Dios, el tiempo, y otras tonterías
A propósito de la entrada anterior, un visitante anónimo consulta:
Si Dios está fuera del tiempo y todo es un eterno presente para él:
¿Hay diferencia para él entre nuestro pasado, presente y futuro?
¿Hay todo una gama de pasados posibles que puedan ser cambiados por él (y consiguientemente hacer que lo que fue no fuera)?
Antes de contestar, debemos reiterar el punto central del que veníamos hablando: Dios es completamente trascendente y diferente a toda la creación. Es importante mantener esto en mente, porque a veces se nos acusa de desviar el foco de atención con maniobras retóricas e imágenes arbitrarias. A esto, los creyentes sólo podemos reconocer que nuestras ideas acerca de Dios son imperfectas y limitadas, precisamente por esa diferencia fundamental entre Él y nosotros, y por lo tanto también lo serán nuestra forma de expresarlas. De hecho, Santo Tomás de Aquino decía que sólo podemos decir realmente lo que Dios no es.
Ahora, para responder la primera pregunta, aclaremos qué queremos decir con “Dios está fuera del tiempo", usando un pequeño ejercicio mental.
Imaginemos una línea, que inicia en el punto A, y recorre una extensión determinada, hasta el punto ZZ. Luego, pongamos el big bang en el punto A; en el punto F, la aparición de los elementos químicos; en el Z, las primeras estrellas, en el AZ, los rudimentos de nuestro sistema solar; en el BL, el presente; y en el ZZ, el fin del universo. Según la analogía de Tolkien de la que veníamos hablando, hemos “creado” una línea de tiempo para un subuniverso, con inicio y fin, pero nosotros mismos, como sus creadores, no formamos parte de ese universo y su tiempo. Desde nuestra perspectiva, el “presente” (de nuestro subuniverso, se entiende) no está más cerca ni es más real que el Big Bang o el punto ZZ, porque nosotros mismos no formamos parte de ese universo, a pesar de haberlo creado. Estamos fuera de esa línea temporal.
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