Ética evolucionista
Al conversar sobre Dios con los ateos, la ética es uno de los temas recurrentes. Los cristianos dicen con Dostoyevsky “si Dios no existe, todo está permitido” y los escépticos replican “¡¿Que?! ¿Me estás llamando inmoral? Claro, predican “amor amor” pero en cuanto se ven perdidos comienzan a insultar y a ponerse halos de superioridad ¡hipócritas!". En general, no es fácil debatir acerca del origen de la moral.
Nuestros sentimientos éticos también son un producto de la evolución natural, al igual que las adaptaciones físicas. Su existencia se explicaría por el hecho de que fueron esos sentimientos los que permitieron la cooperación entre individuos, aumentando la probabilidad de supervivencia de éstos. [fuente]
“¿Ven?” nos dicen “no tenemos necesidad de apelar a un Dios, nos basta con la evolución para ser bondadosos y altruistas, pues no sólo se aplica a la apariencia de diseño que presentan los seres vivos, sino también su comportamiento", y así aportan “experimentos” realizados con bebés de 5 y 8 meses, donde estos parecen favorecer las conductas pro sociales, por sobre las anti sociales, y ejemplos de colaboración en el mundo natural, como los monos que se sacan los piojos unos a otros y los lobos que cazan en manadas.
Este esfuerzo de vincular moral y supervivencia se remonta al mismísimo Charles Darwin, quien en su libro El Origen del Hombre, propone que la adopción de conductas que comúnmente consideramos como moralmente buenas, otorgaban una ventaja muy menor al individuo, pero serían de gran utilidad para la supervivencia de la especie, lo que explicaría, gracias al proceso evolutivo, que se hayan insertado fuertes sentimientos en tal sentido en nuestra psicología.
Hay varias formas de refutar la ética evolucionista.