(08) Salvación o condenación –I
–¿Y usted cree que hoy es posible predicar a los hombres hablándoles de una salvación o condenación eterna después de la muerte?
–Yo creo que sí. Más aún, es de fe que el Evangelio puede y debe ser predicado a toda criatura hasta que Cristo vuelva. Por eso aún he de decirle más: falsifican completamente el Evangelio quienes evitan sistemáticamente esa dimensión soteriológica.
Jesús es el Salvador de los hombres-pecadores. Los hombres necesitamos un Salvador divino, porque somos pecadores de nacimiento: «pecador me concibió mi madre» (Sal 50,7). Y en la plenitud de los tiempos, el Hijo divino eterno «por nosotros los hombres, y por nuestra salvación, bajó del cielo y se hizo hombre» (Credo). Los ángeles anuncian a los pastores el nacimiento de «el Salvador» (Lc 2,11). Él se dice enviado para «llamar a conversión a los pecadores» (Lc 5,32), comienza su predicación llamando al arrepentimiento (Mc 1,15), y termina su misión salvadora ofreciendo su vida en el sacrificio de la cruz «para el perdón de los pecados» (Mt 26,28). Ascendido Cristo al Padre, recibimos el Espíritu Santo, que hace nacer la Iglesia como «sacramento universal de salvación» (Vaticano II, LG 48, AG 1).
Jesús siempre que predica habla de salvación o condenación. Y lo hace precisamente porque su Evangelio es «la epifanía del amor de Dios hacia los hombres» (Tit 3,4). Sabe Jesús que, predicando así, va a sufrir por ello rechazo y muerte; pero sabe también que, silenciando esa verdad, los hombres persistirán en sus pecados, se perderán para siempre y no vendrán a la felicidad temporal y eterna. Por eso continuamente en su predicación les advierte que en esta vida temporal se están jugando una vida eterna de felicidad o de condenación.
Las referencias implícitas al binomio salvación–condenación que se encuentran en el Evangelio son numerosas, como por ejemplo: «éste está destinado para ruina y resurrección de muchos» (Lc 2,34). Pero no las citaré aquí, aunque son a veces muy claras (cf. Mt 13,15; 19,17; Lc 1,53; 12,20; 12,58-59; 13,8-9; 13,34-35; Jn 10,9-10) etc.
Tampoco recogeré aquí los textos, bastante frecuentes, que solo hacen referencia a la salvación: expresiones como «entrar en la vida», o exhortaciones como «atesorad para vosotros en el cielo» (Mt 6,20; cf. 10,22; 22,30; Lc 10,20; 14,14; 19,9; 23,43). O como «quien escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado, tiene la vida eterna y no va a juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida» (Jn 5,24).
Las referencias explícitas al binomio salvación–condenación, o referidas solo a la condenación son las que a continuación transcribo en forma abreviada. Y en cada caso cito solo un Evangelio concreto, sin señalar los lugares paralelos que a veces se hallan en los otros Evangelios.
–Avisa Juan Bautista, «raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la cólera que os espera?». En la era hay trigo para el granero y paja para el fuego (Mt 3,7-12).
–Creer o no creer en Cristo trae salvación o condenación (Jn 3,18-19.36).
–«Cuantos hicieron el bien saldrán para la resurrección de la vida; los que hicieron el mal, para la resurrección de la condenación» (Jn 5,29).
–«No he venido a llamar a conversión a los justos, sino a los pecadores» (Lc 5,32).
–La sal buena y la sal mala, que se tira fuera. ¡Quien tenga oídos para oír, que oiga! (Lc 14,34-35).
–«Si vuestra justicia no fuera más que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos» (Mt 5,20).
–«Más te vale perder uno de tus miembros, antes que tu cuerpo entero sea arrojado al infierno» (Mt 5,29-30).
–Los que tengan fe como el centurión, se sentarán a la mesa con Abraham. «Mientras que los hijos del reino serán arrojados a las tinieblas exteriores, donde habrá llanto y crugir de dientes» (Mt 8,11-12).
–«¿Qué provecho saca uno con ganar el mundo entero si pierde su vida?» (Mc 8,35).
–Puerta angosta de salvación y ancha de perdición, por la que entran muchos (Mt 7,13-14).
–Árbol bueno que da frutos buenos, y árbol malo que da frutos malos, y que se echa al fuego (Mt 7,17.19).
–No basta decir «Señor, Señor», si no se hace la voluntad de Dios: «alejáos de mí los que hicisteis el mal» (Mt 7,21-23).
–Escuchando y cumpliendo la palabra de Cristo, se edifica sobre roca y se logra salvación; de otro modo, se construye sobre arena, y viene la ruina total (Mt 7,24-27).
–La ciudad que rechace a quienes Cristo envía como ovejas entre lobos será tratada aquel día con mayor rigor que Sodoma (Lc 10,3-12).
–«¡Ay de ti, Corazaín! ¡Ay de ti, Betsaida!… Y tú, Cafarnaúm ¿por ventura te levantarás hasta el cielo? Caerás hasta el infierno» (Lc 10,13-15).
–El final de aquel hombre, dominado por los demonios, resulta peor que el principio. «Así sucederá a esta generación perversa» (Mt 12,45).
–«Si alguno habla contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro» (Mt 12,32).
–«Por tus palabras te justificarás y por tus palabras te condenarás» (Mt 12,36-37).
–La reina del Sur y «los habitantes de Nínive se levantarán en el juicio contra esta generación y la condenarán» (Lc 11,31-32).
–Dos plantas mezcladas en un campo, trigo y cizaña. En la siega final, el trigo va al granero de Dios. Y «como se ata la cizaña y se arroja al fuego, así sucederá al fin del mundo» (Mt 13,30.39-40).
–«Mirad, pues, cómo oís, porque al que tiene, se le dará, y al que no tiene, se le quitará aun lo que cree tener» (Lc 8,18).
–Se pedirá cuenta a esta generación por los profetas asesinados. «¡Ay de vosotros, doctores de la ley, que os habéis apoderado de la llave de la ciencia, y no entráis vosotros ni dejáis entrar a los que lo intentan!» (Lc 11,50-52).
–«Temed a aquel que, después de matar, tiene poder para enviar al infierno» (Lc 12,5).
–Felices los siervos que al volver el señor los encuentra cumpliendo con su deber. Maldito el siervo que no cumple: «vendrá su amo en el día que no espera y en la hora que no conoce, lo castigará severamente y le dará la suerte de los infieles» (Lc 12,37-38.45-46).
–«Yo os lo aseguro: si vosotros no os arrepentís, todos moriréis igualmente» (Lc 13,3).
–El reino de los cielos es como red que pesca peces buenos y malos. Y así será «al fin del mundo: saldrán los ángeles y separarán a los malos de los justos, y los arrojarán en el horno de fuego: allí será el llanto y el rechinar de dientes» (Mt 13,47-50).
–«Uno le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: luchad para entrar por la puerta estrecha, porque yo os digo que muchos pretenderán entrar y no podrán». Algunos gritarán, «Señor, ábrenos»; pero Él les contestará: «alejáos de mí todos los obradores de la iniquidad. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros arrojados fuera. Vendrán del Oriente y del Occidente, del Norte y del Mediodía, y se sentarán a la mesa, en el reino de Dios» (Lc 13,23-29).
–Ninguno de los invitados a la boda descorteses gozará del banquete del Señor (Lc 14,24).
–Muere el pobre Lázaro y es acogido en el seno de Abraham. Muere el rico y va al infierno, donde, estando entre tormentos, pide inútilmente que avisen a sus hermanos para que eviten su pésima suerte (Lc 16,22-28).
–Cuando aparezca finalmente el Hijo del Hombre, «uno será tomado y el otro dejado» (Lc 17,30.34).
–«A todo el que me confesare delante de los hombres, yo lo confesaré delante de mi Padre celestial. A quien me negare delante de los hombres, yo lo negaré delante de mi Padre celestial» (Mt 10,32).
–El que come del pan celestial, que es Cristo, vivirá eternamente; el que no come su cuerpo ni bebe su sangre, no tendrá vida (Jn 6,51.53).
–Dice Jesús de los fariseos: «toda planta que no plantó mi Padre celestial será arrancada. Dejadles: son ciegos conductores de ciegos; y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en la fosa» (Mt 15,13).
–El que por amor a Cristo pierde su vida, la salva. El que trata de ganarla, avergonzándose de Él «ante esta generación adúltera y pecadora», la perderá para siempre (Mc 8,35-38).
–«Quien escandalizare a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valiera que le ataran al cuello una piedra de moler que mueven los asnos y lo arrojasen al profundo del mar… Es necesario que haya escándalos, pero ¡ay de aquel por quien viene el escándalo!» (Mt 18,3.67).
–«Si tu ojo te escandaliza, sácalo de ti: más te vale entrar en el reino de Dios con un solo ojo, que con dos ojos se arrojado al infierno, donde el gusano no muere, ni el fuego se apaga» (Mc 9,47-48).
–Jesús dice a los judíos que le rechazaban: «Si no creyéreis que yo soy, moriréis en vuestro pecado… El padre de quien vosotros procedéis es el diablo, y queréis hacer lo que quiere vuestro padre… el padre de la mentira. A mí, en cambio, porque digo la verdad, no me creéis. El que es de Dios oye las palabras de Dios; vosotros no las oís porque no sois de Dios» (Jn 8,21-24.44-47).
–Que los ricos entren en el reino de Dios es imposible para los hombres, pero posible para Dios (Mc 10,24.27).
–Hay que utilizar bien los talentos recibidos de Dios. «Y al siervo inútil arrojadlo a las tinieblas exteriores: allí será el llanto y el crujir de los dientes» (Mt 25,30).
–«Os digo que el reino de Dios se va a quitar a vosotros, para concederlo a un pueblo que dé sus frutos. Todo el que caiga sobre esta piedra se estrellará, y sobre quien ella caiga, lo aplastará» (Mt 21,43-44).
–Acerca del que entró en las bodas vestido indignamente, dijo el rey a los sirvientes: «atadlo de pies y manos, y arrojadlo a las tinieblas exteriores; allí será el llorar y el rechinar de dientes. Porque muchos son los llamados, y pocos los escogidos» (Mt 22,12-14).
–«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!… ¡Serpientes, raza de víboras! ¿cómo podréis escapar de la condenación del infierno?» (Mt 23,13.33).
–«Ay de vosotros, fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un discípulo y cuando llega a serlo, lo hacéis merecedor del fuego eterno, dos veces más que vosotros» (Mt 23,15).
–«El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo condene: la palabra que he hablado, ésa le condenará en el último día» (Jn 12,48).
–Cuidado con no cebarse con los bienes de este mundo, olvidando el Reino. «Velad y orad en todo tiempo, para que podáis escapar a todas estas cosas que han de venir, y comparecer seguros ante el Hijo del hombre» (Lc 21,34-36).
–Las vírgenes prudentes entran en las bodas del Esposo. Pero cuando las necias llaman: «Señor, Señor, ábrenos. Él les respondió: en verdad os digo que no os conozco. Vigilad, porque no sabéis el día ni la hora» (Mt 25,10-12).
–«Venid, benditos de mi Padre, entrad a poseer el reino que os está preparado desde el principio del mundo… Y dirá a los de su izquierda: apartáos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y para sus ángeles… E irán al suplicio eterno, y los justos, a la vida eterna» (Mt 25,34.41.46).
–«¡Ay de aquel hombre [Judas] por quien el Hijo del hombre es entregado! Más le valiera no haber nacido» (Mt 26,24).
–Los sarmientos que permanecen en la Vid dan fruto. Pero «si alguno no permanece en mí, será arrojado fuera, como el sarmiento, y se secará. Los recogerán, echarán al fuego y arderán» (Jn 15,5-6).
–«Id por todo el mundo, predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y se bautizare, se salvará; el que no creyere, se condenará» (Mc 16,15-16).
Son más de cincuenta textos explícitos, distintos, en los que Cristo anuncia salvación o condenación. Eso significa que nuestro Salvador predicaba siempre dando a su Evangelio un fondo soteriológico permanente. Y por cierto, hablaba el buen Jesús «un lenguaje evangélico» –ay, madre– acerca del cual convendrá que en su momento hagamos algunas consideraciones.
Los Apóstoles predican el mismo Evangelio de Cristo. Prolongan la misma predicación del Maestro, en fondo y forma, sin desfigurarla ni modificarla en nada. Ellos creen en el pecado original, y ven a la humanidad como un pueblo inmenso de pecadores, dignos de condenación eterna: «todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios» (Rm 3,23). Todos necesitan la salvación de Cristo, una salvación obtenida por gracia. Ninguno sin ésta es digno de salvación, es decir, ninguno puede salvarse a sí mismo.
«Todos admitimos que Dios condena con derecho a los que obran mal… Tú, con la dureza de tu corazón impenitente te estás almacenando castigos para el día del castigo, cuando se revelará el justo juicio de Dios pagando a cada uno según sus obras. A los que han perseverado en hacer el bien, porque buscaban contemplar su gloria y superar la muerte, les dará vida eterna; a los porfiados que se rebelan contra la verdad y se rinden a la injusticia, les dará un castigo implacable» (Rm 2,2.4-8).
Ésta es la predicación de la Iglesia en toda su historia, en sus Padres y Concilios, lo mismo que en sus santos: Crisóstomo, Agustín, Bernardo, Francisco, Ignacio, Javier, Montfort, Claret, Cura de Ars, Padre Pío. Es el Evangelio que, convirtiendo a los pecadores, forma un pueblo santo para el Señor.
Unas buenas preguntas finales. Pues bien, ¿creen ustedes que la Iglesia hoy consigue que los hombres se enteren de que en la vida presente se están jugando una vida eterna de felicidad o de condenación? ¿Estiman ustedes que puede omitirse sistemáticamente en la predicación, en la catequesis, en la teología, toda alusión a esa dimensión soteriológica sin falsificar profundamente el Evangelio y sin desvirtuarlo? ¿Piensan que esa omisión es hoy frecuente en no pocos ámbitos de la Iglesia? Y en caso afirmativo: ¿conocen ustedes quizá otras causas que expliquen más y mejor la falta de vocaciones, el absentismo masivo a la Misa dominical, la anticoncepción generalizada, la mundanización de los cristianos y su frecuente apostasía?
Seguiremos, Dios mediante, con el tema.
José María Iraburu, sacerdote
Índice de Reforma o apostasía
33 comentarios
Darle las gracias por su artículo.
Paso a responder sus preguntas finales :D
¿creen ustedes que la Iglesia hoy consigue que los hombres se enteren de que en la vida presente se están jugando una vida eterna de felicidad o de condenación?
No.
¿Estiman ustedes que puede omitirse sistemáticamente en la predicación, en la catequesis, en la teología, toda alusión a esa dimensión soteriológica sin falsificar profundamente el Evangelio y sin desvirtuarlo?
Tampoco.
¿Piensan que esa omisión es hoy frecuente en no pocos ámbitos de la Iglesia?
Frecuentísima.
¿conocen ustedes quizá otras causas que expliquen más y mejor la falta de vocaciones, el absentismo masivo a la Misa dominical, la anticoncepción generalizada, la mundanización de los cristianos y su frecuente apostasía?
Pues, según veo, hoy en día creo que es uno de los puntos centrales.
La falta de formación es, desgraciadamente, impresionante. Mas este punto en concreto creo que es uno de los que más se saltan a la torera tanto catequistas como sacerdotes.
Dejo la siguiente cita, tomada del libro Teología de la Salvación, Antonio Royo Marín, O.P. Editorial BAC, 1956 (En la TERCERA PARTE, CAPITULO IV, El infierno. p. 313)
"No hay, pues, tiempo que perder en contrarrestar con todas las fuerzas este resbalar de nuestras propias filas en la irreligiosidad y para despertar el espíritu de oración y de penitencia. La predicación de las primeras verdades de la fe y de los fines últimos no sólo no ha perdido su oportunidad en nuestros tiempos, sino que ha venido a ser más necesaria y urgente que nunca. Incluso la predicación sobre el infierno. Sin duda alguna hay que tratar ese asunto con dignidad y sabiduría. Pero, en cuanto a la substancia misma de esa verdad, la Iglesia tiene, ante Dios y ante los hombres, el sagrado deber de anunciarla, de enseñarla sin ninguna atenuación, como Cristo la ha revelado, y no existe ninguna condición de tiempos que pueda hacer disminuir el rigor de esta obligación. Esto obliga en conciencia a todo sacerdote, a quien, en el ministerio ordinario y extraordinario, se ha confiado el cuidado de amaestrar, avisar y guiar a los fieles. Es verdad que el deseo del cielo es un motivo en sí mismo más perfecto que el temor de la pena eterna; pero de esto no se sigue que sea también para todos los hombres el motivo más eficaz para tenerlos lejos del pecado y convertirlos a Dios.
* Acta Apostolicae Sedis, 41,5 (25 de abril de 1949), p. 185 "
Un abrazo en Cristo y María.
Y la ausencia de los cristianos ante la Eucaristía, es trágico porque el mismo Jesús nos exige como requisito de la vida que nos regala: "Si no coméis mi carne y bebéis mi sangre no tenéis vida en vosotros" y "aquel que me come vivirá por mí" (Jn. 6, 53-57). ¿Realmente somos conscientes los cristianos de la gravedad de esos avisos?
Últimamente he tenido alguna que otra conversación con jóvenes que pertenecen a grupos católicos.
Pues bien. Una de las cosas que me dicen cuando quiero hablarles sobre la Obediencia, sobre las Verdades de Fe, sobre el pecado mortal por no asistir a la Misa de Domingo, sobre los abusos litúrgicos, etc. es que Dios nos ha hecho libres...
Por mi parte les contesto que tienen razón. Dios nos ha hecho libres. Nos ha dado la libertad de salvarnos y de condenarnos.
Esto último por si puede servir de ayuda en alguna conversación.
Añadir que junto a no hablar del tema salvación/condenación, va unido el no hablar del demonio, más aún, del pecado.
Sobre el hecho del porqué SÍ hablar del demonio hay un tema con bastante información en el siguiente enlace, que espero pueda servir. (Bueno, pedirle permiso Padre para mostrar el enlace pues no sé si le importaría hablar en este post del demonio. Espero su respuesta)
Sobre el tema del hablar o no del infierno, hay un texto bastante bueno, titulado "El infierno existe y podríamos ir ahí", del Padre Marcel Nault.
http://www.reinadelcielo.org/estructura.asp?intSec=2&intId=105
Un abrazo en Cristo y María.
Si sólo se predicase a menudo, sin adornos ni endulzamieto ni adulteración ayudaría. La Palabra es viva y atraviesa por sí misma los corazones.
No se trata de meter miedo como muchos achacan, aunque si eso funciona... Sí padre , esa omisión es muy frecuente, es mi experiencia; y si un sacerdote denuncia públicamente al pecado por lo que es, y avisa de sus nefastas consecuencias, corre el riesgo que le llamen la atención sus superiores y los feligreses por enturbiar la “paz” y acomplejar a los más jóvenes metiéndoles en la cabeza teorías que puedan dañar la confianza y la auto estima, tarándolos de complejos de culpabilidad innecesarios.
Ya lo creo que pensar así es abono de apostasías padre. Además sirve para envalentonamiento de políticos mediocres y ruines que se pronuncian con la sandez a la que en España estamos acostumbrados.
La sola meditación de ellas podrían convertirnos. Pero de ellas se habla poco o nada en la predicación. Temas como la salvación-condenación, el infierno,el purgatorio, el pecado, la muerte, el cielo, la gracia etc.. han desaparecido prácticamente de la predicación en la Iglesia. Tb el escapulario, los primeros viernes(sin confesores en las iglesias de jesuitas), los primeros sábados (recomendados en Fátima), las tres avemarías, el rosario (casi nunca dirigido por sacerdotes). Tampoco los pastores hacen nada por remediar esto. Parece como si fuera algo ajeno a nuestra Religión. El Papa Juan Pablo II dejó que trascendiera en base a sus escritos y entrevistas, la idea de la salvación universal o la no existencia del infierno. De hecho he visto en muchos medios decir esto (televisiones etc..). Lo del infierno vacío del teólogo suizo, a quien se nombró cardenal,von Baltasar, llegó a hacerse popular.
Pues bien el temor servil puede ser algo que al principio ayuda muchísimo para la conversión. El temor filial nunca debe abandonarnos. San Ignacio lo dice bien claro. A Santa Teresa nunca le abandonó su visión del infierno.
Tampoco creo que se deban abandonar en la consideración las revelaciones particulares del infierno de algunos santos por ejemplo Sta Faustina, Sor Josefa Menéndez ("Un llamamiento al amor" con prefacio del Cardenal Pacelli, ahora por fin nuevamente editado venciendo resistencias de la Sociedad que antes lo divulgara, al parecer y según me han dicho). En nuestros días es famosa en el mundo la experiencia de Gloria Polo y lo que relata de sí mismo el P.Scheier (en castellano en EWTN)
A todas estas revelacionee aventaja la visión del infierno a los niños de Fátima y las palabras de NªSª: Muchas almas van al infierno porque no hay nadie que rece por ellas". La niña Beata Jacinta dijo estas palabras como quizás dichas a ella `por la Virgen " ¿ En qué piensas Jacinta? Pienso en la guerra que va a venir. Muchos van a morir en ella. Y casi todos irán al infierno". Esto concuerda con la predicación de muchos santos entre los cuales S.Juan Crisóstomo y San Leonardo Porto Mauricio. Es tremendo lo que se dijo en 1965 en una célebre aparición hoy casi desestimada "Cardenales, Obispos, y sacerdotes van camino de la perdición y llevan con ellos a muchas almas".
Pecado es cualquier acto no orientado a cumplir la voluntad de Dios. Su tipo dependerá de su materia. Mortal cuando sea grave, venial cuando sea leve.
Nadie puede dejar de tener orientados su voluntad, su memoria y su entendimiento, siempre, a todas horas, en todas las cosas y asuntos, hacia Dios.
Sobre el por qué y el cómo, Cristo y su Iglesia dan los detalles.
Todo lo demás, catequesis y pastoral, ha de estar orientado a dar a conocer esta verdad tan simple.
2)
Gracias por su catequesis, padre. Me da una gran paz de espíritu. Ahora sé que lo que tantas veces me han negado pero que nunca he podido dejar de creer, es cierto:
"la humanidad como un pueblo inmenso de pecadores, dignos de condenación eterna: «todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios» (Rm 3,23). Todos necesitan la salvación de Cristo, una salvación obtenida por gracia. Ninguno sin ésta es digno de salvación, es decir, ninguno puede salvarse a sí mismo"
Ésta es la perspectiva correcta, no el infierno vacío de von Balthasar. De ella se deriva, naturalmente, la necesidad de la predicación de la Buena Nueva que, entre los jóvenes, se podría caracterizar así:
- "Oye, tengo dos noticias para tí. La primera es que estás condenado a la perdición, que será efectiva en el momento de tu muerte, que no sabes cuándo va a producirse, y que ni tú ni nadie puede hacer nada para evitar. La segunda es que Dios sí puede hacer algo, y que, para hacerlo, ha enviado a su Unigénito, Jesucristo. Yo en tu lugar no retrasaría más el asunto. Cristo te está esperando en el Sagrario, te habla en el Evangelio, y de ha dejado la Iglesia para todo lo demás. ¿Vienes, o prefieres esperar a ver cuánto te queda de vida?."
Creo que esto lo entenderían todos. Desgraciadamente, no es éste el mensaje que se predica a los jóvenes.
ADVENIAT REGNVM TVVM.
http://www.reinadelcielo.org/estructura.asp?intSec=2&intId=107
Minireflexión: Creo que el miedo a hablar del infierno no es más que una muestra de como ha penetrado en ciertos sacerdotes el hedonismo de la sociedad actual, que reniega del dolor y del sufrimiento, y hablar del infierno es provocar un terremoto en el edifio de su cómoda y placentera existencia que no necesita ni esfuerzos ni sacrificios.
Por otra parte, me pregunto: ¿qué pasa con tantas personas, la gran mayoría, que están en pecado mortal? ¿Se van a condenar tantos y tantos hombres de moral laxa en estos tiempos de confusión? ¿No tandrá Dios algo previsto para rescatarlos antes del último momento?
La culpabilidad de un pecado lo determina la materia de dicho pecado, pero también la forma. Es decir, que se puede cometer un pecado mortal, pero no ser plenamente consciente o no hacerlo con pleno consentimiento, con lo que la culpa es menor. ¿No será esa la situación de la mayoría de la gente, que pecan gravemente sin ser muy conscientes de ello?
Lo pregunto porque me extrañaría que por la dejación de funciones de los que deberían predicar a toda la humanidad sobre el drama que está en juego, se perdieran tantas almas, cuando Dios desea nuestra salvación más que nosotros mismos. A veces pienso que más que los que pecan gravemente en este estado de confusión, los que más peligro corren de condenarse son quienes, teniendo el don de la fe, no les advierten de lo que nos jugamos en esta vida.
Recuerdo que hace ya muchos años, cuando una de mis hijas iba a un Jardín de Infantes católico, el sacerdote que lo regenteaba nos increpó a mi Sra. y a mí porque nuestra hija "había asustado a sus compañeritas hablándoles del infierno"...y ello le había valido a este cura un sofocón por causa de las quejas de las madres de tan asustadas niñas...
¿Por qué tanta resistencia a aceptar la realidad de los Novísimos (no de parte del cura, un "moderado" que luego me facilitó bibliografía sobre los Novísimos para que yo pudiera replicar los errores de una monja progre de mi pquia.), sino de tantos laicos?
Yo veo que está pasando esto que este gran escritor tan bien describía hace casi un siglo ha:
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“Pero lo que nos hace padecer el presente es la modestia mal ubicada. La modestia se ha mudado del órgano de la ambición. La modestia se ha instalado en el órgano de la convicción: a la cual nunca se la había destinado.
El hombre estaba destinado a dudar de sí; pero no de la verdad; ha sucedido precisamente lo contrario.” G. K. Chesterton ( Ortodoxia )
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El hombre ya no quiere dudar de sí. Prefiere un libro de autoayuda al Catecismo. Prefiere un sicólogo que lo justifique a un sacerdote que lo confiese.
Y si el hombre no duda de sí, no va a aceptar la realidad del infierno. Va a optar por dudar de la verdad.
Lo que dice PUNTO “Juan Pablo II dejó que transcendiera la idea de salvación universal o la no existencia del infierno” es inexacto, pues en varios discursos expuso la fe de la Iglesia en estas materias, y muy especialmente las dejó clarísimas en el Catecismo de la Iglesia Católica, enseñando la doctrina sobre cielo-purgatorio-infierno (1993, nn. 1020-1060). Hermosos los testimonios de Teresa, Ignacio, etc. Gracias.
MARY CRUZ, LUIS LOPEZ, SOLAMENTE JUAN, JMMCBXVI, RICARDO DE ARGENTINA de acuerdo en que estemos de acuerdo. Bendigamos al Señor.
MIGUEL SERRANO CABEZA, pues sí, yo creo que evangelizar a las personas ha de hacerse por derecho, un poco como lo describes: clarito, con afecto, y rogando a Dios para que puedan recibirlo.
XRISTOFOROS, la carta de una condenada… son testimonios que pueden ayudar o perjudicar, según personas. Mejor es fundarse en los testimonios ciertos de Escritura, Magisterio apostólico y Santos.
URDAX, peligro de perderse de aquellos que ignoran el camino de la salvación, y peligro de aquellos que, conociéndolo, no lo enseñan. No se atreven.
Aquí vamos conversando los temas de los post siempre a la luz de la fe católica, de la Revelación cristiana, que Ud. no tiene en cuenta para nada al hacer su comentario, y por el contrario rechaza. Alude en cambio Ud. al ejemplo de los hindúes, y a su consideración del pecado.
No, aquí eso no va.
Un saludo.
José María Iraburu
Tengo 42 años y desde hace 17 asisto siempre a Misa dominical y las veces que puedo intento acudir a diario. Pues bien, jamás, jamás, jamás, he escuchado predicar sobre el riesgo cierto de eterna condenación que pesa sobre el hombre. Luego uno lee los Evangelios y apercibe inmediatamente que ese riesgo es muy real y que el Señor no cesa de avisarnos. Esta falta de adecuación de la predicación al mensaje del Señor es, en mi opinión muy grave, pues estoy persuadido que la falta de dimensión soteriológica es una de las razones principales del declive de la Iglesia Católica en Occidente, al estar hurtándose al pueblo fiel nada menos que la verdad completa sobre lo que constituye la dimensión trascendente de su fe. Hoy los sacerdotes hablan como si sólo existiera Cielo, no hay más que oírlos en las misas de difuntos. Esto es una penosa falsificación de la verdad íntegra, luego no nos extrañemos que a la Iglesia no se la tome en serio. Hay que rezar mucho para que esto cambie.
Gracias,Ricardo, por tu magnífico post.
Creo que el Señor nos conoce bien y a fondo, eso debe alejar el temor. Sin olvidar que el Acusador es muy experto en hacernos creer que somos peores de lo que somos en realidad. Pero le agradezco muchísimo que nos recuerde estos temas, porque el infierno es una realidad de fe, y ahí está nuestra libertad de opción. Me impresiona lo que Dios respeta neustra libertad, no nos llevará al cielo " a la fuerza " si nos rebelamos con plena consciencia y no lo aceptamos.
Por eso, es tan diferente la visión de Dios sobre las cosas y personas, a la visión del mundo: Dios antepone la Salvación eterna y el comenzar a vivir la Vida Eterna a cualquier otro bien; y esto se lo brinda a todos, hasta que se termina su vida terrenal; sólo aquí se acaban las oportunidades para una persona ya que, la persona, por mucho mal que haya hecho, siempre conserva el potencial, hasta que se muere, para hacer mucho bien, para tener una vida santa. Además, Dios sabe que esta Vida Eterna además de granjear el poder continuarla en el Mundo Futuro, resuelve los más importantes problemas, temporales y materiales, de la humanidad.
No se predica la Vida del Mundo Futuro, pero tampoco se predica la Vida Eterna en la tierra, ambas en relación.
Urge vivir en la Verdad, urge tener fe en Jesús, vivirla y transmitirla; urge vivir la Vida Eterna, urge construir el Reino de Dios: seguro que así habría más vocaciones.
Y ya sabemos lo que tenemos que hacer: negarnos a nosotros mismos, a nuestros propios intereses y egoísmos, cargar con la cruz*, y seguir a Jesús en su obra de Testimonio de la Verdad, de Redención de la Humanidad.
*Sobre cargar con la cruz, me he encontrado este precioso texto: "No arrojar la toalla", de Eusebio Gómez Navarro OCD
En esta época de apoteosis del individualismo, al hombre contemporáneo no le gusta nada, mejor dicho, muestra una intolerancia absoluta a que su vida y los actos que realice en ella estén sujetos a una evaluación final, a un juicio, a un premio o a un castigo. Quién le va castigar a él, si ya se ha convertido en dios de sí mismo, de su propia existencia. Por desgracia, esta actitud es tan fuerte y generalizada que afecta a la acción pastoral en muchas ocasiones. Una pedagogía mal entendida piensa que si hablamos de la condenación o del infierno espantaríamos a mucha más gente de la que ya de hecho se ha alejado, cuando en realidad lo que más aleja son las medias verdades y las actitudes impostadas.
FLAVIA, totalmente de acuerdo. Estuvo buena el otro día su observación sobre algunos laicos/as “marisabidillos”, mangoneantes parroquiales que, etc. Y está re-bueno lo que dice ahora de la confesión semanal, como don grande que el Señor le ha concedido. Cualquier día de estos descubrimos el Mediterráneo… Ay, Señor.
ANA VÁZQUEZ, totalmente de acuerdo, vivir la Verdad, negarnos, tomar la cruz y seguir a Jesús, vivir vida presente siempre abierta a la Vida eterna, de la que se predica tan poco, como Ud. dice… Ay, Señor.
EDUARDO JARIOD, totalmente de acuerdo, si el hombre se hace dios a sí mismo, conocedor del bien y del mal, a ver que espacio queda para un Cristo glorioso, que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos… Hasta ahí podíamos llegar. Mejor no mencionar siquiera la posibilidad de ello… Ay, Señor.
Muchas gracias por sus artículos, que son muy claros y hacen mucho bien
-El libro de la Biblia es un libro vivo, en texto y contexto de palabra viva, que procediendo de un Dios vivo, en exhortación constante para la individualidad o la comunidad -de su Iglesia- está escrito para vivos. Y que en tanto y cuanto que la exhortación por Dios requerida es cumplida: El texto y contexto bíblico cambia.
A tenor de esta aplastante lógica: ¿Hay que leer para ver dónde aparece el milagro? O,..hay que tirar el libro a la papelera
No digamos nada si de lo que se trata es de que recuerde haber oído de algún sacerdote en el púlpito hablando de que es pecado moral el uso de preservativos, el no asistir a misa dominical u otra serie de pecados que la Iglesia considera como mortales. Ahí sí que no tengo duda alguna: JAMÁS he oído un sermón que trate directa o indirectamente esos asuntos.
Es más, lo que sí recuerdo es una catequesis de Juan Pablo II sobre el infierno que dio lugar a una polémica no pequeña porque decía que el mismo es más un estado que un lugar.
Ante lo cual, pregunto: ¿qué tipo de responsabilidad pueden tener los fieles a los que no se les predican estas verdades?
En esto, el Papa -tanto Benedicto XVI como Juan Pablo II- está bastante solo. Todo el mundo sabe que la Iglesia, por boca de su máximo representante, está en contra de las relaciones prematrimoniales, el uso de anticonceptivos, la comunión sin estado de gracia, los métodos artificiales de procreación, la experimentación con embriones, etc. Pero como pocos curas predican lo mismo, bastantes católicos acaban por pensar que éso son cosas de una especie de Iglesia oficial que no es la real, la cual sería la que viven ellos en sus parroquias con mensajes mucho más light.
En este sentido, la soledad del Papado es aterradora.
Luego de la influencia del Jansenismo, y después de Vaticano II, se hizo demasiado énfasis en la posibilidad de la salvación de los no-bautizados. Poco a poco se dejó de ver a la Iglesia como el medio que Dios en su divina providencia eligió para salvar a los hombres, y las teorías católicas que querían ampliar el campo de acción de la Iglesia hacia situaciones donde no había sacramentos lo que terminaron estableciendo fue un camino distinto, separado y al margen del eclesiál para la salvación.
Al decir: "Ellos [los apóstoles] creen en el pecado original, y ven a la humanidad como un pueblo inmenso de pecadores, dignos de condenación eterna: «todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios» (Rm 3,23). Todos necesitan la salvación de Cristo, una salvación obtenida por gracia. Ninguno sin ésta es digno de salvación, es decir, ninguno puede salvarse a sí mismo." eso no es algo que se acepte fácilmente. Lo fácil es que alguno le acuse de ser un seguidor de Jansenio al que así piensa. Esto que usted dice, Padre, sabe a la teoría Agustiniana de la massa damnata. Y muchos escritores católicos se han opuesto directamente a esta opinión. Hoy en día la opinión tradicional es que todos nacemos como chuecos, no como dignos de condenación. La gracia no es algo que Dios ofrece al hombre para que acepte a Jesús, se arrepienta y/o se bautice; no, la gracia se ha convertido en una mera excusa para decir que cualquier que se esfuerce por ser "bueno" terminará en la gloria.
Hace tiempo que aquí la gracia dejó de ser gracia cristiana, gracia que convierte, gracia que lleva a la Iglesia, gracia que produce seguimiento de Jesús, gracia que nos conforma y hace semejantes a Cristo. La gracia no es más que un "pero" para especificar, teológicamente, que sin ella no hay salvación. Pero esa gracia, ese "pero" es como algo en el aire que está para todo el mundo que se porta bien entonces se le pega y se salva. Eso es lo que se entiende como salvación por gracia.
Y claro, no es la Iglesia quien debe decidir lo que es "portarse bien", eso lo deciden los mismos que quieren salvar a todo el mundo que no es cristiano.
URDAX y LUIS FERNANDO. El tema de qué va a ser de quienes se pierden por no haber recibido luz sobre el camino verdadero de la salvación (bueno, y qué va a ser de aquellos que conociéndolo no lo predican, teniendo incluso mandato sacramental para hacerlo), viene a ser equivalente al “¿son muchos los que se salvan?”. La Iglesia no ha recibido revelación divina sobre ello, y por eso no ha dado doctrina al respecto. Yo no intentaré responder la pregunta porque lo que pudiera decir no valdría más que lo que vale mi pensamiento dejado a sí mismo: nada. Sí nos ha sido revelado a los cristianos que Dios es infinitamente misericordioso (y justo), que su voluntad salvífica es universal, que tiene mil medios secretos para llevar a los hombres más perdidos a la salvación. Pero lo que sí nos ha sido revelado también es que tenemos obligación de confesar a Cristo, su doctrina, sus caminos, también sus avisos salvación-condenación. También sabemos que el que quiere seguir agarrado al mal, odia la luz, y no quiere venir a ella, a la verdad, para que sus malas obras no se vean denunciadas. Mientras que el que obra el bien, mira qué cosa, viene a la luz. Merece la pena leer (de rodillas) atentamente Jn 3, 19-21.
JPM. Difundir por e-mail y otros medios a cuantos amigos y conocidos uno alcance las verdades de Cristo es obra muy santa y santificante. Sobre todo cuando se trata de difundir verdades que sistemáticamente están siendo silenciadas, cuando no negadas.
RASTRI. La Biblia hay que leerla a la luz de la enseñanza de la Tradición y del Magisterio, y en oración suplicante y meditativa. Y si se sigue en el marco de la Liturgia (lectura continua del Misal y de las Horas) tanto mejor.
URDAX. Soledad del Papa para enseñar ciertas verdades. Como dice, es aterradora. Si Dios quiere, al final de algunos post tocando temas concretos, haré uno sobre el silenciamiento de ciertas verdades, equivalente a su negación. Es uno de los temas de la Iglesia que hoy con más urgencia claman por una reforma. Hay que predicar el Evangelio entero. Es la única manera de predicarlo con verdad, con fuerza para suscitar fe y estimular conversiones.
Y si será por esto quizas: Cómo un día, tiempo ha y en su momento, pude comprobar que en un pasaje de este libro había una seria recomendación o exhortación al arrepentimiento y cambio de actitud vital para varios individuos en comunidad de iglesias -no sé si me captas- Por lo que, por la razón que fuere, seguí el curso de este asunto para ver si allí había arrepentimeinto y por lo tanto cambio de texto como digo. Y en efecto pude comprobar, no sin cierto verviosismo, que al cambio de actitud de algunos no de todos, el texto para estos cambió. Hoy día este asunto de mi faceta mística lo tengo solventado en causa y razón del mismo. Y ciertamente, creyendo en el poder de Dios y sus milagros: No tiro el libro de la Biblía a la papelera. Porque yo sé que este libro, que de Dios procede, estoy seguro que se acomoda en modo de tiempo y lugar a la circuntancia presente del que cree sin complejos. Ya ves, yo así lo creo, y de la mima menera que como no todos somos iguales: A si Dios no nos habla a todos de la misma manera.
Con esto no pretendo obligarte a entrar en estos mis asuntos personales de entre Dios y yo. Yo, que en mis rarezas místicas vivo más al día de después que al día de antes, sé que la respuesta no es fácil de responder. No obstante: que Dios te bendiga.
El mayor motivo de esperanza es que el propio Cristo en la Cruz pidió al Padre el perdón para los que lo crucificaban. Bien es cierto que especificó: "...porque no saben lo que hacen". La diferencia al final es tan sencilla como que, al contrario que en las leyes humanas, la ignorancia sí exime de la condena cuando se incumplen las leyes divinas. Y la no ignorancia, claro, no exime sino que agrava la culpabilidad.
Si algo enseña el Evangelio -como recuerda el Catecismo- es que la gravedad del pecado no depende sólo de la materia del mismo, sino del conocimiento y el grado consentimiento con el que se realizan. Nuestro Señor trata de manera muy diferente a los que pecan por soberbia y a los quen pecan por debilidad. De hecho, éstos últimos -a los que Jesús mima- siempre están más dispuestos al arrepentimiento y suplicar el perdón de Dios.
Sin embargo, también he leído que el arrepentimientoe s imposible tras que el alma abandone el cuerpo. A mi me parecía rara la idea de que al ya haber abandonado esta vida pudiera haber una última oportunidad, pero hace poco oí como alguien lo argumentaba recordando el momento en el que Cristo dice que los pecados contra el Espíritu Santo "no serán perdonados ni en este siglo ni el el siguiente". ¿Significa éso que tras el tiempo terreno se pueden aún perdonar los pecados? Yo no acabo de ver que tenga apoyo en la Revelación, pero esta cita me ha hecho dudar.
URDAX. Que Dios misericordioso “persigue” con su amor indecible al pecador hasta su último suspiro, eso lo podemos y lo debemos creer con certeza, y que Él se servirá de personas, medios o gracias internas secretas que no podemos nosotros conocer. Más que eso ya no sabemos. Es discurrir en el aire. Será piadosas consideraciones, más o menos probables.
Jesús porque nos AMA nos advierte que no podemos estar en su Reino de AMOR en actituc negativa, y el no condena se excluye quien no AMA.
En un comentario suyo a esta entrada, nos contó cuánto caso debemos hacer a locuciones, visiones, etc., según las enseñanzas de san Juan de la Cruz, y las de Rivera-Iraburu: "nada de nada de nada".
Padre, es que hace un tiempo vi el testimonio de Gloria Polo en Lima, que trata sobre su juicio particular ante el Señor y que está en Youtube. A mí me causó un grandísimo provecho espiritual. Gracias a él, logré comprender y vivir mucho mejor la doctrina católica.
Entre otros temas, en ese testimonio se habla sobre la fealdad del pecado y sus terribles consecuencias, la inefable belleza del alma en gracia y los efectos benéficos de ese estado, la
nefasta y astuta acción del demonio, la vileza de una vida espiritual tibia, la necesidad de llevar un estilo de vida sacramental y de ser gran devoto de nuestra Señora y de su Rosario... y tantas cosas más.
Hay dos que interesan especialmente a esta entrada: ¡trata sobre la urgencia de predicar sobre la posibilidad real de ser condenados al infierno y del daño tan grave que está causando la apostasía al interior de la Iglesia (alguna vez a Gloria le tocó un sacerdote apóstata)! Es una joya.
Padre, a mi el testimonio de Gloria me pareció conforme con la ortodoxia católica y, en lo personal, ocasión excepcional de santificación.
Un testimonio así, que, en definitiva, vigorizó tanto mi vida espiritual y me llevó a amar y fiarme mucho más de la Iglesia Católica (su magisterio, tradición, santos, etc.), ¿no lo podría eventualmente recomendar? ¿No existe algo así como un "discernimiento" de estos testimonios para saber si proceden del Espíritu?
Por favor no publique este comentario si su respuesta es negativa, para que ninguno vaya a sentir ganas de ver a Gloria y se respete la recomendación de Cruz-Rivera-Iraburu.
Y padre, estoy feliz con sus conferencias de "Dame de Beber". Ya voy en la oración de petición. Las voy oyendo a pedacitos, cada que encuentro algún espacio.
Gracias, gracias, gracias, mil gracias. Que la Virgencita se las alcance todas.
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JMI.-Gracias doy al Señor por lo que dice de "Dame de beber": es don Suyo.
Y gracias por su gratitud. Bendición +
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