Erik Varden en la procesión del «Corpus» de Toledo
Ya conocéis el aprecio que tengo por el obispo noruego que posee un asombrante modo de predicar, breve y directo.
Este fin de semana cuando iba a buscar algo de él sobre la Solemnidad de Corpus Christi me encuentro una maravillosa anotación sobre la procesión del Corpus en Toledo de este año. En Toledo se sigue celebrando el jueves, lo que libera algo de turistas. Es como una breve entrada de un diario.
He tenido el privilegio de celebrar el Corpus Christi en Toledo. Es una experiencia única, no solo por la espléndida pompa, las calles cubiertas de hierbas aromáticas, la famosa custodia que contiene un ostensorio que Isabel de Castilla [Isabel la Católica] mandó fabricar con el primer oro traído de América, los tapices que adornan las casas desde cuyos balcones los vecinos lanzan puñados de pétalos de rosa; todo ello es hermoso e impresionante.
Sin embargo, lo que conmueve el corazón es la atención colectiva y tangible que se presta al protagonista del espectáculo: el Señor del mundo, sacramentalmente presente en la Sagrada Forma, que es recibido con aplausos en cada recodo de las sinuosas y estrechas calles, mientras la gente se arrodilla en señal de reverencia. Ninguno de los poderosos de este mundo sería recibido así. Nunca antes había visto tan claramente que la procesión del Corpus Christi manifiesta el misterio que celebramos el último día del año litúrgico, cuando veneramos a Cristo como Rey Universal. Nunca olvidaré este día. Edgar Beltrán, de The Pillar, también estuvo en Toledo.
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