¿Bisexual y católica? ¡Seguro!
Conversando acerca de las historias de conversión, un visitante destaca que la reciente conversa Leah Libresco todavía se declara bisexual, y nos aporta el correspondiente enlace, donde ella indica:
Mencionaste cierta inseguridad respecto a cómo la Iglesia trata la homosexualidad. ¿Qué harás si tus opiniones no coinciden con las de la Iglesia?
Soy bisexual. La experiencia de la orientación de otras personas queer es variable, pero, en lo que a mí respecta, soy bisexual porque siento que el género es tan importante para mí como el color del cabello cuando se trata de salir en una cita. Eso significa que ya estoy fuera de sintonía con la Iglesia Católica, antes incluso que lleguemos al matrimonio gay o a cualquier asunto como ese, porque la Iglesia piensa que el género es mucho más central a la identidad de una persona que lo que yo creo.
Imagino que tendré que leer mucho más y tendré muchos más conflictos en los próximos años. Estoy dispuesta a no tener citas con mujeres mientras tanto, pero no generalizaría necesariamente.
Sobre este párrafo tengo dos observaciones, una general y otra particular, y por supuesto corresponde empezar por la general.
Hay conversiones que milagrosas, donde la presencia de Dios y la verdad de la Iglesia Católica es tan abrumadora, que cualquier duda sale volando por la ventana en un instante y no queda más que admitir lo ocurrido. Los escépticos se preguntan por qué Dios no utiliza más este medio, pero al leer los relatos de estas experiencias, con toda su fuerza y maravilla, de todos modos queda la sensación que la capacidad del sujeto para responder activa y libremente se ha visto severamente mermada. Si se quiere una analogía, habría que pensar en qué libertad tiene el que está siendo torturado para negar la realidad del dolor. No es una excusa propia del debate, es lo que efectivamente transmiten estas historias de conversión.
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