¿Bisexual y católica? ¡Seguro!
Conversando acerca de las historias de conversión, un visitante destaca que la reciente conversa Leah Libresco todavía se declara bisexual, y nos aporta el correspondiente enlace, donde ella indica:
Mencionaste cierta inseguridad respecto a cómo la Iglesia trata la homosexualidad. ¿Qué harás si tus opiniones no coinciden con las de la Iglesia?
Soy bisexual. La experiencia de la orientación de otras personas queer es variable, pero, en lo que a mí respecta, soy bisexual porque siento que el género es tan importante para mí como el color del cabello cuando se trata de salir en una cita. Eso significa que ya estoy fuera de sintonía con la Iglesia Católica, antes incluso que lleguemos al matrimonio gay o a cualquier asunto como ese, porque la Iglesia piensa que el género es mucho más central a la identidad de una persona que lo que yo creo.
Imagino que tendré que leer mucho más y tendré muchos más conflictos en los próximos años. Estoy dispuesta a no tener citas con mujeres mientras tanto, pero no generalizaría necesariamente.
Sobre este párrafo tengo dos observaciones, una general y otra particular, y por supuesto corresponde empezar por la general.
Hay conversiones que milagrosas, donde la presencia de Dios y la verdad de la Iglesia Católica es tan abrumadora, que cualquier duda sale volando por la ventana en un instante y no queda más que admitir lo ocurrido. Los escépticos se preguntan por qué Dios no utiliza más este medio, pero al leer los relatos de estas experiencias, con toda su fuerza y maravilla, de todos modos queda la sensación que la capacidad del sujeto para responder activa y libremente se ha visto severamente mermada. Si se quiere una analogía, habría que pensar en qué libertad tiene el que está siendo torturado para negar la realidad del dolor. No es una excusa propia del debate, es lo que efectivamente transmiten estas historias de conversión.
John C. Wright, un ateo que se hizo en católico luego de una experiencia mística, lo expresaba mejor:
Tanta evidencia de la religión cristiana me fue entregada tan abundantemente que es vergonzoso para mí. Otros cristianos, los que tienen fe, no necesitan que los golpeen en la cabeza con la contundente arma de un obvio evento sobrenatural, uno tras otro tras otro. Fui visitado no por ser sabio o inteligente, sino por ser tonto y estúpido.
Tal vez te preguntes por qué, si Dios puede convencer ateos de adorarle simplemente dejándose caer de visita, no lo hace más a menudo. La razón es que no sirve de nada, absolutamente de nada, ni un poco. Cuando sufro dudas, cuando me fe se debilita, mi confianza en la memoria también se debilita.
Pero este no es el caso de la gran mayoría de los conversos. La mayor parte de las veces, Dios actúa por medios más sutiles, invitando, sugiriendo, y cuando ocurre así, necesariamente el proceso es lento, con muchas dudas y caídas. De hecho, el pasar de otras convicción religiosa al catolicismo se parece tanto a la vida diaria de los católicos, que la Iglesia tienen la necesidad de llamarnos constantemente a la conversión.
En la red hay muchas de esas historias de conversión “intelectuales”, algunas de las cuales son realmente famosas, como la de Scott Hahn, Jimmy Akin, Mark Shea y Marcus Grodi, y al leerlas uno se queda con la impresión de que la conversión es un evento singular, que inicia y termina en una fecha determinada, que tiene dificultades, pero una vez concluido, el sujeto pasa a ser un católico más, sin ningún problema. Sin embargo, además de esas historias, hay cientos de conversos comunes y corrientes, algunos de los cuales han abandonado a la Iglesia, y vuelto a su anterior afiliación, incluso luego de anunciar a los cuatro vientos su recién descubierto celo por la eucaristía y la tradición, escribiendo un blog y todo. Ahí tenemos los casos de Bill Cork y, mucho más conocido, el de Ann Rice, autora de novelas de vampiros, que precisamente abandonó la Iglesia por su opinión acerca del matrimonio gay.
Con esto quiero decir que la conversión siempre es un proceso, que no termina con declararse públicamente católico, o pedir que tu blog sea cambiado de categoría, porque luego viene la conversión de cada día, esa que nos exige ser coherentes con las enseñanzas de la fe, y confiar en que es el Espíritu Santo el que dirige a la Iglesia, incluso cuando ella no está de acuerdo conmigo. Para uno, que ha estado inmerso toda la vida en una cultura de “sé tu mismo, y todo lo demás vendrá por añadidura”, esta etapa pude ser mucho más difícil que recitar el credo o reconocer que NSJC vivió y resucitó hace 2000 años, porque es la Iglesia la que nos pide cambiar nuestro estilo de vida, en formas concretas, aquí y ahora.
Eso en cuanto a las conversiones en general.
Respecto a Leah Libresco en particular, supongo que ella tendrá que vivir un largo proceso de ajuste cultural, desde un ambiente donde la propia opinión tenía la palabra final en todos los temas, y la identidad individual era lo más importante, a uno en que hay que aprender a conectarse a este “disco duro externo” que es la Tradición y el Magisterio (así, con mayúsculas) y asumir que todas nuestras opiniones deben estar sometidas al juicio definitivo que haga la Iglesia, porque ella es Cristo hoy. Y esto lo supongo porque me pasó a mí, que no soy converso.
En el caso de una persona bisexual, tal vez habría sido más prudente contar con un tiempo de reflexión en silencio, sobre todo si se tiene un blog, que le permita ajustarse a todas esas diferencias culturales, que vienen asociadas a declararse como bisexual. Leah dice que está dispuesta a abandonar algunos aspectos de ese estilo de vida, lo que es muy positivo, porque normalmente es nuestra conducta la que determina nuestras convicciones y no viceversa. Por ejemplo, para los que provienen de un ambiente evangélico, es natural tener reservas respecto a las devociones marianas, pero ellas no se superan esperando en la orilla a que todo ajuste a nuestro gusto, sino sumergiéndonos en la vida de la Iglesia, para ver desde adentro cómo nos llevan a Dios.
También es muy probable que en le proceso Leah sufre recaídas, que, sobre todo por la naturaleza sexual del asunto, causarán escándalo entre sus nuevos hermanos y la harán dudar de su decisión. Esto también es perfectamente normal y no difiere fundamentalmente de la experiencia de vida de todos los cristianos. Preguntarse si se puede ser bisexual y católica, es como decir “¿se puede ser pecador y católico?”; y la respuesta es un optimista “¡Seguro!” porque, lo malo sería decir que es el pecado lo que nos define y olvidar que, según reza el antiguo adagio, lo importante no es cuántas veces caes, sino que estar decidido a levantarse una vez más.
18 comentarios
¿Que pasa cuando los católicos se convierten a otra religión? ¿Es prueba de la existencia de otros dioses y de su labor? ¿ O sólo las conversiones a catolicismo son convenientemente producto de un dios? Supongo que es parte de la portabilidad religiosa.
PD: Eso de cambiar "católica" por X, ¿a qué se debe?
Lo digo porque yo, en mi adolescencia salí con hombres y mujeres. Quizá me fijo más de lo normal en la fisonomía femenina, pero hace muchos años que no tengo ojos para nadie, sea hombre o mujer, que no sea mi marido. Eso para mi es lo importante.
Por el resto, totalmente de acuerdo, debemos alegrarnos por estas conversiones, pero poniéndolas siempre entre comillas (como la Fe de cualquiera de nosotros, por cierto, ¿¿recuerdo a algún obispo en la playa con su querida recientemente??) y no hacer ídolos de lo que sólo son personas, pecadoras e imperfectas, a veces tocados por la Gracia de Dios y aferrándonos a la Belleza lo mejor que sabemos...
"Estoy dispuesta a no tener citas con mujeres mientras tanto, pero no generalizaría necesariamente".
Y tampoco con hombres, estimada Leah, si las citas implican una relación sexual.
Es obvio que anda dando sus primeros pasos. Le conviene un buen director espiritual. Ojalá lo encuentre.
Parece increíble, pero todas las piezas te encajan. Y si no encajan te das cuenta que es porque tú no tienes suficiente habilidad y necesitas pedir tiempo muerto para digerir alguna pieza que te cae de través, o demasiadas piezas cayendo juntas, pero que con la práctica lograrás que te acaben encajando.
Y si no lo logras, no importa, sabes que otros más listos o mas santos han ido construyendo toda una arquitectura increíblemente bella y razonable, de la mano de Dios.
Así de sencilla y poderosa es la fe catòlica.
Lo importante es reconocernos pecadores, y pedir que Dios nos vaya limpiando en los tiempos y de la manera que su Sabiduría disponga.
Pero malo, muy malo será el día que nos miremos y digamos: "qué bien, ya no tengo pecados"
2Timoteo 4,7-8
De las lecturas de la misa de ayer, en la fiesta de San Pedro y San Pablo.
Mantener la fe, en el combate, en la carrera por ser buen cristiano.
Los santos, nos demuestran que es posible, e interceden por nosotros pecadores, camino a la eterna Jerusalén Celeste.
Como bien dice el artículo, la mayoría de las conversiones se dan paso a paso, por etapas, como me pasó a mí. Nunca fui atea, sólo pase de ser católica liberal a católica ortodoxa y si bien mi conversión "general" fue instantánea, al principio también tuve mucha dificultad en aceptar todas y cada una de las enseñanzas de la Iglesia. El adherirme plenamente al Magisterio fue un proceso que me llevó unos cuantos meses. Y que aún continúa.
¿Se puede ser homosexual y católico? Por supuesto,pero no podría tener relaciones sexuales con personas de su mismo sexo, o arrepentirse e intentar no tener más esas relaciones.
En el caso que nos ocupa, la señora Libresco no solo ha tenido relaciones sexuales con personas de su sexo y del contrario sin estar casada, sino que mantiene opiniones públicas en contra del Magisterio de la Iglesia. Sobre todo cuando se refiere a asuntos como el matrimonio homosexual.
En ese caso, no. No se puede ser bisexual y católico. Al menos desde una posición coherente y ortodoxa, que muchos católicos a la carta existen hoy en día. Aunque como Kewois y otros recuerdan, puede que con el tiempo Leah acabe abrazando todas las enseñanzas de la Iglesia. Es cuestión de ir viendo como se desarrollan los acontecimientos.
Por tanto, como tantas y tantas cosas, la respuesta a "¿Se puede ser bisexual y católico?" es más bien "Depende". Ahora mismo Leah Libresco no es católica en un sentido coherente y ortodoxo. ¿Mañana?. Ya veremos.
@ Luis Fernando: Lamento reportar que las otras intervenciones de Leah en su blog y entrevistas, no son muy auspiciosas en estos aspectos. Ojalá que permita a Dios seguir trabajando con ella.
@ Simpson: ¡Excelente imagen la del juego de Tetris! Efectivamente, cuando nos vamos adentrando en la doctrina católica, a veces parece que te falta esa pieza esencial para completar el puzzle y que todo terminará por perderse, pero justo en ese momento aparace la explicación que necesitas para dar sentido a todo.
Al igual que en el Tetris, la clave es darle tiempo a la Iglesia de entregarnos todas las piezas.
@ José Ángel Antonio: Sólo agregar, para los interesados en obtener más información, que la esposa de Roy Campbell se llamaba Mary Margaret Garman.
@ Victoria: Precisamente destacas un aspecto que me gustaría haber dejado más claro. La conversión es un proceso que puede durar mucho tiempo después de ser bautizado ¡y Leah ni siquiera ha dado ese paso!
@ Roi: Entiendo lo que pones, y me parece que ya escribes como católico. Precisando tus puntos, y para no personalizar en el caso de Leah que sólo conocemos superficialmente, diría que se puede ser bisexual y católico, lo que no se puede es disentir públicamente de la Iglesia en puntos esenciales.
Se puede disentir y seguir siendo católico, mientras ese disenso no sea público, y siempre que esté la voluntad de obedecer con nuestros actos. Se puede disentir y seguir siendo católico si el punto no es esencial, y alguien podría decir que si bien el concepto de matrimonio es definitivo, la regulación que haga el Estado del mismo puede no serlo.
Yo no estoy de acuerdo, porque, en ese mismo sentido de la enseñanza sinfónica de la Iglesia, también existe una doctrina acerca del rol del Estado hacia las conductas inmorales. Pero alguien podría sostenerlo.
Eso no me lo dice usted en la calle,jaja.
Ya más en serio,yo también entiendo lo que dice,y son precisiones interesantes. Pero mi empatía hacia la religión no afecta en nada mis convicciones.Mi visión del catolicismo ha cambiado desde que escribo y leo este blog,pero aunque nunca puedes decir de este agua no beberé, no creo que sea religioso nunca.
Tengo una amiga que es catolica y a pesar que tenemos desde siempre 'pacto' de respeto absoluto por las sensibilidades, ni con ella habia logrado esta vision mas detallada de la religion.
Respecto del tema, precisamente es una de las cosas donde todavia el paisaje no es del todo diafano. Se supone que solo se admite un tipo de relacion, encaminada a un mandato biblico. Pero la opinion parece dividida, si es que el tema es opinable.
Por otra parte hay relaciones y relaciones. Antes hablaba de mi amiga, con ella nos queremos tanto, que en el colegio habia pensado mas de una vez si tenia algun punto bi, porque no podia estar sin ella. Otra cosa es la promiscuidad o irse a la cama. Hay veces que sientes un amor tan especial e intenso que parece querer abarcarlo todo.
Love! ;-)
Por lo tanto, lo que usted dice de: Preguntarse si se puede ser bisexual y católica, es como decir “¿se puede ser pecador y católico?”
Es como si dijera que ser bisexual es pecado y no lo es, insisto.
Llevo 10 años con mi marido, viviendo en la Iglesia, compartiendo nuestra fe, abiertos a la vida y mi fidelidad a él ha sido mayor que la suya (heterosexual). Por lo tanto no creo que el pecado esté asociado para nada a la bisexualidad, la pureza es una virtud que pueden tener en igual o mayor medida un homosexual, un bisexual o un heterosexual.
El Amor (con mayúsculas) es capaz de transformar el corazón humano, débil como es, hasta para hacerle no pecar. Por supuesto, es imposible no pecar nunca, pero quién sabe, quizá el mayor pecado de un homosexual que vive en perfecta castidad sin excesivos problemas, pueda se la gula y el mayor pecado de un heterosexual soltero y vividor, pueda ser la sexualidad desordenada...
Me alegro de que mi ejemplo pueda servir de algo, si pienso en las veces que he pecado, al menos reconozco que Dios hace nuevas todas las cosas y ha transformado mi pecado en gracia y sensibilidad hacia los pecadores, para comprenderles, acogerles y mostrarles que la vida en Cristo es la única que nos hace plenos y felices hasta el extremo.
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