Polémicas matrimoniales (XX): Mons. Bonny, obispo de Amberes
Hace un par de días, un miembro del episcopado belga, Monseñor Johan Bonny, obispo de Amberes, hizo unas declaraciones frontalmente contrarias a la doctrina de la Iglesia en materia de moral sexual, en una entrevista publicada por el periódico belga De Morgen.
No creo que haga falta comentar directamente su postura (favorable al reconocimiento en la Iglesia de las parejas del mismo sexo), pues es evidentemente opuesta a la doctrina de la Iglesia que todos conocen y que se encuentra muy bien explicada en el Catecismo. En lugar de eso, me voy a fijar en dos cosas en particular: las razones en las que apoya su rechazo a la doctrina de la Iglesia y las reacciones que ha suscitado esa negación pública.
La primera “razón” que da el obispo para negar la doctrina de la Iglesia en este punto concreto es, pásmense ustedes, que la sociedad no se la cree y, por lo tanto, en lugar de proclamar el Evangelio a la sociedad tenemos que cambiar el Evangelio para que se ajuste a lo que hace la gente: “Al igual que en la sociedad existe una diversidad de marcos jurídicos para las parejas, debería también haber una diversidad de formas de reconocimiento en el seno de la Iglesia”. Aparentemente, para don Johan la Iglesia debe aceptar cualquier pecado contra el sexto mandamiento siempre que la sociedad ya lo haya aceptado, porque la sociedad no se puede equivocar. Esta idea es antigua y, en filosofía, se asocia al concepto de Rousseau de la “voluntad general”, que según el filósofo francés era siempre infalible, absoluta, justa y verdadera. En teología se conoce, de forma más sucinta, como el mundo y sus seducciones.
Tiene también una segunda razón que, increíblemente, es aún más absurda que la primera: “Todo el mundo quiere vivir su propia vida en lo referente a las relaciones, amistades, familia y educación de los hijos. No podemos negar que existieron heridas y traumas dentro de la Iglesia. Demasiada gente ha sido excluida por mucho tiempo”. Así pues, como todo el mundo quiere hacer lo que le dé la gana, al margen de lo que manda Dios (es decir, para ser claros, como todo el mundo peca), la Iglesia debe aceptar y legitimar el pecado para que nadie se sienta excluido. De algún modo, el único pecado injustificable que queda es decir que existe el pecado.
Por si alguien no está aún convencido de las razones de Mons. Bonny, hay que tener en cuenta que, con esta estrategia, se consiguen dos importantes ventajas. La primera es que deja de haber oposición entre la Iglesia y el mundo, porque ambos se identifican. Cristo entendió bien el problema cuando dijo: el mundo os odia porque no sois del mundo. Sin embargo, no encontró la solución al problema, que sólo nos ha llegado de la mano de Mons. Bonny: hagámonos indistinguibles del mundo y el mundo dejará de odiarnos.
La segunda ventaja está en que soluciona, de una vez por todas, otro problema que Cristo dejó sin resolver: el problema del pecado. Cristo murió en la cruz para redimirnos del pecado y nos dijo que teníamos que tomar la cruz para seguirlo, sin darse cuenta de que la solución era mucho más sencilla: basta decidir que el pecado ya no es pecado y se termina el problema. Si todo es comprensible y admisible, el pecado no existe y ya nadie se siente excluido, deja de haber heridas y traumas dentro de la Iglesia y la gente puede “vivir su propia vida en lo referente a las relaciones, amistades, familia y educación de los hijos”.
En fin, es evidente que estas declaraciones son cualquier cosa menos católicas. Constituyen un claro ejemplo de una forma de vivir el cristianismo que ha renunciado a cualquier doctrina propiamente católica, para disolverse en el espíritu de la época.
Curiosamente, sin embargo, todo lo que se ha dicho apenas es nada en comparación con lo que decía Mons. Bonny en su respuesta particular a las cuestiones planteadas por la encuesta previa al sínodo sobre la familia, que el obispo publicó como carta abierta en septiembre. Es decir, no se trata de unas declaraciones puntuales o unas expresiones desafortunadas en una entrevista por sorpresa, sino de la clara manifestación del pensamiento del autor.
En su carta abierta, Mons. Bonny aprovechaba para criticar la “falta de colegialidad” del beato Pablo VI al escribir la encíclica Humanae Vitae, ya que el Papa osó rechazar el consejo de la comisión de expertos que había nombrado (y que recomendaba aceptar los anticonceptivos). También elogiaba la actitud rebelde de los obispos belgas en esa época, publicando una Declaración que negaba la doctrina papal, reduciendo el uso de los anticonceptivos a una decisión personal en conciencia. Asimismo, criticaba que la encíclica Familiaris Consortio de San Juan Pablo II volviera a insistir en que el uso de anticonceptivos es intrínsecamente inmoral, en lugar de dejarlo a la conciencia de cada uno. Es más Mons. Bonny negaba que hubiera actos intrínsecamente malos “independientemente de las circunstancias personales de cada uno, su experiencia vital o su historia vital”, como siempre ha enseñado la Iglesia, una idea que para él es “una injusticia con la universalidad del pensamiento católico”. A continuación, pedía que el sínodo revirtiera la doctrina de la Humanae Vitae y de la Familiaris Consortio.
Resulta llamativo que, en el tema de la relación entre doctrina y pastoral en el sínodo, el obispo de Amberes afirmaba claramente que no se podía tocar la pastoral sin afectar la doctrina… y defendía que se cambiase la doctrina, porque “la enseñanza de la Iglesia Católica sobre el matrimonio y la familia debe encontrarse en una amplia tradición que ha adquirido nueva forma y nuevos contenidos durante los siglos”. Además, según Mons. Bonny, la apelación a la ley natural en el contexto ético del matrimonio y la vida familiar es una “fuente de confusión, malentendidos y resistencia”. Alegaba que la gran mayoría de los fieles “bien formados y leales” rechazaban algunos “conceptos morales y teológicos o mandamientos y prohibiciones morales”, elogiaba a los moralistas Fuchs, Häring y Janssens (los tres contrarios a la doctrina de la Humanae Vitae y partidarios del “proporcionalismo”, condenado por la Veritatis Splendor) y defendía la complementariedad de los “diferentes modelos teológico-morales” (es decir, los que concuerdan con la doctrina de la Iglesia y los que no).
Una parte de su escrito estaba dedicada a defender que la Iglesia tiene que ser la “compañera de viaje” de situaciones pecaminosas, como las de divorciados vueltos a casar o parejas del mismo sexo. Todo ello justificado por la “complejidad del contexto cambiante en el que las relaciones, el matrimonio y la familia tienen lugar hoy”. Según Mons. Bonny, “la realidad es a menudo mucho más compleja de lo que puede abarcar una pareja de conceptos opuestos: bueno o malo, verdadero o falso, correcto o incorrecto”. Además, ponía como ejemplo de estupendos cristianos a parejas que usan anticonceptivos, recurren a la fecundación in vitro o conviven sin estar casados. Todo ello en nombre de la compasión, de la conciencia individual y de su esperanza de que “la Iglesia también reconozca lo que hay de bueno y valioso en otras formas de vivir en pareja que no son el matrimonio tradicional”.
Por supuesto, también defendía la comunión de los divorciados vueltos a casar (ya que Jesús comía con publicanos y pecadores y la sociedad ha cambiado mucho). Además, contaba orgullosamente su propia experiencia dando la comunión a multitud de personas “en situaciones maritales ‘irregulares’”. No parece una mera coincidencia que Mons. Bonny fuera colaborador durante mucho tiempo del cardenal Kasper en el Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos. De hecho, Mons. Bonny no ha hecho más que reiterar las tesis del cardenal Kasper sobre la comunión a los divorciados y aplicar los mismos principios a los demás campos de la moral sexual, como las relaciones prematrimoniales, las parejas del mismo sexo, los anticonceptivos o los conceptos fundamentales de la teología moral. En ese sentido, es de agradecer que el obispo de Amberes haya mostrado las verdaderas consecuencias deletéreas que tienen las tesis del cardenal.
En resumen, la respuesta al cuestionario de Mons. Bonny parece un “compendio de todas las herejías” relativas a la moral sexual y familiar y bien podría ser utilizado por los estudiantes de teología como un excelente resumen de todo aquello que un católico no cree en este ámbito. El documento, además, refleja muy bien el sentimentalismo, el doble lenguaje, la vaguedad argumentativa y la falta de un firme sustrato filosófico y moral que caracterizan nuestra época.
Ante esta declaración formal, publicada como carta abierta, es muy significativa la ausencia de reacciones. Un obispo niega pública y formalmente la totalidad de la doctrina de la Iglesia en materia de moral sexual y matrimonial y la única reacción es el silencio. Nadie le reprende, los demás obispos permanecen callados (a excepción del joven obispo de Passau, en Alemania, que criticó la carta en facebook), la conferencia episcopal belga también calla y parece que todo da igual. Sólo algunos seglares y sacerdotes se han atrevido a alzar la voz contra sus despropósitos.
El director de la “católica” Universidad de Lovaina, con cierta clarividencia, ha señalado que “no hay que subestimar la importancia de esto, porque Mons. Bonny aboga por un cambio en principios sostenidos como inquebrantables, algo que durante los pontificados dogmáticos de Juan Pablo II y Benedicto XVI ningún obispo podría haberse dado el lujo de hacer”. En efecto, desde los meses previos al sínodo extraordinario sobre la familia parece que se está creando un preocupante ambiente en el que negar la doctrina de la Iglesia no sólo es posible, sino incluso está de moda.
Ya hemos indicado varias veces en este blog que las consecuencias de permitir que se expusieran libremente todas las opiniones en el sínodo, aunque fueran contrarias a la doctrina de la Iglesia, sólo podían ser nefastas. Es muy probable que el Papa Francisco quisiera asegurar así la libertad necesaria para una discusión fructífera entre los padres sinodales, pero no podemos olvidar que la libertad está reñida con el error, porque es la Verdad la que nos hace libres. No puede existir en la Iglesia la libertad de proclamar el error, porque esa supuesta “libertad” sería un abandono de la Verdad revelada que nos ha sido entregada y una traición a la misión confiada por Dios al magisterio de la Iglesia.
De alguna forma, da la impresión de que muchos quieren que vuelva la época de desconcierto posconciliar, en la que parecía que se podía decir cualquier cosa y la enseñanza de la Iglesia sólo era una opinión más, tan respetable, falible y parcial como las demás, porque lo único que importaba era el etéreo y cambiante "espíritu del Concilio", completamente opuesto a lo que realmente aprobaron los padres conciliares. El propio Cardenal Kasper lo expresó con total claridad, en una entrevista con Zenit. El reportero le preguntó: “Ayer se nos dijo que el “Espíritu del Concilio Vaticano II estaba en el sínodo. ¿Está de acuerdo?”. Y el cardenal respondió: “Es el espíritu del Concilio. Es muy cierto”.
A la vista de todo esto, no es extraño que, como señala Mons. Bonny, muchos católicos rechacen la moral sexual que enseña la Iglesia. Sin embargo, no se trata de católicos “bien formados”, como pretende el obispo de Amberes, sino de católicos mal formados por una serie de pastores que rechazan la enseñanza de la Iglesia y han enseñado a rechazarla a los fieles que la Iglesia les ha encomendado. Es una situación de apostasía abierta que no viene de la persecución externa, sino del socavamiento interno de la fe.
Imagino que don Johan Bonny dice estas cosas de buena fe, pero eso no quita que sean afirmaciones inaceptables para un obispo católico. Los católicos de Amberes tienen derecho a que su obispo proclame y enseñe la doctrina católica, en lugar de negarla. Y los demás obispos, junto con todos los sacerdotes y los fieles, tenemos el deber de proclamar públicamente que lo que dice Mons. Bonny no es católico, que esa no es nuestra fe, no es la fe de la Iglesia. Es mucho lo que nos jugamos, porque los mandatos del Señor son mandatos de vida y el salario del pecado es la muerte.
78 comentarios
Polémicas matrimoniales (I): la comunión como premio
Polémicas matrimoniales (II): la comunión espiritual
Polémicas matrimoniales (III): Domingo de Pascua
Polémicas matrimoniales (IV): un tema doctrinal
Polémicas matrimoniales (V): el perro verde y una brecha en la muralla
Polémicas matrimoniales (VI): D. Joan Carreras del Rincón
Polémicas matrimoniales (VII): Respuestas de D. Joan Carreras del Rincón
Polémicas matrimoniales (VIII): San Jerónimo
Polémicas matrimoniales (IX): Mons. Vesco y la indisolubilidad disoluble
Polémicas matrimoniales (X): la equidistancia entre la verdad y el error
Polémicas matrimoniales (XI): realidad y no ficción
Polémicas matrimoniales (XII): la analogía con la Lumen Gentium
Polémicas matrimoniales (XIII): supresión de la responsabilidad moral
Polémicas matrimoniales (XIV): el olor a oveja y el olor a Cristo
Polémicas matrimoniales (XV): Fr. Hunwicke
Polémicas matrimoniales (XVI): negar la comunión
Polémicas matrimoniales (XVII): la ley mosaica
Polémicas matrimoniales (XVIII): Mons. Santiago Agrelo
Polémicas matrimoniales (XIX): cardenal Sistach
Su doctrina es la doctrina del enemigo del hombre y del Hombre.
Exasperante el silencio de la jerarquía. No lo entiendo y no lo entiendo.
Muchos comentaristas a la noticia acababan con Ven Señor Jesús, y me identifico con ellos. Este desmadre en la jerarquía es para no creerlo. Como decía otro comentarista, "teología d TV".
En fin, indignante a ratos y desolador todo el tiempo.
No es ninguna monstruosidad que el Evangelio baje a nuestra realidad, de hecho para eso se inventó. Si el Verbo se ha hecho carne, ha sido con todas las consecuencias. La moral no puede seguir despegándose tan férrea e irresponsablemente de la normalidad inofensiva de la población. Algún siglo tenía por fin que reconciliársenos sin por ello significar un pecado monstruoso, "como esos pecados monstruosos que estáis cometiendo vosotros, impíos, condenados". No, no, no... los tiros hace mucho tiempo que no van por ahí, y no hay más ciego que el que no quiere ver.
¿Que qué se puede hacer? No lo sé. Pero destituir a Bonny no serviría de nada: sus posibles sustitutos son todos tan malos como él o peores aún. Cuando se piensa que el antecesor de Bonny (Van den Berghe) pagaba dinero para silenciar abusos sexuales, y que su mentor en la diócesis de Brujas (Vangheluwe) reconoció haber abusado reiteradamente de dos sobrinos sin que eso le causara el menor problema, se da cuenta de que el mal no es sólo que un obispo belga diga esto o aquello.
Por lo tanto, la tan proclamada cercanía divina a pecadores y publicanos no ha sido para justificar sus desastres, sino para volverlos al buen camino.
¿Por qué se anda siendo tan "selectivo" en las pruebas bíblicas, que se buscan para apuntalar la propia visión, dejando de lado el "et - et " (= y - y: una cosa "y" la otra) católico en vez del "aut - aut" (= una cosa "o" la otra) herético ("háiréo" escojo,lo que me gusta: "háiresis"). Porque: María es Virgen "y" Madre, su Hijo es Dios "y" hombre, Dios es Uno "y" trino.
¿Por qué se omite que el Señor le dijo a la pecadora: "Vete Y NO PEQUES MÁS"?
Por otro lado, como ya se ha comentado en varios "blogs", es de no creer el olvido de la teología en expresiones de mitrados y cardenales, al día de hoy. El ansia de "caer bien", el tener al mundo como regla para la Iglesia. En fin...¿para qué la Iglesia, si ya el ambiente, el espíritu del tiempo son los que dan la nota?
No siendo usted católico, es normal que no entienda la importancia de mantener la fe católica.
El Evangelio no se "inventó" para decir lo mismo que dice el mundo, sino para que el mundo se salve y, para eso, es necesario que el mundo se convierta y salga del pecado.
Repitamos una vez más las palabras de Cristo: "Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, el mundo os odia"
El episcopado belga está fatal, pero sigue habiendo buenos sacerdotes en Bélgica. Si la mayoría de los obispos son un desastre, la solución es obvia: se les jubila y se nombra a otros. Y si no se encontrara a nadie, se nombran obispos polacos o congoleños. Y no pasa nada. En nuestra época, parece que la Iglesia teme más que nada al escándalo mediático, pero más vale una vez colorado que ciento amarillo.
Estoy de acuerdo. Creo que una de las cosas buenas que Dios va a sacar de todo esto es un poco de claridad. Es mejor la apostasía abierta que la silenciosa, porque las heridas necesitan aire y sol para curarse.
Quizá, pero la triste realidad es que los clérigos de la edad de Mons. Bonny, en muchos casos, han recibido una formación espantosa. Los teólogos morales que cita como autoridades eran todos partidarios de teorías morales condenadas por Roma. Como dice Joaquín, los ejemplos que ha visto entre sus hermanos en el episcopado belga son (casi) todos desastrosos.
12 Os escribo, hijos, porque se os han perdonado vuestros pecados por su nombre. 13 Os escribo, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo, jóvenes, porque habéis vencido al Maligno. 14 Os he escrito, hijos, porque conocéis al Padre. Os he escrito, padres, porque ya conocéis al que existía desde el principio. Os he escrito, jóvenes, porque sois fuertes y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al Maligno. 15 No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. 16 Porque lo que hay en el mundo —la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la arrogancia del dinero—, eso no procede del Padre, sino que procede
del mundo. 17 Y el mundo pasa, y su concupiscencia. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Antes de comentar, conviene haber leído el artículo. Mons. Bonny niega prácticamente toda la moral sexual de la Iglesia. Eso es algo gravísimo, especialmente en un obispo.
En cuanto a lo que usted, dice, que nada tiene que ver con el artículo, decir "uno a uno" no añade nada a la cuestión. Justificar pecados uno a uno es lo mismo que justificarlos en bloque.
Y, por cierto, precisamente sobre ese tema ya proclamaron la fe de la Iglesia el sínodo sobre la familia de 1980, la exhortación Familiaris Consortio de San Juan Pablo II, la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Catecismo de la Iglesia y todo el magisterio de veinte siglos de cristianismo. Por eso, lo único que hacemos es defender la doctrina de la Iglesia.
Es un tema muy interesante, pero amplio y, en algunos aspectos, complejo. Yo no soy canonista, así que señalaré unos puntos básicos, sujetos a corrección de los que sepan más sobre el tema.
El código de derecho canónico actual reconoce el delito canónico de herejía (canon 750): "Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma". En el canon 751 se explica qué verdades han de creerse con fe divina y católica.
La herejía está castigada con la excomunión latae sententiae (cf. can 1364). Es decir, sin necesidad de que nadie declare esa excomunión, el hereje queda excomulgado. También debería privársele de las exequias católicas 1184.1 y no deberían ser ordenados (can. 1041).
Según el grado de la doctrina que se niegue, hay otros delitos menores: negar doctrinas definitivas y negar doctrinas del magisterio auténtico, castigados con una "pena justa".
Existe, sin embargo, una pena más que no hemos mencionado aún para la herejía. Según el canon 194.1, el hereje queda removido ipso iure de su cargo eclesiástico. En ese sentido, esa remoción es automatica, como la excomunión. Esto es una práctica tradicional de la Iglesia (aunque creo que se discute si es de derecho divino o meramente ecclesial).
Sin embargo, el canon 194.2 dice que esa remoción solo se puede urgir si consta por declaración de la autoridad competente. Es decir, hasta donde yo puedo ver, en condiciones normales, para sacar consecuencias prácticas de esa situación en principio no basta que la herejía sea notoria, sino que la autoridad competente tiene que declarar que hay herejía notoria. Es decir, no creo que, en condiciones normales (fuera de una isla desierta, tiempo de persecución, etc.) uno pueda sustraerse a la jurisdicción de un obispo que dice barbaridades si la Sede Apostólica no lo ha declarado formalmente hereje. Esto se debe a que, en sí, no es imposible que un hereje tenga un cargo eclesiástico (algo evidente si uno tiene en cuenta que alguien puede ser hereje sin manifestarlo abiertamente y mantenerse pacíficamente en su oficio eclesiástico durante toda su vida).
A esto se une que a veces no es fácil distinguir entre herejía y negación de una verdad definitiva o auténtica. Y aún se complica más la cuestión por la distinción entre herejía formal y herejía material: la primera es decir algo heretico sin dares cuenta de que lo es y la segunda es decirlo conscientemente de que es contrario a lo que enseña la Iglesia. En nuestra época, la confusion teológica grande permitida por la inacción de la autoridad puede hacer que algunas personas, teóricamente formadas, no lo estén en realidad y solo digan herejías materiales por ignorancia, ya que confunden esa inacción con aprobación.
En cualquier caso, ya sea un obispo herético u ortodoxo, nunca hay obligación en conciencia de obedecer sus órdenes injustas, inmorales o que vayan contra la fe. Esto vale para cualquier autoridad, ya sea episcopal, religiosa, paterna o de cualquier otro tipo.
No sé si esto lo lía todo más o ayuda en algo a la cuestión.
Creo que el cisma latente se hará patente. No lo quiero, pero lo veo venir.
Y todos pensaban que vendría sólo por la "derecha". Ahora vendrá por el extremo izquierdo, para que se vea la rectitud real, la vía recta, de la doctrina católica en la Iglesia de Cristo. Aunque se reduzca a un pequeño rebaño de fieles.
Oro por la conversión de todos.
Y eso llevaría a forzar que la Santa Sede se pronuncie.
pienso, como Bruno, que el problema no es el episcopado Belga, pero no porque haya muy buenos sacerdotes y obispos aún en Bélgica y en todo el mundo, que los hay, sino porque el problema son esos ciento y pico obispos que en las votaciones del Sínodo, aunque no alcanzaron mayoría suficiente, sí eran, son, mayoría en ese sínodo. ¡ESO ES LO GRAVÍSIMO! ¿En dónde tienen el corazón y la fe esos ciento y pico obispos? Pues en gente como Guillermo P. F., que -esos sí- son mayoría en el mundo, pero no por serlo van a ser quienes se apropien de 2000 años de doctrina católica y la tiren por la borda en un par de reuniones de obispos que han perdido el norte y, francamente, que han perdido la fe, obviamente.
Si el catolicismo dependiera de corrientes ideológicas, del paso del tiempo, de mayorías, etc, ¿qué necesidad tenemos de Iglesia, de papas y de obispos? Fundámonos con el mundo de una vez, arrasemos con todo, pero rapidito, que esta agonía es muy mala cosa. Pero no... aun así, quedará un resto fiel, siempre. El pequeño rebaño que siga creyendo que Jesucristo es el mismo hoy, ayer y siempre.
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LF: pues ya tardan los demás obispos.
Pero, ¿tú te crees que se va a pronunciar la Santa sede porque cualquier obispo del mundo hacega una declaración en la que afirme no estar en comunión con el obispo de Amberes? Yo veo a la santa sede, ante esa eventualidad, diciendo: hablen ustedes con libertad, quiten las caras avinagradas y hablen libremente, resuelvan sus diferencias entre ustedes...
En tiempos de San Pablo eso era mucho más evidente que hoy, la moral de los paganos era absolutamente subjetivista. Y frente a ello surgieron los cristianos. Y por eso fueron odiados y perseguidos.
Hoy seguimos en los mismo, con la única diferencia de que muchísimos cristianos se han paganizado y han subjetivizado la moral .
"nada impide a cualquier obispo del mundo hacer una declaración en la que afirme no estar en comunión con el obispo de Amberes"
El cisma de facto va avanzando cada vez más rápidamente desde 1968 y la no recepción de la Humanae Vitae de Pablo VI.
Si hay un obispo que sólo manifiestara de forma pública y explícita su oposición a los argumentos teológicos de Mons. Bonny y diera las razones de la verdadera doctrina, entonces lo calificaría, como mínimo, y de forma implícita e indirecta, como obispo de la iglesia del cuerpo místico de satanás, con lo cual generará la división inmediata de la Iglesia entre herejes y ortodoxos mediante la adhesión de los cardenales, obispos y sacerdotes a una u otra posición, con lo cual representará el inicio de la que observo como la inminente escatología apocalíptica, ya predicha en Akita: cardenales contra cardenales (que son electores del Papa), obispos contra obispos, sacerdotes contra sacerdotes...
Esta situación ha sido un cataclismo tan grande en su familia más cercana que a su padre, medio año después de empezar esta movida le han diagnosticado cáncer de pulmón, probablemente algo ya tendría pero no me cabe duda de que el disgusto se lo ha acelerado, su madre está sufriendo muchísimo, y su hijo de siete años ya no es el mismo como si le hubieran robado la capacidad de ser feliz, por ejemplo, va de un juego a otro sin poder centrarse en ninguno, tiene mal humor, contesta a su madre, algo que antes nunca había hecho...Su marido del que aun no se ha separado es un hombre tranquilo, no puedo saber como lo está llevando y ella, ahora está en las nubes, pero cuando aterrice temo por su persona. No nos engañemos, ese es parte del precio del pecado.
En ningún momento Cristo se manifestó contra la homosexualidad. No hay hermenéutica neotestamentaria que pretenda deducir de Sus palabras (suponiendo que las hayamos cobservado todas, y en su estado original) una condena explícita.
Ahí está el verdadero problema de vuestras tesis: que para condenarles como pecadores tenéis que recurrir al Antiguo Testamento, que no es precisamente un compendio de virtudes (permitía la venta de esclavos, los genocidios o incluso matar a alguien por mezclar dos telas distintas, al mejor estilo criador de camellos de Arabia). En esas escrituras Dios te permite que mates, que someras a espada al pagano, que apedrees al impío, pero no que seas " de la otra acera".
Deberíais aclararos: o tomáis todo al pie de la letra, o aceptáis la interpretación de toda la escritura, no sólo de la parte que os interese. Y aceptar la interpretación es aceptar la evolución del trato hacia colectivos discriminados (actualmente, tenéis el dudoso honor de compartir, junto con los musulmanes, el ser los únicos colectivos ideológicos que discriminan a los gays y los "adúlteros"). Son problemas humanos a los que la Iglesia, si pretende ser universal, tiene qie dar respuesta, y no encastillarse en dogmas creados por hombres con olor a rancio.
Es o eso o la extinción.
Pero como es muy fácil rebatir a este incauto sin desbastar, que alguien vaya punto por punto rebatiendo e ilustrando. Porque lo pone en bandeja, el pobre, con tanto topicazo y tanto trazo grueso. Las opiniones a brochazos como las de Senenmut, no por facilonas y vulgarotas, dejan de ser frecuentes (de hecho, seguro que si son tan frecuentes es precisamente por eso, por su trazo grueso y su vulgaridad).
Qué aburrimiento decirle a alguien tan poco sutil que la Iglesia es precisamente la única institución que lleva 2000 años dando la única respuesta verdaderamente humana a esos "problemas" por los que nos amenaza con la extinción...
Cuántos casos, cuántos, como el que relatas se ven. Cuántos niños rotos, completamente rotos, desde su tierna infancia por locuras colonias que cuentas...
Cuando "aterrice" esa mujer, habrá dejado tanto dolor como estela de su sueño pasajero que, a poca sensibilidad que le quede, no podrá soportarlo. Lo malo es que, hoy en día, la propaganda anestesia contra el remordimiento, y acaba convenciendo a mucha gente de que "está en su derecho de disfrutar de la vida", aunque con el ejercicio de ese presunto derecho destroce y pisotee los derechos de sus propios hijos. Tampoco sería de extrañar que cuando " aterrice", se embarque en otra aventura que la anestesia más... Y otra y otra, hasta que la edad y la crueldad del mundo la dejen sola y tirada como una colilla, que es como acabará la mayoría de la gente de esta generación que no ha sabido ser fiel a sus compromisos.
¿Qué "lío" debemos hacer? El lío de defender el Magisterio de la Santa Iglesia.
Son tiempos confusos, complicados, endemoniados, pero no la pasaron mucho mejor nuestros hermanos durante el espantoso sisma de Lutero hasta llegar a la plenitud de Trento. Nada fue fácil. Trento no fue fácil (ayer, creo, InfoCatólica publicó un artículo al respecto con la firma de Alberto Royo, otro crack del portal).
El "santo lío" de defender nuestra fe, de cobijarnos con humildad y fervor en el Sagrado Corazón, en la oración insistente, en la penitencia, en los Sacramentos; confiarnos a pleno en la divina Providencia, sabedores que nada podemos por nosotros, que sin Él nuestros esfuerzos son nada.
Debemos más que nunca suplicar la unidad de la Iglesia, suplicar que el Espíritu Santo colme y guíe a nuestro santo padre y que él, como nuestro Señor mandó a San Pedro, "nos confirme en la fe". Son tiempos duros. Vienen tiempos más duros. Pero... cuando abundó el pecado (y la apostasía) SOBREABUNDÓ LA GRACIA. Cristo -como me dijo hace unos años un joven y sabio sacerdote del IVE- jamás se deja superar en generosidad.
Nunca, en dos mil años, fueron fáciles los tiempos. Nunca. Nuestro Señor padeció lo que NADIE jamás podría padecer y se derramó por amor. Eso nos pide. Pero el amor, que disculpa todo según San Pablo, no incluye en el "todo" la maldad, el pecado, el crimen, la apostasía, la mentira. Jamás. Para eso, la divina Justicia.
Hace unos meses, explicaba a algunas personas que no puede comprenderse la misericordia sino por la justicia; que no existe justicia sin misericordia. Es así, no porque uno lo diga ("libre interpretación") sino porque es parte del Magisterio.
Estoy indignado. ¡Santa indignación que me hace reconocer mis pecados y me lleva a ponerme de rodillas!. "La estatura verdadera del cristiano es cuando está de rodillas ante Dios". Pues bien, de rodillas ante Dios, pero de pie y dando pelea contra el mundo, por todos, buscando al menos, salvar a algunos. Porque no sirve decir "señor, señor" y meter la cabeza en el hoyo como el avestruz. Sirve pedir la fuerza que proviene de lo alto, para hacer la voluntad del Padre y dar pelea; "hacer lío".
Finalmente: Estos apóstatas seguirán haciendo daño, clavando oxidados fierros en las manos y los pies de Cristo. Nos cabe no doblegarnos, "hacer lío" defendiendo la fe y suplicar a Dios nos de la gracia de la preseverancia hasta el fin, peleando el buen combate.
Dios proveerá.
PD: Gracias a TODO el equipo de InfoCatólica; ojalá tengan idea del bien que, por la gracia de Dios, hacen a la Iglesia.
Digo yo que, antes de comentar, quizá sería bueno leer el artículo. Y también parece razonable que, antes de poner verde a la Iglesia, uno se informe un poco sobre el catolicismo, porque lo que dice no tiene nada que ver con el catolicismo, con la Iglesia ni con el tema del artículo.
"seguís considerando la homosexualidad como un pecado"
La homosexualidad nunca se ha considerado un pecado en la Iglesia, como sabría si se hubiera informado someramente. Para la Iglesia, son pecados los actos homosexuales. Las personas con una tendencia homosexual son hijos amados de Dios, como cualquier otro, llamados a ser santos como cualquier otro.
"Muy por encima del homicidio o la violencia"
Me temo que eso se lo ha inventado usted. Los mandamientos son los que son.
"siempre que se administren "en nombre de Dios" (o de alguno de sus "representantes")"
Otro invento, me temo.
"Ahí está el verdadero problema de vuestras tesis: que para condenarles como pecadores tenéis que recurrir al Antiguo Testamento"
También inventado. En primer lugar, porque el Nuevo Testamento condena con total claridad los actos homosexuales. En segundo lugar, porque la Tradición de la Iglesia, que es fuente de la Revelación a igual nivel que la Escritura, ha dejado siempre clarísimo este tema. Conocemos perfectamente lo que Cristo enseñó sobre el asunto, porque su enseñanza no se limita a aquellas de sus palabras que se han conservado en los Evangelios, sino a la totalidad de la Escritura y la Tradición de la Iglesia. Y, por si eso fuera poco, en caso de duda tenemos al Magisterio, que puede resolver esas dudas con la autoridad de Cristo y que también ha dejado el asunto muy claro durante dos mil años.
"Antiguo Testamento, que no es precisamente un compendio de virtudes..."
El Antiguo Testamento, para entenderlo de verdad, hay que leerlo a la luz de Cristo, como siempre ha hecho la Iglesia. De otro modo, no se entiende nada, como le pasa a usted.
"aceptar la interpretación es aceptar la evolución del trato hacia colectivos discriminados"
No, eso sería aceptar su interpretación particular, que supongo que le parecerá muy importante a usted pero que, a los demás, no nos llama mucho la atención. Lo de los "colectivos discriminados" a los que usted se refiere es, de nuevo, una ideología particular suya que, si no le importa, los católicos no comparten. En cambio, al lado de los verdaderos colectivos discriminados siempre ha estado, está y estará la Iglesia.
"(actualmente, tenéis el dudoso honor de compartir, junto con los musulmanes, el ser los únicos colectivos ideológicos que discriminan a los gays y los "adúlteros")"
Estas cosas mueven a risa, la verdad. Seduzca usted a la mujer de cualquiera de sus amigos agnósticos o ateos y ya verá cómo condenan el adulterio (de palabra y, si se tercia, arreándole a usted una buena somanta de palos).
"Son problemas humanos a los que la Iglesia, si pretende ser universal, tiene qie dar respuesta, y no encastillarse en dogmas creados por hombres con olor a rancio."
Je, je. La Iglesia no es universal en el sentido de decir lo mismo que todo el mundo (que es justo lo que quiere oír ese "todo el mundo", que en realidad solo son unos pocos y que odian a la Iglesia porque les recuerda su pecado y que tienen que convertirse), sino en el sentido de ofrecer la salvación a todos. Si dijéramos lo mismo que los demás, seríamos sal que se ha vuelto sosa y no serviríamos para nada. Precisamente porque traemos algo diferente, que viene de Dios, es por lo que merece la pena escuchar a la Iglesia, que tiene palabras de vida eterna. La única vida eterna que puede encontrarse en este mundo y que implica salir del pecado para llegar a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Eso es lo que ofrecemos, y no gastados dogmas políticamente correctos como los que mamamos desde pequeños de la televisión. ¿Quiere usted la vida eterna? Pues ya sabe dónde encontrar a la Iglesia.
Saludos.
Ellos saben que lo que proponen es abiertamente anticatólico. Lo lógico si fuesen honrados es que manifestaran que se encuentran intimamente fuera de la Iglesia y de su Doctrina, porque LO SABEN, no son tontos. Pueden ser malos, pero no tontos. Aqui tontos hay pocos, salvo algun comentarísta despistado de infocatólica.
Por otra parte el Obispo es un cahcondo cuando afirma lo de que hay gente que emplea procreacín in vitro, que son excelentes católicos. En todo caso podría intentar decirnos que el cree que son excelentes personas porque no roban ni matan, bueno, porque no roban, porque lo que es matar si matan, a sus propios hijos, aún embriones que les han sobrado en el proceso de implantación. Me gustaría que el Obispo le explicase a uno de esos embriones lo buenos católicos y lo buenas personas que son su padres, que han permitido que los maten como si fuesen deseshos de granja. Hace años hubo un sujeto con bigotillo, que aunque no era buen católico, con el criterio de este obispo se podría decir que era buena persona, porque tambíen estableció sistemas para eliminar gente a escala industrial, como el que hace coches.
El obispo está hablando en contra de lo principios de la Santa Madre Iglesia. Principios dados directamente por el Señor. Estaba falta a su misión de pastor, pues lo es sólo en el nombre del Señor y si no obra según Él y sus enseñanzas no debe ser seguida su doctrina (en la materia que aludimos) por ningún fiel católico.
Es necesario que esto sea aclarado por las autoridades competentes de la Iglesia, pues el silencio prolongado da lugar a confusiones y dudas en personas de fe más débil y vacilante.
La homosexualidad siempre ha sido pecado y de los más graves. Esa distinción artificial entre homosexualidad y actos homosexuales abre el camino a declaraciones como las de Bonny. Si no hay nada malo en ser homosexual, o si ésta es una tendencia que no se elige, entonces la consecuencia lógica es reconocerlos y darles toda clase de derechos. Con ningún otro pecado se maneja esa sutil distinción: no decimos que sólo criticamos el asesinato pero que no tenemos nada en contra de los asesinos.
Mientras, Mr. Bonny sigue en comunión con Francisco. ¿O seguiremos mirando musarañas? ¿O nos hacemos lelos? ¿No es uña y carne con Kasper?
Dice: "Con ningún otro pecado se maneja esa sutil distinción: no decimos que sólo criticamos el asesinato pero que no tenemos nada en contra de los asesinos"
Creo que confunde usted la cuestión. Lo cierto es que con absolutamente todos los pecados se maneja esa distinción evidente y nada sutil. La Iglesia siempre lo ha hecho así.
Siempre se ha diferenciado entre el que tiene ganas de asesinar y el que asesina, el que tiene ganas de adulterar y el que adultera. Lo primero no es pecado, lo segundo sí. De modo similar, tener una tendencia homosexual no es pecado, los actos homosexuales sí.
Es facilísimo de entender.
Me dirijo a vosotros, venerables hermanos en el episcopado, que compartís conmigo la responsabilidad de custodiar la «sana doctrina» (2 Tm 4, 3), con la intención de precisar algunos aspectos doctrinales que son decisivos para afrontar la que sin duda constituye una verdadera crisis, por ser tan graves las dificultades derivadas de ella para la vida moral de los fieles y para la comunión en la Iglesia, así como para una existencia social justa y solidaria.Veritatis Splendor.
San Juan pablo II, con su magisterio fué ignorado por el Sinodo.
Tienen valor unos papelitos que no considerán el magisterio precedente. Exhorto desde la posición de un burro como yo a la Santa Sede y a los obispos del mundo que sean fieles al Señor, el que escribe sólo obedece a Dios Nuestro Señor.Que no le gustan los olfas, a mi tampoco.
Pero no es allí cuando se genera confusión, sino cuando se dice que "homosexual" es quien tiene tendencia a la homosexualidad. Esto no es así. Ladrón es quien roba, adúltero es quien adultera, y homosexual es quien ejercita la homosexualidad.
estás equivocado. Las cosas son como dicen Bruno, LF y el catecismo.
Y si hay gente que sigue diciendo bobadas como las que dice senenmut es precisamente a causa de "católicos" como tú. Claro que como tú no pecas... habrá que hacer una genuflexión antes de contradecirte.
No creo en el determinismo genético. No creo que exista una tendencia genética a la homosexualidad. Si existiese, perdería mucha fuerza la condena de los actos homosexuales y habría que terminar por disculparlos. En el momento que algunos pecados pasan a ser considerados enfermedades, la sociedad deja de tener fuerza moral para condenarlos. Ahora nos parece que decir que un homosexual es un "enfermo" es una barbaridad homófoba, pero en realidad fue el primer paso hacia la normalización de la homosexualidad.
En respuesta a Bruno, el que tiene ganas de asesinar o planea un asesinato, aunque no lo materialice, sigue siendo un sujeto peligroso al que ninguno querríamos de vecino. Sigue siendo alguien a quien se excluye socialmente y al que la Justicia puede aplicar ciertas penas. Otra cosa es que la Iglesia sea capaz de perdonarle si se arrepiente y expía la posible pena. En el momento que al pecado contra natura no se le aplica este mismo esquema, entramos en una pendiente resbaladiza que suele terminar en declaraciones como la de Bonny. Si ya no son tabú los homosexuales, la consecuencia lógica es que los actos homosexuales también dejen de ser tabú. No hablo desde el punto de vista teológico, para lo cual no estaría capacitado, sino desde el punto de vista social. Y ahí dejo mi tesis por si puede aportar algo a la solución del problema, sin pretender enmendar la plana a los doctores de la Iglesia.
Los malos pensamientos alimentan los malos deseos y los deseos una vez consentidos engendran el pecado y el pecado una vez cometido produce la muerte(Santiago;1;15).
Tener tendencia homosexual o tener tendencia heterosexual,no es pecado. Pero recrearse en pensamientos homosexuales o heterosexuales siendo soltero o con otra mujer que no sea la tuya,si es pecado; de igual manera que el adultero lo es por consentir un mal deseo en su corazon por una mujer,como dice Cristo en (Mateo;5)
El Espiritu Santo nos da la gracia de ponernos en situacion de alerta y vigilia sobre nuestro corazon y nos da la fortaleza,por el don de temor de Dios,de rechazarlos(pensamientos) tan pronto como aparecen. Entablar dialogo con el seductor,a semejanza de Eva,es un error que,con practicamente toda certeza,nos va a costar carisimo. El pecado tiene mucha fuerza,maxime,cuando no llevamos una vida cimentada sobre la Roca espiritual. Si no estamos bien alimentados por los medios que Dios ha ordenado para nuestro crecimiento; Palabra,Sacramentos,Oracion,lecturas espirituales,memoria continua de las moradas celestiales donde esta Cristo Jesus y en cambio,nos pasamos el dia desconectados de todo lo santo,alimentando nuestras pasiones carnales con peliculas,deportes y vanalidades varias,que no sirven mas que para apegarnos a todo lo terreno,sesual y endemoniado ,que es segun la sabiduria de este mundo, como dice Santiago;3),somos carne de cañon o por mejor decir,somos carnales,sometidos todavia por toda clase de inclinaciones mundanas.
El asesino sera asesino cuando asesine,pero en cuanto se irrite contra otro,dice Cristo,que ya ha puesto la semilla para que crezca el arbol malo. Y es que las bajas pasiones van en crecimiento hasta que dan fruto.
Y asi,el orgullo da paso a la ira,la ira a las malas palabras,del insulto se pasa al odio y todo aquel que odia ha matado al Amor de su corazon,por tanto,puede matar a cualquiera.
La Paz de Cristo.
Saludos.
Lleva mucha razón también Luiscar73, ya que la pavorosa difusión de la homosexualidad que se observa es el fruto de una promoción que se efectúa en diferentes niveles, y que tiene sus antecedentes en el tsunami de pornografía que inundó Occidente en la última parte del pasado siglo.
1.- O bien el papa piensa como él.
2.- O bien al papa no le importa lo que ocurra a la iglesia en Bélgica.
3.- O bien el papa no sabe de estas cosas, y su deber sería enterarse.
4.- O bien en el fondo todo esto es política, y a la hora de poner o quitar a un obispo, no se tiene en cuenta su valor pastoral, si no otras cuestiones.
No se si son burradas, pero empiezo a estar cansado que no se actúe contra estos miserables dignos de la excomunión inmediata. Tiendo a pensar que es el 4º motivo, pero la verdad es que no lo puedo asegurar. Algunos dirían que es que si se actuara con fuerza se produciría un cisma, pero que quieren que les diga, mi fe y la de esta gente ya no es la misma, no hace falta que lo digan de forma oficial. Ya va siendo hora de un papa como pablo VI que sea fuerte.
“Con los homosexuales hemos sido insensibles en muchos casos”
“Si luego dos personas de sexo distinto o también del mismo sexo, ambicionan firmar un pacto para dar una cierta estabilidad a su pareja, ¿por qué queremos absolutamente que no pueda ser?”.
“Yo no me las tomaría demasiado si el Estado concediera algún beneficio a los homosexuales”
“Las cuestiones de fondo de la sexualidad deben repensarse a partir del diálogo con las nuevas generaciones”
“En mi círculo de conocidos hay parejas homosexuales...nunca se me habría ocurrido condenarlas”
De una de sus últimas entrevistas:
«Karl Rahner utilizó de la imagen de las brasas ocultas bajo la ceniza. Veo en la Iglesia de hoy tanta ceniza encima de las brasas que a menudo me asalta un sentimiento de debilidad. ¿Cómo liberar las brazas de la ceniza de forma que se reavive la llama del amor? En primer lugar debemos buscar estas brasas. ¿Dónde están las personas llenas de generosidad como el buen Samaritano? Las que tienen fe como el centurión romano. Que son apasionados como Juan Bautista. Que se atreven a innovar como Paolo. Que son fieles como María de Magdala. Aconsejo al Papa y a los obispos buscar a doce personas fuera de lo establecido para los puestos de gobierno. Hombres y mujeres que estén cerca de los más pobres y que estén rodeados por jóvenes y que experimente cosas nuevas. Necesitamos confrontarnos con hombres y mujeres que ardan de forma que el espíritu puede difundirse por todas parte».
“…El segundo instrumento es la Palabra de Dios. El Concilio Vaticano II devolvió la Biblia a los católicos… Sólo quien percibe en su corazón esta Palabra puede formar parte de los que ayudarán al resurgimiento de la Iglesia y sabrán contestar a las preguntas personales con una elección correcta. La Palabra de Dios es sencilla y la busca como compañero un corazón que escuche. Ni el clero ni el Derecho eclesiástico puede reemplazar a la interioridad del hombre. Todas las reglas externas, las leyes, los dogmas nos son dados para aclarar la voz interior y para el discernimiento de los espíritus.
¿Para quién son los sacramentos? Estos son el tercer instrumento de recuperación. Los sacramentos no son una herramienta para la disciplina, sino una ayuda para los hombres en los momentos del caminar y en las debilidades de la vida. ¿Llevamos los sacramentos a los hombres que necesitan una nueva fuerza? Pienso en todas las personas divorciadas y unidas en nuevas parejas, en las familias extendidas. Estas tienen necesidad de una protección especial. La Iglesia apoya la indisolubilidad del matrimonio. Esto es una gracia cuando un matrimonio y una familia lo consiguen…”
¿Le ha pasado algo? Luego a luego, calificado de “héroe”. Esta es nuestra realidad.
"Empiezo a estar cansado de que no se actúe".
¿Y quién no lo está?
Curiosamente, Pablo VI humanamente era precisamente lo contrario de "fuerte" en ese sentido. Según dicen, tenía una personalidad caracterizada en gran parte por la indecision (hamletiano, se le ha llamado) y, precisamente por eso, resaltan más la fuerza y el poder de Dios en su actuación con la Humanae Vitae.
Lección: tenemos que rezar más por nuestros obispos y por el Papa, para que Dios los ilumine.
De tus citas de Martini, hay una, solo una, a la que hay que asentir sin reservas y con verdadero arrepentimiento: la primera.
No verlo es de una soberbia y una torpeza colosales. Buena parte del argumentario del lobb, por falaz que sea en general, se basa en esa verdad innegable.
Se te ha ido un poco, no te parece, Horacio Castro? En qué te perjudica a ti que dos señores se quieran?
Pecar es matar, agredir, mentir. ¿Amar? Amar no lo es. Y no me salgas con las cabras, que ya está muy oído ese chiste. A la mayoría de los católicos ese tema ni fu nifa. Parece que solo OS preocupa a los "cátaros", que no podeis ver algo que suene a modernismo ni en pintura. Mas por política que por fe seguramente.
Mientras que haya mas cristianos tolerantes que fanáticos estas cosas se irán adaptando. y a vosotros solo os queda apretar los dientes o haceros una Iglesia propia, estilo kiko, donde podáis ser felices y dejar que el resto lo sea.
Eso sí que es triste: crear un Dios completamente humano y tejer una red asfixiante de dogmas y magisterios en torno a él. Y someterse sin rechistar a sus inventores: Escrivás, Arguellos, Macieles y demás. Que a la larga serán los últimos que mantengan la esencia de la ultraderecha religiosa en pie.
Espero que puedas darte cuenta.
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