Diez razones para cuestionar a Q (Mark Goodacre)
Éste es un resumen de los motivos para el escepticismo sobre Q (1). Se pretende que estos diez puntos funcionen, no como objeciones auto-contenidas y demoledoras, sino más bien, cuando se los considera juntos, para estimular algunos cuestionamientos críticos de la hipótesis Q.
1. Nadie ha visto jamás a Q
La literatura actual sobre Q abunda en ediciones de Q, investigaciones de sus estratos, estudios de las comunidades que estaban detrás de él y análisis de su teología. En tales circunstancias, vale la pena que nos permitamos el sobrio recuerdo de que no existe ningún manuscrito de Q. Nadie ha encontrado aún siquiera un fragmento de Q.
2. Nadie había oído jamás de Q
Ningún autor antiguo parece haber sido consciente de la existencia de Q. Uno buscará en vano una sola referencia a él en la literatura antigua. Durante un tiempo se pensó que ‘los logia’ a los que se refirió Papías podrían ser Q. En verdad, éste fue uno de los puntos de apoyo sobre los cuales descansó la hipótesis Q en el siglo XIX. Pero ningún académico prestigioso cree esto ahora (2).
3. Secuencia narrativa en Q
Aparentemente Q tiene una secuencia narrativa en la cual el progreso del ministerio de Jesús está trazado de modo cuidadoso. En esquema ésta es: la aparición de Juan el Bautista en el Jordán, su predicación, el bautismo de Jesús, las tentaciones en el desierto, Nazara, un gran sermón, Cafarnaúm –donde el hijo del centurión es curado–, mensajeros de Juan el Bautista. Esta narrativa es problemática para Q de dos maneras. Primero, contradice la afirmación de que Q es un “Evangelio de Dichos” paralelo a Tomás (3). Segundo, esta secuencia tiene sentido cuando uno nota que corresponde precisamente a los lugares en los cuales Mateo se separa del orden básico de Marcos (en Mateo 3-11) y donde Lucas, en paralelo, se aparta de ese orden. En otras palabras, tiene mucho sentido en la hipótesis de que Lucas está siguiendo a Mateo tanto como a Marcos.
4. La navaja de Occam
El filósofo medieval británico Occam sugirió un hermoso principio de trabajo: que los entes no deberían ser multiplicados más allá de lo necesario. Entonces, ¿cómo Q ha escapado a la navaja de Occam? La independencia de Lucas con respecto a Mateo, la tesis que Q necesita, se considera confirmada por la aparente ignorancia de Lucas sobre Mateo en los pasajes que ambos comparten con Marcos (pasajes de tradición triple). Pero la existencia de acuerdos entre Mateo y Lucas contra Marcos en esos mismos pasajes sugiere otra cosa.
5. Acuerdos mayores entre Mateo y Lucas contra Marcos
Un ejemplo claro y famoso de acuerdo mayor entre Mateo y Lucas contra Marcos es provisto por la parábola del grano de mostaza:
Mateo 13,31-32
También les propuso otra parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo.
En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas». |
Marcos 4,30-32 También decía: «¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra». |
Lucas 13,18-19 Jesús dijo entonces: «¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas».
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Las partes mostradas en negrita ilustran los acuerdos entre Mateo y Lucas contra Marcos. También la ubicación es importante: Mateo y Lucas, a diferencia de Marcos, emparejan esta parábola con la de la levadura (Mateo 13,33 // Lucas 13,20-21). Dado que la hipótesis Q está fundada en la independencia de Lucas con respecto a Mateo, un acuerdo como éste, un acuerdo contra Marcos tanto en la fraseología como en el orden, no debería estar presente. Pero la fuerza de tales acuerdos mayores tiende a no ser sentida debido a la apelación al fenómeno de la ‘superposición Marcos-Q’ (4), tanto aquí como en otros lugares (por ejemplo, la tentación, Juan el Bautista, Belcebú). ¿Entonces esto pone al escéptico sobre Q en una situación sin salida? No tanto. La hipótesis Q tiene un talón de Aquiles bien conocido, los acuerdos menores.
6. Acuerdos menores entre Mateo y Lucas contra Marcos
Hay alrededor de mil acuerdos menores entre Mateo y Lucas contra Marcos. Apenas hay una perícopa en la tradición triple (Mateo-Marcos-Lucas) que no contenga ninguno (5). Entre ellos hay algunos que son tan llamativos que Q comienza a parecer vulnerable. Por ejemplo:
Mateo 4,12-13
12. AkousaV de oti
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Marcos 1,14.21
14. Meta de to |
Lucas 4,14.16.31
14. Kai |
Para quienes no tienen conocimiento del griego, aquí hay dos puntos clave. Primero, Mateo y Lucas concuerdan contra Marcos en el orden del itinerario de Jesús. Jesús visita Nazara antes de ir a Cafarnaúm. Además, tanto Mateo como Lucas usan aquí un deletreo único –no Nazaret (Nazaret) ni Nazareq (Nazareth) sino Nazara (Nazara). Este acuerdo menor, tan difícil de explicar si Lucas es independiente de Mateo, sólo puede ser eliminado por la sugerencia de que Nazara podría haber aparecido en Q, una solución problemática que incrementa el número de elementos narrativos en Q (véase el punto 3 arriba) y hace que Q se parezca más a Mateo (véase el punto 4 arriba).
7. Acuerdos menores en la narración de la Pasión
Si uno llegara a encontrar un acuerdo menor entre Mateo y Lucas en la narración de la Pasión (Mateo 26-28 // Marcos 14-16 // Lucas 22-24), entonces esto sería una evidencia aún más fuerte contra la existencia de Q, porque nadie piensa que Q tiene una narración de la Pasión. La buena noticia es que hay varios acuerdos menores en este material, el más notable de los cuales es éste:
Mateo 26,67-68
Tote
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Marcos 14,65
kai hrxanto tineV |
Lucas 22,63-64
kai oi andreV oi |
O, para quienes prefieran ver esto en español:
Mateo 26,67-68 Luego lo escupieron en la cara y lo abofetearon. Otros lo golpeaban, diciéndole: «Tú, que eres el Mesías, profetiza, dinos quién te golpeó». |
Marcos 14,65 Después algunos comenzaron a escupirlo y, tapándole el rostro, lo golpeaban, mientras le decían: «¡Profetiza!». Y también los servidores le daban bofetadas. |
Lucas 22,63-64 Los hombres que custodiaban a Jesús lo ultrajaban y lo golpeaban; y tapándole el rostro, le decían: «Profetiza, ¿quién te golpeó?». |
Aquí, entonces, tenemos un acuerdo literal de cinco palabras entre Mateo y Lucas contra Marcos –tiV estin o paisaV se (tis estin ho paisas se)– un acuerdo que es tanto más notable por su uso del verbo paiw (paiõ, golpear), que ocurre sólo aquí en Mateo y sólo aquí en Lucas.
Michael Goulder (Luke, pp. 6-11) ha puesto algún énfasis en este acuerdo menor como uno clave en el caso contra Q, y con razón –la principal defensa de los teóricos de Q (Tuckett, Neirynck) propone que cada manuscrito individual de Mateo ha sido corrompido en este punto para incluir cinco palabras (tiV estin o paisaV se) que originalmente no estaban allí (para los detalles, véase mi Goulder and the Gospels, pp. 101-107; con una respuesta de Frans Neirynck, Goulder and the Minor Agreements, ETL 73 (1997), pp. 84-93 (91-92)). (6)
8. El fenómeno de la fatiga
Cuando un escritor está copiando el trabajo de otro, a veces se hacen cambios al principio de un reporte que luego no son sostenidos en todas partes –el escritor cae en la dócil reproducción de su fuente. Este fenómeno de ‘fatiga’ es un signo revelador de la dependencia de un escritor con respecto a una fuente. Mateo, por ejemplo, llama correctamente a Herodes tetraarceV (‘tetrarca’) en 14,1, sólo para caer en llamarlo con el menos correcto basileuV (‘rey’) en 14,9, aparentemente reproduciendo a Marcos (6,26), quien lo ha llamado basileuV (‘rey’) en todas partes. Similarmente, Lucas reubica la escena de la alimentación de los cinco mil en ‘una ciudad llamada Bethsaida’ (polin kaloumenhn Bhqsaida, Lucas 9,10) sólo para caer en la fraseología marcana más tarde, ‘Estamos aquí en un lugar desierto’ (wde en erhmw topw esmen, Lucas 9,12; cf. Marcos 6,35).
Es revelador que este fenómeno también ocurra en el material de tradición doble (Q), y siempre en la misma dirección, a favor del uso de Mateo por parte de Lucas. Tomemos la parábola de los talentos / minas (Mateo 25,14-30 // Lucas 19,11-27). Mateo tiene tres siervos todo el tiempo. Lucas, por otra parte, tiene diez. Pero a medida que la historia progresa, oímos acerca de ‘el primero’ (19,16), ‘el segundo’ (19,18) y asombrosamente ‘el otro’ (o eteroV, Lucas 19,20). Por inadvertencia, Lucas ha delatado su conocimiento de Mateo mediante la deriva hacia la línea narrativa de su fuente (véase además mi ‘Fatigue in the Synoptics’, NTS 44 (1998), pp. 45-58).
9. El legado del estudio académico de cortar-y-pegar
Q pertenece a otra era, una era en la cual los académicos resolvían cada problema postulando otra fuente escrita. Se consideraba a los evangelistas como hombres de ‘cortar-y-pegar’, compiladores y no compositores, que editaban juntos pedazos de varios documentos. Clásicamente, el libresco B. H. Streeter resolvió el problema sinóptico asignando una fuente escrita a cada tipo de material (7) –la tradición triple era de Marcos; la tradición doble (8) era de ‘Q’; lo especial de Mateo era de ‘M’ y lo especial de Lucas era de ‘L’. Desde entonces la mayoría de los estudiosos ha prescindido de las fuentes escritas ‘M’ y ‘L’. Ahora ha llegado el momento de ponerse al día y de prescindir también de Q.
10. Reconocimiento de la habilidad literaria de Lucas
La creencia en Q ha sido un impedimento para la debida apreciación de la habilidad literaria de Lucas, porque el orden de Lucas ha sido explicado tradicionalmente con base en la suposición de que él estaba siguiendo conservadoramente un texto de Q. Pero no es en absoluto inconcebible que Lucas haya reordenado material de Mateo de forma imaginativa y creativa. Tomemos, por ejemplo, la ubicación ideal de la Oración del Señor (Lucas 11,1-4; cf. Mateo 6,7-15), introduciendo una sección de enseñanzas de Jesús sobre la oración; o el pasaje ‘Mirad los lirios’ (Lucas 12,22-34; cf. Mateo 6,25-34), tan apropiadamente puesto como continuación del rico insensato lucano (Lucas 12,13-21). Lejos de ‘revolver el huevo con alevosía’ (R. H. Fuller) (9), la tesis del uso de Mateo por parte de Lucas nos ayuda a ver cómo Lucas evitó el enfoque más rígido y temático de su predecesor a fin de desarrollar una narración plausible y secuencial, precisamente como él nos dijo que haría (Lucas 1,3).
Fuente: http://www.markgoodacre.org/Q/ten.htm
(texto traducido del inglés por Daniel Iglesias Grèzes).
La página referida es un resumen del libro: Mark Goodacre, The Case Against Q, Trinity Press International, Harrisburg-Pennsylvania, 2001.
Notas del Bloguero:
1) Los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas son llamados “sinópticos” porque, al ser muy semejantes entre sí, pueden ser dispuestos en tres columnas paralelas a fin de obtener una “sinopsis” o visión conjunta de los tres. A pesar de sus grandes similitudes, los tres Evangelios sinópticos tienen también muchas diferencias de detalle entre sí. Se llama “cuestión sinóptica” o “problema sinóptico” al problema planteado por las similitudes y diferencias entre los tres Evangelios sinópticos. La solución de la cuestión sinóptica preferida hoy por la mayoría de los exégetas (incluso católicos) es la teoría o hipótesis “de las dos fuentes”. Esta teoría sostiene que los Evangelios de Mateo y Lucas fueron compuestos (cada uno de ellos de forma independiente) con base en dos documentos escritos anteriores: el Evangelio de Marcos y Q (inicial del término alemán Quelle, que significa “fuente”). Como subraya Goodacre, Q es un documento puramente hipotético. Inicialmente considerada como una mera colección de dichos de Jesús, hoy se piensa que la fuente Q contiene también algunos elementos narrativos. La hipótesis Q depende de dos premisas básicas: la prioridad de Marcos (sostenida hoy por casi todos los exégetas) y la independencia entre Mateo y Lucas. Esta segunda premisa parece mucho más débil que la primera. Goodacre critica la hipótesis Q atacando la supuesta independencia entre Mateo y Lucas.
La principal consecuencia de la hipótesis de las dos fuentes es el retraso de las fechas de composición de Mateo y Lucas, en la consideración de quienes defienden la hipótesis. Ese retraso es consistente con la visión racionalista y el interés anti-apologético de los exégetas protestantes liberales que impulsaron la hipótesis Q a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. La visión liberal de las fechas de composición de los Evangelios se refleja por ejemplo en esta página. Allí se proponen fechas demasiado tardías: Q (40-80), Marcos (65-80), Mateo (80-100), Lucas (80-130). Esa cronología es compatible con la teoría de las dos fuentes: Marcos y Q habrían sido compuestos antes del año 80; en cambio, Mateo y Lucas después del año 80.
Esas fechas de composición tan tardías tienden a contradecir la visión tradicional de los Evangelios como relatos históricamente fidedignos, basados en testimonios de testigos oculares y redactados por Apóstoles (Mateo y Juan) o colaboradores directos de Apóstoles (Marcos y Lucas). En cambio esas dataciones tardías tienden a favorecer la visión racionalista de quienes buscan “desmitologizar” los Evangelios, considerándolos más bien como productos de comunidades “creativas”, que habrían transformado por su cuenta el “Jesús histórico” en el “Cristo de la fe”.
2) Papías (siglo II) escribió que el Apóstol Mateo escribió en hebreo los logia (dichos) de Jesús. Si damos crédito a esta noticia y la combinamos con la hipótesis de que Mateo redactó dos versiones sucesivas de su Evangelio, identificando a la primera de ellas con Q, la teoría de las dos fuentes se transforma radicalmente, dando lugar a algo muy parecido a la hipótesis de Farrer, defendida por Goodacre. Farrer postuló la prioridad de Marcos y a Mateo como fuente de Lucas. Es decir que Mateo dependería de una sola fuente escrita (Marcos), mientras que Lucas dependería de dos fuentes (Marcos y Mateo).
3) El “Evangelio de Tomás” es una obra gnóstica del siglo II que reúne 114 dichos de Jesús. Es el más famoso de los Evangelios apócrifos.
4) En principio, la teoría de las dos fuentes atribuye a Marcos los pasajes de tradición triple (Mateo-Marcos-Lucas). Empero, para explicar los acuerdos mayores entre Mateo y Lucas contra Marcos, es necesario modificar parcialmente la teoría, atribuyendo los pasajes que contienen esos acuerdos a una “tradición cuádruple” Mateo-Marcos-Lucas-Q y suponiendo que en esos pasajes o acuerdos Mateo y Lucas siguen a Q, en lugar de a Marcos. Ésta sería la apelación a la “superposición Marcos-Q”.
5) Esto vuelve muy inverosímil la apelación a la “superposición Marcos-Q” para explicar los acuerdos menores entre Mateo y Lucas contra Marcos. Estadísticamente es muy improbable que existan muchos pasajes de tradición doble Mateo-Marcos, Marcos-Lucas o Mateo-Lucas (estos últimos serían en hipótesis Mateo-Lucas-Q), pero no exista ningún o casi ningún pasaje de tradición triple “pura” (Mateo-Marcos-Lucas sin Q), sino que todos o casi todos los pasajes de tradición triple sean en realidad Mateo-Marcos-Lucas-Q, y que además en ellos Mateo y Lucas sigan siempre a Q, no a Marcos, en unos mil acuerdos menores distribuidos por todas partes.
6) En este punto la teoría de las dos fuentes se vuelve tan enrevesada y artificiosa que parece mucho mejor simplemente descartarla.
7) B. H. Streeter propuso en 1924 la “hipótesis de las cuatro fuentes” (o cuatro documentos): Marcos, Q, M y L. Mateo dependería de tres fuentes escritas previas: Marcos, Q y M; mientras que Lucas dependería de otras tres: Marcos, Q y L. La navaja de Streeter no estaba tan afilada como la de Occam…
8) La expresión “tradición doble” se refiere aquí a los pasajes compartidos por Mateo y Lucas y faltantes en Marcos. Por supuesto, además de la tradición doble Mateo-Lucas, existen también las tradiciones dobles Mateo-Marcos y Marcos-Lucas; pero estas últimas dos tradiciones dobles se explican fácilmente por la prioridad de Marcos.
9) En general, los defensores de la teoría de las dos fuentes piensan que el contraste entre el magnífico orden del Evangelio de Mateo y el orden supuestamente inferior del Evangelio de Lucas es un signo de la independencia entre Mateo y Lucas; porque Lucas es un muy buen escritor, pero si hubiera conocido el Evangelio de Mateo, sería culpable de desordenar con torpeza el material de Mateo. De ahí la expresión de Fuller: “revolver el huevo con alevosía”. Goodacre opina que esa visión es incorrecta y que, aun negando la independencia entre Mateo y Lucas, se puede y se debe reconocer la calidad de la obra literaria de Lucas. Su opinión me parece acertada.
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4 comentarios
Cada uno de los Evangelistas, tiene para mi su "imán"... esa formalidad literaria que apasiona. Bonito leer y comparar todas estas disquisiciones... me fascinan! Claro que más que entenderlas, las oro... y las admiro con la sencillez de los pequeños, ¡ Gracias ! Bendigo a Dios por los que más saben! Y me gozo al pensar cuánto gozan los Santos en la Presencia de Dios! Bendito sea Dios!
Eso lo he visto en cuanto curso he tomado. No tenía idea que era una ocurrencia protestante liberal.
Nadie defiende, sacerdotes o laicos, la posibilidad de que los evangelios hayan sido derechamente escritos por los que "hemos visto y oído" lo que relatan.
Tooodo fue escrito por "comunidades", no sé qué obsesión tienen por "comunitalizarlo" todo.
Imagino que es una manera de expandir y alargar el horizontal de la cruz, para no sentirse tan solos, porque parecen haber perdido el vertical hace rato.
Y eso, es lo peor que puede pasarle a cualquiera.
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