¡Vaya el debate que se armó en la entrada anterior! Hay muchas cosas que me gustaría aclarar de lo que se dijo ahí, pero desde ya el número de comentarios me limita a hacer breves intervenciones.
Sí quiero contestar más detalladamente la intervención de Luis López, porque hizo algo que a mí me gusta mucho, y eso es preguntar:
Escribe Luis López:
Ahora bien, pregunto. ¿Por qué necesariamente para que la redención “real e histórica de Jesús” fuese verdaderamente operativa, el pecado original tuvo que tener una dimensión histórica, esto es, concentrada en una persona concreta -Adán- que la transmitió al resto de la humanidad?
Partamos con la vinculación que establece San Pablo entre los actos de NSJC y los de Adán, especialmente en la carta a los Romanos, capítulo 5 versículo 12 en adelante. Todo ese discurso se desarrolla en una comparación entre ambas figuras, y para comparar dos cosas, la lógica exige que se encuentren al menos en el mismo “plano de ser". Por eso puedes comparar una bicicleta con un niño (peso, color, forma, ubicación, etc.) pero no a El Quijote con una casa.
Aún así se podría hablar de comparar una figura mítica con una figura histórica, pero la sola relación falta-justicia sobre la cual discurre el autor nos debe llevar a concluir que ambos extremos de la comparación deben existir en la historia. Por ejemplo, si uno tiene una enfermedad infecciosa, lo lógico es tratarla con antibióticos, y no con un tratamiento psicológico. De igual modo, la justicia que se aplica mediante un acto en la historia, lógicamente se justifica por una falta cometida mediante un acto en esa misma historia. De otro modo, no habría vínculo entre el efecto y su causa.
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