Profundizando en la primera vía de Santo Tomás
Las famosas cinco vías de Santo Tomás para demostrar la existencia de Dios son habitualmente objeto de conversación en internet, pero rara vez son entendidas en su verdadero contexto y valor. En su libro de introducción a la obra de Santo Tomas, Aquinas (Beginner’s Guide), el conocido filósofo aristotélico tomista Edward Feser advierte:
La Suma, debe recordarse, pretendía ser un manual para principiantes en teología que ya eran creyentes cristianos, no un trabajo avanzado de apologética, destinado a convencer escépticos. Las mismas “Cinco Vías”, son apenas breves formulaciones de argumentos que ya eran serían bien conocidos por los lectores de la época de Santo Tomás, y presentados con mayor extensión y precisión en otros lugares.[…]
Arrancadas de su rico contexto, como frecuentemente las encontramos, no es de sorprender que las Cinco Vías hayan sido consideradas por algunos lectores como anticlimáticas o algo peor.
¡Cuanta razón tiene Edward Feser en lo mal entendidas que son las cinco vías de Santo Tomás! Abundan en internet los análisis superficiales, que las malentienden y naturalmente acaban por desecharlas. Yo mismo he cometido el error de intentar defenderlas sin comprenderlas realmente.
A medida que he ido leyendo más a Feser, me he convencido que cada una de las Cinco Vías requeriría al menos de un libro para exponerlas de una forma que les hiciera justicia, y a toda la tradición cultural y filosófica que conllevan. Desde luego, ese trabajo es más propio de un filósofo profesional que de un simple aficionado como yo, pero creo puedo arriesgarme con una entrada de blog dedicada exclusivamente a la primera vía, para intentar explicarla en mayor detalle.