La naturaleza del pecado y el lobby gay
Durante su campaña presidencial Sebastián Piñera pidió el apoyo del lobby gay a su candidatura y como buen político, fue totalmente ambiguo en cuanto a qué les ofrecía a cambio. Dos años después, durante la Cuenta Pública a la Nación del pasado 21 de mayo, el Presidente no dijo nada respecto a una regulación de las parejas homosexuales, y su silencio ha gatillado el debate nacional acerca del tema: por un lado al gobierno, con la excusa de regular situaciones de concubinato, propone establecer un Acuerdo de Vida en Común aplicable a parejas hetero y homosexuales que no puedan casarse; y por su parte la izquierda exige que se legalice matrimonio homosexual.
Ya habíamos visto por qué ninguna de las dos opciones beneficia a la sociedad, pero no deja de llamarme la atención que sea el silencio del Presidente lo que dé lugar a la discusión. Hace unos días, Juanjo Romero nos contaba que el porcentaje de homosexuales en la población general se eleva apenas sobre el 1%, según muestran una y otra vez los estudios estadísticos, particularmente el último de ellos efectuado por The Williams Institute de la UCLA en California, fija esa cifra en un 1,7%. Entonces me pregunto: si los homosexuales son una minoría ¿Por qué el lobby gay tiene tanto poder? ¿Qué explica que toda nuestra cultura tenga que ajustar su forma de pensar y actuar, sus instituciones y manifestaciones artísticas para acomodar a esa minoría en particular?
Cuando las naciones eran gobernadas por pequeñas oligarquías, era esperable que, si el rey se hacía cristiano, sus súbditos también se convirtieran, o al menos mostraran sus respetos a la nueva religión, como una expresión de lealtad al gobernante y la patria. Pero se supone que hoy en día vivimos en una democracia, y que los intereses de la mayoría deberían primar a la hora de discutir a los temas.
Recordemos el mito de la democracia, la idea de que el pueblo elige a ciertos ciudadanos para que gobiernen en su nombre y que las mayorías tienen la última palabra en los asuntos importantes… pues parece que realmente no funciona así. Más bien parece que la vieja aristocracia sigue gobernando, pero ha aprendido el truco de hacer ceremonias periódicas para que decidamos a qué lado de la mesa queremos que se sienten, y luego seguir tomando las decisiones según su personal y elitista interés.
Pero aún en nuestras élites, el porcentaje de personas que practica la homosexualidad como estilo de vida, no debe ir más allá del doble que de dicha cifra en la población general (estimamos un 3,2%, entonces) ¿Cómo explicar, entonces, el peso que tienen al momento de tomar una decisión respecto de algo tan fundamental como el matrimonio?
Tal vez la respuesta se encuentre en que el lobby gay sólo ha sabido beneficiarse de la naturaleza del pecado.
Se ha dicho que el pecado, cuando se asienta en el alma, la parte en dos y, como Gollum, tira de ella en sentidos opuestos: por un lado buscamos ocultarlo y negarlo, a decir que no ocurrió y que se justificaba; y por otro sentimos la necesidad de confesarlo y exponerlo a la vista de todos, para que la “compasión” de los demás nos libre de la culpa.
Hay dos pecados que están firmemente arraigados en nuestra cultura, pero especialmente en las élites, y que permiten al lobby gay manipular el proceso político en beneficio de sus intereses: la pornografía y el divorcio.
La pornografía altera nuestra visión del mundo y de la sexualidad, implanta imágenes irreales acerca de las mujeres, denigra al ser humano que participa en ella y al que la observa, pisotea la dignidad de las mujeres y las reduce a meros objetos, las somete a expectativas de comportamiento vejatorio… y sin embargo es la cúspide y parangón la Cultura Occidental, pues se ha identificado con la base de nuestro sistema política, la libertad de expresión.
El divorcio, por su parte, ha pasado a formar parte de nuestros derechos inalienables, ha destruido la idea misma de matrimonio, al punto de convertir cada boda en una excusa para celebrar este fin de semana, y la separación al siguiente. Tal vez exagero, pero lo cierto es que nada hay en nuestras leyes que impidan a un hombre destruir la vida y sustento de su mujer y sus hijos, por la libertad de seguir su más reciente impulso sexual.
Por el efecto que el pecado tiene el alma, quienes han asumido estas conductas como parte de su estilo de vida, sienten la necesidad de que otros las validen y les digan “en realidad, no hay nada malo en lo que haces".
Y esta es la debilidad de la que el lobby gay se ha servido para avanzar su agenda: quien vive bajo la adicción a la pornografía no puede alzarse contra ciertas prácticas sexuales por ser inmorales, no sea que ese mismo dedo acusador se vuelva contra él y le recuerde su pecado; quien ha abandonado a la mujer a quien juró amor eterno, no puede admitir que el matrimonio sea más que el mero deseo del momento, porque se estaría denunciando a sí mismo.
El ser humano, a pesar de su naturaleza caída, todavía tiene en alta estima la coherencia lógica, y de eso se ha servido el lobby gay para decir “Lo mismo que hacen Uds., queremos hacerlo nosotros: seguir nuestros impulsos y celebrarlos", y como niños sorprendidos en falta, no tenemos nada que replicar.
Digo que estos pecados se han enraizado especialmente en nuestras élites, en primer lugar, porque ambos son propios de la abundancia, y nuestra cultura es con mucho la más rica de la historia. A nadie se le ocurre perder tiempo con la pornografía cuando debe procurarse el sustento propio y las tasas de divorcio bajan abruptamente en las épocas de crisis económicas. En segundo lugar, basta con observar que las leyes de legalización del matrimonio homosexual han avanzado raudamente en los parlamentos, corazón de la élite política, y con gran pompa de la prensa y las élites culturales, pero han sido derrotadas una y otra vez cuando es el pueblo el llamado a ratificarlas.
La restauración, entonces, no vendrá de una reacción mayoritaria contra el matrimonio gay, sino de expulsar de nuestras élites el divorcio, la pornografía, y el amor al dinero que mantiene esos vicios y es la fuente de todos los males.
19 comentarios
Ningún gobierno es válido, sea monarquía, aristocracia o democracia, si no atiende a bienes reales de la comunidad, sino sólo al "sentir" o las "hormonas" (degeneradas, he de decir) de los que deciden. De no abrazar la verdad, se convierte en tiranía, oligarquía o demagogia.
Si me dicen que no hay bienes objetivos, pero sólo "sentir" de las mayorías, pregunto: ¿cómo consultar el sentir de las mayorías si ningún bien es objetivo?
Si nada es objetivo, quienes así lo creen, prepárense y abracen de una buena vez el Infierno, su lugar: el permanecer eternamente ajenos a la Verdad, un rincón donde ni siquiera te puedes comunicar o platicar con nadie, me dijo un maestro, porque ¿a quién le puedes creer si nada es verdad y todo es, si no mentira, lo que se te de la gana creer?
Me alegra que por fin alguien haya podido poner el problema en perspectiva en lugar de señalar con dedo acusador a tal o cual grupo, sin importar si es minoría o mayoría, de este o de aquél partido.
El día que se puedan poner leyes contra la inmoralidad, se podrán poner leyes contra las prácticas homosexuales, y contra el adulterio, una a la par de la otra. La pregunta, igual que en tiempos de Cristo es: ¿quién tira la primera piedra?
Allanamos con la fuerza pública los hoteles y las casas a ver quien está con quien? Si están legítimamente casados? Solo a los católicos? Solo a los cristianos?
Esta policia se va a meter también en las casas y camas de los políticos?? Y quien vigila a la policía??
Vos?
Quien se mete en tu casa y tu cama para ver con quie te estás acostando??
Que tal yo??
Por que no dejamos que cada quien mientras sea con un adulto y consienta haga lo que desee de su vida???
Basta ya de esa caricatura de homosexuales que desde el libertinaje piden el matrimonio para volver al libertinaje. Es absurda!
Son parejas de homosexuales que si tienen un compromiso con la persona que eligieron.
Basta ya de cacarear con el "lobby gay"esto y el "lobby gay" lo otro.
Resulta que son menos del 1% pero poderosísimos!!
Dejen de tener miedo de su propia sexualidad.
Kewois
La gran contradicción es que no ignoren, sin más, esas normas morales. La felicidad es un camino que hay que buscar con valentía y honestidad.
Jesús habló mucho del infierno, inclusive el vino a traernos la vida eterna, justemento lo contrario, dijo que temieramos a los que podian matarnos el alma, osea ir al infierno. Todos absolutamente todos nos morimos, y nadie absolutamente nadie, puede decir que el infierno existe o no, por eso deberiamos ser un poco mas inteligentes y dedicarnos a buscar, estudiar y conocer la VERDAD VERDADERA y dejar de ser tan brutos e instintivos.
Hay que tenerle mucho pesar al tal loby gay, pero saber ciertamente que son de los que nos quieren matar el alma.
@ Kewois: Son parejas de homosexuales que si tienen un compromiso con la persona que eligieron.
Yo no tengo problema con eso, tengo problemas con que una minoría imponga la idea que su compromiso equivale al de un matrimonio.
Resulta que son menos del 1% pero poderosísimos!!
Esa es mi duda: si vivimos en una democracia ¡De dónde viene tanto poder! ¿Son más inteligentes, valientes, simpáticos que el resto de nosotros?
Efectivamente, esa es la pregunta. "El que esté libre de culpa, que tire la primera piedra". (Jn 8,7) Porque no se trata de poner penas y condenas en las leyes, sino moralidad en los corazones.
Robar es malo, no importa si te atrapan o no. Matar es malo, no importa si te atrapan o no. Fornicar es malo, no importa si es con varón o con mujer, hayan o no leyes al respecto. El problema no es la falta o exceso de policías, sino la falta de moralidad EN TODOS, dentro de los cuales, lamentablemente, tenemos que incluirnos TODOS.
Si un sólo hombre de los que condenaban a aquélla mujer hubiera estado libre de pecado, la habrían apedreado. Si un sólo legislador no guardara pornografía en su computador, talvez habrían leyes morales.
Si alguien piensa que lo que otros hagan en su cama no le afecta, que después no venga a decir que si le roban el móvil o lo matan una noche de estas a media calle que tampoco le afecta.
Cuánta manía de hablar de los homosexuales, ¿será que como dice un
dicho: “díme de qué hablas y te diré de qué careces”?.
La respuesta es muy fácil: porque son apoyados por una gran cantidad de heterosexuales,entre los cuales me incluyo.
Por mi experiencia empírica, dentro de mi grupo social,digamos sobre los 30,con estudios superiores, españoles,no católicos o católicos no practicantes; no existe NADIE que no apoye la legalización de la unión civil homosexual. Pero si nos vamos a una encuesta reciente(con todas las cautelas con las que hay que tomar las encuestas) había un 70% de personas que apoyaban dicha legalización. A mi me llamó especialmente la atención que un 60% de los votantes, digamos conservadores,estuviesen a favor, y aún más que un 50 y largo por ciento de los que se definían como católicos también lo estuvieran. La encuesta la oí en la radio,y los porcentajes que pongo son de memoria. Siento no poder citar la encuesta.
Por tanto,está claro que las demandas homosexuales no se suscriben,ni de lejos,a la gente con esa opción sexual.
Por tanto, la mayor tolerancia actual hacia la homosexualidad,la pornografía,el divorcio y otras cosas no son "enfermedades",son "síntomas". La "enfermedad" sería el alejamiento de la sociedad hacia la Iglesia. Si este "síndrome" es algo bueno o malo, ya lo dejo a la opinión de cada uno.
Buenas noches´en España,buenas tardes en Chile.
¿Estamos todos metidos en esto? Pero claro, ese es mi punto: empecemos los católicos por denunciar vicios tan graves como la pornografía y el divorcio, alabemos el matrimonio y la pureza, y lo demás se dará por añadidura.
@ Roi: Llegamos a la misma respuesta. Yo oí de una encuesta en los EUA donde se encontró que el 40% de los varones que iban a servicios religiosos cada domingo tenían problemas actuales (diferentes grados de adicción) con la pornografía. El mensaje a mis hermanos cristianos es que si no combatimos eso, olvídemonos de evitar el matrimonio gay.
no se cree ya en la idea de una única Verdad, o de una única ley moral
Tonterías. Quienes participan en una movilización como las que ha visto España últimamente, no lo harían si no creyeran en su única Verdad y el imperativo moral de estar ahí.
La "enfermedad" sería el alejamiento de la sociedad hacia la Iglesia
Nah, la enfermedad es el pecado, punto. Las leyes ya no reflejan una comprensión razonable de la sociedad, pero eso sólo implica que las élites (porque las leyes las hacen las élites) se han alejado de la Iglesia.
Solamente puede curarse una enfermedad si se da de ella un diagnóstico exacto.
Dios le bendiga.
>Porque no se trata de poner penas y condenas en las leyes, sino moralidad en los >corazones.
Perdón pero Vos escribiste esto: “El día que se puedan poner leyes contra la inmoralidad, se podrán poner leyes contra las prácticas homosexuales, y contra el adulterio”
Pedís leyes por lo tanto penas.
>Robar es malo…. Matar es malo… Fornicar es malo.
No estoy de acuerdo.
Al matar o robar estás haciendo un daño a alguien CONTRA su voluntad.
Entiendo y respeto que muchas personas consideren que solo pueden tener relaciones sexuales estando casadas pero tener relaciones ENTRE ADULTOS QUE CONSIENTEN no es para mi algo malo.
Mucho menos equiparable al robo y de ninguna manera equiparable al asesinato.
>El problema no es la falta o exceso de policías, sino la falta de moralidad EN TODOS, >dentro de los cuales, lamentablemente, tenemos que incluirnos TODOS.
Concuerdo en que gran parte de los males de la sociedad es la falta de conciencia moral (en los casos en que TODOs estamos de acuerdo que lo que se hace es algo malo) y sobre todo de ponerse en el lugar del otro.
Hay mucho de “yo hago lo que me conviene y los demas que revienten”… y eso no es bueno.
> Si un sólo legislador no guardara pornografía en su computador, talvez habrían leyes >morales.
Es que vos no considerás que a muchos les gusta la pornografía y hacen pornografía libremente y no la consideran algo malo.
>Si alguien piensa que lo que otros hagan en su cama no le afecta, que después no >venga a decir que si le roban el móvil o lo matan una noche de estas a media calle que
>tampoco le afecta.
No es lo mismo que yo te robe un móvil a que yo me acueste con una señorita mayor de edad que quiere acostarse conmigo.
Menos que menos tiene que ver con asesinar a alguien.
Kewois
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