(331) La Causa política cristiana frente el Estado mundial
1ª.- Un Estado mundial como potencia absoluta está fuera del plan divino y es indeseable. Dado que toda potestad debe ser delegada de la única y soberana potestad de Cristo Rey, una superadministración no delegada que gobierne mundialmente, (ahogando las potestades locales delegadas), repugna a la mente católica.
2ª.- La única comunidad de autoridad universal que ha entrado en los planes de Dios es la Iglesia. Todo intento de edificación antropocéntrica de un superestado de autoridad mundial está destinado al castigo divino, que frustra voluntades y quebranta titanismos, como hizo en Babel.
3ª.- El derecho en el Estado mundial pretende establecer a nivel planetario un (des)orden de potestades subjetivas e individuales que reclaman y contrarreclaman (Turgot) sus propios proyectos de autodeterminación. No es un (des)orden nuevo sino el propiciado por la Gorgona jurídica de la Modernidad, cuyo objetivo es petrificar los universales y licuar la ley natural, desnaturalizando su consistencia universal.
—Frente a esto, el derecho clásico determina lo justo universal en cada cada caso particular en orden al bien común y la naturaleza de las cosas.
4ª.- La legitimidad de toda potestad política deriva del reconocimiento de una ley supralegal, inmutable y eterna, que la exceda y al excederla la fundamente.
—Pero la Bestia mundial sustenta su ética en una legalidad inmanente, sin referencia última, de pura convención, por lo que al carecer de legitimidad procura obtenerla en la sombra. Su mecanismo de expansión consiste en apartar la ley moral de la vida social y política, y reducirla a la vida privada, para tener via libre en las instituciones.
Para ello pone en funcionamiento mecanismos de poder plutocrátrico y sinárquico, que compensen con oscuridad el vacío dejado en las sociedades por la ley natural excluida. El ethos de esta legalidad inmanente positivista es el ethos global, que nunca podrá ocupar, en el pensamiento católico, el lugar que ocupa la ley moral universal.
5ª.- Aunque la potestad política y la potestad religiosa se distinguen, deben encontrarse algunas veces en la vida concreta de los pueblos, legislando acerca de lo mismo aunque por razones distintas. Por eso son necesarios cauces jurídicos locales que eviten la tiranía del positivismo mundial.
—Sería necesaria la recuperación de tradiciones jurídicas naturales que, emanadas del único derecho natural y cristiano, proporcionaran a la sociedad la justa consonancia entre el orden de la redención y el orden de la vida temporal, según el estilo propio de cada comunidad natural.
(305) Séptimas morales y políticas, I: cosas que hacen falta
(306) Séptimas morales y políticas, II: Asaltar la Bastilla
(308) Séptimas morales y políticas, III: Principios y contraprincipios de sana política católica
(310) Séptimas morales y políticas, IV: Personalismo jurídico y libertad religiosa
(330) Séptimas morales y políticas, V: La Causa Política (la católica)
(331) Séptimas morales y políticas, VI: Los Principios de nuestra Causa y el Estado Mundial
7 comentarios
Y esto a pesar de lo que haya dicho algún papa despistado y desinformado, que creo que ha habido al menos uno que alabó la idea de un gobierno mundial.
La confusión de las lenguas ya ha comenzado por obra de los mismos mentores del NOM, quienes en su afán de engañar y de borrar el cristianismo hasta del lenguaje -la famosa "deconstrucción" - practican desaforadamente la perversión semántica. Pero eso se les va a volver en contra porque genera un caos inmanejable.
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A.G.:
Gracias Ricardo.
Así pienso, que el titanismo del NOM es el retorno del espíritu babélico. Hay muchos signos que apuntan a ello.
La perversión semántica que mencionas con acierto es uno de esos signos. Se utiliza como hechizo lingüístico, con pretensiones de transformar la naturaleza de las cosas y transmutar el ser en valor, es decir, vaporizarlo.
Esto me hace pensar que ese caos que mencionas es el caos de la magia negra, de la goecia posmoderna, que alterando las esencias altera el orden.
¡Viva nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo!
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A.G.:
¡Viva!
Alonso, muchas gracias una vez más por lo que escribe. El Señor y Santa María Inmaculada le bendigan.
Ciertamente, si "...la potestad política y la potestad religiosa se distinguen..." y se encuentran "algunas veces en la vida concreta de los pueblos, legislando acerca de lo mismo aunque por razones distintas" , y también "... por eso son necesarios cauces jurídicos locales que eviten la tiranía del positivismo mundial."
Luego entonces, la apuesta estratégica seria la siembra de la ley divina, a costa de la correspectiva relativización regionalizada de la ley positiva.
Ahora, ante el fenómeno mundial de la globalización, que es un hecho en crecimiento acelerado ´¿no existe el riesgo de que sean esas leyes divinas regionalidas las que resulten relativizadas? ¿No será eso lo que está de hecho ocurriendo?
Y si se reconoce la existencia de dos instancias normativas de la sociedades, la postiva y la moral, cristiana, con distintas formas de proceder y razones de ser, que se "encuentran", coincidente o contradictoriamente, alguna vez, mientras que se abren "cauces jurídicos que eviten la tiranía del positivismo mundial" , o que, al contrario de lo pretendido, se "positivice" la ley moral. Y si, como parece, esa es la confrontación que en ambos sentidos está ocurriendo ¿Por qué teorizar sobre un "Arda" que ya existe, y no simplemente retomar la evangelización, extinta?
1) Establecer una moneda única, algo que actualmente es potestad de una única nación y que trae diversos inconvenientes.
2) Establecer una fuerza armada que evite las guerras, como sucedió en la formación de los Estados Nacionales.
3) Establecer mínimos comunes a la protección del trabajo. Actualmente, Occidente esta perdiendo sus fuentes de trabajo, que van a parar a Extremo Oriente, donde la protección al trabajo no existe, con parabienes de los inescrupulosos.
En su momento la teología pudo adaptarse perfectamente a la existencia del Imperio -que en ese momento era EL MUNDO- no veo por qué no pueda hacerlo ahora, conservando a Cristo Rey.
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