Una interesante polémica se ha venido desarrollando en la blogósfera gringa esta última semana. Se inició con el grupo pro vida Live Action quien contrató a dos actores para que se presentaran ante una oficina de Planned Parenthood pretendiendo ser un proxeneta y una prostituta que consultaban acerca de los servicios de anticoncepción y aborto a los que podían tener acceso ¡para su negocio de tráfico con menores!
Live Action subió a youtube los videos producto de esta actividad, y en ellos se puede ver que la representante de la “clínica” les aconseja acerca de varias formas de encubrir una violación y tráfico de menores, por ejemplo, ordenando a las niñas que digan tener más de 14 años o que el embarazo fue producto de una relación consentida con otros menores de edad.
Naturalmente esto ha provocado la reacción de Planned Parenthood, que por un lado ha dicho que los videos fueron editados para dar una falsa impresión y que la funcionaria “le siguió la corriente” al supuesto proxeneta para obtener información y reportarlo luego a las autoridades, y por otro despidió a la funcionaria que se ve en el video, aduciendo que su conducta no es aceptable para ellos.
Pero además, se ha iniciado una controversia entre aquellos católicos que reprochan a Live Action el haber usado la mentira para obtener los videos, y los que justifican las acciones tomadas por esta organización, en vista del beneficio de exponer las horribles prácticas vinculadas a la industria del aborto.
La cuestión, entonces, es ¿Es moralmente aceptable para un cristiano mentir? ¿Qué ocurre con las situaciones en que se busca evitar un mal mayor?
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