17.04.25

El santo Crisma en la Iniciación cristiana (aceite perfumado y consagrado por el Obispo)

Tras el bautismo un óleo diferente al de exorcismo, el óleo el de acción de gracias, era administrado por los presbíteros y a continuación el Obispo crismaba a los neófitos[1]. En los ritos de la iniciación cristiana, el óleo comunicaba el don del Espíritu Santo.

Abundan los testimonios en este sentido. No tardó mucho en unificarse esta doble unción post-bautismal, quedando reservada la Crismación al Obispo para la comunicación del Don del Espíritu, en la misma celebración bautismal o diferida en el tiempo.

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6.04.25

La liturgia: Cristo en sus misterios para nosotros (Notas de espiritualidad litúrgica - XXIII)

La liturgia actúa eficazmente con la acción del Espíritu Santo. Es el obrar de Dios en las almas, transformándolas, agraciándolas, santificándolas.

La liturgia, con sus ritos y plegarias, con el año litúrgico y la proclamación de la Palabra divina, no sólo nos recuerda a Jesús con un memoria subjetiva, sino que hace presente a Jesucristo con su fuerza y su gloria, uniéndonos a Él, por fe y por amor, y al unirnos a Cristo, la liturgia nos va transformando en Él, asimilando en Él, para que sea Cristo quien viva en nosotros y no ya nosotros mismos.

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15.02.25

Eclesiología de la catedral y sus consecuencias (1) (Tu Catedral - IX)

La Iglesia local se manifiesta y al mismo tiempo se realiza como tal cuando está reunida en asamblea eucarística presidida por el obispo.

Es una verdad eclesiológica la que se verifica en la catedral: en cada iglesia reunida en torno a su obispo está presente toda la Iglesia de Cristo, una, santa, católica, apostólica. Por esto, la importancia de la liturgia celebrada en la catedral no es de orden ceremonial sino teológico, porque deriva de la plenitud de significado de la asamblea litúrgica presidida por el obispo: es una “especial manifestación de la Iglesia” (SC 41).

Seguiremos la reflexión de Pere Tena, en un artículo suyo[1], para entrar más en la eclesiología de la catedra y ver sus aplicaciones litúrgicas y pastorales, que son muchas.

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12.01.25

Materia sacramental de la Unción de enfermos: el óleo

Unción enfermos

Desde el principio, y a tenor de lo prescrito por la epístola de Santiago, el óleo era la materia central del sacramento de la Unción de enfermos.

Una vez bendecido, durante el primer milenio era habitual que los fieles mismos, a modo de sacramental probablemente, se lo llevasen en caso de necesidad y se lo aplicasen o lo degustasen y, en los casos más graves, fueran los sacerdotes hasta el enfermo a rezar sobre él y ungirlo.

El rito sacramental se va centrando, cada vez más, en la presencia del sacerdote que reza, impone las manos al enfermo y lo unge con una fórmula sacramental.

En el rito romano, al vincularse la Unción con el perdón de los pecados y la penitencia, se retrasa el momento de su realización hasta después del viático, convirtiéndose en “Extremaunción”, ungiendo los miembros y sentidos del enfermo-agonizante con sentido penitencial.

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22.09.24

Liturgia extraña sin espiritualidad (Notas de espiritualidad litúrgica - XXXV)

La liturgia fue por un camino, y la espiritualidad y la vida espiritual fueron por otro.

¿Qué ocurrió?

Desapareció el catecumenado y la mistagogia, cuando la sociedad, ya cristiana, bautizaba sólo a los niños y éstos crecían en un hogar cristiano que los iba educando en la fe. Durante siglos se fue omitiendo una introducción mistagógica a la liturgia y tampoco era ya frecuente la predicación en las iglesias: sólo el obispo predicaba y en ocasiones especiales.

La liturgia se volvió incomprensible al paso de los siglos cuando se mantuvo el latín pero ya nadie entendía lo que se leía o se rezaba en la liturgia. Sólo unos pocos lo entendían –clero y monjes-.

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