(10) El pudor –I
–¿Y cómo se le ocurre a usted ahora hablarnos del pudor?
–Tengo para ello varias razones, y todas válidas. En realidad, al mismo tiempo, haré el elogio del pudor, trataré del impudor generalizado hoy en el pueblo cristiano como un signo más de apostasía, que pide conversión y reforma; y señalaré el actual silenciamiento lamentable del Evangelio del pudor, silenciamiento que exige también reforma. ¿Vale?
La castidad es una virtud que, bajo la moción de la caridad, orienta y modera santamente el impulso genésico humano, tanto en sus aspectos físicos como afectivos. Implica, pues, en la persona libertad, dominio y respeto de sí misma, así como caridad y respeto hacia los otros, que no son vistos como objetos, sino como personas. Es la castidad una gran virtud, incluida en la templanza, y es por tanto en la persona una fuerza espiritual (virtus), una inclinación buena, una facilidad para el bien propio de su honestidad, y consiguientemente una repugnancia hacia el impudor y la lujuria que le son contrarios.
Y el pudor es un aspecto de la castidad. Mientras la castidad modera el mismo impulso genésico, el pudor ordena más bien las miradas, los gestos, los vestidos, las conversaciones, los espectáculos y medios de comunicación, es decir, todo un conjunto de circunstancias que se relacionan más o menos con aquel impulso sexual.
Por eso dice Santo Tomás que «el pudor se ordena a la castidad, pero no como una virtud distinta de ella, sino como una circunstancia especial. De hecho, en el lenguaje ordinario, se toma indistintamente una por otra» (STh II-II, 151,4). Y Pío XII enseña que el sentido del pudor consiste «en la innata y más o menos consciente tendencia de cada uno a defender de la indiscriminada concupiscencia de los demás un bien físico propio, a fin de reservarlo, con prudente selección de circunstancias, a los sabios fines del Creador, por Él mismo puestos bajo el escudo de la castidad y de la modestia» (Discurso 8-XI-1957). Juan Pablo II, en su notable serie de alocuciones sobre El amor humano en el plan divino, nos dejó preciosos textos sobre el pudor, sobre todo en los discursos habidos entre 16-04-1980 y 6-05-1981.
La mayoría de los lectores de este blog tienen, probablemente, una cierta idea de la castidad. Pero quizá muchos de ellos, en cambio, apenas han recibido nunca el Evangelio del pudor. Viven en Babilonia, o si se prefiere, en Corinto, y no se dan cuenta a veces de las enormes dosis de impudor que han ido asumiendo sin mayores problemas de conciencia. Y esto, lo sepan o no, lo crean o no, lo quieran o no, trae para ellos y para otros pésimas consecuencias.
La extraña doctrina del pudor, apenas conocida y apreciada en el mundo pagano, llega al conocimiento de los pueblos por la Revelación bíblica, en relación con el pecado original. La Biblia, en efecto, presenta la vergüenza de la propia desnudez como un sentimiento originario de Adán y Eva, como una actitud cuya bondad viene confirmada por Dios, que «les hizo vestidos, y les vistió» (Gén 3,7.21). Quedarse, pues, en público casi des-vestidos es algo contrario a la voluntad de Dios, es algo perverso. Ésta ha sido la fe constante de Israel y de la Iglesia de Cristo.
Ciertas modas en el vestir, ciertos espectáculos, ciertas playas y piscinas, en las que casi se elimina totalmente ese velamiento del cuerpo humano querido por Dios, son inaceptables para los cristianos, que solamente los aceptan cuando se avergüenzan de su fe y caen en una apostasía explícita o implícita. Son costumbres mundanas, paganas, ciertamente contrarias, como lo comprobaremos con el favor de Dios, a la antigua enseñanza de los Padres y a la tradición cristiana, que venció el impudor de los paganos.
La desnudez total o parcial –relativamente normales en el mundo greco-romano, en termas, teatros, gimnasios, juegos atléticos y orgías–, fue y ha sido rechazada por la Iglesia siempre y en todo lugar. Volver a ella no indica ningún progreso –recuperar la naturalidad del desnudo, quitarle así su falsa malicia, etc.–, sino una degradación. Es un mal, pues «el mal es la privación de un bien debido», en este caso el vestido (STh I,48,3).
Es una indecencia que hombres y mujeres se muestren semi-desnudos en público. Aunque esa costumbre esté hoy moralmente aceptada por la gran mayoría, también de los cristianos, sigue siendo mundana, anti-cristiana. Jesús, María y José de ningún modo aceptarían tal uso, por muy generalizado que estuviera en su tierra. Y tampoco los santos. Como tampoco lo aceptan hoy, en la vida religiosa o laical, los mejores fieles cristianos.
Ocasión próxima de pecado. Es prácticamente imposible que alguien asuma, en sí mismo o en la contemplación de los otros, ese alto grado de desnudez –sin pecado de impureza, o al menos sin peligro próximo, propio o ajeno, de incurrir en él, según aquello de Cristo: «todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón» (Mt 5,28), y –sin pecado de vanidad positiva, orgullo de la belleza propia, o negativa, pena por la propia fealdad, lo que viene a ser lo mismo.
Por otra parte, aunque una persona se viera exenta de las tentaciones aludidas –cosa difícil de creer, al menos si su constitución psico-somática es normal–, en todo caso hace un daño al bien común espiritual apoyando activamente con su conducta una costumbre mala, que es ciertamente para la mayoría de los prójimos una ocasión de muchas tentaciones, y que, desacralizando la intimidad personal, devalúa el cuerpo, y consiguientemente la persona misma, ofreciendo su vista a cualquiera.
Por hoy es bastante.
(Y algunos estimarán que ya con este poco es demasiado).
José María Iraburu, sacerdote
*Post post. Por primera vez, un francés, el 3 de julio de 1946, expuso en su colección de trajes de baño uno de dos piezas, que llamó bikini, por considerarlo tan explosivo como la bomba atómica que cuatro días antes se hizo explotar en el atolón de Bikini, en el Pacífico. Pero esta misma prenda mínima de vestido femenino ya era conocida en el mundo greco-romano, como puede comprobarse, p. ej., en los mosaicos de un palacio de Villa del Casale, Sicilia, que datan aproximadamente del año 300, poco antes del final del paganismo imperial (314). En 1951, en el concurso de Miss Mundo, se desaconsejó llevarlo a las concursantes: se consideraba excesivamente indecente. La paganización de gran parte de los bautizados, medio siglo después, tiene un signo claro en la aceptación del bikini por muchas mujeres cristianas, y por igual número de hombres cristianos, maridos, padres, hermanos, que lo aprueban.
Índice de Reforma o apostasía
37 comentarios
Mi mujer no es creyente, pero vive "veluti si Deus daretur". Se lo he dicho a ella muchas veces, y por eso también se lo puedo decir aquí y ahora, así que, si me lee, no se sorprenderá. Que lo que me enamoró de ella, a parte de toda ella, fue su forma de vestir, juvenil pero con recato. A lo que ella siempre responde con sorna: "Para lo que una tiene que enseñar...".
"¡Me has robado el corazón hermana mía, novia mía! ¡Me has robado el corazón con una sola de tus miradas, con una sola vuelta de tus collares!" (Ct.4:9)
http://www.vatican.va/archive/ESL0506/__PML.HTM
Hace veinticinco años que nos conocimos, y la quiero cada día más. Pero con un "más" a "presión", con tanta "presión" cuanta son capaces de aguantar mi corazón y mi alma. Con una "presión" que incluye la guarda de los cinco sentidos hasta el último "átomo" de mi voluntad, de mi memoria y de mi entendimiento.
No sé si tendrá algo que ver, pero aborrezco tanto la playa, "trapitos", arena, sudor, cremas, salitre y calor, mucho calor, como la televisión, un vertedero en el que se echa toda la "basura" que el ser humano es capaz de producir, que no es poca.
ADVENIAT REGNVM TVVM.
Yo ya había leído algo sobre este tema de usted, ya que lo busqué en Internet después de oír un precioso programa de Tiempo de Espiritualidad en Radio María, motivo por el cual también llegué a este blog.
Leyendo también algo más sobre el tema, leí que una persona, no recuerdo si era sacerdote, pero sí que sus palabras me impactaron, aún sin poder argumentar el tema, si fuera el caso, decía que las mujeres que usaban pantalones no tendrían abortos, pero provocaban que otras los tuviesen; no sé si en otro caso, relacionaban los pantalones con una mayor frecuencia de esterilidad.
Para los que parten de una mundanización en este tema, al menos parcial, surgen muchísimas dudas al respecto. Se creía que con tener claras un par de cosas, ya se iba decente, pero, claro, hay muchas cosas más, y hay muchos grados más hacia arriba.
Le animo, si fuera posible a que fuera lo más explícito posible con respecto a manga, corta, manga larga en vestidos, ¿sólo con camisa, sin chaqueta, estaría admitido en alguna ocasión?, ¿sin manga estaría admitido en alguna situación?; si fuera el caso de tener que darse un chapuzón en el agua o unos baños, ¿podría bañarse uno con qué?, ¿con una túnica o camiseta larga, o especie de camisón, con mangas, como hace unos 60, 70 años?, ¿estaría admitido en el caso anterior, sin mangas? Por supuesto que el Espíritu Santo va ayudando en alguien que realmente quiera matar el germen de todo lo malo, el germen de la vanidad, comodidad, etc., en el que estamos inmersos (por eso que tampoco podemos disculparnos simplemente por la existencia de una mundanización).
Sería bueno tenerlo lo más claro posible, porque para poder aguantar camisa y chaqueta a 30 ó 40 grados, mientras que la gente que va con menos ropa pide por favor que se quite el aire acondicionado, cuánto más claro se tengan las motivaciones mejor. Por supuesto que se ve clara la ventaja de la disponibilidad para cumplir la voluntad de Dios, pero a veces uno piensa que está maltratando su salud, porque a veces uno termina casi enfermo de todo esto, sobre todo las personas que notan más el calor (tendría también la ventaja de que uno se lo piensa mucho antes de moverse a cualquier parte).
Otro tema esencial, es que para mujeres casi no hay ropa decente de las tiendas; esto es una realidad, y quien lo niegue miente; y es que resulta que, incluso la ropa que hacen para, como dicen, “abuelas”, la hacen con tela finísima; y lo peor, además, es que también hay muchas menos telas en las tiendas de textiles.
p.d. Leyendo los comentarios, me surge una duda, ¿y los niños?, ¿cuál cree que sería para ellos la opción más adecuada, al respecto?
Me alegro mucho de haberle encontrado aquí,soy un antiguo alumno suyo de la Ftad. de Burgos, pertenezco a la Obra de Jesús. Estuve allí desde 1994 al 2000, me ayudó mucho su Síntesis de Espiriitualidad Católica y todavía la seguimos utilizando. Estudié como laico, pero algunos de los seminaristas se reían de las clases porque las veían anticuadas, poco después se salieron del Seminario. Yo le agradezco su claridad a la hora de escribir sobre estos temas, como el pudor, que no está de moda, pero es una realidad que hay que cuidar pues somos templo del Espíritu Santo, y no se puede profanar sin que se perjudique el alma. Lo natural es ir vestido, pues somos seres humanos racionales, no animales. No es natural para el hombre comportarse como un animal y va contra su dignidad.
Un abrazo y adelante, con mucho ánimo.
Eso sólo en la publicidad. Si hablamos de series "made in Spain", apaga y vámonos.
No digamos de una lucha continua con colegios denominado católicos. Total cuesta arriba y contra corriente para los nietos que vengan.
Con enemigos como la “Carne” el Maligno debe tener bastante tiempo de relajo ...
¡Pero qué retrógado es usted padre! Muchos dirán...
Gloria a Dios y que tenga piedad con mis fracasos.
EL cuerpo humano es obra de Dios, pero para honrarlo y darle gloria, no para que sea motivo de tentacion.
Me pasa lo mismo que a Miguel Serrano: cada vez me da más pereza la playa, la tele, algunas revistas...No me atrae lo que me aleja de Dios y me considera un simple animal.
Por otra parte, es cierto que la inmensa mayoría de los jóvenes ignora qué sea el pudor, pues nadie se lo ha explicado...
La lencería femenina que hay en las tiendas es, en su mayoría , la que hace años usaban las mujeres de vida alegre. Y esa es la que compran ahora como lo más normal nuestras hijas.
Es cierto que cuando una persona es elegante no es impúdica y que el pudor y la belleza van unidos.
Rafael Jesús y Charles Carpenter, buenos y santos recuerdos de Burgos, en la Facultad de Teología.
Miriam, gracias por el enlace con el P. Horacio Bojorge, S. J. Todo lo que publica es siempre excelente. Se podría decir de él que ya es uruguay-gentino.
Solamente Juan y jpm, ánimo, que “todo lo puedo en Aquel que me conforta”. Es en las situaciones difíciles cuando, con especiales auxilios de la gracia, realizamos actos intensos, que son justamente los que más hacen crecer las virtudes, y en este caso, las de la castidad y el pudor. Con todo en contra. Y es cierto, sí, que es lamentabilísimo que el tema esté tan ausente en prédicas, libros de espiritualidad, catequesis y a veces incluso en grupos y movimientos laicales. Pero lo de antes: “podemos todo con Aquel que nos conforta”.
Gracias de nuevo por su artículo.
Tan sólo comentar su último comentario.
Dice usted: "lo siento, pero no espere que entre yo a tratar de centímetros, mangas y demás detalles. Yo creo que una persona que tenga el criterio de la fe bien claro si tiene oración, sacramentos y buena voluntad de hacer siempre la voluntad de Dios en todo, sin ser tentación para nadie, sabrá perfectamente cómo conducirse en el vestido según tiempos y compañías, lugares y circunstancias".
Bien, pero, y los que no tienen ese criterio de fe nada claro.
Un abrazo en Cristo y María.
Tal vez un vestido un poco escotado es normal en una fiesta determinada y no en otro momento.Hay algunos que siempre son una ofensa a Dios y el sentido común de una buena cristiana ya se lo indica.
Una señora , cuando sus hijas querían ponerse minifaldas como sus amigas, les contestaba: ¿QUé queréis, que cuando los chavales se metan con vosotras al deciros algo tu padre se tenga que partir la cara con ellos? Aún hace poco comentaban cuánta razón tenía la buena señora, que , por cierto, es una santa.
No es cuestión de hasta aquí sí y hasta aquí no: es saber aplicar el sentido común y el sobrenatural.
Es verdad que no es fácil encontrar a veces ropa decente, pero es cuestión de buscarla y aparece. Y si no, modista al canto...
Quisiera incidir sólo en una realidad que constato repetidamente, y que suele pasarse por alto: la presión que sienten muchas personas a la impudicia e incluso a la promiscuidad a pesar suyo. Es normal considerar a las personas que muestran estas actitudes como, por decirlo en términos suaves y de otra época, "ligeras de cascos"; y ello es así, en efecto, en muchos de estos casos. Pero no así en otros, en muchos otros. ¿Nunca habéis visto a jovencitas y menos jovencitas que, como casi todas en verano, andan medio desnudas por la calle y que, sin embargo, han de hacer ímprobos esfuerzos para neutralizar la enorme carga erótica que imprime la visión de su aspecto físico por los demás? O bien van con la mirada baja, o demasiado rígidas, o demasiado encogidas, o con un gesto facial demasiado circunspecto... Realmente es un sufrimiento luchar contra la evidencia: si vas medio desnuda, te mirarán con deseo; no se puede suprimir un efecto sin suprimir la causa que lo provoca. El problema reside en que vivimos una época en la que la degradación está bien vista, tiene buena prensa. La propia y la de los demás. No se trata de la natural coquetería femenina (o masculina); el querer aparecer atractivos al otro no es patrimonio de nuestra época. Pero en cuanto a procacidad u obscenidad en nuestras actitudes al presentarnos al otro o ante nosotros mismos, sí que destacamos con luz propia. La impudicia y la promiscuidad no es sólo efecto de una moral poco integrada, sino también de una enorme carencia a un nivel más profundo si cabe. Para el hombre de nuestros días, que ya no cree en nada (no sólo en Dios), lo único que le queda es el cuerpo y el placer que puede obtener de su uso, ya sea del propio o del ajeno. Por ello, las actitudes más dificiles de seguir hoy son las asociadas precisamente a la castidad y al pudor. Ya sólo nos queda el cuerpo. Realmente, qué desnudos estamos...
Las más perjudicadas de callar, a día de hoy, serían posiblemente las adolescentes.
El tema no es tan claro, objetivamente hablando, como la castidad, pero en cuanto a pudor siempre, me imagino se podría hablar de un mínimo, y, como en todo, añadir algo recomendable, o alertar sobre algo.
Particularmente creo que el escote jamás está justificado en una cristiana; creo que eso formaría parte del mínimo.
Es posible que no se pueda hablar de centímetros, pero el demonio sí habla de centímetros. Tengo una amiga que es diseñadora de moda y en su trabajo tenía una lucha precisamente por intentar hacer ropa más casta.
En este tema, creo que las más perjudicadas son las adolescentes, dentro de las mujeres en general. Considero que los hombres son los que ven este tema con mucha más objetividad, y podrían hablar; desde luego los hombres mundanos se reservan su opinión al respecto, opinión a la que, seguramente, tendrá acceso alguna quizá privilegiada en este terreno, pero en ningún caso esta opinión es de dominio público; quizá porque el hablar en este terreno les haría perder algo de su poder.
Gracias por la idea de la venta o fábrica. Lo que considero más urgente, en este momento, es la evangelización, pero en esta línea vender algunos modelos, junto con Biblias, y otros libros religiosos, podía ser también un medio para ello. Pero entonces ya nos meteríamos en la complicación de las empresas y en los impuestos, tema, que, no sé si piensa tratar, D. José María, pero que considero también muy delicado. Para dejar que el Espíritu Santo hable al respecto, si pudiese haber algún encargo, o bien alguna idea, al respecto, que se envíe a [email protected] Yo se lo comentaré a esta amiga diseñadora.
De todos modos, D. José María, en alguna ocasión había pensado en que algunos Institutos religiosos, los cuales cuentan con una gran organización, podrían hacer algunos modelos para seglares, seguro que estupendos. Se les puede proponer también.
Ya no se valora el toque distintivo, la armoniosa combinación de colores o tejidos, los adecuados complementos, se ha perdido el gusto. En definitiva, se viste muy hortera y cuánto más se enseña, más satisfacción produce. Sin darse cuenta que, aparte de perder ya el mínimo pudor que corresponde mantener, se incurre en la ordinariez.
En el colegio de mis hijos, a los alumnos de bachillerato que ya no llevan uniforme, no se les permite ir vestidos con determinadas prendas, además de peercings, pendientes y otros apósitos. Es una forma de educación que me parece correcta y es por los jóvenes por dónde se debe comenzar. Entiendo que están sujetos a unos prototipos continuamente difundidos en todos los medios y apoyados por los comercios.
También quería destacar el escaso respeto que existe en la vestimenta al acudir a una Iglesia. Se ha llegado a unos límites que ya no es solamente carencia de pudor, sino de agravio. Sobretodo en los pueblos costeros de veraneo, dónde la gente entra hasta en traje de baño con la toalla de playa al hombro. Si bien, son casos contados, no por ello se deben pasar por alto pues ¡ya sabemos!...una cosa arrastra la otra.
Gracias, Padre, por recordarnos la doctrina del pudor. La base la tenemos, ya sólo falta saber aplicarla en cada situación y lugar y que nuestro atuendo no sirva exclusivamente para llamar la atención o provocar.
Cuando hay firme voluntad de agradar a Dios y a su Iglesia, y valiente y sincero desprecio por los oropeles del mundo, creo que jamás el pudor es cosa complicada. Lo complejo viene cuando se quiere prender una vela a Dios y otra al Diablo, cuando se pretende ser buena cristiana y al mismo tiempo estar "en onda" con el mundo, evitando ser catalogada como "antigua", "tonta", "atrasada" y todos esos dardos -que son parte de lo que el Evangelio llama la "locura para el mundo"- que tienen como consecuencia inevitable la discriminación de la mujer y de sus prójimos de los ambientes más mundanizados. Y todo va en femenino porque el pudor es una cualidad eminentemente femenina, aunque no exclusivamente, pues también hay discriminación para el hombre casto en ciertos ámbitos. Y además, el hombre debe involucrarse apoyando y alentando a la mujer virtuosa.
Yo creo que si a esta discriminación - que es social, cultural y hasta laboral y que puede llegar a ser muy fuerte en ciertos casos - no estamos dispuestos a aceptarla como oblación, es que somos más Hijos del Mundo que Hijos de Dios.
Por cierto, Miriam, hay trajes de novia católicos, pero más bien en venta por internet: es un riesgo, pero mejor que meterse en las pronovias o novissimas al uso. Ir convencidos de que hay que pelear antes de comprar y con la ayuda del Señor, salir ganando. Coincido con su perplejidad por el hecho de que los hombres no pasen calor en las fiestas y las mujeres sí. Eso sí que es machismo e impudicia pagana. Además del veto a la tele, el veto a las fiestas en familias católicas se va imponiendo, con la carga de cruz que conlleva.
Finalmente, algunas iniciativas católicas estilo "telva" o "pure fashion" no me convencen tampoco, van más por el asunto de centímetros, cambiantes por décadas, y por la preocupación materna de que no se vaya a quedar sin novio la niña, y por no ser demasiado distintos del mundo mundano. Y eso es imposible.
A mí me gusta la ropa que estoy viendo en modestyclothes (por cierto, lo que he visto de honestclothes, no me parece modesto).
También en Méjico está ropamodesta.com.
Tengo 38 años y la dicha de poder contar que hace unos tres años y medio Dios quiso que yo dejara de ser atea y creyera en Él. Dios me hizo entender muchas cosas, entre otras el pudor. Cuando ya había comenzado mi proceso de conversión yo todavía vestía como una adolescente pagana. Una mañana pasé junto a una Iglesia y deseé entrar para rezar. Me miré y me dije: así vestida no puedo entrar en la Iglesia. Me quedé allí parada, junto al pórtico. Si no podía entrar así en el templo tampoco debía pasearme con esa pinta. Tal vez no hace falta hablar de mangas, larguras o apreturas y basta con preguntarse si uno se presentaría ante Dios con esas pintas.
No he podido acabar de leer todos, pero seguiré pues me parece un tema fundamental, también en la educación de los hijos. Estaba pensando poner algo en el blog Homeschooling Católico Hispano sobre la importancia del "uniforme", luego sigo.
A veces me da que pensar al ver por mi barrio a las mujeres musulmanas con sus mangass largas y cabezas cubiertas con este calorón madrileño, y nosotras las cristianas dando el ejemplo más pésimo... hasta en la procesión del Corpus.
En esto como en todo, tomar como modelo a María.
Ayer he estado viendo modelos de capas, ponchos, y similares (sobrecapas, chales,etc.), el cual es un recurso muy sencillo y yo creo que muy útil, además de bonito; para niños, Arantza, las capas también son adecuadas porque además de abrigar, si es de una buena lana, pueden tener unos tirantes interiores que van cruzados y abotonan atrás; con lo cual si hace calor, se puede llevar, con los tirantes y la capa hacia atrás.
No creo que haya que hacer ropa especial para cristianas. Creo que hay que tener los criterios claros y buscar con esos criterios; nada más. Yo los sigo y no tengo mayores dificultades. Tal vez las adolescentes y jóvenes sí , porque tienen menos dinero para poder elegir en unas tiendas u otras o porque no quieren verse muy diferentes a sus coetáneas. Pero, si buscan, encuentran. Lo sé porque también entro en tiendas para esas edades y veo cosas "aprovechables", hay que verlas con los ojos de una cristiana.
Yo voy más o menos a la moda, bastante bien vestida y no llamo la atención por ñoña. Máxime ahora , en que hay mucha libertad para seguir distintas corrientes de moda , según el propio estilo, y no se impone una sola.
Hay faldas más o menos largas, hay camisas que si son transparentes se pueden poner con una camiseta finita de tirantes por debajo, puesto que se lleva lo de capa sobre capa; hay pantalones apretados y flojos; en fin, creo que buscando un poco, no demasiado, se encuentran cosas. El que busca, encuentra
Un ejemplo, en mi último embarazo, quería un vestido larguito, sin cortes ni transparencias ni bobadas, resistente pues tengo otros niños que tiran de la ropa y además para que dure lavados y tiempo, fuí a Prenatal y a Mothercare y a no sé qué otras tiendas especializadas donde sólo hace unos años se encontraba ropa adecuada, y además de carísima, no había nada más que ropa como para ir de fiesta de noche. Nada decente y para todo trote. Reflejo de la sociedad en la que vivimos. Parece que ahora las futuras mamás sólo se dedican a salir por ahí.
Ir a buscar ropa con una hija adolescente y encontrar un vaquero que suba hasta la cintura es aventura imposible. O al menos esa ha sido mi experiencia. Me alegraría de que no fuera así, pero sólo hay que ver las calles, al menos por Madrid.
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JMI.- Según el bañador, según la piscina o la playa, según la condición de la gente que ahí se reúne, puede ser lícito o ilícito.
Bendición +
No sé si me entenderá, si entiendo que usted cuando la fuerza ya no le de para más probablemente se irá a alguna comunidad religiosa para que le cuiden, algunos no tenemos esa opción.
Me gustaría saber su opinión padre, a veces el futuro puede parecer muy gris a los ojos del que va a quedarse solo.
Saludos que Dios le bendiga.
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JMI.-No conociendo a la persona, no sabiendo hasta qué punto tiene dominio de sus sentidos, su frecuencia de sacramentos y un montón de datos más, dar un consejo concreto es "hablar a ojo de buen cubero". No sé responderle. Si Ud. ve que en tales y cuales circunstancias del gimnasio que sea (pues ciertamente hay gimnasios de muy diferentes grados de decencia/indecencia) Ud. con la gracia de Dios se apaña sin problema, vaya. Y si ve que no, que le resulta ocasión próxima de pecado, no vaya. No puedo decirle más.
Bendición +
SALUDOS DESDE ARGENTINA.
Eclesiástico 26: 18 Es cosa que no tiene precio: una mujer discreta y amante del silencio, y con el ánimo morigerado.
19 Gracia es sobre gracia la mujer santa y vergonzosa.
20 No hay cosa de tanto valor que pueda equivaler a un alma casta.
21 Lo que es para el mundo el sol al nacer en las altísimas moradas de Dios, eso es la gentileza de la mujer virtuosa para el adorno de una casa.
Bendito sea Dios y su Santo Nombre.
El pudor se ha perdido no sólo en la vestimenta sino también en el hablar exponiendo la vida de uno mismo en los detalles más íntimos si se tercia.
En cuanto a que la cristiandad ha perdido el norte con respecto al pudor, sí, es verdad, pero hay sociedades que se ven mucho más pudorosas, como la china y japonesa que no son cristianas, luego el pudor es un bien natural en el hombre. Eso también lo demuestran los niños.
Gracias por hablarnos de estas cosas don Jose María
Gracias por el tratamiento de este tema, que habla a las claras de la falta de educación desde el hogar, donde los padres deben en la realidad diaria inculcar el respeto y aprecio al cuerpo, sobretodo en las niñas. Cómo nos cuesta a personas adultas educadas así, ver lo que vemos no sólo en la calle sino hasta en el mismo templo o celebración religiosa. Y mucho de esto es por la falta de tratamiento del tema en la escuela, en los grupos parroquiales de infancia y jóvenes. Seguiré viendo los siguientes capítulos, me interesan mucho y me preocupan como educadora. .
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