¡¿Acaso el planeta se ha vuelto loco?!
Al leer noticias en mi teléfono, no puedo evitar preguntarme cómo hemos llegado aquí. No fue hace tanto, creo yo, que la película El Último Tango en Paris fue censurada en muchos territorios, por sugerir ciertas prácticas sexuales que hoy son el remate de un chiste. Apenas en 2008 el candidato demócrata Barack Obama decia apoyar el matrimonio natural, posición que hoy es evidente hate speech, “discurso de odio". ¿Cómo puede haber cambiado tanto el mundo en tan pocos años? ¿El planeta se ha vuelto loco?
A veces me pregunto si un romano del S. IV habrá sentido algo parecido. Un día estás celebrando los rituales a los dioses de la ciudad, como han hecho los hombres decentes por siglos, y escuchas sobre esta nueva secta judía mesiánica, que se niegan a sacrificar a los dioses. “No faltan los locos” piensas, pero cada día llegan historias de estos ateos que aparecen por todas partes. Los pretores los persiguen y los arrojan a los leones, pero no parece tener efecto, los reportes parecen ser cada vez más frecuentes. Pasan algunos años, y ahora el emperador mismo decide tolerar la demencia, y decreta “libertad religiosa para los cristianos". Un par de décadas más tarde un joven emperador decide que el cristianismo es la religión oficial del Imperio, y proscribe los cultos a los dioses tradicionales.
¿Conclusión? En el lapso de una vida, haciendo exactamente lo mismo, un ciudadano ejemplar ha pasado a ser un enemigo del Estado. La comunidad en que vivía ha cambiado radicalmente, es decir, su mundo se ha vuelto loco.
Permítanme proponer una explicación a la situación actual: La culpa de todo esto la tiene la Unión Soviética.