¿Es posible negar la existencia de Adán?
En la entrada anterior, los lectores comentaban que el autor del artículo citado había sido disciplinado en el año 2008 por su obispo, y los enlaces que aportaban hacían referencia a la negativa de Ariel Álvarez de afirmar la historicidad del relato de Adán y Eva.
Alvarez Valdés presentó su renuncia al sacerdocio en julio de 2009, y aunque siguió dialogando con el Obispado local tratando de encontrar un acuerdo, finalmente no pudieron llegar a ningún arreglo, “debido a que se me puso como condición, en la última carta que me mandaron en noviembre del año pasado, que yo escribiera un artículo reafirmando la historicidad del relato de Adán y Eva, algo que para mí es inaceptable como biblista”, sostuvo el ex sacerdote.
De la lista de libros que el cristianismo sostiene como inspirados por Dios e inerrantes, sin dudas que el Génesis es el que introduce mayor tensión entre el cristiano y el mundo moderno, lo que, a fin de cuentas, es esperable, pues precisamente ahí encontramos la respuesta de nuestra religión a la pregunta “¿Qué es el hombre?", respuesta que ha llegado a ser inaceptable para la modernidad, por diversos motivos.
En tal contexto, naturalmente los teólogos serán los encargados de abordar estos conflictos, y es legítimo que lo hagan, pero siempre teniendo en vista que el objetivo es explicar la fe a una comunidad que no la entiende, tal vez haciendo uso de las categorías que resulten familiares a sus oyentes, pero nunca rendir las verdades recibidas a las convenciones de otros.
Ahora bien, ¿Podría alguien explicarme de qué modo negar la existencia histórica de Adán y Eva “resuelve” esta tensión? Aún si no tuviéramos la explícita condena al poligenismo de Pío XII en 1950 mediante la encíclica Humani Generis, basta la lógica para darse cuenta de los problemas insalvables que produciría esta posición.