John C. Wright, escritor de ciencia ficción y fervoroso ateo (sus palabras), ha publicado en su blog algunas notas acerca de su conversión al cristianismo.
Su testimonio es muy hermoso y poderoso a la vez, les invito a leerlo completo. La traducción es mía, así que cualquier corrección es bien recibida.
A continuación, John C. Wrigth.
Me hicieron una buena pregunta:
“Supongo que aún no entiendo realmente por qué cambiaste de ser un fervoroso ateo a ser cristiano. No deísta, sino cristiano. Es decir, fuiste de no creer en Dios –y asumo en ninguna clase de elemento sobrenatural– a creer una muy específica historia acerca de Jesús”.
Bueno, no me gusta hablar acerca de esto, pero no sería honorable si eludiera responder. Soy cristiano porque tuve una experiencia religiosa con elementos específicamente cristianos en ella, aunque la unión mística de otras religiones no estuvo ausente. Lo que vi fue tan simple como el amor mismo, e igual de misterioso. No fue una vaga luz o sensación difusa la que encontré, sino personas con las que hablé, un espíritu, un apóstol, la Señora, el Paráclito, el Mesías, y el Padre. El Espíritu Santo entró en mi alma, le sentí hacerlo, y algo cambió dentro de mí: la gracia fue vertida en mí como en una pequeña copa, vino alquímico que convierte el latón en oro.
Debería decir “experiencias”, en plural. No una, sino seis, en un lapso de meses, y que continúan hasta hoy. He visto visiones y experimentado milagros, he visto oraciones respondidas y ocurrir cosas aún más extrañas. Un único evento sobrenatural sería suficiente para convencer a un ateo honesto acerca de la existencia de algo en el universo que no encajaría en el modelo materialista, científico. Yo he tenido media docena de tales experiencias, cada una diferente en naturaleza, duración y tipo respecta de las otras: una vergüenza de evidencia; abrumadora; definitiva.
Tal vez piensen que exagero o que estoy muy completamente fuera mis cabales: no les culpo.
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