Consideraciones sobre el problema sinóptico (3)
Esta serie de artículos trata sobre la “cuestión sinóptica” o “problema sinóptico”, es decir el problema planteado por las similitudes y diferencias entre los tres Evangelios sinópticos: los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. Estos tres Evangelios tienen grandes similitudes pero también muchas diferencias de detalle entre sí. Véanse aquí los artículos anteriores: (1) y (2).
La solución del problema sinóptico preferida hoy por la mayoría de los exégetas (incluso católicos) es la teoría o hipótesis “de las dos fuentes”. Esta teoría sostiene que los Evangelios de Mateo y Lucas fueron compuestos (cada uno de ellos) con base en dos documentos escritos anteriores: el Evangelio de Marcos y Q (inicial del término alemán Quelle, que significa “fuente”). La hipótesis de las dos fuentes depende de dos premisas básicas, ambas muy cuestionables: la prioridad de Marcos (sostenida hoy por la gran mayoría de los exégetas) y la independencia entre Mateo y Lucas.
La principal consecuencia de la teoría de las dos fuentes, si se la acepta, es el retraso de las fechas de composición de Mateo y Lucas. Ese retraso es consistente con la visión racionalista y el interés anti-apologético de los exégetas liberales que impulsaron las teorías de la prioridad de Marcos y de la fuente Q a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Las fechas de composición tardías tienden a contradecir la visión tradicional de los Evangelios como relatos históricamente fidedignos, basados en testimonios de testigos oculares y redactados por Apóstoles (Mateo y Juan) o colaboradores directos de Apóstoles (Marcos y Lucas). En cambio esas dataciones tardías tienden a favorecer la visión racionalista de quienes buscan “desmitologizar” los Evangelios, considerándolos más bien como productos de comunidades creativas, que, varias generaciones más tarde, habrían transformado por su cuenta al “Jesús histórico” en el “Cristo de la fe”.