(335) Reinstaurar la romanidad del catolicismo
Reinstaurar la romanidad de la Iglesia es recuperar el sentido del derecho, y por tanto de lo justo; reinstaurar la Lengua Común, y por tanto la doctrina. Reinstaurar la autoridad y la potestad, y por tanto la pax romana en la Iglesia, columna y fundamento de la verdad (1 Tim 3, 15)
Sin ambigüedades, sin concesiones al espíritu de la época.
En Cristo, robur et decus, fuerza y honor.
1ª.- Romanitas católica contra personalismo post-luterano; contra la Babel moderna; contra la tiranía del subjetivismo. Lo universal contra lo global. El ethos clásico frente al ethos moderno. La ley moral frente a la mera norma general, convencional y administrativa.
Es urgente y necesario reinstaurar las virtudes romanas del catolicismo tradicional, emanadas de las virtudes morales y perfeccionadas y elevadas por las teologales:
Gravitas, firmitas, comitas, disciplina, virtus, severitas, frugalitas; robur et decus; industria, clementia; gravedad, firmeza, desenvoltura sobrenatural y sentido del humor, ascética, virtud, severidad con uno mismo; frugalidad; fortaleza y honor; abnegación, clemencia.
Recuperar no sólo las virtudes, sino también el espíritu del clasicismo católico. Para hacer frente al manierismo del (pos)modernismo, que tanto daño está haciendo al alma cristiana. Desde una sana doctrina de la gracia y de la acción de las causas segundas, no lo olvidemos.
2ª.- La escuela francoalemana, kantiana y fenomenológica, no congenia con la romanidad del catolicismo; axiológica y burocrática, manierista y cartesiana, reposa en el método de inmanencia modernista, incluso cuando pretende ortodoxia. Por ello se opone frontalmente a la romanitas clásica y tradicional, cuyo método consiste en contemplarlo todo sub specie aeternitatis.
3ª.- Necesitamos en la Iglesia una batalla de Actium conceptual, filosófica y teológica, para que advenga un orden nuevo, clásico y augusto. Que es el orden de siempre, el orden tradicional.
4ª.- Axiólogos y fenomenólogos difundieron su ataque al derecho romano, natural y cristiano, queriendo ofender la clasicidad del catolicismo. La tradición jurídica y doctrinal les parecía triunfalismo constantiniano, como dirían Rahner y compañía.
5ª.- Pero esta crisis puede ser vista como el proceso por el que el Cuerpo Católico expulsa las ideas bárbaras. Hay que contemplarlo así. Para que el próximo paso sea reinstaurar un nuevo clasicismo del espíritu, y con él la perspectiva teologal, la pura objetividad a secas, sub specie aeternitatis. Tan necesaria, tan fundamental, tan urgente.
6ª.- Asumiendo como propia la lengua y el numen de Roma, la Iglesia se hizo, providencialmente, portadora del legado de la romanidad, cuya esencia estaba llamada a santificar. Proporcionó a la mente cristiana un cimiento sólido, grecolatino, venerable y tremendo, sobre el que edificar, purificado y elevado.
7ª.- La romanitas del catolicismo, que todos estamos llamados a reinstaurar, sobrevive en el derecho natural y cristiano; en la doctrina tradicional, bien delimitada; en los esquemas de la síntesis aristotélico-tomista; en la constitución cristiana de los estados; en la ley moral como cimiento de las leyes civiles; en el sistema de parroquias, debidamente reconstituido; en las doctrinas silenciadas por el liberalismo católico de tercer grado; en los conceptos claros y precisos del pensamiento jurídico hispánico. Porque las rectas tradiciones locales, (que sienten con la Iglesia, y han surgido fielmente de la gran Tradición), son queridas por Dios.
La romanitas cristiana es la traditio local por excelencia. No una traditio global, sino local, de alcance universal porque reposa en lo común. Es, en definitiva, la traditio local común perfeccionada por la Tradición. Una vez destruida la Cristiandad, la romanitas sobrevive en la tradición local hispánica, que es su heredera.
La romanitas, que es el cimiento intelectivo de la Cristiandad, tiene la fuerza y el honor de una lengua sublime, de nociones preciosas y cristalinas, como esculpidas en bronce; de siglos de sabiduría política y moral. Es hora, ya, de reinstaurarla. Es hora del buen combate contra la impostura fenomenológica, contra los “sinfonismos” balthasarianos, contra los sobrenaturalismos blondelianos y los laicismos débiles o fuertes, sanos o insanos. Contra la falsa idea de una Europa sin Cristo, sin Cristiandad, sin Grecia ni Roma, sin Veterum Sapientia, sin derecho natural, sin universales, sin pensamiento clásico.
Es hora, ya, de mirar hacia atrás con agradecimiento y recibir el legado.
David Glez.- Alonso Gracián
(305) Séptimas morales y políticas, I: cosas que hacen falta
(306) Séptimas morales y políticas, II: Asaltar la Bastilla
(308) Séptimas morales y políticas, III: Principios y contraprincipios de sana política católica
(310) Séptimas morales y políticas, IV: Personalismo jurídico y libertad religiosa
(330) Séptimas morales y políticas, V: La Causa Política (la católica)
(331) Séptimas morales y políticas, VI: Los Principios de nuestra Causa y el Estado Mundial
(333) Séptimas morales y políticas, VI: El Estado Nominalista, o la insoportable levedad del derecho
(335) Séptimas morales y políticas, VIII: Reinstaurar la Romanitas
11 comentarios
Es necesario siquiera sea para que quede constancia de que en medio del desplome abisal quedaron voces que dieron testimonio de las sendas antiguas, de la verdad.
Y si no habláramos, las piedras hablarían.
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A.G.:
Las sendas antiguas, qué hermosa expresión has utilizado. Son las sendas de nuestros mayores, que recibimos con veneración, que no con nostalgia, para reaprender a caminar. Tanto ha avanzado la apostasía. El cuerpo doctrinal católico yace moribundo, como tan expresivamente anotas. Por eso nos ponemos manos a la obra, sabiendo que lo que es imposible para el hombre es posible para Dios.
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A.G.:
Levantémonos, vamos, aprendamos de nuestros mayores a reconquistar el suelo perdido, la casa de nuestros antepasados en el espíritu de Cristo, como diría Pedro L. Llera con su Opción Pelayo. Las sendas antiguas, que decía Luis Fernando.
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O sea un Nuevo Orden Tradicional, en oposición al NOM.
Totalmente de acuerdo.
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A.G.:
El orden, Ricardo, del derecho natural y cristiano, enemigo número uno del Estado Mundial.
Amén.
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A.G.:
Corregir es muy necesario. Sobre todo, también, corregir penando, que para eso existe un derecho penal, contra los delitos contra la fe de los bautizados, también de los pastores.
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A.G.:
La tesis no es que sea sustancial sino que es providencial. Es decir, que para la misión de la Iglesia, Grecia y sobre todo Roma han sido providenciales.
Tanto para la edificación de la Cristiandad, con todos los dones intelectuales, culturales y espirituales que supuso, como para la custodia y defensa del derecho y la ley naturales.
También la antigua sabiduría de griegos y romanos fue providencialmente puesta al servicio del pensamiento teológico, de forma que la escolástica cristiana hizo suyo el legado de la Antigüedad.
La presencia de Roma, y con ella de Grecia, en los inicios del cristianismo, no fue azar ni casualidad.Fue providencial para la Iglesia y para su misión civilizadora y ante todo salvífica.
Le pido a Dios que publique usted libros que tan necesarios son en estos tiempos de vigías ciegos...
Dios le Proteja...
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A.G.:
Gracias Óscar, seguiré escribiendo sobre este tema. Me gustó la imagen de la pieza de artillería. Si Dios quiere, espero publicar todo esto. Todo se andará.
Sólo tenemos poco más de 7.000 sacerdotes en toda Venezuela y ¿cuantos católicos más seremos entonces?
La mies es inmensa.
Pero de lo que usted D. Alonso ha escrito tenga por seguro que no se quedará sólo aquí...
Cada vez que alguien dice que convendría publicar lo que escribe, aquí estoy yo pidiendo con todos que lo haga. Es necesario. Por favor.
No suelo hacer comentarios porque me quedo sin palabras leyendo lo que comparte, nos ayuda con sus conocimientos y nunca se lo agradeceremos bastante. Tal como estamos, una persona como usted que sabe lo que dice, que lo escribe tan bien que hasta yo lo entiendo, es un oasis en la travesía de este desierto. Doy gracias a Dios y le pido que El se lo pague y se lo aumente para bien de todos.
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A.G.:
Muchas gracias Martinna. Me alegro mucho sea de utilidad y dé fruto. Si Dios lo concede, espero poder publicar todo esto.
Estoy de acuerdo plenamente con el punto 2. La deriva de la moral y la filosofía de esta gente es madre de muchos de los problemas de hoy.
No tanto así con el 7. Coincido con Joaquin. La "romanidad", en el sentido que se le da aquí, fue solo una fracción de la historia de la Iglesia. Por ejemplo, hasta el Gran Cisma, a nadie se le hubiera ocurrido borrar la liturgia y el idioma que se usaba en Oriente.
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A.G.:
Lo que no es prudente, más bien suicida, es ignorar la romanidad del catolicismo, porque es como ignorar la providencia de Dios con su Iglesia.
La tesis del post no es que la romanitas sea Tradición, sino que es tradición local emanada fielmente de ella. Y de forma providencial, no por casualidad.
Para que la Iglesia se hiciera custodia del orden natural era muy conveniente asumir, en la forja de su identidad cultural, jurídica y filosófica, lo que S. Juan XXIII llamó Veterum sapientia.
El legado grecolatino, que denomino romanitas, es preámbulo de la fe, y andamiaje del derecho natural y cristiano.
Más aún, es claro que en la medida en que la Iglesia se ha alejado de la romanidad, se ha desnaturalizado.
En lo que hace a la tradición griega, en tanto tiene su origen en la tradición greco-latina, no creo deba considerarse opuesta a la "romanitas" sino al contrario, formando parte de ella.
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A.G.:
Así es, Ricardo, la romanitas incluye el pensamiento griego. Ambos forman una sola sabiduría, la Veterum Sapientia.
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