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27.08.22

Consideraciones sobre el problema sinóptico (1)

El Papiro Magdalen

Los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas son tan similares entre sí que pueden ponerse fácilmente en tres columnas paralelas para obtener una sinopsis o visión de conjunto. De ahí que se les llame Evangelios sinópticos. El célebre “problema sinóptico” es el problema planteado por las semejanzas y diferencias entre los tres Evangelios sinópticos. Se puede dividir el problema sinóptico en dos cuestiones principales: la cuestión del orden de composición de los Evangelios sinópticos y la cuestión de la dependencia o independencia entre los Evangelios sinópticos.

Consideremos primero la cuestión del orden de composición. Si descartamos las posibles formas de simultaneidad, ya que ésta nunca podría ser absoluta o estricta, básicamente hay seis soluciones posibles a esta cuestión: Mateo-Marcos-Lucas, Mateo-Lucas-Marcos, Marcos-Mateo-Lucas, Marcos-Lucas-Mateo, Lucas-Mateo-Marcos y Lucas-Marcos-Mateo. Conviene dividir esta compleja cuestión en otras dos: ¿Cuál fue el primer Evangelio sinóptico en ser escrito? ¿Y cuál fue el segundo?

Consideremos ante todo la primera de esas dos cuestiones. Obviamente las soluciones posibles son tres: prioridad de Mateo, prioridad de Marcos y prioridad de Lucas. Las tres teorías han tenido defensores.

La teoría de la prioridad de Marcos, que se formó en el siglo XIX a partir del estudio histórico-crítico de los Evangelios, es sostenida hoy por la gran mayoría de los biblistas. Sin embargo, en mi humilde opinión, sus fundamentos son débiles, y se reducen principalmente a la suposición de que el Evangelio de Marcos ha de ser anterior a los otros Evangelios porque es el más breve y el menos elaborado, tanto desde el punto de vista literario como desde el punto de vista teológico. Dios mediante, analizaré la teoría de la prioridad de Marcos en un próximo artículo.

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5.07.22

Philip Trower, La Iglesia Católica y la Contra-fe -19

La Iglesia Católica y la Contra-fe: Un estudio de las raíces del secularismo moderno, el relativismo y la descristianización

Por Philip Trower

Contenidos

Parte 1. La civilización occidental en los siglos XX y XXI: creencias centrales

Capítulo 1. Por favor use la puerta principal

Capítulo 2. ¿Qué fue la Ilustración?

Capítulo 3. Las denominaciones

Capítulo 4. El progreso perpetuo

Capítulo 5. Los principios de 1789

Capítulo 6. La salvación por la política

Capítulo 7. Los derechos humanos y los males humanos

Parte 2. Influencias secundarias

Capítulo 8. El cambio al sujeto humano en filosofía

Capítulo 9. El existencialismo: Heidegger y Sartre

Capítulo 10. El personalismo: Buber, Marcel y Scheler

Capítulo 11. El personalismo: Maritain y Mounier

Capítulo 12. La idea evolutiva

Capítulo 13. El teilhardismo

Capítulo 14. Mayormente sobre Freud

Capítulo 15. Principalmente acerca de Jung

Capítulo 16. El hombre en plural

Capítulo 17. Las palabras y su significado

Capítulo 18. El encuentro con el protestantismo

CAPÍTULO 19. BARTH Y LA NEO-ORTODOXIA

Después de su ruptura con Bultmann, Brunner y Gogarten, Karl Barth (1886-1968) desarrolló una alternativa a la teología liberal a medio camino, o aparentemente a medio camino, entre el protestantismo histórico y el modernismo protestante.

[Su libro] La Epístola a los Romanos no sólo lo había hecho famoso. Lo transformó de un pastor en un profesor de teología, eventualmente de renombre mundial. Entre la aparición de la primera y la segunda ediciones de La Epístola, le ofrecieron una cátedra en Göttingen, y se mudó a Münster en 1925 y a Bonn en 1930. Con el ascenso de los nazis, se unió a la minoría opositora protestante alemana y tomó la iniciativa en la redacción de la Declaración de Barmen contra las pretensiones pseudorreligiosas de los nazis (1934). Cuando se vio obligado a abandonar Alemania al año siguiente, se le ofreció un puesto en la universidad de Basilea, y permaneció en Basilea durante el resto de su vida.

A lo largo de la Segunda Guerra Mundial utilizó su reputación para endurecer la resistencia suiza al régimen nazi, e incluso se unió al ejército suizo como un gesto de solidaridad con la oposición anti-nazi. Pero después, como Buber, sin excusar en ningún sentido los crímenes de guerra nazis, trabajó para reconciliar a Alemania y sus conquistadores. Durante la Guerra Fría, por otro lado, adoptó lo que entonces era la línea “políticamente correcta” para la mayor parte de la intelectualidad occidental. Hizo hincapié en desvincularse de las campañas anticomunistas177. En 1962 se retiró de la enseñanza, pero continuó escribiendo y, en general, siendo un oráculo sobre asuntos religiosos, políticos y sociales hasta su muerte seis años más tarde.

Mientras tanto, desde fines de la década de 1920, había estado trabajando en su formidable Dogmática Eclesial, un estudio y una reinterpretación de la mayor parte de la teología anterior a la Reforma y de la Reforma a la luz de sus nuevos principios y enfoques. Para el momento de su muerte era más larga que la Summa de Santo Tomás. Hay 13 volúmenes en 4 partes, dedicadas respectivamente a La Palabra de Dios, Dios, La Creación y La Reconciliación178. A medida que los volúmenes aparecieron uno a uno, su reputación se expandió hasta ser mayor que la de cualquier otro erudito protestante de la época. El primer volumen reescrito, publicado en 1932, marcó su ruptura definitiva con Bultmann. La quinta y última parte (sobre la Redención) quedó sin escribir.

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25.06.22

Una presentación general de mis libros

Mi vocación teológica siempre ha estado marcada por un interés primordial en lo que hoy generalmente se denomina “teología fundamental", pero muchos seguimos llamando por su antiguo nombre de “apologética". Por eso no es de extrañar que mi primer libro fuera una colección de escritos apologéticos:  Razones para nuestra esperanza: Escritos de apologética católica (disponible para descarga gratuita). Este libro tuvo tres ediciones en Amazon (dos en 2008 y una 2009), y fue publicado por Credo Ediciones en 2013. No recomiendo esta última edición, por su precio excesivo. Este primer libro está dividido en tres partes, dedicadas respectivamente a las razones para creer en Dios, en Cristo y en la Iglesia Católica. Estas tres partes de la apologética clásica pueden ser designadas respectivamente como apologética general, apologética cristiana y apologética católica.

Poco después de publicar mi primer libro me propuse escribir otros tres libros de apologética, de modo que cada uno fuera una ampliación de cada una de las tres partes de Razones para nuestra esperanza. Así surgió la “trilogía del Logos". Me llevó once años completarla.

En 2011 publiqué en Amazon y en la Editorial Vita Brevis (de España) el primer tomo de esa trilogía apologética: En el principio era el Logos: Apologética católica en diálogo con los no creyentes. Este libro es fundamentalmente una propuesta y una defensa racionales del monoteísmo cristiano. La primera parte del libro trata sobre Dios y la segunda sobre el hombre y la religión.

En 2017 publiqué en Amazon el segundo tomo de esa trilogía: Y el Logos se hizo carne: Apologética católica en diálogo con los no cristianos (disponible para descarga gratuita). Este libro tiene tres partes: la primera presenta algunas razones para creer en Cristo; la segunda refuta algunas objeciones contra el cristianismo; y la tercera presenta algunas críticas a religiones no cristianas.

En 2022 publiqué en Amazon el tercer tomo de esa trilogía: El Pueblo del Logos: Apologética católica en diálogo con los no católicos (disponible para descarga gratuita). Este libro tiene tres partes: la primera presenta algunas razones para ser católico; la segunda es una defensa del catolicismo; y la tercera presenta algunas críticas a doctrinas protestantes.

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22.06.22

Philip Trower, La Iglesia Católica y la Contra-fe -18

La Iglesia Católica y la Contra-fe: Un estudio de las raíces del secularismo moderno, el relativismo y la descristianización

Por Philip Trower

Contenidos

Parte 1. La civilización occidental en los siglos XX y XXI: creencias centrales

Capítulo 1. Por favor use la puerta principal

Capítulo 2. ¿Qué fue la Ilustración?

Capítulo 3. Las denominaciones

Capítulo 4. El progreso perpetuo

Capítulo 5. Los principios de 1789

Capítulo 6. La salvación por la política

Capítulo 7. Los derechos humanos y los males humanos

Parte 2. Influencias secundarias

Capítulo 8. El cambio al sujeto humano en filosofía

Capítulo 9. El existencialismo: Heidegger y Sartre

Capítulo 10. El personalismo: Buber, Marcel y Scheler

Capítulo 11. El personalismo: Maritain y Mounier

Capítulo 12. La idea evolutiva

Capítulo 13. El teilhardismo

Capítulo 14. Mayormente sobre Freud

Capítulo 15. Principalmente acerca de Jung

Capítulo 16. El hombre en plural

Capítulo 17. Las palabras y su significado

Capítulo 18. EL ENCUENTRO CON EL PROTESTANTISMO

A través de contactos hechos durante la Segunda Guerra Mundial, muchos católicos franceses y alemanes descubrieron por primera vez las virtudes y el amor de Cristo de sus hermanos protestantes y llegaron a apreciar mejor las creencias que tenían en común con ellos, lo que a su vez, cuando terminó la guerra, despertó el interés en el movimiento para la unidad de los cristianos.

Sin embargo, no pocos comenzaron, al parecer, a mirar con simpatía lo que, desde el punto de vista católico, son errores protestantes. Éstos eran de dos tipos, que reflejan la gran división dentro del protestantismo contemporáneo entre el protestantismo histórico y el protestantismo modernista.

El protestantismo histórico ofreció estas tentaciones perennes: ningún Papa y, por lo tanto, ningún árbitro final sobre lo que se debe creer; la Biblia interpretada en privado como la única fuente de la revelación; la supremacía e infalibilidad de la conciencia individual; y la Eucaristía como una simple comida conmemorativa. Para Lutero, el Evangelio había acabado con el sacerdocio, el sacrificio y el ritual. El profeta o maestro de la Palabra había reemplazado al sacerdote como líder de la comunidad. Entre el Evangelio y la ley (ley que significa para Lutero autoridad eclesiástica, instituciones y prácticas piadosas), había una oposición radical. La libertad cristiana significaba la liberación de esta “ley”170.

El modernismo protestante ofreció tentaciones de otro tipo. En Turmoil and Truth [El alboroto y la verdad] observamos el estado del modernismo protestante alrededor de 1900. Lo que los eruditos católicos encontraron ahora fueron los desarrollos elaborados durante las décadas de 1920 y 1930 en Alemania y Suiza por teólogos neo-protestantes como Barth, Brunner, Bultmann, Tillich y Gogarten.

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12.06.22

Philip Trower, La Iglesia Católica y la Contra-fe -17

La Iglesia Católica y la Contra-fe: Un estudio de las raíces del secularismo moderno, el relativismo y la descristianización

Por Philip Trower

Contenidos

Parte 1. La civilización occidental en los siglos XX y XXI: creencias centrales

Capítulo 1. Por favor use la puerta principal

Capítulo 2. ¿Qué fue la Ilustración?

Capítulo 3. Las denominaciones

Capítulo 4. El progreso perpetuo

Capítulo 5. Los principios de 1789

Capítulo 6. La salvación por la política

Capítulo 7. Los derechos humanos y los males humanos

Parte 2. Influencias secundarias

Capítulo 8. El cambio al sujeto humano en filosofía

Capítulo 9. El existencialismo: Heidegger y Sartre

Capítulo 10. El personalismo: Buber, Marcel y Scheler

Capítulo 11. El personalismo: Maritain y Mounier

Capítulo 12. La idea evolutiva

Capítulo 13. El teilhardismo

Capítulo 14. Mayormente sobre Freud

Capítulo 15. Principalmente acerca de Jung

Capítulo 16. El hombre en plural

Capítulo 17. LAS PALABRAS Y SU SIGNIFICADO

La lingüística, la semántica y las filosofías del lenguaje —el estudio de la forma en que usamos las palabras para comunicarnos entre nosotros— pueden parecer asuntos demasiado recónditos para tener mucha relevancia en el tema de este libro. Pero sólo tenemos que recordar que la revelación divina y la enseñanza de la Iglesia se transmiten a través de palabras para darnos cuenta de que las nuevas teorías sobre el significado de las palabras como signos o vehículos de significado bien podrían afectar la fe de los eruditos católicos, cuya ocupación es preocuparse por estas cuestiones.

Y de hecho, como espero mostrar en breve, eso es exactamente lo que ha sucedido. Siguiendo los pasos de algunos de los exponentes más destacados de esta rama de estudio, encontramos a ciertos teólogos católicos que llegan a la conclusión de que es imposible alcanzar la certeza sobre cualquier cosa excepto las proposiciones estrictamente científicas.

En la medida en que los temas antes mencionados nos han ayudado a ser más cuidadosos con la forma en que usamos las palabras o más sensibles a su significado, han hecho y sin duda continúan haciendo un gran servicio. Sin embargo, tomando el trabajo en su conjunto, muchas veces han terminado por hacer que la expresión de lo que queremos decir parezca más difícil en lugar de más fácil.

Comenzando con la lingüística, el estudio científico de la forma en que los idiomas se forman, se combinan, cambian y están relacionados, podríamos llamarla gramática y filología a la antigua con un nombre nuevo. Sin embargo, es una gramática y filología conducida con unas premisas bastante nuevas y con un territorio muy ampliado. Por un lado, ya no se asume que Dios dotó al hombre del habla desde el principio. El hombre empezó como un bruto y sus primeras palabras fueron gruñidos. Entonces, ¿cómo evolucionaron las palabras y cómo se entrelazaron gramaticalmente como habla? Y también, ¿cómo se relacionan con nuestros pensamientos?

Ciertas ideas principales se pueden encontrar desde los filósofos franceses Condorcet (1743-1794) y Maine de Biran (1766-1824), pero el lingüista suizo Ferdinand de Saussure (1857-1913) es generalmente considerado el padre de la lingüística moderna, en la que encontramos dos tendencias que no se excluyen mutuamente.

Una es ver el lenguaje como una especie de matemática con leyes y una vida propia que nos dicta nuestros pensamientos en lugar de ser el medio de su expresión. Sin palabras, según el argumento, es imposible formular nuestros pensamientos, y si no podemos formular nuestros pensamientos, no podemos saber lo que estamos pensando. Pero las palabras nos llegan del grupo lingüístico en el que nacemos. Por lo tanto, nuestros pensamientos siempre se expresan en una forma que no hemos creado nosotros mismos.

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