Un hereje como Dios manda
Hace algún tiempo, advertíamos que la Iglesia es extremadamente cuidadosa cuando se trata de decir que alguien es un hereje, y que, según el Código de Derecho Canónico deben cumplirse estrictos requisitos:
- Negación pertinaz de una verdad: No sería hereje quien niega una verdad por ignorancia, por un momento de debilidad, por un condicionamiento cultural o por un ejercicio académico. Antes de acusar de hereje a una persona, debemos asegurarnos que conoce la gravedad de su acción.
- Después de recibido el bautismo: Lo que implica que sólo un católico podría ser hereje.
- Que ha de creerse con fe divina y católica: La herejía sólo se aplica a quien niega este particular grupo de verdades.
Sobre todo por la exigencia que impone este último punto, parecía que había que ser teólogo antes de ser hereje, y que no era fácil encontrar un espécimen de esos en el mundo de hoy.
¡Ah! pero no se desesperen, porque el P. Juan Masiá, viendo que los fieles podían perder de vista el concepto de herejía y el peligro que ella representa para la Iglesia, ha decidido ponerse a sí mismo como ejemplo, cumpliendo todos y cada uno de los requisitos que impone el artículo 751 del Código de Derecho Canónico, en su artículo No es lo mismo aborto que interrupción de la gestación.
¿Que no se puede creer tanta generosidad? Pues veamos.