Por qué soy católico: La cuestión filosófica (parte I)
¿De que va todo esto? Pues que me he propuesto ordenar mis ideas acerca de la religión y cómo llegar a afirmar la verdad del catolicismo. El plan de la obra lo explico en más detalle aquí, y esta es la primera entrada al tema.
¿Vale la pena preguntarse por la existencia de Dios?
Algunos, tanto escépticos como creyentes, han respondido negativamente a esta pregunta.
Para los que están convencidos de que el conocimiento de Dios se obtiene a través de medios directos (como la revelación privada, la intuición o la íntima convicción), no vale la pena preguntarse si Dios existe. En el campo opuesto, para los que sostienen que Dios es una entidad estrictamente ficticia, como las hadas o los dioses paganos, dedicar tiempo a discurrir sobre tal categoría de seres no es más que un juego sin sentido.
A los primeros, replicamos que esas experiencias no son comunes a todos, que la mayoría de nosotros, que no podemos acceder directamente a ellas, experimentamos dudas en un momento u otro de la vida y por lo tanto nos vemos forzados a tomar otros caminos para dilucidar la pregunta de si Dios existe.
Por su parte, a los escépticos que nos llaman a no perder tiempo siquiera en la indagación, debemos responder admitiendo en primer lugar que los hombres han creído en seres que luego se han demostrado inexistentes, pero no siempre la indagación ha resultado infructuosa. Por ejemplo, por mucho tiempo se asumió que la Iliada era una obra mitológica, sin base en la realidad, hasta que se encontró y dató la ciudad de Troya en Asia Menor.
Además, la investigación acerca de Dios ha sido un tema largamente discutido en la filosofía, pues, a diferencia de las criaturas míticas, el Ser Supremo, su existencia y naturaleza, se encuentra a la base de nuestra comprensión de la realidad. Finalmente, si no por mejor razón, al menos por respeto a las grandes mentes filosóficas que lo han examinado antes, es apropiado dedicar un detallado estudio al tema.
¿Hay pruebas de la existencia de Dios?
Depende cómo definamos "prueba". Podemos decir que es un argumento con la capacidad de convencernos de algo, pero si fuera así, nada sería una prueba, hasta que estemos convencidos, y lo que sería una prueba para unos no lo sería para otros. Evidentemente, una definición tan inestable no nos sirve, porque introducimos una subjetividad tan importante con esta definición que cada uno podría responder "sí, hay pruebas" o "no, no las hay", dependiendo de lo que haya decidido cada uno.
Seguramente enfrentada a esta misma disyuntiva, la RAE optó por definir "prueba" mirando a la intención de quien la propone y no al resultado obtenido en el destinatario. Así, prueba es "razón, argumento, instrumento u otro medio con que se pretende mostrar y hacer patente la verdad o falsedad de algo."
Dicho esto, podemos responder la pregunta inicial con un seguro "sí, hay muchos argumentos con los que se pretende mostrar que Dios existe". Ahora bien, si son buenas o malas pruebas, eso podemos dejarlo a cada uno.
El argumento ético o "Si Dios no existe, todo está permitido"
Como les contaba unos días atrás, la gran épica de mi juventud fue la recuperación de la democracia en Chile, y por lo tanto, el ambiente de mi niñez fue el imperativo ético de los derechos humanos. Con el tiempo fui madurando y cuestionando cada vez más cosas, y naturalmente tuve que preguntarme "¿De dónde provienen los derechos humanos? ¿Qué hace a nuestra especie diferente del elefante o la hormiga?", y los únicos que tenían una respuesta eran los cristianos, con su doctrina de que Dios crea especialmente a cada ser humano, con un alma racional, a Su imagen y semejanza, y que por lo tanto cada hombre le pertenece y su dignidad es territorio vedado para otros.
La otra opción disponible era el materialismo, pero no se necesita mucho tiempo para concluir que una corriente que niega la realidad de todo cuanto no tenga existencia material, necesariamente ha de tener por meras fantasías conceptos como “la dignidad” o “los derechos humanos”.
¿Podemos considerar esta posibilidad? ¿Que la ética y los derechos humanos no sean más que una ilusión de mi mente?
Desde luego el efecto de tal premisa en la ética sería desastroso, porque no sólo negamos los absolutos morales, sino además que las personas actúen con libertad cuando dañan a otro; y por el contrario, correspondería afirmar que loas actos humanos se encuentran determinado por patrones neuronales (azarosos o predecibles) que no puedo alterar y de los que no soy responsable. Mi problema (personal, lo admito) con esta forma de entender el mundo es que, si esto fuera cierto, todavía no sería capaz de decir que no está mal dañar a otros, ser infiel a mi esposa, o torturar a un prisionero político.
A su vez, puede ser que esta “intuición ética” tampoco sea más que una ilusión, pero entonces, si mi mente es tan poderosa que puede crear ilusiones de bondad o maldad, a pesar de que la lógica me indica irrefutablemente lo contrario ¡entonces tal vez mi mente no sea de confiar! y en ese caso he destruido completamente mi capacidad de conocer la realidad y de afirmar algo acerca de ella.
No ayuda mucho el suponer que las “intuiciones éticas” de las que venimos hablando son producto de una implantación social o biológica, porque en ambos casos se llega a absurdos, como que, bajo el imperativo reproductivo de la evolución sería lícito violar a una mujer fértil, o bajo el imperativo social, lo sería torturar al enemigo de la comunidad.
La conciencia, en cambio, “se eleva” por sobre ambas realidades y se reserva el derecho de juzgarlas (en una de las pocas experiencias universales a todos los hombres), lo que nos abre nuevamente la pregunta ¿desde dónde? ¿según qué estándar trascendente a los determinismos biológicos y sociales? Nuevamente el cristianismo responde “desde lo alto, porque la conciencia es la voz de Dios en el alma”, y el materialismo balbucea algunas tonterías acerca del relativismo moral, pero nadie es relativista cuando agentes del Estado se llevan a tus familiares detenidos en medio de la noche.
Un escéptico podría retrucar y decir “el mismo criterio podría aplicarse a Dios, y decir que Él actúa inmoralmente”. Ejemplos no faltan, todos nos sentimos así alguna vez, y nos encendemos en ira contra Dios por algo que percibimos como un sufrimiento injusto o un dolor insoportable, pero un análisis más tranquilo nos indica que no puede el hombre no puede exigir justicia ante Él. En efecto, si Dios es el Ser Supremo, entonces todos los restantes seres reciben todo de él, hasta su misma calidad de ser, y por lo tanto no tienen una razón diferente a Dios mismo para existir, ni para exigirle a Dios que se comporte de uno u otro modo. Dicho de otro modo, si existe una razón, libertad o derecho anterior a Dios, entonces Dios ya no es el Ser Supremo, lo que es absurdo.
A este punto, puede servir de ilustración la imagen entre Cervantes y Don Quijote. El personaje debe toda su existencia al autor, y no hay nada suyo que no le haya sido otorgado por Cervantes; una vez en su lecho de muerte y recuperada la cordura, puede lamentar su suerte, sus años de locura y el sufrimiento causado a Sancho y a otros personajes, pero ¿Podría invocar algún derecho para que su creador le hubiera dado otra vida? ¿alguna razón que obligara a Cervantes a escribir otro final? Desde luego que no, porque el hidalgo de La Mancha es la criatura, y el vate
En conclusión, es necesario que Dios, un ente capaz de determinar la existencia de absolutos morales (como los derechos humanos y la libertad), exista, o debo admitir que mi mente es capaz de crear percepciones que no puedo negar, a pesar que existen más allá de la lógica y la realidad, es decir, que estoy loco.
Algunos ateos consideran ofensivo este argumento, pensando que se les acusa de inmorales por negar la existencia de Dios. Pero no es así, porque, dada la facilidad que tenemos los seres humanos para inventarnos excusas, una cosa es comportamiento ético de una persona y otra sus creencias.
De este modo tenemos por un lado la mayoría de los que se definen cristianos que se comportan como si no fueran a ser juzgados por sus actos; y por otro, la mayoría de los ateos que se conducen conforme a los más altos estándares de respeto por principios como la dignidad del hombre y la tolerancia. Malos creyentes, y malos ateos.
Bueno, hasta aquí esta entrada, en la segunda parte de nuestro examen de la cuestión filosófica examinaremos principalmente las objeciones a las 5 vías de Santo Tomás.
20 comentarios
¿No se ha parado a pensar que los militares golpistas que acabaron con la democracia en su país pensaban que Dios justificaba sus actos?.
Desde luego venir con el argumento de que es necesario Dios para tener valores morales absolutos no tiene sentido alguno, y además demuestra ud. un gran desconocimeinto de lo que son el ateísmo y el materialismo.
Yo soy ateo, y sin embargo creo que su vida es un valor absoluto, y ni yo ni el estado ni nadie tiene derecho a quitarle la vida por ningún motivo, ni aunque ud. matara a toda mi familia.
¿Realmente cree ud. que el materialista es simplemente el que cree que solo existe lo material y que por tanto no reconoce la existencia de algo abstracto como la "dignidad"?
El materialismo es otra cosa, buen hombre. Es creer que en nuestra vida solo influyen causas materiales, que si enfermo de cáncer no e spor castigo divino, y si me curo tampoco es por influencia de nada espiritual.
Los valores que consideramos absolutos lo son por convención social ¿o ud. cree que antes de que Moisés bajara del Sinaí con el decálogo la gente no consideraba como negativos el asesinato, el robo, la mentira, etc.?
No digo que ud. no sea bienintencionado, pero creo que se debería preparar mejor el siguiente post y tener menos prejuicios hacia los ateos materialistas.
a)Punto de partida: la imperatividad absoluta del deber.
Hay una vivencia del deber(hay unos mandatos, mandatos que nos hacen una exigencia y ante los cuales nos comportamos receptivamente) y una reflexion sobre esa vivencia del deber (ejercitamos nuestra actividad discursiva para conocer los mandatos)
b)El principio de causalidad: el imperativo y el imperante.
Es la bondad moral lo que nos impera en los mandatos morales, es decir, es aquello que nos exige que cumplamos lo que en ellos se nos ordena
La posibilidad de querer algo que excluya lo prescrito en el imperativo categórico se da sólo en el destinatario de tal imperativo, no en quien lo dicta. Por consiguiente, no cabe que los mandatos morales, dado su carácter categórico, procedan, en último término, de quien tiene la posibilidad de no cumplirlos, ya que tal posibilidad se identifica realmente con la de la libre volición de algo excluyente de lo mandado en ellos. El hombre no puede ser el fundamento o razón justificativa (la causa adecuada) de unos mandatos de carácter absoluto; asimismo, tampoco los mandatos morales pueden ser dictados, en definitiva, por el hombre.
c) Punto de llegada: el Absoluto como Persona.
Luego,conclusión,la absolutividad del imperativo exige un fundamento último, incondicionado enteramente, Dios. Lo absoluto sólo es posible, sin relatividad real de ningún género, en lo que de ningún modo es relativo realmente a ningún otro ser, y ello sólo se cumple en algún ser individual que no tenga necesidad de ningún otro.
@ Iván Galera: ¡Muchas gracias! espero poder continuar con esta serie.
@ Gringo: Creo que tus dos puntos ("los ateos pueden tener valores absolutos" y "los valores se originan en la convención social") están abordados ya en la entrada.
Hombre Pato, si vas a ser serio en tu discurso empieza por serlo desde ya mismo. La definición de prueba también dice " Indicio, señal o muestra que se da de algo" y cuando vosotros hablais de que hay "pruebas" de la existencia de Dios yo, y otros muchos, esperamos ver justamente esa acepción de "prueba" y no una retahíla de argumentos que no son más que palabrería, por muy coherentes y elegantes que puedan resultar. Si lo que ofreces es filosofía, ejercicios mentales, y otros malabarismos intelectuales, no llegaremos muy lejos en este debate, ya que a cada "argumentación/opinión" tuya, se podrá presentar una en el sentido contrario y tan o más ajustada a la razón como la tuya. No, si vas a presentar pruebas, presenta PRUEBAS. Si lo que pretendes es argumentar que la existencia de Dios puede defenderse en base a creencias, coherencia con determinados planteamientos filosóficos o incluso que se puede llegar a razonamientos logícamente correctos que justifiquen dicha existencia, pues mira, con todo respeto, te puedes ahorrar el esfuerzo, ya lo intentaron muchos antes que tú, y con muchos mejores argumentos que los que tú probablemente vayas a aportar ( sobre todo si tienen que ser novedosos )y está claro que todos y cada uno de ellos, fracasaron en el intento y se dieron de bruces con argumentos y mentes tan sólidas como las suyas, que dejaron sus propósitos en simples lecturas para los ya creyentes o para indecisos con escaso criterio y menos formación.
No obstante, aplaudo sinceramente tu esfuerzo y sólo espero que realmente puedas aportar algo que podamos llamar todos PRUEBA.
Un saludo.
Opté por una de las definiciones de la RAE, porque me pareció la más atingente al debate y creo haber sido serio en ello. En general se entiende que un "indicio, señal o muestra" tiene menos fuerza de convicción que una "razón, argumento o instrumento", y lo que busco presentar aquí son razones fuertes, no meros indicios.
Hay un cambio entre la ética del antiguo testamento y la del nuevo. Entonces no hay ABSOLUTOS morales sino valores morales adecuados para cada época o sociedad.
En el antiguo testamento en numerosas ocasiones se insta a la matanza de personas indefensas y donde el propio Dios mata mucha gente.
En el nuevo hay una ética mucho más tolerante, en todo caso los castigos son después de esta vida.
Hay mucho que parece ser un valor absoluto. "no matarás" por ejemplo pero después resulta que si vale en defensa propia, en caso de guerra, etc.
Kewois
Un saludo.
Si un valor se expresa como "no matarás" y luego se descubren excepciones, hay que ampliar nuestra comprensión del principio para comprenderlas, y no decir como hay excepciones, soy libre de matar.
@ Juan Carlos: muy interesantes cada uno de tus comentarios. Poco tengo que agregar.
@ Pillín: 2 Tim 2-14 ;)
El principio moral que aplicaba tu padre no ha cambiado. “Los niños no deben tomar alcohol”.
Ahora nosotros tenemos entre varios un principio moral que por ejemplo es “No se debe hacer sufrir a un inocente por las culpas de otro”. Parece algo bastante universal.
Y eso no se ve con los niños de Sodoma y Gomorra o con los primogénitos de Egipto cuando niños inocentes murieron por la culpa de sus padres.
Otro principio moral sería que a cada ofensa corresponde un castigo equilibrado. Eso no se ve o con los muchachos despedazados por osos que se burlaron del profeta Eliseo.
Las veces que en el antiguo testamento se llama a matar incluso a los niños de pecho hijos de los pueblos o ciudades conquistadas, eso escandaliza a cualquiera.
Y no es que antes eran unos bárbaros y ahora no.
Si esta mal matar niños o matar inocentes ESO es un principio universal. Estaría mal hacerlo ahora, estaba mal hacerlo antes. A menos que lo que prime es el relativismo o que se sostenga que el AT fue escrito por hombres, para hombres siguiendo los estandares culturales y morales de esa época.
Kewois
Correcto, pero al niño le puede parecer que el principio es "tú no debes tomar alcohol", y en eso estará equivocado.
En cuanto al matar inocentes, nuevamente estás poniendo a Dios como objeto de la ley moral, como si ésta existiera antes que Él. No es así, y Dios puede matar a cualquiera de sus criaturas, porque son suyas. Lo que no podría hacer, porque iría contra su naturaleza es hacer un mal directamente, pero dado que la muerte no es el fin, no podemos afirmar que para ellos la muerte haya sido un mal.
Por otro lado, es muy común que un inocente sufra por las culpas de otro. Si se encarcela de por vida a un hombre, su esposa e hijos, que son inocentes, sufren emocional y económicamente, y no por eso dejaremos de castigar a los culpables. Yo diría que ese principio moral existe, pero necesita ser refinado.
En todo caso, más fructífero para tu punto es dejar de atacar a Dios y ocuparse en verdaderos cambios de la ley entre el AT y el NT, como en Mt 19:3-9.
Concluyo con una última afirmación suya: "pero dado que la muerte no es el fin, no podemos afirmar que para ellos la muerte haya sido un mal", aquí, y dejando aparcada la cuestión, no baladí, de que el que la muerte no es el fin es una pura creencia sin más que eso, yo sí puedo afirmar que para "ellos" la muerte fue un mal, de no serlo, deberíamos considerar que el aborto puede ser un bien para el feto y me parece que ahí coincidimos ambos en que no es el caso.
Si un hombre fuera su propio dueño, no habría inconveniente en aceptar la esclavitud porque ese hombre podría venderse a sí mismo, a cambio, por ejemplo de un beneficio para su familia. Precisamente porque Dios es dueño de los hombres, es que un hombre no lo puede ser de otro, y la esclavitud es inmoral.
Si otros causan mal por orden o en nombre de Dios verdaderamente (no que solo se lo crean) entonces sería Dios el que actúa mal, lo cual es absurdo.
Y en cuanto al aborto, a nosotros no nos está permitido dar muerte a otro, porque cada vida pertenece a Dios, luego abortar es malo. En cambio si Dios no existe, o es una pura creencia como dices, todo está permitido, y no podríamos decir que el aborto es un mal o un bien.
Si Dios fuera completamente incomprensible, no podríamos siquiera decir que existe, cosa que, en cambio, afirmas categóricamente, luego no es completamente incomprensible.
Asi, por ejemplo, el fenómeno del Big-Bang, no se nos mostró por experiencia directa o inmediata de sí mismo, pues al ser algo que aconteció en el pasado más remoto (14.000 ó 15.000 millones de años) es imposible que ningún científico actual, por muy perspizcaz que sea, lo pueda experimentar directamente. Se demostró, pues, indirectamente a partir de otros hechos ciertos y experimentados actualmente, como la radiación cósmica de fondo, la expansión continua del universo, etc., que son efectos experimentados aquí y ahora cuyo estudio y análisis científico, correctamente realizado, lleva necesariamente a afirmar como causa de ellos la explosión de una materia inicial, que llamamos Big-Bang.
En el fondo, la demostración del Big-Bang y la de la existencia de Dios, aunque sus objetos demostrados son diferentes, tienen esencialmente la misma estructura lógico formal: remontarse desde efectos indubitables reales y experimentados ahora hasta una causa, que aunque sea imposible experimentar ahora, sinembargo queda necesariamente exigida o postulada por dichos efectos, porque de no darse dicha causa serían incomprensibles y más bien tendrían que no darse dichos efectos.
Por eso las demostraciones de la existencia de Dios no nos van a dar directamente la experiencia de Dios, no van a hacer que veamos a Dios inmediatamente o experencialmente en sí mismo, de la misma manera que las demostracciones del Big-Bang no hacen que tengamos experiencia directa del Big-Bang, pues como tal fenómeno concreto y singular, acaecido hace unos 14 ó 15 mil millones de años, es irrepetible.
No obstante hay que tener en cuenta que Dios y el Big-Bang son objetos diferentes: por tanto no todo lo que es aplicable a Dios es aplicable al Big-Bang ni viceversa.
Dios, como no es algo causado y que tenga un comienzo como el Big-Bang, es eterno y tampoco puede tener fin,
y por existir en todo momento es posible tener también de El un conocimiento directo o empírico aquí y ahora.
Dichas demostraciones sólo nos proporcionan un conocimiento intelectual o conceptual, pero no una experiencia en vivo y en directo del mismo fenómeno demostrado. Por ello los ateístas es lógico que a pesar de todas las pruebas o demostracciones teístas, siempre queden insatisfechos: quieren experiencias vivas de Dios, experimentar a Dios en vivo y en directo, como se experimenta la salida del sol cada mañana.
Esta experiencia viva de Dios, o conocimiento experiencial, sólo la da la fe, y no siempre la fe lo proporciona en el mismo grado: hay fe más intensas y vivas que otras.
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