2.06.25

Cuidar nuestros detalles con Jesús

Queridos lectores, entramos en el mes de junio, mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. Me parece muy buen momento, pues, para recordar un pasaje del Evangelio de San Lucas tan aleccionador como conmovedor, que a mí me resulta muy inspirador, en relación al tema que abordamos hoy.

Como recordarán, en cierta ocasión, Nuestro Señor Jesucristo fue invitado a comer en casa de un fariseo llamado Simón. Mientras comían, una mujer pecadora, que llevaba consigo un ungüento, entró donde estaban, se puso detrás de Jesús, “junto a sus pies, llorando y comenzó a bañar con lágrimas sus pies y los enjugaba con los cabellos de su cabeza y besaba sus pies y los ungía con el ungüento” (Lc 7, 38).

Viendo esta escena, el fariseo anfitrión pensó mal, tanto del Señor, como de la mujer: “Si éste fuera profeta, conocería quién y cuál es la mujer que le toca, porque es una pecadora” (Lc 7, 39). Jesús, conociendo sus pensamientos, explicó al fariseo, mediante una parábola, que a quien se le perdonan muchos pecados lo lógico es que ame más a Dios, en correspondencia y lo demuestre. Pero lo más interesante, a los efectos de nuestro tema de hoy, son las palabras que, seguidamente, el Señor dirigió al fariseo:

“¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies; mas ella ha regado mis pies con sus lágrimas y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste el ósculo; pero ella, desde que entré, no ha cesado de besarme los pies. No ungiste mi cabeza con óleo y ésta ha ungido mis pies con ungüento. Por lo cual te digo que le son perdonados sus muchos pecados, porque amó mucho. Pero a quien poco se le perdona, poco ama” (Lc 7, 44 - 47).

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17.05.25

León XIV: Alegría y esperanza

Queridos lectores, como todos ustedes ya saben, la semana pasada tuvo lugar la elección de nuestro nuevo Papa, León XIV. Ruego me disculpen por no haber escrito antes sobre este estupendo tema, pero circunstancias personales me lo han impedido. No obstante, el hecho de que hayan pasado unos días también me ha permitido pensar, contemplar, escuchar y leer cosas varias y muy interesantes sobre el nuevo Papa. Ahora deseo pronunciarme yo al respecto.

Lo primero que debo decir es que comparto, plenamente, la alegría y esperanza generadas, en muchos católicos, por la elección del papa León XIV y por sus primeros gestos y palabras. Resulta claro que la Iglesia necesita al Romano Pontífice, por lo que siempre es una gran alegría que la Sede de San Pedro deje de estar vacante y los católicos tengamos nuevo Papa. Asimismo, también a mí me agradó mucho ver al nuevo Papa aparecer en el balcón de San Pedro revestido con muceta y estola, así como saber que ha tomado la decisión de residir en el Palacio Apostólico. Decisiones y gestos, todos ellos, que, para mí, tienen importancia y que me han parecido muy inteligentes. No es falta de humildad, sino todo lo contrario, que un Papa se revista adecuadamente como Papa y resida donde era ya tradición que residieran los Papas. El cargo es que el que es y, en mi opinión, conlleva todo ello y lo merece.

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2.05.25

El secreto de la felicidad

Queridos lectores, como ustedes bien saben, el deseo de ser feliz es algo que se encuentra impreso en la naturaleza humana. No creo que exista un solo ser humano que, en el fondo de su corazón, no aspire a ser plenamente feliz. Y esto, con independencia de que la persona sea mejor o peor. Siendo, pues, esta nuestra naturaleza, la cuestión sobre cómo ser felices no es, para nada, baladí. ¿Cómo lograrlo, pues? Veámoslo.

Lo primero que se debe decir sobre esta cuestión es que la fuente de la felicidad humana es Dios en Sí mismo, así como, también, el inmenso amor que Dios nos tiene y el amor con que nosotros correspondamos al Señor. Si hay personas que no creen en Dios que están empezando a leer este artículo, tal vez se sientan decepcionadas por esta primera respuesta, ya que, en principio, Dios no cuenta para nada en sus vidas. Ruego, pues, a estas personas que tengan paciencia y sigan leyendo, ya que voy a procurar explicarlo y lo que aquí voy a escribir es así para todas las personas, sea cual sea su condición o circunstancias. No en vano, ya San Agustín, en una expresión suya muy conocida, puso de manifiesto lo siguiente: “Nos hiciste, Señor, para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”. Y el Santo se refería a todas las personas, no solo a los cristianos. La fuente de la felicidad humana es, por tanto, de orden espiritual, no material, pues Dios es Espíritu purísimo y el amor es una realidad espiritual. Las cosas materiales de este mundo no pueden llenar plenamente el corazón humano; y tampoco las personas, aunque tanto las personas que nos aman y que, a nuestra vez, amamos, como los bienes materiales puedan suponer para nosotros un nivel importante de gozo. Pero, lo que es felicidad plena y absoluta, solo Dios puede proporcionárnosla. Así, existen personas que habiéndose convertido al Catolicismo, han testimoniado que, antes de su conversión, teniendo, en principio, bienes de sobra para vivir estupendamente y ser felices, sin embargo, al mismo tiempo experimentaban un vacío espiritual muy grande; lo cual las llevó, en cierto momento, a dirigirse a Dios, pidiendo ayuda; respondiendo Dios a esas personas con infinita Misericordia, guiándolas hacia la conversión, esto es, hacia Sí.

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26.04.25

"Simón, hijo de Juan, ¿Me amas más que éstos?"

Queridos lectores, como todos ustedes ya saben, el papa Francisco ha muerto. Sobre su persona, solo diré que encomiendo a Dios su alma, rogando al Señor que lo acoja en las moradas eternas con infinita misericordia. Sobre su Pontificado, prefiero no hacer valoraciones aún, la verdad; no me siento inclinada a ello, pues no me ha entusiasmado, precisamente y prefiero dejarlo estar, de momento. En todo caso, haya sido como haya sido el Pontificado de Francisco, ahora que ha terminado, me uno de todo corazón a las oraciones de toda la Iglesia, para que Dios ilumine a los Cardenales y mueva sus corazones a escoger un buen Papa, que tanta falta hace; y ruego al Señor, desde ya mismo, por dicho nuevo Papa, sea quien sea.

Ahora bien, ¿Cómo debe ser un buen Papa? Ante esta pregunta, lo primero que deseo manifestar es que he procurado escribir este artículo con profunda humildad y desde el gran amor que profeso a la Santa Iglesia Católica. Ciertamente, yo no soy quién para dar lecciones a nadie sobre cómo debe ser un Papa y, por extensión, un Pastor de la Iglesia, ni lo pretendo. Sin embargo, es cierto también que esta cuestión es muy importante y yo deseo abordarla, por si pudiera ser de alguna utilidad para alguien; pues considero que el Nuevo Testamento nos da muchas indicaciones sobre la respuesta. Vamos a ello.

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17.04.25

"Más le valiera a ese hombre no haber nacido"

Queridos lectores, la primera vez que, hace muchos años, leí las palabras del Evangelio de San Mateo que encabezan este post, recuerdo que me causaron una impresión profundísima. No es para menos… Por lo que significan y por Quién las dijo. Reproduzcamos íntegro el versículo que las contiene:

“El Hijo del Hombre se va, como está escrito de Él; pero ¡Ay de aquél por quien el Hijo del Hombre será entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido” (Mt 26, 24)

Si no estoy equivocada, estas palabras de Nuestro Señor Jesucristo son las más duras por Él pronunciadas respecto a una persona concreta. Palabras que se leyeron en el Evangelio de la Misa de ayer, Miércoles Santo. El Señor se refería, ya lo saben ustedes, al Apóstol traidor, Judas Iscariote, que entregó a Cristo a sus enemigos a cambio de treinta monedas de plata. Asimismo, la Iglesia considera el Miércoles Santo como el día en que Judas Iscariote se presentó ante el Sanedrín judío para pactar dicha entrega, infame a más no poder. Así es que hoy voy a centrar mi atención en la figura de este hombre.

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