Por qué soy católico: La cuestión histórica
En las entradas anteriores de esta serie, esperamos haber mostrado que no se requiere un salto de fe para afirmar la existencia de Dios, porque existen pruebas o indicios filosóficos que apuntan hacia esa conclusión, con mayor fuerza que a la opción contraria. Lo que corresponde a continuación es bajar de la nube, por así decirlo, y observar si las conclusiones a las que apunta la razón han hallado eco a lo largo de la historia de la humanidad.
Al hacer esto, nos encontramos con una situación mixta: por una parte todas las culturas han creído en alguna forma de realidad espiritual, pero ninguna ha centrado su práctica religiosa en base a este Dios único y trascendente al que apuntan las razones de la filosofía. No existe ninguna comunidad que, por precarios que sean sus recursos, no haya creído indispensable elevar el espíritu a realidades superiores a las meras necesidades de supervivencia, y reservar tiempo para los actos de la religión. Si la existencia de Dios puede aparecer contenciosa, la de una realidad espiritual, en cambio, es una constante universal, parte de la experiencia de todo ser humano capaz de decir “tú y yo".
Así nos encontramos con las más diversas manifestaciones de religiosidad, desde el animismo propio de las culturas más primitivas, hasta el colorido politeísmo de los grandes imperios, pasando por el culto a los antepasados propio de las sociedades más austeras.
Las anomalías del monoteísmo…
A pesar de que los filósofos muchas veces hablaron de este principio (Arjé, Dharma, Tao) trascendente a la realidad, y superior incluso a los dioses, no hay registros de una religión organizada en torno a esta idea, seguramente porque es muy poco lo que se puede obtener de una entidad que no responde a las oraciones, frente a los otros dioses que parecían premiar las ofrendas de sus seguidores. Lo más lejos que se llegó en este sentido fue a sectas como los pitagóricos, o los monjes budistas, pero que nunca pasaron de ser pequeños grupos de élite, similares a la masonería moderna.
A pesar de esto, actualmente poco más de la mitad de los seres humanos vivos actualmente se identifican como cristianos, musulmanes o judíos, religiones que no sólo son henoteístas (que adoran a un dios entre otros), sino que son estrictamente monoteístas, y así afirman que sólo existe un ser que puede ser llamado propiamente Dios y que es digno del culto de adoración por los hombres, y que ellas identifican con el dios de los filósofos del que veníamos hablando.
Ya el monoteísmo es excepcional en el contexto de las religiones que han tenido las diferentes culturas, pero todavía podemos sumar a otra peculiaridad: los tres grupos mencionados y que agrupan a la mayoría de la humanidad, fundamentan su creencia en un único evento ocurrido hace cerca de 4000 años, en torno a la figura del patriarca Abraham.
Lamentablemente las fuentes históricas al respecto, más allá del relato del Génesis (que también tiene valor histórico, aunque no sea una crónica) son escasas, pero para nuestro ejercicio basta con constatar que en ningún otro momento la idea de un dios único tomó la fuerza suficiente para ser la piedra angular de una religión. Curiosamente, el pueblo donde se enraizó este monoteísmo no era de grandes inclinaciones filosóficas, como los griegos, y, al contrario, sería más preciso caracterizar a Israel como barbárico y primitivo en sus costumbres (2 Cor 12:9). De hecho, si prestamos crédito a sus propios registros, vemos que les costó mucho tiempo asumir que el dios único al que adoraban era esencialmente diferente a los dioses de los pueblos vecinos.
Lejos de ser una idea popular en el colorido tapiz que conformaban las religiones politeístas de la antigüedad, donde las figuras divinas pasaban de una ciudad a otra y se adaptaban a las diferentes mitologías locales, el monoteísmo no se expandió a otros pueblos por los siguientes dos mil años, sino que se mantuvo como una característica propia de un grupo pequeño, y en cambio, la lucha parece haber sido precisamente en la dirección opuesta, es decir, para evitar que los dioses de otras naciones fueran adorados por los israelitas además del dios de Abraham.
En todo caso, a la época en que se produce la expansión del monoteísmo en el mundo, ya Israel había incorporado a su vida litúrgica la estricta adoración del dios único y la conciencia de que los dioses de otros pueblos eran falsos.
…de Jesús de Nazareth…
Al seguir rastreando al Dios único en la historia de la humanidad, necesariamente nos encontramos con Jesús de Nazareth, por la importancia que tuvo como fundador del cristianismo, religión que expandió el monoteísmo judío para que dejara de ser la religión de un grupo nacional y se convirtiera en la fuerza mundial que es hoy.
Desde luego la principal fuente de información acerca de esta persona son los evangelios canónicos, que han sido objeto de cuestionamientos a lo largo de toda la historia, pero en este momento sólo los consideraremos como fuente de información histórica, para extractar de ellos algunos rasgos de la vida de Jesús de Nazareth, viéndolo sólo como un predicador. Así nos encontramos con que, aún considerado desde esta perspectiva limitada, la figura de Jesús se alza como extraordinaria en medio de la historia. Sólo por anotar algunos aspectos excepcionales de su vida:
Es el único fundador de una religión de origen popular. De las religiones cuyo fundador conocemos, Moisés era un príncipe de Egipto, Mahoma se casó con una rica viuda, Gautama Buda nació en el seno de una familia noble del clan de los shakia, Confucio en una familia de terratenientes noble, el clan de los Kong. No se trata aquí de dar alas a una espuria asociación del tipo “Jesús fue el primer socialista” (lo que es absurdo porque Él se tenía por rey del universo), sino de mostrar que si bien todo fundador de una religión exitosa es por lo mismo alguien extraordinario, el haber sido de extracción humilde, con las consiguientes dificultades para educarse y proporcionarse un medio de vida, hace que Jesús de Nazareth se destaque aún más en medio de un grupo tan especial de personas.
Es el único criminal convicto y ejecutado que ha fundado una religión. Estamos acostumbrados a ver la cruz como un símbolo religioso, pero en cambio, en el S. I. de nuestra era, predicar a un rabino crucificado era el equivalente de admitir su derrota a manos del Estado. Y sin embargo, el Imperio que lo enjuició fue destruido, en tanto que su religión sigue ganando adeptos. Esto puede no parecer gran cosa, pero eran muchos los aspirantes a Mesías de los judíos, tanto antes como después de Jesús, y sólo él ha mantenido esa reivindicación más allá de su muerte.
Y lo hizo en sólo 3 años. Nuevamente, si buscáramos establecer una “línea de base” para la aparición de una nueva religión tendríamos que anotar que los seguidores del fundador hayan tenido tiempo de conocer a esta persona, superar la resistencia a un nuevo mensaje y percibirlo como un modelo de vida a seguir, todo lo cual lleva un tiempo considerable, normalmente una vida entera. La predicación de Jesús en cambio, fue extremadamente breve y concluyó con su derrota, pero a pesar de eso algo sucedió que llevó a esta nueva secta del judaísmo a convertirse en la religión más seguida del planeta.
…y de su Iglesia.
Un hecho que nadie se ha visto en la necesidad de negar aún es que nuestro particular predicador judío errante eligió a doce varones para que formaran parte de su círculo más íntimo.
En el contexto de la religión judía, haber escogido a ese número de apóstoles es muy significativo, porque claramente hace referencia a los doce patriarcas, hijos de Jacob, que dieron lugar a las doce tribus de Israel, el pueblo de Dios. Si a esto le sumamos la esperanza mesiánica que es inherente al judaísmo, y que incluye la restauración del pueblo de Israel, es evidente que al elegir a los doce apóstoles, Jesús expresó su intención de formar un nuevo pueblo, del cual él mismo sería el padre y fundador.
Así, en vez de dejar una ley, o escribir un libro para perpetuar su mensaje, Jesús opta por dejar una Iglesia con la misión explícita de propagar sus enseñanzas, y esta comunidad, al igual que su fundador, también tiene algunos caracteres especiales, que la hace un fenómeno único en la historia de la humanidad
Predicó que su fundador, Jesús es Dios omnipotente. ¿Recuerdan ese Ser Supremo, Principio Moral, Primera Causa, Motor Inmóvil del que hablábamos al revisar la cuestión filosófica? Bueno, la Iglesia cristiana se lanzó a predicar que ese “dios de los filósofos” infinito y trascendente, era Jesús. Para hacernos una imagen de lo extraordinaria que es esta declaración, preguntémonos qué diríamos si un predicador callejero dijera “soy un dios". Seguramente lo encerraríamos por loco, pero si más encima nos pidieran creer que ese sujete es el logos, principio y fundamento de toda la realidad, no daríamos ni un segundo pensamiento a tan excéntrica doctrina.
Predicó insistentemente que Jesús había resucitado. Ya veíamos que el monoteísmo judío había sido difícil de “vender” en medio de las naciones politeístas, pero si uno quiere propagar una nueva religión, lo más sencillo es evitar abusar del natural escepticismo de la gente ante la predicación de que Jesús fuera no sólo un dios, sino Dios mismo, y no agregar a ello un hecho no sólo extraordinario, sino único, como la resurrección. Sin embargo, eso fue precisamente lo que hizo la Iglesia cristiana primitiva ¡y tuvo éxito!
En las religiones politeístas eran comunes los relatos de hombres que por su bondad y sabiduría se elevan hasta ser contados entre los dioses, el último lugar donde esperaríamos encontrar a esa identificación era en medio del estricto monoteísmo judío, y no debemos olvidar que los doce apóstoles, patriarcas de esta nueva religión, eran todos judíos, al igual que San Pablo, apóstol de los gentiles.
Y fue perseguida por ello. Todas las religiones que han logrado permanecer lo han hecho bajo el alero del Estado (Hinduismo, Buda, Confucio, Mahoma) o huyendo del Estado (Moisés, Mormones), salvo el cristianismo, que soportó persecuciones por cerca de 300 años. Primero, cuando era sólo una secta judía, el cristianismo fue perseguido por las autoridades del templo de Jerusalén; y luego, cuando se extendió entre los gentiles, por parte del Imperio Romano, el Estado más poderoso de la antigüedad.
Lo extraordinario aquí no es que la Iglesia haya sufrido bajo el poder del Estado. Después de todo, muchos líderes religiosos han caído muertos a causa de sus ideas, y muchas religiones han desaparecido bajo la bota del Estado, mientras que las que perduran se han asimilado al poder político, convirtiéndose en su herramienta. Lo que hace especial al cristianismo es que, a pesar de la prolongada persecución, haya permanecido para convertirse en la religión más importante del mundo.
¿Subsiste?
Hasta ahora tenemos que Jesús de Nazareth predicó en el S. I de nuestra era, y fundó un grupo de seguidores que rápidamente se diferenció del judaísmo donde había surgido. La pregunta lógica entonces será si esa comunidad mantiene su identidad hasta el día de hoy.
En el Concilio Vaticano II, particularmente en la Constitución Apostólica Lumen Gentium, los padres conciliares de la Iglesia Católica afirmaron:
Esta es la única Iglesia de Cristo, que en el Símbolo confesamos una, santa, católica y apostólica […]. Esta Iglesia, constituida y ordenada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él.
Entonces, los católicos responden que sí, que la Iglesia que hoy dirige el Papa de Roma es la misma que fundó Jesús de Nazareth.
Ahora bien, esta afirmación ¿Encuentra apoyo el registro histórico? La verdad es que si no lo hiciera, los numerosos enemigos de la Iglesia ya estarían sobre ella con uñas y dientes. La Iglesia Católica ha sido un actor en la historia europea claro e identificable, de forma ininterrumpida, casi como si fuera un reino más, pero cuya monarquía se ha mantenido estable desde hace dos mil años.
Ya el Emperador Teodosio, al implantar el cristianismo como religión oficial del Imperio, en el año 380 mediante el Edicto de Tesalónica, lo hizo con las siguientes palabras:
Queremos que todos los pueblos que son gobernados por la administración de nuestra clemencia profesen la religión que el divino apóstol Pedro dio a los romanos, que hasta hoy se ha predicado como la predicó él mismo, y que es evidente que profesan el pontífice Dámaso y el obispo de Alejandría, Pedro, hombre de santidad apostólica.
Esto muestra no sólo que existía una comunidad cristiana que reconocía como regla de fe la tradición apostólica, sino que ella se remontaba a la predicación del apóstol Pedro en Roma, tal como lo hacen los católicos hoy en día. Algunos han querido ver en este acto un intento desesperado de Teodosio por conservar la unidad del Imperio a través del cristianismo, y probablemente lo sea, pero lo que a nosotros nos interesa es la forma en que eligió hacerlo: afirmándose en una religión con sede en Roma. Recordemos que Teodosio era emperador del Imperio Romano de Oriente, con sede en Constantinopla, mientras que al 380, Valentiano lo era de la parte occidental, de modo que si hubiera tenido alguna forma de “fundar” una nueva religión, sin dudas lo habría hecho bajo su control, en su capital imperial y no apelando a la autoridad del Apóstol Pedro, que precisamente tenía su sede en la única ciudad que podía competir con Constantinopla por los mayores honores. Así, la conclusión lógica es que la Iglesia Católica ya existía al 380 como una entidad reconocible para todos en el imperio y con autoridad apostólica.
¿Y entre el S.I y el año 380? Casi con la misma energía que predicaban, los primeros cristianos se dedicaron a escribir, y gracias a eso hoy contamos con una multitud de documentos anteriores al 380, y que nos muestran lo que creían los cristianos de los primeros cuatro siglos, con su insistencia en la eucaristía, la unión con el obispo y la situación especial de Roma como estándar de la fe (pienso específicamente en San Ignacio de Antioquía y San Ireneo de Lyon), todo lo cual apunta a una continuidad no sólo política sino también doctrinaria mantenida hasta hoy.
En conclusión, la historia muestra que la Iglesia Católica, como la conocemos hoy, es la legítima continuadora de la comunidad a la que Jesús de Nazareth confió la misión de preservar y transmitir su mensaje.
Desde luego, tanto protestantes como ortodoxos cuestionan fuertemente esta posibilidad, aunque por motivos muy diferentes.
Desde un punto de vista histórico, las Iglesias protestantes se originan en Martín Lutero, monje agustino alemán, y de ese modo encuentran su raíz precisamente en aquella Iglesia con la que mantienen diferencias doctrinarias importantes. Para justificar estas diferencias y vincularse al fundador del cristianismo, necesitan sostener que la Iglesia primitiva compartía los pilares de Lutero (sola gratia, sola fide, sola scriptura) y que la Iglesia Católica se desvió de tales enseñanzas, pero el registro histórico no apoya ninguna de estas dos hipótesis.
Por un lado, los escritos cristianos canónicos no son claros en afirmar las doctrinas luteranas, como sola scriptura, y otras las contradicen directamente, como la carta de Santiago cuando afirma que “el hombre es justificado por las obras y no por la fe solamente” (2:25) contradiciendo directamente la idea de sola fide. En cuanto a los escritos cristianos extra canónicos, los llamados Padres de la Iglesia, más allá de las diferencias particulares entre ellos, es el consenso general que ellos en su conjunto tienen un evidente sesgo católico. Por otra parte, tampoco hay evidencia histórica de una apostasía general de la Iglesia, y de que se hubiera mantenido la pureza primitiva protestante. En este sentido, contamos con los registros de las controversias con diversos grupos heréticos que la Iglesia condenó a lo largo de su historia, y ninguno de ellos puede asimilarse a las doctrinas de los protestantes de Lutero. Así, desde un punto de vista estrictamente histórico, el protestantismo no puede mostrar un vínculo con Jesús, que no sea a través de la Iglesia Católica, ni que sus enseñanzas no sean una innovación respecto de las doctrinas sostenidas por la Iglesia.
Las diferencias con las Iglesias Ortodoxas Orientales, en cambio son mucho más sutiles y difíciles de dilucidar desde una perspectiva histórica, porque las diferencias doctrinarias son mínimas y más se asemeja a una contienda política, precisamente entre Roma y Constantinopla por mantener la hegemonía, que a una divergencia religiosa. En todo caso, puestos a optar entre la Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxas, al menos la Iglesia Católica conserva la unidad, en tanto que, de optar por las Iglesias Orientales todavía habría que elegir a cuál de ellas adherir.
Ok, eso por ahora. Hemos mostrado que es razonable asumir que Dios existe y que la Iglesia Católica es una fuente legítima de información acerca de Jesús de Nazareth y sus enseñanzas religiosas. En la siguiente entrada de la serie revisaremos si existen razones para confiar en lo que nos dice nuestro predicador judío favorito.
34 comentarios
Y suavizo el golpe diciendo que uno necesita pequeños saltos de fe toda la vida, para creer que un avión no se va a caer o que detrás de estos mensajes hay un ser humano y no un robot tecleando palabras al azar.
Generalmente es demasiado trabajoso averiguar cómo funciona cada pieza de un avión antes de subirse en él, y lo mismo pasa con la fe en Dios. Quizás sería posible demostrar su existencia científicamente, pero resulta una empresa imposible para un simple mortal que prefiere "subirse al avión" de la fe. Aún así, hay científicos que aseguran que el abejorro no puede volar, y hay ingenuas (bienaventuradas, diría Aquél) como yo, que sólo lo miran volar y no se preguntan por qué.
"esperamos haber mostrado que no se requiere un salto de fe para afirmar la existencia de Dios", puede que lo haya mostrado, pero no demostrado. "porque existen pruebas o indicios filosóficos que apuntan hacia esa conclusión, con mayor fuerza que a la opción contraria", dejando al margen que podríamos discutir largo y tendido sobre la veracidad de que los primeros tienen mayor fuerza que los segundos, los indicios y pruebas aportados por la Filosofía, tienen un ámbito de aplicación extremadamente límitado fuera de ella, así que mucho ruido y pocas nueces.
Del resto de tu escrito, no opino, confundes Historia con tradición ( la primera incluye a la segunda, pero la segunda no siempre es Historia ) y creencia/fe con conocimiento, y ahí no tengo mucho más que decirte.
De tú último párrafo "Hemos mostrado que es razonable asumir que Dios existe y que la Iglesia Católica es una fuente legítima de información acerca de Jesús de Nazareth y sus enseñanzas religiosas", creo que se pueden separar dos cosas,""Hemos mostrado que es razonable asumir que Dios existe...", bueno, como te decía has mostrado que si asumimos tus argumentos, puede resultar razonable creer que Dios existe, pero claro, el esfuerzo que pides no es baladí. Para el resto de la frase, no sólo hay que asumir muchas, muchas cosas, para un no creyente, es que para cualquiera que profese el cristianismo sin ser católico, le parecerá tu afirmación una herejia. Así que mucho me temo que no se ha avanzado demasiado, has contentado a quienes creían y dejado igual a los que no. Y es que una vez más, os han faltado las pruebas.
Un saludo.
No seré yo quien te diga que creer sólo por fe es una forma errada, sólo digo que no funciona para todos.
@ Sherk: Tus objeciones a la cuestión filosófica han sido debidamente registradas, en la entrada correspondiente, y no es necesario repetirlas aquí.
En esta entrada he recurrido a eventos de la historia común, que se encuentra en cualquier libro de clases, y si dudas de ellos sería conveniente que anotaras las razones para hacerlo. ¿Acaso dudas que los judíos del S. I eran monoteístas? ¿Que la Iglesia Católica existe desde los tiempos del Imperio Romano? ¿Que Teodosio hizo de cierta rama del cristianismo la religión del Imperio?.
Si otros cristianos encuentran hereje lo que digo, deja que ellos lo expliquen.
Y sobre la historia, por lo menos si no hay pruebas rotundas de que existió Jesús, ya que los evangelios que se conservan son del siglo IV lo más antiguo y se ha puesto en tela de juicio la mención de Flavio Josefo, se sabe que los cristianos existían en el siglo I porque Tácito los menciona relacionados al incendio de Roma en tiempos de Nero.
Lo más difícil sería compaginar la historia con la idea de que la iglesia católica romana es la única fundada por Cristo. En realidad si vemos la Carta a los Gálatas Jesús parece haber fundado, sí, una iglesia, una que sin embargo poco tenía qué ver con el cristianismo actual porque era más bien una especie de judaísmo reformado, la iglesia de los circuncisos, la cual ya existía en tiempos que Pablo se convirtió, y Pablo fundó otra iglesia, la de los incircuncisos, que quedó en comunión con la de los circuncisos. A pesar de que se diga que después del “concilio de Jerusalem” la iglesia de los circuncisos dejó de “judaizar” como para dar a entender que la iglesia moderna es sólo derivada de la de los circuncisos o que se fusionaron las dos, en realidad los grupos asociados a ella, nazarenos y ebionitas, subsistieron en años posteriores al siglo I, como el siglo II y III e incluso el siglo V o VI, y estos grupos se alejaron tanto de la iglesia de Pablo que le anatemizaron a él y a su iglesia por haber roto con la ley de Moisés, según san Ireneo. Según Pablo Santiago, Kefas y Juan eran los pilares de la iglesia de los circuncisos y Kefas o Pedro era el apóstol de los circuncisos, mientras que Pablo fue el apostól de los incircuncisos. La iglesia de Roma, según los Hechos, parece que no fue fundada por los circuncisos sino por los incircuncisos, ya que el dicho libro de Hechos relata que Pablo llegó ahí cuando aún no había conversos, ya que se quedó en una comunidad de judíos, los cuales no quisieron escuchar su predicación, pero dijo Pablo que los “paganos” sí escucharían, y se quedó ahí a predicarles, y se entiende que así surgió la primera comunidad cristiana romana. La iglesia de los circuncisos que fundó directamente Cristo se extinguió y la iglesia de los incircuncisos floreció, y no se puede decir que sólo la romana es su heredera porque las Escrituras dejan muy claro que su iglesia se extendió desde Antioquia, Asia Menor, la hoy Grecia, e incluso hasta Roma porque Pablo, y no Pedro, dirigió una carta a los cristianos de Roma, mientras la de los incircuncisos se extendía por Judea, Samaria, Galilea, Antioquia, principalmente. Así que en realidad se puede decir que la iglesia de Pablo dio origen a la iglesia romana y a las iglesias orientales como la ortodoxa, la copta, la jacobita, la asyrio-caldea, la armenia, que alguna vez se unificaron por el imperio romano y se fueron separando con los siglos.
No me queda claro si afirmas o niegas que existió Jesús, porque por un lado dices que no hay pruebas contundentes de que haya existido y por otro afirmas que parece haber fundado una Iglesia. Desde luego, no tiene sentido que te pida documentos o argumentos que apoyen la distinción que haces entre una Iglesia de circuncisos e incircuncisos, sin antes aclarar el punto sobre la existencia de Jesús.
Mil gracias
Y por no hablar de Sócrates, que de las cuatro fuentes que tenemos de su vida, dos son de discípulos suyos (léase Platón y Jenofonte) y otra es de un discípulo de uno de ellos (Aristóteles); y de los textos que han escrito, lo restos más antiguos son ya posterior a Cristo.
Dices "los evangelios que se conservan son del siglo IV lo más antiguo".
Yo tengo entendido que todos se escribieron en el siglo primero, o 3 de 4.
BOVER, JOSÉ MARÍA Y O’CALLAGHAN, JOSÉ, traductor
2001 Nuevo testamento trilingüe, Biblioteca de Autores Cristianos, España.
Jesús, según las fuentes no porque yo lo diga, fundó una iglesia que se fue dividiendo porque se mencionan por lo menos dos corrientes derivadas de aquella iglesia: los nazarenos y ebionitas, finalmente parece que desaparecieron o se fusióno una parte con la iglesia de Pablo, que a su vez dio origen a varias iglesias orientales y una occidental que se unificaron alguna vez por el imperio romano.
@ David: Creo que Octavio se refiere a los más antiguos textos que se conservan materialmente. Los evangelios efectivamente fueron escritos en el S. I.
@ Octavio Diaz: Como dice Xristoforos, no hay razones para dudar de la existencia de Jesús. Sólo elevando exageradamente el escepticismo se puede introducir una duda y desde el punto de vista estrictamente histórico (si Jesús no es más que un sujeto) no hay razones para hacerlo. Por eso, para mí, negar la existencia de Jesús se ubica al mismo nivel de seriedad que negar la llegada del hombre a la luna.
Entonces, tenemos que Jesús fundó una Iglesia, pero dices que se fue dividiendo. Efectivamente surgieron casi de inmediato herejías, pero extrapolar eso a que hubo una facción liderada por Pedro y otra por Pablo, simplemente no tiene sustento. Al contrario la Iglesia de Roma conservó la tradición de haber sido fundada por ambos apóstoles, así lo atestigua Ireneo de Lyon y lo reafirma el edicto de Teodosio, y la carta de San Pedro, cuando se despide "Os saluda la (iglesia) que está en Babilonia, elegida como vosotros, así como mi hijo Marcos". Además están los hallazgos arqueológicos bajo el altar de San Pedro (la iglesia).
El conflicto entre judaízantes y la Iglesia está relatado y resuelto en los escritos cristianos de una forma que es coincidente con el registro histórico, con la decisión de San Pedro apoyada por Santiago, en cuanto a no exigir la circuncisión a los gentiles, así que la oposición entre Pedro y Pablo tampoco tiene fundamento en los escritos cristianos.
Yo no estoy afirmando nada a priori, san Pablo en la Carta a los Gálatas (según el texto de la traducción de la Biblia de Jerusalem y el texto griego de Bover- O' Callaghan) es quien da a entender que él fundó la iglesia de los incircuncisos, ya que cuando él se convirtió dice que ya existía una iglesia, los circuncisos, y él fue junto con Bernabé a ver a los pilares de esa la iglesia de los circuncisos: Santiago, Kefas y Juan, y se dieron la mano en señal de comunión entre la iglesia que ellos gobernaban y la que él estaba promoviendo, la de los incircuncisos. El mismo Pablo en esa carta se autonombra apóstol de los incircuncisos y a Pedro le llama Apóstol de los circuncisos, esto creo que ya lo expliqué. Ustedes están en su derecho de dudar de lo que diga san Pablo en esa epístola ya que si bien se cree que es del siglo I, y que las cartas paulinas son los documentos más antiguos de todo el Nuevo Testamento, en realidad como dije los códices que las contienen lo más vetusto son del siglo IV, y sólo se han fechado por crítica textual mientras que san Ireneo vivió en el siglo II con mayor certeza. Incluso el orden de los libros del Nuevo Testamento sugiere la existencia de dos iglesias, y en particular el orden de las cartas es muy interesante: primero están las cartas de Pablo encabezadas por la Epístola a los romanos (y antiguamente entre sus cartas se contaba la de los Hebreos que hoy se cree que no es de él), luego la de Santiago, después las de Pedro, y al último las de Juan, y estos 3 últimos son nombrados como los “pilares de la iglesia de los circuncisos” por san Pablo, quien está por encima de éstos en el orden psicológico de los libros, lo que indica hegemonía de la iglesia de los incircuncisos. La iglesia que fundó Cristo, la de los circuncisos, se dividió en grupos “judaizantes”, y aunque digan, en base al “concilio de Jerusalem” del libro de Hechos o en base a otros pasajes bíblicos, que la iglesia de Jesús cambió para dejar de judaizar, la verdad es que en el siglo II seguían existiendo judaizantes que anatemizaban a Pablo por romper con la ley de Moisés que refiere san Ireneo, y se les menciona aún en el siglo V o VI, lo que quiere decir que la cuestión no quedó zanjada y no se acabaron los judaizantes en el siglo I, así que es muy simplista decir que la iglesia de los circuncisos dejó de judaizar para dar paso a la iglesia actual, en realidad si una facción dejó de cumplir la ley de Moisés más fielmente quiere decir que terminó uniéndose a la iglesia de lo incircuncisos. Como fuese las otras facciones desaparecieron y hasta el día de hoy no hay un cristianismo que siga cumpliendo más fielmente por añeja tradición la ley de Moisés, a no ser que se le quiera ver así a los coptos de Etiopía que según tengo entendido siguen practicando la circuncisión. El hecho de que Pedro hubiese podido morir en Roma como dice la tradición oriental y occidental no soluciona el problema de que hubiesen existido dos iglesias con diferencias pero en comunión entre sí como se deriva de la Carta a los gálatas, y, es más, al haberse ido Pedro a Roma se entiende que hubo precisamente fusión de una facción de la iglesia de los circuncisos con la de los incircuncisos. Y es interesante ver que entre estas dos iglesias a pesar de haber diferencias substanciales estuviesen en comunión, es el principio de autonomía, autogestión, que rige hasta hoy día en las iglesias orientales, aunque en Roma si bien existió entre sus diversas iglesias metropolitanas antiguamente, hoy día ya se les ha nulificado tal autonomía.
No imagino qué se podría deducir de que las cartas paulinas sean más antiguas, ni mucho menos del orden en que aparecen los libros en la Biblia, que es una decisión exclusiva del editor de cada impresión. Tampoco sé qué quieres decir con eso del "orden psicológico".
Judaizantes siguen existiendo hoy en día, lo que no demuestra que sean verdadera Iglesia de Cristo, si no pueden demostrar autoridad apostólica.Los apóstoles resolvieron el problema en el Concilio de Jerusalén, y listo, porque a los apóstoles fue que Jesús encomendó su doctrina.
“…los que figuraban nada me impusieron, antes al contrario viendo que me había sido confiado el evangelio de la incircuncisión –como a Pedro el de la circuncisión, pues el que infundió fuerza a Pedro para el apostolado de la circuncisión me lo infundió también a mí para los gentiles-, y reconociendo la gracia que me ha sido dada, Santiago, Kefas y Juan, los que son considerados como columnas, nos dieron las diestras en prenda de comunión a mí y a Bernabé, de suerte que nosotros nos dirigirémos a los gentiles y ellos a la circuncisión”.
Y aprovechando quiero resaltar el hecho de que Pablo dice claramente que nada le impusieron los pilares de la iglesia de los circuncisos, y después de este párrafo sigue el relato del “incidente de Antioquia” en el que Pablo enfrentó a Pedro porque éste se cohibía ante los enviados de Santiago y no dejaba que lo mirasen conviviendo con los gentiles- incircuncisos, son muestra de que había autonomía entre una y otra iglesia, y no existía un primado semejante al papal, de ser así Pablo no se hubiese atrevido a increpar a Pedro y este no se habría intimidado por los enviados de Santiago quien parece tener a veces más peso que Pedro, incluso en el orden psicológico de la redacción cuando se enlistan los tres pilares de los circuncisos se menciona primero a Santiago y no a Kefas aunque después aclara Pablo que Kefas es el apóstol de los circuncisos o que le fue confiado el evangelio de la circuncisión (depende de la traducción), y no se impuso la visión de la iglesia de los circuncisos, que más bien desapareció, sino que prevaleció la iglesia de Pablo.
Hay tantas citas bíblicas que contradicen su tesis que no sé por dónde empezar, y todavía no se ha hecho cargo de los argumentos presentados por mí y Xristoforo.
Si a alguien le parece provechoso que le responda, avíseme. Mientras tanto, ahí quedan los argumentos.
De Pedro sólo se arguye a su favor, según la Escritura, acerca de su fundación de la iglesia de Roma, que en una de sus cartas dice que estaba en Babilonia, pero no hay manera de probar si se trata de la verdaderaa Babilonia o era una figura retórica de Roma, y el hecho de que Pedro estuviese quizá en verdad en Roma al escribir esa carta, en caso de que Babilonia se refiriese a Roma, eso no prueba que él haya fundado la iglesia cristiana de Roma sino sólo que viajó a esa ciudad, mientras que de Pablo hay evidencia de que llegó allá antes de que hubiese conversos cristianos y él dice que iba a predicar a los gentiles, por lo tanto hay evidencia de que pudo fundar la primera comunidad cristiana en Roma entre los gentiles y no entre los judíos inmigrados ahí.
Ahora, si la cronología de la Biblia de Jerusalem dice que las cartas paulinas son los documentos más antiguos del Nuevo Testamento, eso quiere decir que Pablo fue el origen de las ideas de no circuncidarse, y si el libro de los Hechos dice que se hizo una junta, reunión, “concilio” en la iglesia de Jerusalem para dejar de obligar a los paganos a circuncidarse, fue en base a la polémica que salió de las ideas de san Pablo. Y, como he dicho, los cristianos simpatizantes de cumplir fielmente la ley de Moisés no se acabaron con ese “concilio” de Jerusalem, como lo muestran datos históricos que ya he citado.
Creo que ya respondí, a ver si ustedes se animan a hacer lo mismo, y citando fuentes, o sólo se van a dedicar a hacer preguntas al aire sin referencias.
http://3.bp.blogspot.com/_q9jDnAN_K2c/S82DPlYdECI/AAAAAAAAAV8/6bF8GQziE-4/s1600/map13+viajes+de+San+Pablo.jpg
Si San Pablo fundó la Iglesia en Roma, y lo hizo en su último viaje, lógicamente antes que el llegara a Roma no había cristianos. Entonces ¿a quién le escribió la carta a los romanos?
La conclusión es que había Iglesia en Roma antes que San Pablo llegara, y por lo tanto tu primera suposición está errada.
Si no expones tu argumentos con mayor claridad, esto se tomará mucho tiempo.
Y acá le dejo un enlace de un sitio católico que acepta que Pablo estuvo en Roma entre el 52 al 56, su penúltimo viaje, y en esta jornada lo dejan los Hechos esperando su tribunal, y regresó en una última jornada misionera cuyo destino principal era Macedonia:
http://www.es.catholic.net/turismoreligioso/838/2895/articulo.php?id=17075
Se entiende que escribió su Carta a los romanos en su última jornada porque la fechan en el 57.
Y sigo esperando sus citas de la Biblia que supuestamente contradicen todo lo que le he expuesto.
Unas páginas sobre el Filioque:
http://www.mercaba.org/DicEC/F/filioque.htm
http://www.mercaba.org/VocTEO/F/filioque.htm
radiocristiandad.wordpress.com
No parecen contentos con el actual Papa ni con la reciente Beatificación.
Saludos
Kewois
@ Kewois: Je je, sólo por ser tú te acepto el off-topic. Conozco la página de razonatea, y nunca me han impresionado muchos sus argumentos. Eso de "si Dios no puede cambiar, no es omnipotente" no es muy elaborado.
Un enlace sobre un documento que sacaron a colación los enviados papales en las disputas con el patriarca Cerulario sobre el poder del papa, dicho documento se considera falso:
http://ec.aciprensa.com/d/donacionconstan.htm
Y otro sobre el cisma de oriente o gran cisma (nótese que los enviados del papa, y uno de ellos fue el que primero lanzó la excomunión contra Cerulario, acusaron al patriarca de Constantinopla y los suyos de haber: “…desgajado del Símbolo la procesión del Espíritu Santo por parte del Hijo”, cuando en realidad la iglesia occidental le había añadido el Filioque tardíamente):
http://www.mercaba.org/Rialp/C/cisma_de_oriente.htm
Te dicen como ves que los argumentos de Agustín ya fueron refutados por Kant.
Creo que la relación es mas bien que un SER prefecto no puede cambiar y dentro de la perfección estaría la omnipotencia.
Igual no tenemos ninguna experiencia ni con seres perfectos ni omnipotentes......
Kewois
Kewois
Pero no me parece que sea el tema del post, Kewois.
Walter
"la fe es el arte de aferrarse a cosas a pesar del cambio de tu humor y circunstancias"-C.S Lewis
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