La Iglesia no cambia
Con el sínodo ad portas, muchos esperan que la Iglesia cambie su doctrina. Llegan a decir que es inevitable. Otros se atreven a amenazar: si la Iglesia no cede a sus demandas, los laicos abandonarán a la jerarquía (Todavía no es claro si al retirarse irán gritando “¡Crucifíquenlo!” y “No tenemos otro rey que César")
Es cierto que en la Iglesia cambian muchas cosas. Cambian las personas, pues algunos se van y muchos llegan; cambian los edificios, la liturgia, incluso las traducciones de la Biblia. La Iglesia católica es una realidad enorme y viva, cuyos diversos aspectos se mueven y se adaptan a lo largo del tiempo y mucho.
Sin embargo, la Iglesia no cambia su doctrina. Al menos no lo hace en el sentido secular, como le gustaría a esos que esperan un cambio en el sínodo. En Estados Unidos, por ejemplo, existe la Mexico City Policy, que prohíbe a las ONG gringas promover y prestar servicios de aborto en el extranjero. Cuando hay un Presidente republicanos esa política se implementa, y cuando es demócrata se ignora. Así, la política estadounidense respecto al aborto va de un lado para otro, como un borracho. La política es así, pero la Iglesia no.
La Iglesia no cambia su doctrina católica. La desarrolla y la define. ¿Cuál es la diferencia?