¿Ser católico es ser un "perdedor"?
Queridos lectores, en el pasado mes de mayo hubo dos noticias, casi simultáneas, que me llamaron, poderosamente, la atención. Una de ellas se refería a un farmacéutico alemán que, por razones de conciencia, ha perdido su licencia profesional de farmacéutico; lo cual me ha parecido durísimo y bastante heroico por parte de este hombre. La otra noticia era atinente a la denuncia del Gobierno de España contra el valiente obispo D. Juan Antonio Reig Pla, con motivo de unas palabras que Su Ilustrísima pronunció en una homilía y que no han gustado nada a nuestro anticristiano Gobierno. No es ésta la primera denuncia que ha recibido en su contra Mons. Reig Pla y, a Dios gracias, todas las interpuestas contra él han sido archivadas por los Tribunales.
Son dos ejemplos recientes de casos de persecución a católicos por sus creencias religiosas y morales, entre muchos otros, incluso más graves, que también están teniendo lugar en diferentes países. Naturalmente, la Historia de la Iglesia está llena de muchos más, son muchos los Santos que lo han perdido todo, hasta la vida (y, en no pocas ocasiones, padeciendo unas formas de muerte horrorosas) por amor a Jesucristo y en coherencia con su fe cristiana. Y, en otras ocasiones, no se pierde la vida, pero se pueden sufrir graves perjuicios en esta vida. Así pues, uno puede preguntarse: ¿Ha de ser esto siempre así? ¿Ser católico, a lo que parece, es llevar siempre las de perder?