“Ser una buena esposa cristiana casi me destruyó”
En este mismo espacio, y en diversas oportunidades, hemos conversado acerca de las acusaciones de machismo que se levantan contra de los evangelios y de la Iglesia. Por mí parte, he sostenido que tales cargos solo se entienden en el contexto de un feminismo radical que niega toda diferencia entre hombres y mujeres; y que, en cambio, ser hombre o mujer es parte fundamental de nuestra identidad, y ese es un aspecto que no crea uno mismo, sino que se descubre como un don de Dios.
Otras tantas veces, algunas hermanas en Cristo me han reprochado por traer a colación estas cuestiones, apuntando a una larga historia de opresión a las mujeres en la cultura y la Iglesia, y que desde ese punto de vista resulta contraproducente y dañino para la propagación del cristianismo insistir en ciertas doctrinas y pasajes de los evangelios, que son percibidos como profundamente machistas por la generalidad del público, y que probablemente hayan sido más influido por consideraciones sociales de la época, que por verdadera revelación divina.
Esta vez quiero dar un espacio a estas críticas, y tal vez intentar una respuesta, a través de la historia de Vyckie Garrison, madre de 7 niños, ex líder del movimiento Quiverfull, y que en el post How Playing Good Christian Wife Almost Killed Me, cuenta la historia de su alejamiento del cristianismo.