es así encantada de la vida, que le prediquen al dueño de Zara, pero que no me confundan con él.
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JMI.-El primer libro que yo publiqué fue POBREZA Y PASTORAL (Estella, Verbo divino 1968, 2ª ed. 298 pgs.), recién ordenado. Ya entonces se veía venir la teología de la liberación. Y el paso del 1º mandamiento al 2º, del teocentrismo al antropocentrismo,iniciado en el Renacimiento ya iba invadiendo al pueblo católico, sobre todo a los curas. Se estaba propagando sobre "los pobres" una mística teología que no recogía bien Escritura y Tradición, y sí la ideología materialista, de tono marxista sobre todo.
Gracias por sus buenas observaciones. Bendición +
En estos días deben estar fluyendo cascadas y torrentes de gracia desde el cielo. Mantenerse en pie hoy en día, en plena guerra atómica espiritual, se debe a un torrente de gracia.
Santa. Teresa decía que el soldado, deseaba tiempos de guerra para ganar su soldada meritoria. Pues estamos en tiempos de ganar medallas y lograr ascensos de rango como nunca.
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JMI.-Yo aspiro a ser "mariscal", aunque no sé bien qué es: pero suena muy bien.
Tampoco es que ese Credo sea mejor que el de los Apóstoles, no se trata de eso sino de que es un Credo Trinitario, posterior al otro, en el que se definen muy bien las Personas de la Trinidad y, por lo tanto, a los que adoran la Trinidad y tienen en cuenta que son Tres Personas Divinas les gusta rezarlo de vez en cuando. Porque dice:
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros lo hombres,
y por nuestra salvación
bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.
Es decir, de Dios Padre dice que es Creador de "todo lo visible e invisible"; del Hijo dice algo sumamente importante: "Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero" que no deja dudas sobre la naturaleza divina de Jesús; del Espíritu Santo dice: "Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas".
Eso es lo que le gustaba a mi madre recrear la Trinidad con la idea de un solo Dios y Tres Personas Divinas.
El que reza este Credo no anda por ahí diciendo bobadas del Cristo Cósmico, ni de espíritus gnósticos. Es un Credo que deja fuera a los herejes de una vez para siempre, sean de la clase que sean, porque esa fue la razón de que naciera en el Concilio de Nicea cuando había tanta controversia. De hecho los ortodoxos no aceptaron la partícula del Filioque, así que el sensus fidei de mi madre, que lo tenía, afirmaba su Catolicismo y su adhesión a la Tradición y los Padres de la Iglesia. ¿Que cómo una señora del común sabía eso? pues no sabría decirlo, pero lo sabía, es como si, sin conocerlas, rechazara las herejías. A ella no podía ir un gnóstico hablándole del Demiurgo ni de la gnosis, ni un pelagiano diciéndole que la Gracia no tenía valor, ni un arriano diciéndole que Jesús fue una creación de Dios, porque sacaba el Credo de Nicea y decía: "No hay Demiurgo sino Dios Padre, Creador de todas las cosas, ni tampoco gnosis porque al Espíritu Santo no se llega por ese camino sino que es Él quién concede la Gracia sin necesidad de conocimiento alguno; tampoco Pelagio decía verdad porque el hombre no se salva sin la Gracia; en cuanto a Arrio le diría que el Credo dice claramente que Jesucristo es nacido de Dios antes de todos los siglos". Era su escudo contra las herejías que ni siquiera llegó a conocer, gracias a Dios, aunque bien pertrechada estaba.
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JMI.-Es un Credo absolutamente maravilloso, un milagro.
Antes se usaba con más frecuencia en la oración privada, y por supuesto en la liturgia.
Bendigamos al Señor, demos gracias a Dios.
Coincido también con el comentario de Luis Fernando, si tales individuos alguna vez fueron cristianos, entonces como enseña la Sagrada Escritura, no podríamos ni comer con ellos. Nada de limitarse a quitar el título de cardenal y una vida de oración. La expulsión del estado clerical y la excomunión, así como romper toda habla, es lo mínimo.
Para cambiar La Iglesia y encender nuevamente el fervor, se necesita Fe - Oración- Humildad- y la Conversión. Esto por parte de todos, jerarquía como pueblo de Dios.
Pero, primero un exorcismo Mundial?... una Oración comunitaria fuerte, que lleve a una verdadera manera de obrar en la vida, Responsable y misionera.
Fuera de eso. Todo pasará... pero mis palabras
No pasarán.
SALUDOS
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JMI.-En algunos puntos no está bien informado.
..."si no me equivoco en los 70 se consideró Necesario ser Homosexual para ser Sacerdote en USA (!?) ¡Y los sodomitas entraron masivamente! ¡Ay!"
No, eso no es verdad.
..."casi todos los Abusos sean de Niños"
Los estudios realizados sobre los abusos sexuales no dicen eso.
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JMI.-La verdad os hará libres
La buena doctrina facilita la vida buena y santa
Obvio
Y al revés.
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