Esas fascinantes historias de conversión
Decíamos antes que el grupo más interesante de conversiones era aquel en que no se detectaba un interés más allá de lo espiritual para cambiar su afiliación, y donde, por otro lado, tampoco había una intervención sobrenatural evidente, porque sólo en este caso nos encontramos con un razonamiento o experiencia reproducible, una explicación que nos permite considerar si nosotros, puestos en una situación parecida, podríamos llegar a hacer lo mismo.
En este contexto, las historias de conversión tienen el valor de la objetividad. Me refiero a que dentro de un debate entre posiciones diametralmente opuestas, ambas partes suelen descalificarse una a otra, imputándose motivos ocultos (machismo, afán de poder) para no aceptar la prístina claridad y evidente fuerza de los argumentos y pruebas, o simplemente atribuir el poco resultado de sus esfuerzos dialecticos a la estupidez del interlocutor.
Por ejemplo, cuando se dice “si el Papa fuera mujer, el aborto sería un sacramento", al mismo tiempo se acusa a los jerarcas de la Iglesia de ser una camarilla únicamente interesada en mantener sus poder sobre las mujeres, y a los laicos de haber sido engañados por los clérigos, a causa de su estupidez.
El converso rompe esa lógica de descalificaciones.
En primer lugar, porque él no pertenecía originalmente a su nuevo grupo, y por lo tanto tenía la posibilidad de verlo objetivamente, “desde afuera", y si a pesar de eso, decidió cambiar su afiliación, es porque encontró que los argumentos y pruebas de su nueva convicción, tenían razón. En segundo término, también aporta a desmentir la acusación de que los miembros del nuevo grupo son estúpidos o están emocionalmente impedidos de ver sus errores, nuevamente porque, no siendo uno de ellos, el converso fue capaz de dejar sus antiguas ideas, y asumir las de su nuevo grupo.
Contra “valor argumentativo” de las conversiones, surge una respuesta típica del grupo que ha sido abandonado: “En realidad, nunca fue uno de nosotros“.
Esta reacción puede ser válida en ciertos casos, particularmente cuando el compromiso original del converso no era alto, pero en general se usa muy a la ligera.
No debemos olvidar es que, más que un conjunto ordenado de argumentos, el cambiar de una religión a otra es un proceso tremendamente personal, donde participan no sólo aspectos filosóficos, sino también personales, de afectos y formas de ver el mundo. Quien comparte la historia de su conversión, normalmente está abriendo al escrutinio del lector, partes muy privadas de su vida, muchas veces episodios dolorosos o vergonzosos. Nunca debemos perder de vista que, antes que nada, estamos ante una persona que nos invita a conocer no sólo el living de su casa, sino también la pieza y el baño.
Por esto, ante una conversión que no nos conviene, es una profunda falta de respeto responder que “nunca fue uno de nosotros". Puede ser una válvula de escape para los más fanáticos, pero que a un observador imparcial resulta contraproducente, porque en el fondo implica que no se busca ni siquiera entrar en diálogo con al situación que nos plantea el converso.
Y este es el valor que tienen las conversiones. No sólo se rescata el valor edificante para los miembros del grupo al que llega un nuevo converso –para apreciar lo que se tiene y verlo desde una perspectiva–, también hay argumentos que interpelan a los miembros de su anterior afiliación.
Por ejemplo, si una persona abandona el catolicismo para hacerse ortodoxo, agotado de lo que percibe como constantes casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes, uno tiene que preguntarse ¿haría yo lo mismo? ¿Hay un número que estoy dispuesto a tolerar? ¿Y si hasta el Papa estuviera involucrado?
Lo mismo si un ateo se convierte en católico y cita como motivo la importancia que tienen para la vida los absolutos morales ¿Existen realmente esos absolutos? ¿Podemos vivir como si el bien y el mal dependieran del año y lugar en que nacimos?
Dicho de otro modo, más que un gran argumento en sí mismas, las historias de conversión son excelente material para reflexionar, cuestionar y profundizar nuestras convicciones, y por eso son fascinantes.
PD: Curiosamente, las primeras páginas la búsqueda “conversion story” en Google, están dominadas por católicos, ¿Habrá un argumento estadístico a ser descubierto aquí?
5 comentarios
El observador imparcial, seguramente agradecería el cambio de "nos nos conviene" por "no nos convence".
El "nunca fue uno de nosotros" según como se exprese, puede ser una respetuosa expresión de escepticismo.
Antes que nada digo que hay que respetar lo que alguien declara como sus creencias.
>El converso rompe esa lógica de descalificaciones.
Claro.
A mi me gustaría saber de que manera llega a romper esa lógica de descalificaciones.
Por supuesto que eso implicaría un diálogo con dicha persona y si es que dicha persona quiere tenerlo.
1) Puede ser que alguien tenga muy buenos argumentos para haber cambiado de opinión. Sería para mi la conversión más valiosa (independientemente si es entre religiones, religión a ateísmo o ateísmo )
2) Puede ser que la conversión sea más emocional-espiritual. Algo tipo revelación-
Eso es más válido argumentativamente para los creyentes y menos válido para un no creyente.
Ahi no se si hay ruptura de lógica de descalificaciones o simplemente un abandono de las descalificaciones.
3) Puede ser que las descalificaciones estaban mal basadas o fundamentadas. Alguien enojado con la Iglesia o que se volvió ateo porque sus amigos eran ateos pero nunca penso mucho en el tema.... podría llegar a ser considerado como que nunca fue ateo o creyente.
Digo vale lo mismo para un creyente. Si nunca fue a misa, no tiene idea de los dogmas, incluso piensa que los curtas están locos.... si el dia de mañana se declara ateo no es una real conversión. Es muy diferente a un creyente que durante años participó y conoce su religión.
>Contra “valor argumentativo” de las conversiones, surge una respuesta típica del grupo que ha >sido abandonado: “En realidad, nunca fue uno de nosotros“.
Solo en el último caso quizás corresponde esa calificación, pero habría que saber y conocer la situación de cada quien.
Yo conocí a alguien que me dijo que ahora era ateo porque una vez comulgó sin confesarse y como no le pasó nada (no se que esperaba) dejó de creer.
Bueno, esa persona el dia de mañana me imagino que ve una sombra o se enferma y se vuelve creyente (de la religión que quiera) o si un familiar muere se reafirma en su "ateismo".
A alguien asi no diria ni que es creyente ni no creyente, diria que no tiene muy claros sus pensamientos.
>Lo mismo si un ateo se convierte en católico y cita como motivo la importancia que tienen para >la vida los absolutos morales ¿Existen realmente esos absolutos? ¿Podemos vivir como si el bien >y el mal dependieran del año y lugar en que nacimos?
Tendria que hablar con Libresco.
Que ella sea teísta por los absolutos morales es una cosa que puedo aceptar.
Ahora bien, yo le preguntaría que opinaba cuando era atea de creencias complicadas como los milagros, la Transubstanciación, la Trinidad, la existencia del mal y como lo ve ahora.
Tiene argumentos del tipo 1-2 o 3?
Voy a ver si pulo mi ingles, le pregunto y luego le comento.
Vuelvo a repetir: considero válido que los católicos celebren que Libresco se declaró católica pues ella es adulta y lo declaró libremente.
Saludos
Kewois
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http://www.patheos.com/blogs/unequallyyoked/tag/sex-and-sexuality
You mentioned some uncertainty in terms of how the Church handles homosexuality. What will you do if your views don’t mesh with the church’s?
I’m bisexual. Other queer people’s experience of their orientation varies, but, as far as I’m concerned, I’m bisexual because gender feels about as salient to me as hair color when it comes to looking for dates. That means I’m already out of step with the Catholic Church before you even get up to gay marriage or any issue like that, because the Church thinks gender is much more central to someone’s identity than I do.
I imagine I’ll do a lot more reading and pick a lot more fights over the next few years. I’m willing to not date women in the meantime, but I wouldn’t necessarily universalize
http://www.patheos.com/blogs/unequallyyoked/2012/05/go-ahead-tell-me-whats-wrong-with-homosexuality.html
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Kewois
El segundo párrafo es muy clarificador de su postura, y creo que muestra buena voluntad.
El cambio de costumbres es muy duro. De hecho, una de las definiciones de hombre es: animal de costumbres.
Un saludo en la Fe
Pd: celebramos su conversión porque entendemos que esto puede salvar su alma, y arrastrar a otras a la salvación. El resto de motivos son irrelevantes.
Como ya dije en otro comentario hay que darle tiempo al tiempo.
Saludos
Kewois
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