Feminismo
No me gusta el feminismo, porque no es más que machismo a la inversa. El feminismo identifica a dos enemigos: el macho y la feminidad. Al macho intenta destruirlo, derribarlo, ocupar su lugar. Ven al varón gobernando como déspota desde la cima de la colina, y dicen “yo debería estar ahí, yo quiero ser la tirana". También rechaza la feminidad, porque la percibe como debilidad.
Al final del día, las feministas le rinden un homenaje al macho, pues tratan de convertirse en uno. El feminismo valida el machismo, como la mejor forma de ser y de vivir.
“El reformista siempre está en lo correcto sobre lo que está mal. Generalmente está mal sobre lo que es correcto” Chesterton dixit[1], y el feminismo es un caso más de ello. Tiene razón el feminismo en denunciar el mal trato a la mujer, la injusticia en el trato y la discriminación injustificada. El problema es que habitualmente su solución pasa por convertir a las mujeres en una caricatura del hombre.
Es cierto que se felicita al varón por ser promiscuo, mientras la misma conducta se censura en la mujer. El feminismo denuncia esa situación, pero deja al hombre en su promiscuidad, y en cambio propone que la mujer sea más machista, y alardee también de la suya.